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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 20

Capítulo de novela - 109 párrafos

Capítulo 20

El salón principal era una habitación con largas sillas centradas en tres de los cuatro lados de una mesa extensa. Las paredes, repletas de colores primarios, estaban cubiertas por frescos de flores y enredaderas.

Siguiendo a quien los guiaba a sus asientos, Kira se sentó en una silla y observó la habitación desconocida por el rabillo del ojo. Supuso que probablemente era costumbre de este lugar no dejar espacios en blanco en las habitaciones.

Sin embargo, las miradas que la siguieron todo el camino hasta aquí habían sido exactamente las mismas.

Las personas que estaban en la entrada miraban fijamente sus cuernos.

Kira aguantó la incomodidad. Tenía que acostumbrarse. ¿Cómo era que todavía no gritaban mientras la señalaba como un monstruo? Sin embargo, la ansiedad no desapareció, por lo que Kira movió sus dedos sobre su regazo. Entonces, de repente sintió una fuerte mirada, por lo que alzó la cabeza rápidamente.

Hizo contacto visual con Orión, sentado justo frente a ella.

No lo había notado antes porque estaba enfocada en las miradas desconocidas. Pero, ¿por cuánto tiempo la había estado observando?

Orión se cruzó de brazos e hizo un rápido gesto con la barbilla. Entonces George se dirigió a las personas reunidas a la entrada del salón.

—Es algo privado, así que retrocedan.

Los asistentes se alejaron. Solo entonces una aliviada Kira dio un pequeño gesto de agradecimiento. Sin embargo, Orión permaneció muy reticente por alguna razón.

Saphira entró a la sala. Rechazó tomar asiento y prefirió quedarse de pie, colocando hábilmente una tablilla de cera en un brazo. Después de probar el instrumento de escritura de marfil al tallar ligeramente, dijo.

—Vamos, ¿pueden explicarle la situación a esta persona que ha estado cuidando de nuestro hogar en su ausencia? Me interesa poco lo demás.

Su tono fuerte provocó que el rostro de George pareciera estar a punto de entrar en una crisis nerviosa. Kira, impaciente, intervino primero.

—Eso, te lo diré primero. Nací en Mykonos, al lado de Delos…

La historia no fue tan fácil como pensaba .¿Cuántas oportunidades tienes para contarles a otros sobre tu nacimiento y crianza? Sin embargo, Kira trató de explicarlo lo más claro posible.

Cómo fue enviada al santuario porque tenía cuernos desde su nacimiento.

Cómo había crecido con Loxias, la única persona de su edad, amigo y hermano.

Cómo fue tratada en el santuario y lo que se fue enseñado en él. Era una vida monótona, así que no necesitaba mucha explicación. Después de un tiempo, llegó al punto en que accidentalmente encontró a Orión. A partir de ahí, Orion ayudó en la mayor parte de la explicación.

Cómo los dos habían escapado del santuario y finalmente cómo un Loxian enfadado había declarado por empezada una cacería divina.

Mientras escuchaba los acontecimientos, Saphira escribía algo en su tableta. De vez en cuando hacía preguntas pidiendo aclaraciones. Pudo entender que ella era una persona muy inteligente y de habla rápida.

A comparación de ella.

«Tartamudear, tartamudear, vas a parecer una estúpida...»

La voz de Kira, que se había vuelto hosca en el fondo, se estaba volviendo cada vez más pequeña. Afortunadamente, para entonces la explicación de la situación estaba casi completa.

Saphira golpeó la tableta con el extremo puntiagudo de su bolígrafo.

—Entonces, querido Orionis. ¿Estás diciendo que atacaste el santuario y te llevaste a esta mujer sin permiso sólo porque te dio lástima, y ese acto enfureció al dueño del santuario, por lo que ordenó a toda Grecia exterminarla? ¿Estás diciendo que apostarás por la posición del líder de la alianza y correrás una carrera estúpida contra el tiempo?

Orión, que colgaba los brazos del respaldo, colocó una pierna sobre su rodilla. En lugar de hacer contacto visual, inclinó la barbilla y escupió casualmente.

—Incluso si me encargo de ellos con mis propias manos, ganaré.

—¡Querido rey George! ¡Te has convertido en el líder de esta isla y ni siquiera impediste que el gran guerrero cometa tal irresponsabilidad!

—¿Qué quieres decir con detenerlo? ¿Cómo se supone que lo iba a detener? Saphira, intenté llegar a un acuerdo. De todos modos, ¡es cierto que este tipo rescató a una persona desafortunada!

—Estoy en servicio oficial, ¡así que llámame cónsul! ¡¿Entonces qué diablos estuviste haciendo en Naxos?!

Saphira gruñó. George casi cae de la silla por el susto.

Orión se levantó de su asiento como si no estuviera interesado. Regresó después de hacerse de un cucharón de calabaza y una jarra. Un chorro de agua fría se precipitó sobre el cucharón colocado frente a Kira.

—Bebe. Te lo he dicho varias veces.

—Oh, gr-gracias…

—Orionis, lamento mucho tu lesión y las dificultades por las que pasaste. ¡Pero  de ahora en adelante te pido que actúes con más prudencia!

—Si te pones a pensarlo, ella iba a ser golpeada hasta la muerte.

Fue una respuesta suave.

El impulso de Saphira, que estaba en pleno apogeo, se detuvo.

Orión siguio mirando al techo con la barbilla echada hacia atrás. Dedos con uñas ásperas y gruesas se agitaron ligeramente.

—En primer lugar, no fue mi intención que se me reconociera como el mejor guerrero. Además, ¿es el senado una entidad que interferiría en el rescate de una persona de nacionalidad extranjera? Cónsul, lo mismo va para ti. Si debo rendir cuentas, ya sea que se me destierre o lleve a cabo mano de obra, me da igual. Pero esto está más allá del punto en el que resolvería algo.

Su tono fue contundente. Saphira se mordió el labio inferior como si estuviera en problemas para objetar.

Kira, que estaba observando la discusión frente a sus ojos, lo entendía con amargura.

Como era de esperar, las personas de este lugar estaban en problemas porque ella había abandonado el santuario. ¿Qué debería hacer en esta situación? Apenas logró mantener sus labios juntos y dijo lo primero que se le vino a la mente.

—Lo siento. Es mi culpa… si sólo me hubiera portado mejor…

Bajó las cejas y apretó la cuchara de calabaza con fuerza. Sus manos temblaron un poco.

Saphira, cuya expresión se volvió aún más vergonzosa, trató de decir algo. Pero Orión fue un poco más rápido.

—Basta. El hecho de que te disculpes no cambiará nada. La sucia naturaleza del autoproclamado Apolo no es ajena para nosotros, pero nadie podría haber imaginado que haría algo así.

—Ciertamente tienes razón. Aunque Loxias ejercía autoridad, nunca actuó de manera tan impulsiva. Incluso se ha dicho que actualmente ha abandonado el Santuario.

Los tres enfocaron la mirada en ella ante la inesperada noticia. Saphira añadió.

—Dicen que solo queda un número mínimo de personas en la isla ya que los residentes que sirvieron al santuario se dispersaron y emigraron a islas cercanas.

—¿Qué? Saphi, ehh, cónsul. ¿Qué pasará entonces con las reuniones de la alianza?

—Bueno, el santuario no abrirá hasta el próximo Gamelion, es decir, de aquí en un año.  Dieron la excusa de que necesitaban tiempo para reparar el daño provocado, pero en realidad debe significar que no recibirán objeciones en lo referente a la caza de la bestia divina.

A Kira se le resbaló el cucharón de calabaza de las manos. El agua se desbordó y empapó sus palmas.

El santuario de Delos había cerrado. Prácticamente Delos se convertiría en una isla deshabitada.

El lugar que imaginó existiría para siempre estaba vacío.

Kira podía leer la intención oculta.

Loxias había bloqueado su única salida. Así aunque Kira quisiera volver a Delos, las puertas del santuario no abrirían.

Hasta el final del festival de caza de un año.

Kira preguntó con voz temblorosa.

—E-Entonces Lox, no, Loxias. ¿Dónde está ahora?

Saphira bajó la mirada con frialdad.

—Debe haber ido a alguna parte con su séquito. Lo lamento pero no puedo responder a eso con certeza. Necesitamos estar listos para rastrear sus pasos. En mi opinión, Delfos, el hogar de la fe de Apolo, es el destino más probable, pero tal vez esté recorriendo las parroquias de cada nación.

Kira estaba devastada. Loxias en la parte superior del Santuario, Lokira en la parte inferior. La cosmovisión que formó la base de su vida ahora había desaparecido por completo.

Y esta vez, la situación era bastante diferente. A diferencia de ella, que luchó por escapar del Santuario, Loxias lo dejó tan fácilmente como si se fuera de picnic.

Escuchó a Orión chasquear la lengua.

—Como era de esperar, alabar a un hombre como si fuera un Dios no es más que una tontería.

—Orionis. Sus poderes no son sólo una habilidad. No puedes dividir el mar a menos que seas un Dios.

Kira no podía oírlos bien. Murmuró involuntariamente.

—Lox debe haber estado muy enojado porque escapé del santuario. Muy enojado...

Quería aferrarse a él y preguntarle si tuviera la oportunidad.

¿Por qué Lox estaba tan enojado? ¿Era natural para él no sentir lástima por su vida en el encierro? ¿No le importó que la mataran a golpes solo porque encontró a un tipo en la playa?

¿Podría ser que la única hermana que le importaba era la tranquila Kira en su habitación? Ella lo envidió por salir libremente y lo soportó a pesar de que estaba celosa. Incluso prometió cuidar de él, quien a veces se sentía agobiado por ser adorado como un Dios... 

Las lágrimas brotaron, así que rápidamente las apartó con su mano. Aunque este lugar no sea el mar, no era bueno perder agua de su cuerpo. Bebió de un trago el agua restante en la cuchara de calabaza.

Orión estaba observando a Kira con atención. Miró a su alrededor de izquierda a derecha después de confirmar que el llanto se había detenido.

—Saphira. Es lo que es, incluso si le echas la culpa a lo que ya sucedió.

—Mira Orionis,...

—George, tú también. ¿Qué ganarás estando más ansioso que la mente maestra detrás de este problema?

—Ugh, ¡Orión...!

George enderezó su postura como si lo hubieran apuñalado.

—N-No tengo el coraje o la sabiduría como ustedes, así que no puedo evitar sentirme ansioso. ¿Qué haremos si los guerreros más famosos de Grecia vienen a La Atlántida? Sólo quiero ser un miembro más de la alianza, ¡no deseo luchar por la posición de líder!

—Rey George. ¡Estoy de acuerdo en que es una competencia inútil, pero como sigas diciendo cosas tan débiles, el Senado susurrará que no eres tan bueno como tus antepasados!

—¡Es verdad, así que deja que digan todo lo que quieran! ¡De todos modos, espero que la encarnación de la luz aplaque su ira lo antes posible!

George se tiró de los cabellos.

Suspirando, Saphira se acercó al estante y trajo consigo un pergamino tan largo como la altura de un niño. Se lo arrojó a Orión a medias, quien lo recibió a la ligera, y extendió sobre la mesa.

Kira nunca había visto un mapa tan grande. Contenía no solo a Grecia sino también a partes del continente circundante, por lo que era enorme.

Saphira también trajo figuras de arcilla del tamaño de un dedo y las lanzó sobre el mapa. Colocó una encima de “La Atlántida”

—Mi querido amigo, el mejor guerrero de la Atlántida dice que lo que ya sucedió no se puede evitar.

Miró a Orion y luego se volvió hacia el mapa.

—De todos modos, mientras el señor del santuario haya declarado iniciada la cacería de la bestia divina, lo primero que harán las demás ciudades será investigar las circunstancias. Partegita, la suma sacerdotisa de Atenas, por ejemplo. Una persona astuta como ella ya habría enviado a alguien para averiguar la veracidad de los hechos.

Saphira señaló a Atenas con su instrumento de escritura y se volvió hacia Kira.

—Incluso si digo esto, es posible que no lo entiendas. ¿Cuánto sabes sobre la alianza griega, Lokira? ¿Sabes algo sobre los nombres de las ciudades que la conforman?

 —S-Solo los nombres.

Kira respondió rápidamente. Fue vergonzoso revelar su ignorancia, pero pensó que sería útil ser honesta en lugar de fanfarronear. No estaba segura si después tendría que estar adivinando.

—Es un alivio. Si no tuvieras eso en claro habría tenido que empezar con la clase de geografía.

El dedo de Saphira señaló a cada nación perteneciente a la Alianza Griega.

—Vamos a solucionarlo. Loxias les dijo que cazaran a la bestia divina y apostó su posición como líder de la alianza, una declaración ridícula. No sé qué tan efectivo será esto, pero en este preciso momento probablemente habrán personas que quieran aprovechar esta oportunidad para volverse líder de la alianza.   

—Otras personas, no yo. Ser la última piedra de la alianza es suficiente.

—Rey George, espera un minuto. Sin embargo, también habrán muchas ciudades a las que no les interese convertirse en líderes de la alianza. Muchos de ellos sólo querrán relaciones amistosas y privilegios comerciales, ya que todo lo que conlleva esa posición es una gran carga.

Tachó varios nombres como “Argos”, “Tesalónica” y “Olimpia” con el instrumento de escritura. Ahora solo quedaban unos pocos nombres de territorio de la alianza griega.

—En otras palabras, incluso si la carrera para cazar a la bestia divina realmente ha comenzado, solo unas pocas ciudades se atreverán a ir a por ella. Por ahora, Atenas, dirigida por Teseo y Partegita, será la primera.

Saphira señaló a las ciudades que asumió también lo intentarían.

—Tebas, Micenas, Esparta, Creta. Teniendo en cuenta su ubicación y su poder actual, ellos también. 

—El prestigio de Creta ha disminuido desde el incidente del Minotauro, ¿verdad?

—Sigue siendo una gran ciudad. Podrán ver esta situación como una oportunidad.

Kira miró el nombre del lugar que Saphira había señalado. Todas ellas eran las primeras o segundas ciudades más poderosas de la alianza griega.

Saphira se volvió hacia Orión.

—Un guerrero conoce bien su área. Orionis, si tuvieras que elegir al oponente más difícil para ti entre las celebridades de estas ciudades, ¿quién sería?

Traducción: Claire

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