Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 21

 Capítulo 21

Entonces Orión permaneció en silencio por un momento.

De alguna manera, Kira lo sabía. Su silencio estaba lejos de vacilación o preocupación. Sus ojos azules miraban un punto en el mapa sin vacilar.

Pronto llegó la respuesta.

—...Hércules de Micenas. Se dice que ya pasó su mejor momento, pero he oído hablar de sus hazañas desde que era solo un niño. Él es la única persona con la que no podría garantizar una victoria.

Kira se detuvo ante su tono sombrío. Hércules. Ese era un nombre que había mencionado antes.

Los ojos de George se agrandaron.

—¿Escuché que se fue de Grecia? Bueno, al menos ha cruzado el océano hasta llegar a Lidia.

—Hay un rumor de que se ha convertido en el concubino de la reina Lidia. Esa ciudad está en una guerra de nervios con los reinos vecinos, ¿puede permitirse el lujo de prestar atención a la rivalidad dentro de la alianza griega? La reina Onfalia no dejará ir al mejor guerrero que ha adquirido.

Saphira tachó a  “Micenas” con la punta de su instrumento de escritura.

—El rey de Micenas, Euristeo, es un hombre sin mucha importancia. Debe haber sido un gran golpe perder a un guerrero tan bueno, así que digamos que el peligro aquí es bajo. En cuanto a otras ciudades...

Kira había estado queriendo preguntar en detalle qué tipo de posición era un "concubino", pero lo contuvo. No podía cortar el flujo de una seria discusión.

Mientras tanto, Saphira señaló a Atenas y continuó su explicación.

—Atenas actualmente es la ciudad más cercana a una superpotencia. Reaccionará con mayor sensibilidad ante esa declaración. El rey actual, Teseo, una vez entró en el laberinto del Minotauro por su cuenta.

—No es tan bueno como solía ser. Un sujeto de mediana edad no es mi oponente.

Orión afirmó. Entonces tomó aire y prosiguió.

—Si fuera su hijo, sería una historia diferente. Sé que es bastante mayor para ser un oponente.

—¿Te refieres al príncipe Hipólito? Lo he visto en una reunión de la alianza. Definitivamente podría marcar la diferencia con sólo mirar su apariencia. Además de ser hijo de Teseo, su madre es la reina de Las Amazonas ¿será por la sangre mixta que corre por sus venas? Destaca incluso a la distancia…

George que había estado hablando sobre lo que sabía, agregó: “Oh, por los Dioses”.

—No, nuestros guerreros son superiores en apariencia y habilidad. De ninguna manera. ¡No, no puedes perder!

—Vamos, de todos modos no tengo intención de perder en términos de habilidad.

—Escuché que la posición de Teseo se volvió inestable cuando tomó a una nueva reina. Bueno, entonces existe la posibilidad de que sean bastante agresivos al tratar de aprovechar esta oportunidad. Tomaremos precauciones.

Safira colocó una figura de arcilla en el lugar de “Atenas”

Luego miró a Tebas con ojos suspicaces.

—Tebas, no lo sé. Definitivamente es una nación importante. Sin embargo, da la impresión de que esa ciudad ha estado en desorden desde que murió la princesa Sémele. El rey anterior fue asesinado y el rey actual parece haber perdido la cabeza.

—Así es. Se lo ve tan sombrío en todas las reuniones, ugh. Aunque sus cartas son tan buenas como si fuesen redactadas por otra persona.

Georges se estremeció. Orión lo miró con frialdad.

—Hay rumores de que existe un hombre llamado Acteón a quien consideran un gran cazador. También es miembro de la familia real de Tebas.

—Es el hijo de la hermana de la princesa Sémele. A pesar de haber recibido una excelente educación, se dice que le entusiasma la riqueza en lugar de servir a la familia real. Es famoso por el huerto y el colmenar heredados de su padre.

—Es una vida envidiable…

Saphira miró a George que se lamentaba.

—De todos modos, no sé si una persona que le importa muy poco la política estará interesado en una caza tan estúpida. Sin embargo, el poder militar de Tebas no es insignificante ni puede ser ignorado, así que vigilemos con cuidado.

También colocó una figura de arcilla en Tebas.

—¿Hay alguna otra ciudad que se te ocurra?

—Es bueno ser cautelosos, cónsul, pero déjalo así.

Orión interrumpió la conversación.

—No podemos permitirnos la más mínima duda. Los hermanos Cástor y Pólux de Esparta, Cyproites de Creta, en todas partes del mundo hablan del honor de estos guerreros…

Orión miró el mapa con una leve sonrisa. Entonces, con un golpe a una pata de la mesa, derribó todas las figuras de arcilla.

—Que se atrevan a entrar. Los derribaré a todos en ese instante. Incluso si el mismo Hércules nos ataca, no seré fácilmente derrotado. Entonces les demostraré que no hay presa que no pueda atrapar.

—¡Pero qué buen sentido del humor tienes!  ¿Estás tan seguro de que puedes ganar? ¡Qué vas a hacer si nos atacan todos a la vez!

—Solo hay un premio por ganar. Somos rivales, por lo que no podremos cooperar fácilmente. Sería bueno si no apuntaramos a las espaldas del otro.

La sonrisa se borró de los labios de Orión antes de que se diera cuenta. Se volvió insensible, en contraste con sus simples comentarios anteriores.

 —Odio estar en manos del autoproclamado Apolo, pero ha elaborado un plan desagradable. En primer lugar, un año es demasiado tiempo. Demasiado para pensar y hacer girar las cuentas del ábaco. Incluso el lugar donde se daban las reuniones de la alianza está cerrado… ¿Está a punto de hundir a toda Grecia en la duda y la traición?

Kira, que había estado escuchando hasta entonces, miró el mapa.

Kira no sabía quienes eran los dueños de esos nombres o qué tipo de personas eran. Sin embargo, era extraño que pudieran apuntarse a sí mismos. 

El mapa extendido sobre la mesa era tan grande que Kira tendría que abrir los brazos para medir su ancho. Incluso en un mapa tan grande, Delos era pequeño. Tal como una aguja.

Lokira, que vivía en una pequeña habitación en una isla polvorienta, se convertiría en presa para muchas ciudades.

Un ser con cuernos e incapaz de hacer nada se había convertido en el principal culpable del caos en Grecia.

Cuando se enfrentó a la escala en detalle, se sintió menos real. ¿Debería decir que era una suerte que aquello aligeró un poco su miedo y autoculpa?

Sin embargo, Kira rápidamente se dio cuenta de por qué estaba tan tranquila.

Tenía mucho sueño. Su mente fue opacada por la neblina. Sus párpados se cerraron al volverse muy pesados. Dejó caer su cabeza sin siquiera darse cuenta de que había cerrado los ojos.

—¡Eh, tú!

El fuerte ruido le hizo abrir los ojos de par en par.

Pudo ver a Orión. ¿Cómo sabía que se estaba quedando dormida cuando estaba ocupado hablando de gente que no conocía? No era un gigante con cien ojos. Kira trató de recomponerse. Este era el salón principal del Palacio de La Atlántida. Habían incluso frescos en las paredes…

Las enredaderas giraron...

—Debe estar cansada. Dejémosla descansar por hoy.

Saphira situó una mano sobre el hombro de Kira. Orión empujó su silla hasta atrás y se puso de pie. Entonces Saphira miró hacia atrás como si fuera un gran problema.

—Orionis. ¿Vas a acompañar a esta mujer a la cama?

Kira no pudo ver qué tipo de expresión estaba haciendo Orión. Sin embargo, se detuvo como si estuviera convulsionando, pero pronto asintió y volvió a tomar asiento. Kira pudo escuchar su lengua chasquear con un "ttsk" con una mezcla de disgusto.

Saphira guió personalmente a Kira por el camino. Sin darse cuenta, Kira trató de apoyarse a medias en ella, pero se dio cuenta de que sus cuernos la tocaban y rápidamente arregló su postura. En el pasillo por el que avanzaba a trompicones, el crepúsculo se había asentado antes de que se diera cuenta.

El patio rodeado por una plaza estaba lleno de árboles frutales y flores. Quizás por ser una isla del sur todavía desprendía un olor a invierno.

Cada rama estaba decorada con platillos de plata y de ellas flotaban lámparas de aceite de una manera deslumbrante. Kira murmuró mientras caminaba, adormecida.

—La Atlántida es una ciudad tan hermosa…

Saphira, que caminaba a su lado, rió.

—Estoy agradecida de que la Diosa de Artemisa así lo crea. No es grande, pero es una buena tierra para vivir.

—Lo digo en serio. No importa lo que haga una chica, no la regañan ni es golpeada… Lady Saphira cumple la función de cónsul y viaja en una carroza…

Kira tenía tanto sueño que no podía darse el lujo de elegir las palabras. Solo dijo lo que se le vino a la mente.

Saphira frunció ligeramente los labios y luego los volvió a abrir. La sonrisa reflejada bajo la luz de la lámpara era ligeramente amarga.

—Se lo debo a mi familia. Soy la única hija de una familia senatorial. Em, las leyes aquí son más liberales que en lugares como Atenas.

—Eso dijo Orión. El jabalí de Calidón fue cazado por una mujer de Arcadia… también oí hablar de eso. La suma sacerdotisa siempre me dijo que debía mantener la calma porque nunca sabría cuándo me convertiría en una presa como ese jabalí... 

Kira no sabía ella misma lo que quería decir. Estaba tan cansada y con sueño. No tenía energía para decir más, así que permaneció en silencio.

Pero su cabeza, todavía medio dormida, seguía pensando. ¿Qué era esto? Había dicho  que quería compartir su opinión sobre qué hacer a continuación. Era lamentable quedarse dormida sin llegar a una conclusión.

¿Qué podría hacer en el futuro?

¿No dejarse cazar? ¿Sobrevivir un año?

Por supuesto, eso también sería importante. Pero, ¿eso sería todo? Orión se jactaba de que acabaría con ellos uno por uno, ¿entonces ella simplemente se escondería detrás y vitorearía..?

No creía que fuera lo correcto.

No era por esto que anhelaba el mundo exterior.

¿Qué debería hacer durante este año? Quería saber eso primero.

A primera vista, las preocupaciones que habían estado vagando rápidamente se desvanecieron por el sueño. Kira, quien fue guiada a la habitación, se derrumbó en la cama. Se quedó dormida tan pronto como puso su cabeza en la almohada.

Saphira miró a Kira dormir y salió en silencio de la habitación. Llamó a una anciana criada y le ordenó lavar bien su rostro y extremidades ya que era una invitada de honor de la ciudad. Después de que la criada asintiera, Saphira recorrió el pasillo y salió al patio.

Orión estaba fuera. A primera vista, su gran sombra parecía confundirse con uno de los árboles del jardín.

Saphira sonrió con malicia.

—Parece que es muy importante.

No habló como cónsul, sino como alguien a quien conocía desde hacía mucho tiempo. Orión respondió sin rodeos.

—Pensé que ibas a dedicarte por completo al bosque. He cambiado de opinión.

—¿Por qué las personas que me rodean están tan ansiosas tratando de unirme a alguien?

Perdió los estribos. Saphira río suavemente.

—¿Cómo fue que dijiste? ¿Que salvaste a una indefensa mujer? ¿Es por eso que viniste todo el camino hasta aquí?

—Vine hasta aquí para comprobar su estado. Es desagradable verla lloriquear mientras tiembla porque sus alrededores son desconocidos.

—Es una mujer adulta. No importa cuán encerrada haya estado, no es una niña de cinco años.

Eran palabras sinceras. Orión la miró fijamente. Saphira ni se inmutó.

—Bueno, se veía linda e ingenua. Bien, ¿qué vas a hacer a partir de ahora? La vas a llevar a tu hogar, ¿verdad?

—...Estaba pensando en dejártela a ti.

—¿Qué quieres que haga? ¿Me estás pidiendo que aumente mis funciones consulares?

Saphira se echó a reír.

—No tienes conciencia, Orionis. Si no estás en guerra o exterminando depredadores, estás patrullando en las montañas o simplemente deambulando por algún lado. ¿Por qué me arrojas a la mujer que trajiste contigo?

—¿Crees que solo estoy deambulando por ahí? ¡Reviso el camino, compruebo el viento! Entonces, ¿quieres que lleve a una mujer a vivir en el hogar de un hombre?

Saphira frunció el ceño con un “¿huh?”

—¿La trajiste hasta aquí sin tanta determinación?

Orión se queda sin palabras. Afirmar eso sería una irresponsabilidad sin precedentes. Sería como un niño dejando al cachorro que recogió a su madre.

Los ojos de Saphia se entrecerraron.

—Mira, gran guerrero. ¿Estás seguro de que comprendes bien la situación? Por el momento, todo está en calma ya que las demás ciudades se encuentran ocupadas averiguando lo que más puedan de la situación. Si se toman en serio la caza de la bestia divina, debes estar a su lado para protegerla incluso si no te gusta. No habrá nadie que detenga a los intrusos que se cuelen en la mansión del cónsul.

Orión apretó los puños. Su voz perdió la compostura.

—Si te quedas con ella y llega a ocurrir un incidente…

—Oh, por los Dioses, ¡¿quieres decir que realmente habrán problemas?!

Saphira estaba disgustada. Orionis agitó las manos.

—¡Podrías sospechar eso!

—Ah, está bien. Rechinaste los dientes al presentarte hijas de familias nobles como posibles opciones para convertirse en tu esposa. ¿No sería injusto de repente estar tan interesado por el bienestar de una divinidad sin conexiones?

—Entonces, la desafortunada bestia divina estará a cargo del mejor guerrero de La Atlántida, quien proveerá de protección, dedicación y asistencia durante su estadía. Arreglaré el registro residencial para que nadie los moleste. ¡Cuídate mucho! 

—¡Saphira…!

Orión apretó y abrió los puños, sacudió las inocentes ramitas de un árbol del jardín para finalmente alborotar su cabello frenéticamente.

No esperaba estar tan comprometido. Tuvo el presentimiento de que tendría que asumir la responsabilidad y traerla a La Atlántida. Sin embargo, esperaba que una vez allí ese problema se manejara sin inconvenientes gracias a la amistad y la simpatía de Saphira. Esa ligera esperanza fue aplastada. La dificultad se hizo realidad, y de repente se volvió impotente.

Saphira, que se había estado riendo al verlo, pronto se quedó helada.

—¿Chios estará bien con eso?

Orión recompuso su postura. 

Saphira señaló la cicatriz alrededor de su ojo.

—La princesa Merope hirió y descrédito el honor de nuestro mejor guerrero. Dejando de lado la estúpida cacería, podríamos presentar una queja formal sobre este asunto.

A la sola mención de Merope, Orion sintió un dolor ardiente en su cicatriz. Dijo mientras sus ojos se volvían feroces.

—...Debemos evitar llamar la atención tanto como sea posible. Dicen que Loxias ha castigado a la princesa. Es posible que también quieran enterrar ese asunto en silencio.

—Bien, dejaré en paz ese asunto por el momento. Descansa bien, Orionis. Cuida bien de la mujer que trajiste.

Saphira le dio un codazo y caminó hacia el lado contrario. Orión escupió.

—Cuida bien de George.

—Por supuesto, haré que revise todos los documentos que se han acumulado mientras estuvo fuera.

Su figura desapareció de repente. Orión caminó hacia el otro lado del patio. Justo a tiempo, salió de la habitación una criada mayor con una palangana y preguntó.

—¿Es esa la habitación de invitados?

—Hoy me quedaré en la habitación de al lado. Eso es lo que debes saber.

Traducción: Claire