Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 12

Nota: [Desde este capítulo empezaré a usar el apodo de Lokira, Kira, en las traducciones. Gracias por la comprensión.]

Capítulo 12

Mientras tanto, el sol se había puesto y el entorno estaba bastante oscuro. Viajaron durante algún tiempo en carretas tiradas por soldados.

El destino era una mansión cerca del puerto. Se decía que era un lugar para recibir invitados distinguidos que se hospedaban en Naxos.

Tan pronto como entraron al patio, una persona de mediana edad los recibió. Le resultó extraño ver a una mujer con hombros anchos que se podían apreciar incluso bajo su capa portando una ligera armadura plateada.

Los saludó con una sonrisa arrugada.  

—¡Lord Orionis! Lo supe cuando escuché la noticia. ¡Ha vuelto con vida! ¿Dónde ha estado hasta ahora que los marines no han podido pillar un solo cabello de su cabeza? La expresión del comandante era terrible.

—Estuve en Delos. Te contaré más tarde sobre eso. Pero primero, Quidna, toma a esta chica y déjala descansar.

Kira estaba distraída observando el peto, el dobladillo corto y las espinilleras de metal de Quidna. Quidna mencionó después de notar a Lokira.

— ¿Qué tiene que ver esa nueva cicatriz con su novia?  ¿Finalmente ha dejado de lado esas supersticiones?

—Estas totalmente equivocada.

—¡Déjalo en paz, Quidna! Parece que ha vuelto a su costumbre de recoger a la gente por ahí.

—Digamos que el rey tiene razón sólo por esta vez. De todos modos, tengo una buena razón para que los asuntos que conciernen mi vida privada se traten con discreción, así que no llames a la criada y encárgate personalme...

—¿Irme…?

Kira preguntó con torpeza.

Arrojada al exterior sin ningún tipo de preparación, Orión era el único refugio con el que podía contar. La ansiedad volvió cuando entendió que él se iría y debía quedarse con una persona desconocida. Si ella hubiera tenido un carácter un poco más descarado, habría roto en llanto pidiendo que se quedara con ella.

Tuvo la ligera impresión de que ese era un comportamiento muy inmaduro. Kira se tragó las palabras y agarró el dobladillo de su ropa. Sin embargo, no pudo evitar que su mandíbula temblara ligeramente.

Orión, quien leyó esa expresión, se quedó en silencio con todo tipo de emociones en sus ojos azules.

Fue cuando Kira luchaba por leer los pensamientos del hombre. Extendió la mano con cuidado y presionó la capa en la parte superior de su cabeza.

—... Está bien. No pasa nada. Si algo sucede, estaré allí de inmediato.

La brusquedad no desapareció por completo, pero era un tono que de alguna manera trataba de ser más suave.

Kira percibió débilmente su consideración.   Apenas recordaba su forma tan tosca de hablar. Quidna, que miraba desde un lado, aceptó las palabras con alegría.

—Has estado expuesta a la brisa marina, así que es mejor darse un baño primero. Naxos no tiene el mismo suministro de agua que La Atlántida, por lo que espero pueda tener paciencia por un tiempo.

El baño al que fue guiada era bastante lujoso a los ojos de Kira. Tenía azulejos con dibujos de enredaderas y una bañera de piedra bien cuidada. Kira, que solía bañarse en un barril de madera, abrió mucho los ojos.

Quidna se quitó la capa, el peto, y dijo mientras levantaba un gran balde de agua y lo vertía en la bañera

—Tsk, es demasiado primitivo. Adelante, entra. Ahora que lo pienso, ¿cómo te llamas?

—Lokira. Por cierto, eh…

Kira vaciló. No tendría problema con bañarse frente a una persona que acababa de ver por primera vez ya que estaba acostumbrada a la vigilancia de las sacerdotisas. La piel salada estaba pegajosa, así que estaba desesperada por lavarla.

¿Pero no tendría que quitarse la capa de la cabeza para meterse en el agua? Los cuernos que habían estado escondidos serían revelados.

Tan pronto como bajara esta capa, Quidna saldría corriendo a través de la cortina del baño y mientras gritaba “Monstruo”. El rey George saltaría del pánico, los sirvientes estarían aterrorizados, los soldados irían a por ella y Orión suspiraría en apuros...

Su columna se puso rígida.

No podía hacerlo. Odiaba que la señalaran. 

Kira vaciló con una cara llorosa. En lugar de quitarse la capa, se aferró más a ella.

Quidna, que había estado observando la escena con curiosidad, la consoló en lugar de presionarla.

—No sé cuál es la historia, pero no se preocupe. Lord Orionis dijo que no pasaría nada, ¿verdad? Por este mar, Quidna no le hará nada a la dama. Saldré o me daré la vuelta si así lo prefiere.

Un tono suave. Kira levantó la mirada en silencio.

Quidna estaba sonriendo. Era exactamente lo contrario del desprecio que había imaginado. Era una expresión que le hizo entender las palabras de Orión de que estaría bien.

También fue un pequeño consuelo escuchar que vendría si algo pasaba.

Así es, de todos modos es algo que experimentarás una vez fuera del santuario.

Kira dijo apenas se decidió.

—Yo, esto, no debes sorprenderte.

Lo dijo de antemano sólo por si acaso. Quidna asintió en respuesta.

Kira respiró hondo y bajó la capa.

Quidna se estremeció cuando notó los cuernos en su cabeza. No pasó mucho tiempo antes de que exclamara.

 —¡Esto, eh , hizo un gran trabajo...!

No parecía que lo hubiera tomado con mucha calma, pero fue una respuesta mucho más ligera de lo que imaginó. Kira se quitó la ropa, sonrojada.

—¿No doy miedo? ¿Parezco un monstruo?

—De ninguna manera. ¿Cómo podría ser un monstruo una mujer tan hermosa como usted? Podría pasar como una ninfa del bosque y no sabría la diferencia.

Una vez más, ese era un cumplido muy exagerado. Estaba segura de que estaba tratando deliberadamente de ocultar su sorpresa. Sin saber qué hacer, Kira se metió rápidamente en la bañera y se sentó.

La temperatura era la adecuada y la textura clara del agua dulce era agradable, así que casi gimió de placer sin querer. Quidna, que miró alrededor del pasillo para asegurarse de que nadie se asomara, volvió donde Kira. Tenía una expresión interesante.

—Con el debido respeto, ¿puedo tocarlos?

—Oh, sí.

No se desgastaban sólo con tocarlos.

Quidna llevó su mano con cuidado a uno de los cuernos. Al sentir la textura suave y dura como una uña, retiró bruscamente la mano.

—Asombroso. Oh, Dios mío. Lord Orionis dijo que había estado en Delos. Por casualidad, ¿es usted la dama que es considerada una diosa en ese lugar?

Como era de esperar, podían reconocerla rápidamente con sólo mirar estos cuernos.  Kira asintió, pensando que los rumores acerca de la bestia divina de Delos realmente se habían extendido fuera.

—Así es. La gente de Atlantis no parece tener miedo de algo así. Orión no estaba demasiado sorprendido.

—A diferencia del norte, que adoran a Zeus como su dios principal, las islas del sur como La Atlántida sirven a Poseidón. Sus hijos suelen nacer mezclados con bestias.  Es auspicioso, pero no da miedo en absoluto.

Esas palabras le ofrecieron a Kira gran comprensión. Ahora podía entenderlo,  ¡Había una diferencia de fe!

No había podido entenderlo, ella quien creció rodeada por la fe de Apolo y Artemisa desde su nacimiento. A medida que se abrían nuevos horizontes, el conocimiento adquirido en esa pequeña habitación se fue conectando gradualmente.

Ciertamente, Delos estaba en medio del mar Egeo, pero más al norte. Como era una tierra asociada con el hijo e hija de Zeus, tenía una estrecha relación con la fe de dicho Dios. El trabajo principal del dios del rayo era apuntar a mujeres hermosas, hacer que tengan muchos hijos y luchar contra monstruos en todas partes.

Por otro lado, si La Atlántida era el hogar de la fe de Poseidón, entonces estos cuernos no eran nada. Por extraño que parezca, este Dios del mar era peculiar con cada niño que engendraba. Tritón era un hombre-pez, y su hija mayor, Caribdis, tenía una boca y unos dientes enormes. Kira era realmente linda a comparación.

Ahora que lo pensaba, la bandera del barco de tres niveles que había visto anteriormente también llevaba el símbolo de Poseidón. Quidna sonrió mientras miraba a Kira, quien estaba convencida y admirada por sí misma.

—Deberías haber visto al rey George antes.  Cuando nació, también tenía un bulto de carne debajo de la cintura. Hubo todo tipo de comentarios acerca de lo auspicioso que era ese bulto como descendiente real. Después de todo, era un inconveniente moverse con eso detrás así que fue removido.

—¿..Hay muchas personas que nacen con cola en La Atlántida?

—De ninguna manera. Es algo precioso.

Quidna se rió entre dientes. Kira estaba anonadada, aquellas últimas palabras no parecían haber sido una broma. Su confianza en Orión aumentó un poco. Quidna dijo mientras ayudaba lavándole la espalda.

—La razón por la que Lord Orionis trajo a la dama hasta aquí debe estar relacionada con estos moretones.

Kira volvió a mirarla. Tal vez por el calor del agua caliente, su nuca y sus orejas estaban calientes.

Como era de esperarse, lo había descubierto rápidamente.

Su piel blanca ahora era roja y azul por todas partes. Había rastros de haber sido golpeada sin piedad con varias herramientas, como látigos, bastones y puños desnudos. Gracias a esto, se hizo evidente lo sucedido y la razón del por qué había abandonado el santuario.

Aunque Kira se tragó la respuesta, Quidna no asistió.

—Así es él. A primera vista, puede parecer descuidado, pero por dentro es alguien que no puede pasar por alto una desafortunada situación.

—Así que...  Orión es un miembro de la realeza, ¿verdad?

Kira logró armarse de valor para preguntar. Quidna respondió.

—Así es. Es el fiel sirviente de su primo, el rey George.

—Es de más alto cargo que Quidna.

—Sólo soy la comandante de un cuerpo de marines, así que, por supuesto, no estoy en condiciones de compararme con él.

Kira también encontró muy interesante la historia de Quidna siendo un soldado a pesar de ser mujer. Sin embargo, esto era algo que podía descubrir con más tranquilidad más adelante. En primer lugar, explicó brevemente cómo conoció a Orión y cómo llegó hasta este lugar.

A pesar de que ella lo había salvado, Kira confesó que Orión parecía tener muchos secretos en cuanto a sus circunstancias.

Quidna escuchó atentamente la historia.  Sólo entonces comprendió todo el alcance del asunto. Ahora, queriendo responder a la curiosidad de Kira, abrió lentamente la boca para explicar.

—Lo que cuentas no está del todo mal. Tuvo una larga vida fuera de la ciudad. Hubo años en los que deambulaba por su cuenta cuando era un niño, especialmente después de que su madre falleciera repentinamente.

—Su madre, dijo que la echaron de casa.

—Su madre, Euryale, era hija del rey anterior y tenía el estatus de princesa. Se cuenta que después de ser cortejada por Poseidón y yacer con él, terminó en una mansión en una isla remota.

—¿Sí? Según Orión, es hijo de un anciano... 

Quidna de repente dejó de lavar. Entonces dijo, todavía con una sonrisa.

—Señorita Lokira. Lo entendiste mal. Lord Orionis es el hijo de Poseidón. Por eso fue aceptado como miembro de la familia real de La Atlántida.

El baño quedó en silencio por un momento.

Kira se ensanchó y miró a Quidna. Gotas de agua caían de su cabello y corrían por su barbilla.

El hábito de examinar cuidadosamente los ojos de los sacerdotes le ayudó a entender el significado de la atmósfera.

« Sé lo que quieres decir, pero este es un problema que deliberadamente elijo ignorar. No lo digamos en voz alta y dejémoslo pasar»

Entonces Kira asintió rápidamente.

—Así es. ¿Nos levantamos ahora que terminamos de lavarnos? Te secaré con una toalla.

Kira obedeció sus palabras con modestia.  Quidna la vistió con ropa nueva y le trajo un sombrero bordado de algún lado para ocultar sus cuernos. Era refrescante sentir el lino limpio sobre su cuerpo.

Sin embargo, el corazón de Kira se volvió un poco complicado.

Pudo ver por qué Orión declaró que no creía en ningún Dios. También tenía una historia complicada a su manera.

«Al igual que yo»

Había sido tratada como un monstruo por ser considerada hija de Artemisa. La realidad era que ni siquiera se ajustaba a los estándares de una bestia divina, una niña a la que le salían cuernos de la cabeza y apenas podía hacer flotar conchas.

Es más, estaba muy por debajo de los demás. Ver a Quidna lo hizo aún más claro. Era enérgica a pesar de su edad y se veía muy fuerte en su coraza. ¿Y Lokira? Bueno, hoy había visto una bañera de piedra por primera vez, así como también había vomitado y permanecido acostada mientras cruzaban el mar.

Sólo entonces creyó que podría dejar de pensar en sí misma como una criatura tocada por un Dios.

No, es mejor no tener un dios que dependa solo de la conveniencia humana. Kira, quien sin darse cuenta estaba teniendo pensamientos rebeldes, se sorprendió de sí misma.

En ese momento, Orión estaba explicando la situación a su señor en la sala principal.

Fue una larga historia. La lámpara se quedó sin aceite y tuvo que ser reemplazada una vez más. El fuego recién encendido tembló. Esto porque George dejó escapar un tremendo suspiro.

—Oye, Orión... ¿Puedo hablar como un amigo, no como tu señor?

—Inténtalo.

—Entonces, ¿me estás diciendo que destruíste el santuario por tu cuenta? ¿Cómo puedes seguir causando problemas aquí...?

Se agarró la frente con dolor, como un trágico actor.

George era un rey legítimo, pero era tímido por naturaleza. Ya habían pasado tres años desde que había aceptado humildemente la realidad de que su tazón era lo suficientemente pequeño como para contener una isla.

Entonces, cuando escuchó que el mejor de sus guerreros y amigo cercano había desaparecido, pensó que Poseidón finalmente le estaba dando una prueba.

Al final, se inquietó y fue él mismo a Naxos para recibir información entrante. Se emocionó al escuchar la noticia de que el barco en el que se encontraba había sido visto. Ya había decidido ofrecer tres ovejas al altar cuando regresaran a casa.

Oye, Poseidón.  ¿Tres eran muy poco?

La historia contada por su amigo que apenas había vuelto a la vida era demasiado. George gritó, golpeando el reposabrazos.

—¡Dijiste que no estabas interesado en las mujeres en primer lugar! ¡Dijiste que no querías que murieran si te involucrabas con ellas! ¡¿Por qué de repente actúas así?!

—Lo siento. Pensé que haría una diferencia.

Orión se disculpó una vez, luego continuó brevemente.

—Pero no podía dejarla morir.

—Eso es todo, George. Si tengo que asumir la responsabilidad, aceptaré la suspensión.

Habló tan tranquilamente como siempre, mirando a su  señor con una altura que llegaba al techo.

En realidad, esta había sido la mejor explicación.

«... No sé por qué acepté meterme en tantos problemas.»

Para ser honesto, había asumido una tarea muy problemática. El impacto y los daños que se producirían en el futuro, e incluso los daños que podrían ser causados al entorno eran inmensurables. Si juntas todo y calculas las pérdidas y ganancias, Orión había hecho algo que no tenía que hacer.

Esa noche, de repente, los vigilantes lo persiguieron con armas. Habría podido quitarselos fácilmente de encima si hubiera querido. Todo lo que habría tenido que hacer era adentrarse en el mar  y esconderse en una isla vecina. Borrar los rastros de estancia era una rutina diaria para un cazador, así que si alguien preguntaba bastaba con decir que nunca había puesto un pie en Delos.

Sin embargo, Orion siguió adelante y eligió sacar a Lokira de ese lugar.

¿Por qué? Tal como había dicho antes, ella fue quien lo salvó.

Esa había sido definitivamente una de las razones principales. Sin embargo, el propio Orión tenía algunas dudas al respecto.

Una vez que extiendes la mano, caes en un pantano de responsabilidades imprevistas.  Quiso hacerlo aún sabiendo aquello.

«No tiene sentido. Ya había rechazado mi ayuda.»

Se volvió indiferentemente franco.

La había visto y decidió subir por el acantilado. Era una altura corta, pero bastante peligrosa debido a que la subida era verticalmente empinada. Por no hablar de la bajada.

Después de llegar con dificultad, comprobó las condiciones en las que se encontraba y chasqueó la lengua diciendo que era una vida terrible. Así que sugirió escapar.

En ese momento, Lokira insistió en que no podía irse con él. Después de eso, las cosas tomaron un giro inesperado. Orión aprovechó esa oportunidad para sacarla por su cuenta.

Su corazón saltó de repente cuando lo pensó.

«¿Estará pensando en mí como un secuestrador al igual que Zeus?»

Numerosos ejemplos de víctimas de secuestro que contaban las leyendas cruzaron por su mente.

Ahora que lo pensaba, ella lo había etiquetado como gruñón. La peor puntuación ya se había obtenido.

¿Quizás la razón por la que había estado tan nerviosa antes era porque no podía confiar en el hogar de un hombre tan promiscuo…?

Se estaba complicando con pensamientos siniestros, cuando de repente miró hacia arriba y notó que George tenía los ojos entrecerrados. Escupió sin rodeos ante la sospechosa mirada.

—Orión, tú…

Traducción: Claire