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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 32

Capítulo de novela - 119 párrafos

Nikos parpadeó, volviendo a lucir de su edad.

—¿Una lista? No, no existe tal cosa.

¡Lo sabía!

Kira apretó un puño, victoriosa. Nikos despeinó su cabello claro con los dedos pareciendo un poco avergonzado.

—Habría hecho una si supiera cómo usar tablillas de arcilla tal como los niños de las tiendas, pero nunca aprendí a escribir.

Solo entonces Kira se dio cuenta de por qué Nikos, luciendo tan inteligente, había descuidado el récord.

Ella había crecido en un santuario. Todos los sacerdotes estaban obligados a registrar tributos y fideicomisos. En otras palabras, la lectura era un entorno natural tal como la respiración.

El mundo exterior no era así. En primer lugar, el saber leer era un conocimiento muy avanzado del que sólo gozaban unos pocos. Incluso si una persona instruida dejara atrás un pergamino importante, solo un número limitado de personas podría leerlo directamente. La mayoría de la información contenida en pergaminos era memorizada o disfrutada convirtiéndolos en obras de teatro.

Especialmente para un esclavo del extranjero como Nikos, los jeroglíficos eran algo de otro mundo. ¿Es que acaso Nikos había sido un esclavo que trabajaba en una tienda o alguien que seguía a un niño de una familia rica en su camino a la escuela? Un criado de la casa de un cazador no necesitaría saber mucho sobre jeroglíficos.

Nikos cambió rápidamente de tema.

—Bien, volviendo a lo anterior. Lord Orionis no me da muchos detalles. Siempre dice que llenará la caja fuerte cuando esté vacía. De todos modos, ganamos lo suficiente para no morir de hambre.

—No saben cuánto tienen. Significa que no podrán recuperar su dinero incluso si se lo pierden accidentalmente.

Dijo Kira sorprendida una vez más por la negligente gestión de Orión. Nikos se rascó una mejilla.

—Es posible. Aunque de todos modos su constitución le impide morirse de hambre donde quiera que vaya. Esta vez obtuvo una cicatriz así de grande, pero aún así regresó con vida, ¿verdad? El Lord es muy generoso con sus ingresos.

—¡Claro, muy generoso como para convertir una preciosa cama en leña!

Kira saltó y objetó. Era muy probable que haya dejado esos preciosos muebles en el sótano por mucho tiempo y no se haya preocupado por ellos. Esa quizá era la razón por la que sirvieron de hogar a escorpiones y toda clase de hongos.

Coincidentemente, la cama (o lo que quedaba de ella) se amontonó en pedazos cerca de donde estaban. Parecía que ese había sido originalmente el propósito de la venida de Nikos hasta este lugar. El niño se disculpó y sostuvo la leña proveniente de la cama en sus brazos.

—Sería conveniente que todo estuviera organizado, pero no es a lo que estamos acostumbrados. Es demasiado tarde para cocinar en este momento, así que me iré primero, Lady. Lykos dijo que traería una brocheta de camino a casa.

Vaya, el futuro de esta casa era ominoso.

Kira primero terminó de servir el vino diluido y se lo llevó a la abuela. Luego se apresuró a la habitación donde se exhibían las herramientas de caza. Orión estaría allí.

Cuando abrió la puerta de golpe y entró, Orión se sobresaltó incongruentemente para su tamaño. Preguntó mientras colgaba una cuerda en la pared.

—¿Pasa algo?

Kira dijo en un tono solemne.

—Orión, yo, se que es desvergonzado de mi parte pero hay algo que deseo.

Éste se echó a reír mientras se apoyaba contra el estante y se cruzaba de brazos.

—Es la primera vez que pides algo abiertamente. ¿Tienes algo que te interese? Intentaré conseguirlo siempre y cuando no sea una corona de joyas de las princesas egipcias.

—Quisiera tener una tablilla, de las que son hechas a base de cera de abejas. También instrumentos de escritura.

Quizás fue porque no se lo esperaba pero sus ojos azules se abrieron como platos.

Kira ya había tomado una decisión. Estaba decidida a administrar correctamente su nuevo hogar en el mundo exterior. Había adquirido el hábito de ir a por ello cada vez que se le ocurría una idea estando en esa pequeña habitación del santuario. Murmuró pensando en el electrum y en las nutrias que iban y venían durante el día.

—Por el bien de los conejos, zorros, venados y nutrias en esta isla…

—¿De qué estás hablando?

—A este ritmo, todos se extinguirán…

—¿Qué se extinguirá?

Gritó desconcertado viéndose incapaz de seguir el flujo de la conversación. Infirió con cuidado, observándola atentamente para adivinar lo que estaba pensando.

—¿Es para poesía?

Kira negó con la cabeza. Su resolución era firme.

—Voy a hacer un libro de cuentas del hogar, así como una lista de quehaceres para su limpieza. Orión, primero debes saber qué tienes en casa para poder organizarla.

El día siguiente fue reluciente. Tan pronto como terminaron de desayunar, Lykos, que había bajado a la ciudad, subió la colina de un tirón. En sus manos había una tablilla y un instrumento de escritura.

Era un artículo para niños pequeños, así que no era espaciosa y lujosa como la de Saphira. Sin embargo, tanto la tablilla como el instrumento de escritura hecho a base de junco fueron del agrado de Kira.

Utilizó la habitación recién decorada como taller. Nikos trajo consigo los dos cofres donde se guardaba el dinero con una expresión solemne. La abuela sentada a su lado le ayudó a separar la plata del electrum y a contar el dinero. Mientras tanto, Kira comenzó a registrar cifras en la tablilla.

Orión, apoyado contra la puerta, se quejó con los brazos cruzados.

—Te lo compré porque querías hacerlo, pero realmente no sé por qué te molestas.

—Lord Orionis, el palacio estaría realmente sorprendido si supiera de esta situación. 

La abuela chasqueó la lengua y continuó.

—Debería estar agradecido de haber puesto sus ojos en ella primero. Incluso si sabe cómo calcular, es necesario registrar y administrar bien un hogar. ¿Dónde aprendió a hacer esto, Lady?

—Oh, bueno, aprendí un poco en el santuario.

Kira estaba desconcertada. Nunca se imaginó que las tareas que las sacerdotisas del templo le asignaban para molestarla la ayudarían de esta manera. Recordaba vívidamente llorar mientras intentaba contar con sus manos si la suma o la resta de los vertiginosos números era correcta.

Lykos, que observaba desde un costado, miraba el instrumento de escritura danzante como si fuera un truco. Estalló en una inocente admiración.

—¡Ni siquiera puedo imaginarlo!

—No es tan difícil una vez que conoces las reglas. Mientras tengas cuidado de contar el electrum y convertirlo en lo equivalente a las monedas de plata...

Aun así, los cofres donde se guardaba el dinero eran bastante pesados. La cantidad también era bastante grande. La tablilla se llenó rápidamente de números. Kira frotó la cera de la parte posterior del instrumento de escritura y repitió el cálculo para establecer la cantidad de dinero. Nikos observaba admirado.

—Siempre supuse vagamente cuánto era, pero esta vez lo sé con certeza. ¿Este es el jeroglífico que simboliza "3"?

—Así es. Nikos capta muy rápido. Aprenderás a leer rápidamente.

Las mejillas de Nikos se calentaron un poco cuando Kira dijo aquello y sonrió. Entonces Lykos también miró la tablilla con espíritu competitivo. Todos estaban ocupados contando las monedas, sumando y restando.

Orión seguía de pie en la puerta, observando en silencio. En algún momento se envolvió en la capa y dijo.

—Voy a dar una vuelta. Llámenme si pasa algo.

Se fue a toda prisa después de decir eso. Los criados se despidieron tardíamente deseándole un buen viaje.

—Parece que va a patrullar el bosque sobre la colina de nuevo.

Mirando hacia atrás a la puerta por donde había desaparecido, Kira se asustó. Si estaba gruñón, prefería que dijera algo al respecto. ¿Por qué se había ido sin decir una sola palabra? ¿Había sido demasiado presuntuosa?.

Solo estaba tratando de hacer lo que podía. Incluso si llevar cálculos era difícil, Kira pensó que se sentiría cómodo con ello y la elogiaría por organizar su hogar.

Sin embargo, sería desgarrador si este hubiera considerado inútil su esfuerzo.

Una ansiosa Kira se preguntó al mismo tiempo a sí misma, ¿por qué necesitaba su elogio y reconocimiento? Solo la había traído a este lugar porque había sentido pena por ella. Sin embargo, imaginar que el toque que la consolaba mientras lloraba se volvía frío, hizo que su sangre se helara.

Incluso después de contar todo el electrum y la plata de los cofres, Kira no estaba de buen humor. Al final, preguntó cuidadosamente a la abuela.

—¿Orión está enojado conmigo por hacer esto?

Entonces la abuela rió como si hubiera escuchado algo ridículo.

—¿De qué está hablando? Si no le hubiera gustado, no le habría dejado sacar los cofres con dinero en primer lugar. 

—Pero se fue sin decir una palabra. No creo que le haya agradado mucho...

Entonces Kira se dio cuenta de sus verdaderas intenciones y se sobresaltó. En realidad, había puesto la excusa de salvar a los pobres conejos y zorros, pero ¿En  realidad era porque esperaba que él estuviera contento?

Cuando miró dentro de su corazón, entendió que efectivamente era así. Había sido agobiante, pero al mismo tiempo, estaba agradecida de que le hubiera traído a una vendedora ambulante de señoritas para vestirla inmerecidamente. Habría sido inimaginable en la pequeña habitación usar tanta ropa bonita siendo un monstruo con cuernos.

Quería hacer algo para ayudar a esta casa. Para ser precisos, quería ayudar a Orión. Así que intentó hacer uso de su poco conocimiento.

Nikos dijo mientras se ocupaba de los cofres.

—No importa. Lord Orionis siempre es así. 

—Sí, no fue porque no le agradara lo que estaba haciendo Lady Kira. Creo que entendió que estaba bien dejarla con los demás, así que probablemente salió sintiéndose seguro.

Lykos tomó un cofre y comenzó a llevarselo.

La ansiedad de Kira disminuyó un poco gracias a las palabras de aliento de los tres. Apretó su instrumento de escritura con la esperanza de que no fueran simples palabras tranquilizadoras.

—Entonces ahora haré una lista de los productos del almacén.

—No sé si podrá terminar para el atardecer. Necesitará de su ayuda, chicos.

Los niños corearon emocionados porque pensaban era increíble verla escribir en la tablilla. Kira pensó que eran lindos, pero por otro lado, estaba decidida.

No podía convertirse en una bestia roedora en esta casa. Orión la había sacado de esa pequeña habitación, así que realmente quería ayudar. Tenía que encontrar algo que pudiera hacer y llevarlo a cabo.

Sin embargo, de alguna manera se sintió desesperada.

Kira estuvo ansiosa hasta que se puso el sol. Con la ayuda de los niños, abrió una a una las bolsas y los frascos del almacén, los contó y los anotó en una tablilla.

Mientras hacía esto, practicó usar su poder y tuvo un efecto inesperado. Después de practicar repetidamente romper nueces en un círculo, se sintió más fácil que antes hacer flotar objetos voluminosos.

Se dió cuenta que se había acostumbrado a la concentración de ondas de sal, como si sus brazos de repente hubieran ganado fuerza. Los niños quedaron hipnotizados al ver frijoles, aceitunas y galletas de trigo frotar en el aire.

Después de completar el registro principal en tablillas, Kira extendió los bloques de arcilla con la ayuda de los niños.

Había que tostar la arcilla para que lo escrito fuera permanente. Sin embargo, tal proceso era innecesario porque el inventario en el almacén cambiaba constantemente. Bastaba con ponerles un marco de madera.

Kira les enseñó a los niños cómo usarlo. De ahora en adelante, cada vez que sacaran o usaran un suministro del almacén, debían frotar una marca dejada por la cuña con el fin de borrarla. Al restablecer el inventario, debían utilizar la cuña para marcar la tablilla nuevamente. Cinco rayos de cuñas formaban un paquete, por lo que era fácil de estimar.

—Ambos no saben escribir, así que también hice dibujos. ¿Pueden reconocer alguno?

Kira dijo mientras se sentía incómoda por sus habilidades. Los dos muchachos miraron una tablilla de arcilla con atención y luego asintieron.

—¡El pollo tiene cuatro patas, pero es suficiente para distinguirlo!

—¡Oh, eso… !

—Creo que esta palabra significa “cebada”. Si considero eso además del dibujo…creo que puedo reconocerlo.

Los niños colocaron con cuidado las tablillas de arcilla en un lado del estante.  

Mientras contaban cada producto uno por uno para hacer la lista, el almacenamiento quedó limpio y ordenado. También habían encontrado bastantes plantas que habían sido carcomidas por insectos y algunos productos que estaban en mal estado. Cuando los frascos y sacos se clasificaron y exhibieron por tipo, se volvió mucho más fácil saber dónde estaba cada cosa.

Los chicos quedaron muy impresionados con este cambio. De hecho, incluso llegaron a decir que Kira podría no ser diosa de Artemisa, sino de Hestia. Incluso Orión, que volvió con un montón de ramitas a la espalda, habló de los logros del día.

Mientras los niños continuaban conversando durante la cena, Orión respondió con un tono indiferente.

—Está bien, dejen de hablar y coman.

Entonces tomaron la sopa sin ninguna queja. El menú de hoy era un guiso mixto con todos los ingredientes que encontraron.

Kira estaba preocupada por su reacción seca. Preguntó cautelosamente con ansiedad y expectativa.

—Yo... ¿Hice bien?

Entonces Orión detuvo la cuchara y miró en su dirección. Pronto volvió a mirar su plato y escupió.

—No creo que sea algo por lo que deba felicitarte. Al final, es como si te hubiera traído hasta aquí para trabajar.

Interpretando sus palabras como un frío rechazo, el corazón de Kira pareció endurecerse. Al momento siguiente, pareció relajarse un poco su actitud y preguntó.

—¿Funcionaron bien las tablillas? ¿Te divertiste?

Kira vaciló por un momento, sin saber cómo interpretar su actitud. A primera vista, sus ojos azules no parecían fríos.

Sólo entonces respondió cuidadosamente.

—Sí, me alivia haber organizado todo.

—Que bien. Ya está oscuro hoy, así que puedes limpiar el sótano más tarde. No hay muchas cosas allí.

Mientras Kira apenas iba por la mitad de un plato, Orión se sirvió otra gran porción en el propio.

Kira lo observó, suprimiendo el murmullo en su pecho. No parecía cómodo con lo que había hecho. Sin embargo, tampoco creía que estuviera celoso de ella. A pesar de eso, lo dejo a la suerte y preguntó.

—Orión, escuché que tienes ganado.

—Un poco. Permanecen en casa de otras personas.

—Quisiera hacer una lista de eso también. ¿Cuántos animales tienes?

Entonces Orión se detuvo en seco. De repente se quedó perplejo y no dijo nada. La ominosa sensación se extendió en Kira cuando vio que no tenía una respuesta.

Orión, no me digas que... 

¿No lo sabes...?

Traducción: Claire

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