Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 133

La apariencia de Orión era, como siempre, ancha y robusta. Su piel, parecida a la terracota, se había calentado aún más bajo el sol de la temporada seca, brillando de manera saludable. No había nada diferente en él; realmente, nada. Ya debería estar acostumbrada, pero Kira se sentía aún más avergonzada que antes, así que se echó agua salada en la cara. El agua fría goteaba por su barbilla, pero el calor aún no parecía disminuir.

Antes, no se daba cuenta de nada, así que no le importaba. Pero ahora, se había dado cuenta de algo bajo la corta prenda de su cintura, oculto a la vista. Solo imaginarlo la hacía sentirse mareada.

Parece que Orión no tenía pensamientos similares. Sin mostrar ninguna señal de preocupación, tomó el brazo de Kira.

—¿Qué estás haciendo ahí en el agua? Levántate. Te voy a enseñar a nadar.

Kira se levantó, confundida. Si iba a aprender a nadar, ¿no tendría sentido empezar moviendo los brazos en el agua poco profunda?

Pero, en lugar de eso, Orión la levantó de repente y comenzó a caminar hacia una parte más profunda del agua. Kira, con su ropa corta, estaba ahora incómodamente suspendida en el aire.

—¡Ah! Orión, ¿por qué me llevas otra vez en brazos?

—Te lo dije, voy a enseñarte a nadar.

Llegaron a una parte del mar rodeada de rocas. Las olas estaban calmadas, pero el agua parecía bastante profunda. Orión, con paso firme, se adentro en el agua, y rápidamente, el nivel llegó más allá de su cintura debido a su gran altura.

Kira no podía evitar la sensación de inquietud que se apoderaba de ella. ¿Qué pasaría si de repente la tiraba al agua profunda? Se aferró a él desesperadamente cuando intentó bajarla.

—¡Espera, espera, Orión! ¡Tengo miedo!

—¿Qué tienes que temer? El agua no es tan profunda. Mientras te quedes quieta, no pasará nada.

Con toda su fuerza, Orión logró separarla de él y la sumergió en el agua. Sus pies tocaron el fondo de arena, pero Kira, instintivamente, entró en pánico y comenzó a agitar los brazos. El agua salpicaba por todas partes mientras Orión sujetaba sus manos con firmeza.

—¡Te sostendré! No te ahogarás, así que deja de entrar en pánico.

Solo entonces Kira se relajó y dejó de hacer chapoteo. Tal vez fuera porque Orión la sostenía, pero sus pies, que antes apenas tocaban el fondo, ahora flotaban cómodamente en el agua, facilitando el movimiento.

Finalmente, recuperando el equilibrio, estiró las piernas y se puso de pie. Esta vez, podía sentir claramente el fondo bajo sus pies. El agua solo llegaba hasta su pecho y no era tan profunda como para dificultar la respiración. Aunque las olas a veces se movían, estas se mantenían tranquilas. Kira se sintió un poco avergonzada por haber tenido tanto miedo.

Al ver esto, Orión la miró y se rió.

—¿Qué tanto tenías miedo? Así no voy a poder enseñarte.

—Es que tú me llevaste de repente a la parte profunda. ¡Soy una principiante! Pensé que me enseñarías primero en agua poco profunda.

Kira protestó mientras movía los pies en el agua. Al ver su movimiento, la risa de Orión estalló aún más fuerte.

—Si te mueves en el agua poco profunda, eso es solo jugar, no nadar. Lo que necesitas no es jugar en el agua.

—¿Entonces qué necesito?

—Quiero decir, te voy a enseñar cómo sobrevivir en el agua en caso de que algo pase y termines cayendo.

Kira reaccionó al instante ante esas palabras.

Orión tenía razón. En Atlantis, rodeada por el mar, habría momentos en los que necesitaría tomar un barco. Cómo podría cambiar el estado de ánimo de Poseidón solo él lo sabía, y si el mar se volviera temperamental y el barco se volcara, no tendría forma de defenderse. Durante su confinamiento, había escuchado historias de accidentes marítimos. No era difícil imaginarse hundiéndose en el mar.

Y además, estaba el asunto de los barcos de Tebas. Al pensar en los grandes barcos con la marca de Zeus, Kira percibió como el sentido de peligro que había olvidado regresaba. Incluso si no era Tebas, los amazonas u otros nuevas fuerzas podrían intentar capturarla y escapar por mar.

Orión era realmente inteligente. ¡Debía estar tratando de prepararla por adelantado para algo así! Kira se llenó de entusiasmo al instante y exclamó.

—¡Claro! ¡Si me capturan, sabré cómo escapar!

—¿Qué? ¿Capturar? ¿Quién te va a capturar? Si temes que Atenas o Tebas hagan algo, yo me aseguraré de que no se acerquen a ti.

Orión, con una expresión de sorpresa, pero con gran solemnidad, declaró. Entonces continuó:

—Y si, por casualidad, llegas a ser capturada, es mejor que sigas las órdenes sin resistirte, pase lo que pase. Si te enfrentas a ellos y les haces perder la paciencia, serás tú quien sufra.

—¿Eso es todo?

—Es la regla básica cuando eres prisionero. Siempre debes anteponer tu vida y seguridad. …Luchar contra ellos y rescatarte es algo que puedo hacer yo.

Orión lo dijo de forma casual, pero Kira sintió un nudo en su corazón con esas palabras. No tenía sentido que Orión se arriesgara tanto solo por haberla sacado de Delos. Si por su culpa algo le pasaba a Orión, ¿qué haría ella?

Pero antes de que pudiera compartir esa preocupación, Orión cambió de tema. Soltó ligeramente el brazo de Kira y dijo:

—Entonces, aprendamos primero cómo evitar beber agua salada. El primer paso es aprender a flotar. Respira profundamente y acuéstante.

Kiea sintió una sensación de inseguridad cuando él soltó su brazo, pero se tranquilizó y respiró hondo. En cualquier caso, si no tocaba el fondo, no se moriría. Al elevar un poco los pies y quedar en una posición medio acostada, sintió cómo los cuernos de su cabeza se empapaban en el agua salada.

Orión asintió satisfecho.

—Bien. Lo estás haciendo bien. Ahora mueve un poco los pies. No te preocupes, si sientes que te hundes, te sostendré.

Kira siguió las instrucciones de Orión, moviendo lentamente sus pies. Al principio, pensó que su cuerpo sería arrastrado por las olas, pero gradualmente, al mover las piernas, sintió cómo recuperaba el equilibrio.

—Si te cansas, descansa y vuelve a intentarlo. Si sabes hacer esto, al menos no morirás por tragar agua.

Luego de eso, Kira repitió los movimientos una y otra vez. Flotar en el agua, mover los pies, y corregir su postura. No se parecía en nada a las elegantes brazadas que había imaginado, pero Kira siguió fielmente las indicaciones de Orión. En realidad, mantenerse a flote en el agua turbulenta como el mar ya consumía bastante energía.

Por eso, no pasaron muchos minutos antes de que Kira se sintiera agotada. Se dio cuenta de que lo que siempre había soñado era nadar en una tranquila piscina, no en un mar agitado. Después de un buen rato de práctica, su rostro estaba completamente empapado de agua salada. El agua caía en gotas de sus cuernos y se deslizaba por su cara.

Orión, que no había dejado de insistir en que moviera los pies, finalmente la agarró. Le apartó el cabello mojado de la cara y sujetó su mentón, obligándola a mirar hacia arriba.

—Ven, déjame secarte.

La palma de su mano recorrió una vez su rostro. Kira, abriendo los ojos después de haberlos cerrado con fuerza, sorbió por la nariz.

—¿Hasta cuándo tenemos que hacer esto?

—Hoy con esto basta. Parece que has aprendido lo básico.

Kira, aliviada, suspiró. Si hubiera seguido haciendo más movimientos con los pies, probablemente habría tenido que ser cargada de regreso a casa. Orión, como si hubiera adivinado lo que pensaba, le dio una palmada en el hombro.

—Si siempre haces lo mismo, te aburrirás. Ahora te voy a enseñar a abrir los ojos bajo el agua.

Al escuchar que iba a aprender algo nuevo, Kira levantó la cabeza de inmediato.

—¿Qué tengo que hacer?

—En realidad no es nada complicado. Solo tienes que sumergir la cabeza por completo en el agua y abrir los ojos.

Al principio, Kira quedó desconcertada por su respuesta. Si explicaba las cosas de esa manera, ¿acaso nada en este mundo sería difícil? Pero Orión, sin inmutarse, encogió los hombros y luego tomó sus manos, entrelazándolas.

—Hazlo como te dije. Te prometo que no es nada difícil.

Luego, sin previo aviso, Orión se sumergió en el agua. En el instante en que ella se dio cuenta, también fue arrastrada al mar.

Instintivamente, cerró los ojos, y de inmediato se encontró en completa oscuridad. Las burbujas de aire rozaron sus oídos, haciendo un ruido borboteante y fuerte. Justo cuando el miedo comenzaba a apoderarse de ella, Kira sintió las manos de Orión, lo que le dio algo de tranquilidad. Las manos entrelazadas aún la sostenían firmemente.

Orión estaba allí. Si abría los ojos, lo vería. Recordando lo que había aprendido antes, comenzó a mover los pies mientras trataba de reunir el valor necesario.

¿Qué pasaría si abriera los ojos? ¿Sería tan doloroso y ardiente que querría cerrarlos de nuevo? Kira, sin pensarlo mucho, transmitió un mensaje telepático a Orión.

[Tengo miedo. Orión, tengo miedo de abrir los ojos…]

Orión pareció escuchar sus palabras. Sintió que se acercaba lentamente. Sus manos entrelazadas subieron hasta posarse sobre sus hombros. Kira, sin darse cuenta, replicó ese movimiento. Con solo la sensación de sus dedos, pudo percibir la presencia física de Orión. Sin embargo, como tenía los ojos cerrados, no sabía exactamente dónde estaba, por lo que se desorientó por un momento.

Parecía que las manos de Orión le hablaban. No tengas miedo.

Finalmente, con valentía, abrió los ojos con cuidado.

Orión estaba allí.

Sus manos tocaron sus costillas. Poco a poco, estas resbalaron hacia su espalda y acariciaron su costado.

Kira abrió la boca, sorprendida. Tal como Orión había dicho, la técnica para abrir los ojos bajo el agua era simplemente abrir los ojos y soportar el ardor. De manera involuntaria, exhaló, y el agua salada que había expulsado se convirtió en una burbuja de aire que ascendió hacia la superficie.

Incluso bajo el agua, los ojos de Orión brillaban con un azul intenso, como si hubiera absorbido todo el color del mar de verano y lo hubiera guardado en sus ojos.

Orión le sonrió suavemente al ver que había tenido éxito. Sus labios, de forma natural, se curvaron, y su cabello oscuro como algas flotó suavemente, dejando al descubierto su frente perfectamente recta. Su cuerpo, que antes estaba cubierto de arena, ahora se veía limpio en el agua.

Al ver aquello, Kira sintió una extraña sensación. Era como si algo la hubiera herido en el corazón, como si una flecha la hubiera atravesado. La sensación de dolor se extendió lentamente por su cuerpo. No sabía por qué, pero esa sensación que siempre había tenido hacia Orión, el deseo de devorarlo, ahora se había transformado en algo venenoso, como si la emoción se hubiera podrido y convertido en veneno dentro de ella.

¿Qué era esa sensación?

¿Por qué?

En el mismo momento en que sintió ese dolor, de repente sintió un impulso muy fuerte de besarlo.

¿Lady Saphira también había sentido algo así cuando besó al rey George? No lo sabía. Le había dicho que no se lo dijera a nadie, así que no puedo preguntarle a nadie.

Esta dijo que besó al rey George porque le gustaba. Kira reflexionó sobre su situación. ¿Qué pensaba ella de Orión para tener un deseo tan fuerte de besarle?

No odiaba a Orión.

Entonces, ¿lo quería?

Era cierto que lo quería. ¿Cómo no iba a querer a un hombre que le había hecho un favor tan grande y le había ayudado sin pensarlo?

Pero no estaba segura de si este tipo de sentimiento era el amor que se mencionaba en las leyendas. Kira comenzó a sentirse muy confundida. En las leyendas, se decía que el amor significaba casarse, pero no entendía bien qué significaba realmente casarse, por lo que no podía hacer una conexión clara con ese concepto.

Lo único que sentía con claridad era el deseo extraño de devorar y ser devorada, que se había asentado profundamente en su corazón.

Todavía le faltaban conocimientos para conectar esas dos cosas.

Y tampoco tenía tiempo para pensar profundamente en este problema. Se sentía agitada. Quería salir del agua, pero al mismo tiempo, no quería salir. Su deseo de mantener a Orión, que brillaba tan bellamente bajo el agua, dentro de su campo de visión era tan fuerte.

Poco a poco extendió la mano. Su mente, al borde de la asfixia, pensaba vagamente. Si pudiera tocarlo un poco, todo estaría bien. Solo un poco...

Quería compartir su respiración...

—¡Basta, sal ya!

De repente, con un fuerte sonido de agua brotando, Kira se encontró en aire limpio.

El agua que fluía sobre ella hizo que dejara escapar un sollozo. Cerró los ojos con fuerza y luego los abrió.

Orión estaba a cierta distancia de ella, respirando con dificultad, a pesar de que probablemente tenía una mayor capacidad pulmonar que ella. Parecía estar completamente agobiado, como si hubiera pasado por algo realmente difícil. Se frotaba el rostro con el antebrazo mientras apartaba la mirada.

—Ya está claro cómo abrir los ojos bajo el agua.

Orión dijo esto y luego, apresuradamente, como si quisiera terminar la conversación, añadió rápidamente: 

—Si quieres seguir practicando, hazlo aquí. Yo iré a pescar allá. O si no, ve a secarte a la sombra…

Y con eso, se dio la vuelta y se alejó rápidamente. Como si entre ellos no hubiera pasado nada en el agua, su caminar era casi cruel de lo rápido que era. Quedándose sola, Kira reprimió un sentimiento de frustración. 

Sentía que lo que más le molestaba era que él se fuera sin siquiera mirarla. Mientras miraba su cuerpo, notó cómo el hitón se pegaba a su piel, revelando la silueta de su protección. De repente, se sintió incómoda con eso y agitó las mangas de su propio traje

«Orión. Me empujaste antes...»

Como si no quisiera que lo besara. ¿Acaso él había percibido sus sentimientos oscuros? ¿Por eso ahora se mantenía distante de ella? Kira sintió miedo y juntó las manos sobre su pecho. Su cuerpo temblaba levemente, aún mojado por el agua fría. 

Fue en ese momento cuando escuchó una voz familiar. 

—¿A dónde te has ido? He venido a buscarte a propósito. Mujer de Delos, ¿es que no sabes lo que es la vergüenza?

Al volverse, vio una melena roja reflejada por el sol. Actaeon apareció de repente y le habló.

Traducción: Claire

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