La Emperatriz Yan Wulin de la dinastía Dayan no era cercana a los hombres y prefería pasar el tiempo con las mujeres. Tenía casi treinta años y no tenía un heredero. Los ministros no se quedaron quietos y mandaron a muchos hombres para ser seleccionados como concubinos. Ella escogió al azar a un pequeño niño entre muchos hombres guapos, pero no esperaba que aquel niño fuera capaz de atender los asuntos del gobierno y de la guerra.