0%

Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 13

Capítulo de novela - 118 párrafos

 Capítulo 13

George dijo como si estuviera harto de todo.

—Me preguntaba si Eros finalmente te había disparado una flecha dorada, pero en realidad parece que solo eres demasiado blando… que aburrido, me has quitado toda la diversión. ¿Por cuánto tiempo más vas a seguir evitándolo? ¿Hasta que seas un anciano? Bueno, claro, tú eres el tipo que, si te disparan con una flecha, la sacas y decides retar a alguien a un duelo de arcos.

—¿Qué demonios pasa ahora? ¿Por qué estás tan enojado?

—Ah, olvídalo hombre. Los sirvientes que tienes en casa, todos los recogiste de algún lado, ¿verdad? No me malinterpretes, es bueno ayudar a aquellos que están en necesidad, pero… ¿no será que tienes una obsesión por coleccionarlos?

—Si vas a decir tonterías, es mejor que te vayas. Estoy cansado de estar todo el día en el barco.

—¡No, no, espera! Entiendo completamente tu fatiga, ¡pero dame tiempo para felicitarte!

George se apoderó rápidamente de la situación. Habló en voz alta como para ser escuchado por las personas que esperaban fuera.

—He escuchado bien tu relato de lo sucedido. No digas que tu juicio fue incorrecto. ¡Es lo mínimo que podrías haber hecho siendo un guerrero de La Atlántida!

—Creo que debería ponerme de rodillas o algo así.

—Prueba hacerlo. De todos modos, fue lo mejor haberla sacado de ese lugar. Tengo que admitirlo, incluso si estoy cabreado contigo por entrar al santuario sin permiso. Si se sabe que han estado golpeando y encarcelando a una mujer indefensa, el prestigio de Delos caerá un poco. Sí, no soy tan bueno como tú, pero lo entiendo.

George asintió como si estuviera orgulloso de sí mismo.

Orión también asintió. Después de todo, incluso si su señor se comportaba débilmente, no era ingenuo. Su percepción de la situación actual era correcta.

Esta era una época en la que la autoridad del santuario de Delos había alcanzado un máximo histórico. Para las naciones bajo la alianza, no es algo necesariamente malo que el mediador sea fuerte.

Sin embargo, en los últimos años se han estado produciendo efectos secundarios.

La frecuencia con la que se exigían tributos a cada uno de las naciones aliadas iba en aumento. Además, el problema surgía cuando ocurrían disputas entre los miembros de la alianza. En lugar de buscar una solución equilibrada y alcanzar un compromiso considerando los hechos, lo que predominaba eran las peticiones y súplicas para ganarse el favor de Delos.

El santuario de Delos, que había mantenido su neutralidad, parecía estar ampliando su poder y buscando convertirse en un líder supremo.

Todo esto comenzó a suceder en los últimos cinco años, desde que Loxias empezó a involucrarse activamente en los asuntos públicos.

No había sido así desde el principio. Muchas ciudades dudaron de la sinceridad del santuario al poner a un niño como intermediario.

Sin embargo, después de demostrar el alcance de sus poderes varias veces, ese niño formó una sólida autoridad. Eran realmente poderes de los Dioses. Había desaparecido la justificación para intentar rebelarse contra él. Incluso los ancianos del santuario inclinaron la cabeza ante él.

Orión había asistido a tres o cuatro reuniones de la alianza hasta el momento como escolta y asistente de George. Así que, aunque no veía a Loxias a menudo, sus poderes eran tan reales que incluso Orión, que tenía muchas dudas en lo referente a lo divino, se rindió.

Sobre todo, el dueño del santuario, antes de cualquier poder que pudiera tener….

—Tiene una personalidad muy sucia. Ya sabes, alguien más joven que yo estuvo manteniendo a gente en cautiverio y sacando provecho de ello.

George negó con la cabeza como si no soportara siquiera la idea.

Orión asintió en silencio.

Sólo había mirado desde la distancia, pero fue suficiente para saber la clase de persona que era su oponente. Loxias actuaba con autoridad durante las reuniones de la Alianza. ¿Era por su confianza en que podía derrotar a cualquiera con un solo gesto de manos? A veces incluso venía con caprichos difíciles de entender.

Hasta eso era considerado divino, y el hecho de que los demás lo encontraran incomprensible era prueba de que él era realmente la encarnación de Apolo.

Alguien comentó eso alguna vez, pero para Orion quien desconfiaba de lo divino, no era un comportamiento muy agradable.

Kira no había querido soltar su mano diciendo que él era su hermano.

Era difícil de entender para Orión. Tal vez había ocultado su verdadera naturaleza a su hermana.

«Ni siquiera puede distinguir lo que está bien de lo que está mal ya que ha estado viviendo en condiciones anormales durante toda su vida. Incluso trató de justificar a la suma sacerdotisa que la golpeaba a diario.»

Sea lo que sea, estaba claro que Loxias había instigado el abuso como señor del santuario.

¿El niño clarividente no sabía que encerraban a su hermana en una pequeña habitación y la golpeaban con frecuencia?

Si lo sabía y decidió ignorarlo, sin duda era un hijo de puta. Si realmente no lo sabía, eso también era un problema. Significaba que no era más que un idiota que no podía ver más allá de sus narices.

Las acciones de Orión seguramente serían cuestionadas tarde o temprano, pero si señalara este punto cuando llegara el momento, podría girar la balanza a su favor. Después de todo, el hecho de que el santuario desatara su locura sobre una niña inocente no cambiaba la situación.

Además, se habían aprovechado del precedente del Minotauro al inflar nuevamente los rumores sobre bestias divinas. Esto también sería algo que podría poner a su favor. También calculaba que Creta, cuya posición se había reducido drásticamente a raíz del incidente, lanzaría una ofensiva citando la equidad.

También había una razón por la cual eligió Naxos como destino entre muchas islas.

Naxos también tenía un pasado vinculado a una bestia divina.

—La princesa Ariadna de Creta falleció en esta isla, así que no querrán volver a meterse en problemas al verse involucrados con una bestia Divina. En cualquier caso, intentaré explicarlo lo mejor que pueda al Rey de Naxos.

Dijo George, suspirando.

Orión le agradeció y agregó.

—Debe haber sido obra de Loxias construir el Templo de Apolo en el lugar donde murió la princesa.

—Eso escuché. Incluso si es como dices, me temo que esta ciudad se negara a colaborar. El rey de Naxos quería tomar prestado los poderes de ese Dios.

Como las medidas que tomarían en un futuro estaban casi listas, George hizo un gesto indicando que podía retirarse. Orión salió de la habitación después de la orden silenciosa.

El corredor estaba en contacto directo con el patio. Mientras miraba hacia la luna de invierno, Quidna se acercó por un costado.

Orión preguntó.

—¿Qué hay de ella?

—Tomó un poco de sopa y se durmió de inmediato.

Era normal que estuviera cansada. Había cruzado el mar después de recibir tal paliza.

Orión, que casualmente iba a comprobarlo, rápidamente cambió de opinión. No se encontraban ni en la playa ni en el barco, sino en una mansión donde los asistentes iban y venían, por lo que no era bueno que un hombre entrara sin cuidado en una habitación donde se hospedaba una mujer.

Finalmente siguió su camino. Tomó un baño, se cambió de ropa y se acostó.

Había pasado mucho tiempo desde que había tenido una cama adecuada, pero para él, un cazador, le resultaba un poco incómoda. Entonces miró hacia la luna fuera de la ventana y repitió.

—Una bestia divina… me alegro que Ariadna no haya saltado del inframundo.

El incidente del Minotauro fue una historia que tuvo lugar incluso antes de que él naciera. Era un precedente muy famoso.

Ariadna de Creta coludió con Teseo de Atenas. Sin embargo, ella no era simplemente una princesa que se había enamorado de un héroe a primera vista, tal como contaban algunos relatos. La historia había cambiado con el tiempo.

En primer lugar, ella era la hija mayor del rey Minos. Habría tenido más de treinta años en aquel entonces. No había manera de que ella, quien había puesto varias excusas para permanecer virgen, de repente hubiera despertado un gusto por jovencitos.

Se rumoreaba que había querido superar a sus hermanos menores y ascender al trono.

Su hermano menor, considerado una bestia divina, era un problema que debía abordar para realizar su ambición.

Desde su punto de vista, era natural que un niño hubiera nacido defectuoso. Su madre Pasífae había perdido su energía después de dar a luz a nueve hijos. Su padre, Minos, también tenía la edad suficiente para producir semillas seniles.

El laberinto era un lugar que pedía dinero para poder resguardar a un niño que no podía cuidar de sí mismo. Ariadna colocaría a su hermano menor en un sanatorio adecuado y trataría de devolver a Creta, que estaba siendo castigada por aquel incidente que le causó la pérdida de la dignidad del que alguna vez fue una gran ciudsd, al lugar que le correspondía con sus propias manos.

Entonces, coludió con un príncipe de una ciudad emergente cuyos intereses coincidían entre sí. Todo lo que tenía que hacer era tomar prestada la mano de un extraño para exponer las mentiras y provocar un escándalo para socavar la autoridad de su padre. Después de eso, también tenía planeado atacar a los príncipes que podían interponerse en su camino.

Después de deshacerse así de sus hermanos, el sueño de hacerse cargo de Creta como la mayor de los hijos se volvería una realidad, a pesar de ser mujer. Era una ambición espléndida y bien elaborada.  

Sin embargo, el plan para salvar al noveno Príncipe Asterios, un niño que había sido denigrado con el apodo de Minotauro, y sacarlo del laberinto, fue un fracaso.

Teseo traicionó a la princesa. Quería evitar la reputación de ser una persona que interfería en los conflictos internos de Creta. Tan pronto como encontró al niño, lo mató a puñaladas y luego escapó, robando suministros.

La princesa fue acusada de haber vendido a su ciudad y traicionar a su padre. Un castigo peor que la pena de muerte cayó sobre ella, quien había permanecido deliberadamente soltera. Sería vendida a la ciudad de Naxos como esposa.

Incluso después de que el rey Minos fuera descubierto mintiendo, obtuvo ganancias hasta los huesos.

Teseo ha sido el rey de Atenas desde entonces.

Sólo habían muerto la bestia divina que estaba encerrada en el laberinto y la persona que intentó desmantelar ese lugar.

Tan pronto como Ariadna llegó a Naxos, se quitó la corona llena de joyas y se suicidó, quitándole así un peso de encima a la isla.

De hecho, a raíz de ese incidente fue que el santuario de Delos se enteró de los beneficios que traería tal farsa. Cuando los muertos fueron olvidados y nació una niña con cuernos, la encerraron en sus tierras y la usaron a su conveniencia.

Afortunadamente, Lokira se fue de Delos con vida.

Pero ahora, ¿qué pasaría con Orionis quien la sacó?

«…. De alguna manera funcionará. No moriré.»

Fue inútil escapar por su cuenta de Quíos y atravesar el mar oscuro. La mirada perdida de esa maniática y el remordimiento de haberla asesinado no hicieron más que revolverle el estómago. Había estado sorprendentemente tranquilo cuando cayó al mar debido a los fuertes vientos.

¿Ese sería su final? ¿Saltar a los brazos del océano y dispersarse entre los delfines?

‘No mires el mar por mucho tiempo. Podrías caer.’

Tal como lo hizo su madre, Euryale, frente a él cuando solo tenía cinco años…

Pero logró sobrevivir y fue rescatado por Lokira.

Orión no creía en los Dioses. Creía que todos los mitos eran historias inventadas o alteradas.

Pero si la cueva en donde había abierto los ojos no hubiera sido tan estrecha y oscura, habría pensado que había llegado al paraíso, Elysium.

Ojos claros y redondos que lo miraban fijamente. Vino a su mente una imagen de esos pequeños labios tartamudeando.

Después de darse la vuelta, Orion volvió a fruncir el entrecejo.

—¿Qué pasa con su rostro?

George había hecho un escándalo por considerarla una belleza, pero cualquiera que usara oro y se pusiera un poco de maquillaje se vería más o menos tal como ella. Más que eso, lo que a él le llamó la atención fue su extrema delgadez y sus estrechos hombros.

¿No te haría chasquear la lengua si el perro que recogiste en las alcantarillas no fuera más que huesos? Orión pensaba que eso era lo que sentía respecto a ella en estos momentos.

No podía creer que solo había tomado sopa.  Había comido un poco cuando salieron de Delos pero Orión no insistió más ya que parecía muy mareada debido a los movimientos del barco. Sin embargo, incluso cuando finalmente estuvieron en tierra firme, ¿se recuperaría al solo tomar eso? Él incluso asó gaviotas a la parrilla para animarse.

¿O sólo estaba nerviosa porque creía que la habían secuestrado? No quiso parecer un hombre revoltoso.... 

Antes de que se diera cuenta, toda su atención estaba fija en ella. No podía conciliar el sueño fácilmente a pesar del cansancio. Orion dio vueltas y vueltas en la cama creyendo que era porque estaba confundido después de los anteriores incidentes.

Fue cuando se obligó a cerrar los ojos y trató de dormir un poco.

En ese momento, pudo sentir que algo se acercaba desde lejos y abrió los ojos como resortes.

—...Son muchos. ¿Quién los envió?

Una multitud se avecinaba fuera de la mansión. Orión se levantó como un relámpago, desenvainó su pesada espada y tomó el arco. Descorrió la cortina y salió corriendo al patio.

—Perdón por la hora, pero este es el santuario de Apolo. ¡De la Diócesis de Apolo en Naxos!

Una persona que iba guiando al grupo anunció con un fuerte grito. El hombre vestido como sacerdote dio un paso al frente.

Todos los miraron con nerviosismo. Incluso Quidna, que vigilaba la habitación donde dormía Lokira en el segundo piso, se acercó a la barandilla y miró hacia el patio.

George, apenas despierto, salió siendo apoyado por un asistente. Orión lo miró y preguntó en su lugar.

—Deshazte de las tonterías y ve al grano. ¿El santuario se ha puesto en contacto contigo?

—Si así lo desean, nos parece bien. Una revelación de Apolo ha llegado.

El sumo sacerdote que estaba al frente respondió. Sostenía un recipiente en forma de cisne, tallado completamente de cristal, colocado sobre un cojín de seda. La parte central del recipiente estaba hundida, lo que permitía contener agua.

El sacerdote pidió permiso y llenó el recipiente con agua del pozo en el jardín central. George, que tenía un presentimiento de lo que estaba por venir, puso una expresión de desagrado.

—De ahora en adelante, su poder transmitirá directamente su voz. Les pido que escuchen con atención.

El sacerdote parecía estar temblando intencionadamente, como si estuviera agitado.

Sin embargo, pronto ocurrió un remolino que no podía ser causado por la fuerza humana. El agua desafió la gravedad, elevándose y tomando una forma que se acercaba a una figura con cabeza.

Un tono que Lokira parecía desconocer pero que los demás estaban muy conscientes de,  se escuchó.

—¡Oye, maldito bastardo que arruinó el santuario! Esperaba que te encontrarás con un monstruo marino en tu camino y te destrozara en pedazos, pero, ¿cómo te atreves a estar intacto?

Un tono abruptamente irrespetuoso. La voz resonó con un eco. Aquellos que presenciaron sus poderes por primera vez tropezaron sorprendidos.

Orión no se sorprendió. Había visto a Loxias comunicarse de esa forma extraña a través de agua durante una reunión de la alianza.

Y esto era un canal sólo para transmitir su voz, no para escuchar a los demás. 

Loxias, por otro lado, continuó con su conversación unilateral.

—Tu barco de juguete se habría hecho añicos con solo ser golpeado por un delfín. Una deidad está en tus manos, así que te dejé ir sin más. Ahora que apenas has logrado arrastrarte hasta esta tierra miserable, te transmito la revelación.

Había una implicación subyacente de que sabía que los dos ya habían cruzado el mar. El agua reunida en el aire bailó ruidosamente.

—El alboroto que causaste en Quíos. El motín en Delos. Resolveremos todo esto de una vez. Rey de La Atlántida, toma a tu cazador y sal a la costa norte de la puerta de entrada mañana por la mañana. En nombre de Apolo, actuaré como mediador entre ustedes.

Hizo hincapié en la palabra “mediación" y añadió unas últimas palabras.

—Por supuesto, también deberás traer la criatura divina que "temporalmente tienes bajo tu custodia.

Entonces, como para mostrarles lo que sucedería si no escuchaban, la imagen de agua se desvaneció cayendo sobre el recipiente produciendo una explosión.

Todos cubrieron sus rostro con los brazos, sorprendidos. Incluso el sacerdote que sostenía el cojín se sobresaltó y gritó.

El suelo se cubrió de agua después de un silencio. El cristal se hizo añicos y se convirtió en polvo, como si mostrara su intención de querer romperle la cabeza de esa manera a todos los presentes.

Traducción: Claire

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inicio Detalle del manga