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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 33

Capítulo de novela - 100 párrafos

Cuando se reveló este hecho, la abuela Baki fue la que reaccionó con más violencia.

—¡Hay cosas de las que avergonzarse! El Rey de Ellis recordó a cada uno de sus más de cien animales. ¿Qué dueño ni siquiera sabe cuánto valioso ganado tiene?

Orión respondió disgustado.

—El rey ni siquiera se interesó en ellos hasta que Hércules apareció. ¿Sabes que el ganado está ahí todos los días como un huerto? No tengo tiempo para contar diez cabras nacidas y cinco ovejas muertas.

—Puede que haya sido difícil de manejar por su cuenta, pero entonces debería haber conseguido un mayordomo competente o haber enseñado a los niños.

No importaba lo ocupado que estuviera Orión, no había excusa para esto. Entonces cerró la boca con una sonrisa. Como una abuela enviada por Saphira, al final éste solo se quejó de que regañaba mucho.

Aunque Orión aceptó el regaño por parte de la abuela, era posible que sus recuerdos no fueran exactos.

Estaba claro de dónde a dónde el campo y el caladero eran su territorio. Pagaba una tarifa en proporción al ancho, por lo que no tenía que preocuparse en prestarlo a otros.

Pero cuando el ganado se reproduce, nace nuevo ingreso. Y cuando se enferma, muere. El número continuaría aumentando y disminuyendo cada temporada.

Orión incluso prestó su ganado a varios hogares. Aunque recordara aproximadamente cuántos había comprado y prestado, era difícil saber con certeza cuánto había aumentado o disminuido.

Orión, al otro lado de la cama, habló sobre sus circunstancias con los brazos en la nuca. Agregó estás palabras.

—Si guardas todo el electrum y la plata en casa, atraerás moscas envidiosas. Por eso lo cambié a ganado, no necesariamente para ganar más dinero al aumentar la cantidad de animales.

Volvió a mirar a Kira que yacía a su lado. Estaba tratando de tranquilizarla, quien lo miraba con ojos de conejo desde antes.

—No moriremos de hambre si pierdo una o dos ovejas. Sé que crees que te traje aquí sin pensarlo. Ni siquiera sabes el valor de una cebada. Realmente no tienes que preocuparte por mi situación financiera.

“Ah”, exclamó Kira. Orión tenía una idea del por qué estaba haciendo un libro de cuentas del hogar. Sintió que la habían atrapado, así que enterró el rostro en la manta.

Por otro lado, era un poco triste que no supiera cuánto quería ayudarlo. Su orgullo fue herido por el trato despistado. Ella no sabía el precio de una cebada, pero probablemente sepa más sobre gestión de inventario y contabilidad.

—Pero incluso una cebada es preciosa. Yo guardé. Registré y guardé todo lo que más podía en esa pequeña habitación. Sólo mira el desperdicio de comida de hoy. Si se lo hubiera registrado bien, no se habría dañado, pero ahora ya no puedes usarlo.

Incluso las conchas nuevas eran apreciadas porque tenía miedo de que se desgastaran o se rompieran. Entonces recordó la cama que se convirtió en leña, y los productos del almacenamiento que se tiraron porque se habían descompuesto. Había sido un desperdicio.

Orión rió.

—Si me quedara sin dinero, bastaría con ir a Etiopía y atrapar dos o tres leones. Si ese es el caso, podría envolverte en cinco capas de ropa de seda.

—¿Por qué usar cinco capas de seda? Hace calor. ¿Y qué pasaría si el león terminara mordiéndote…?

Kira estaba totalmente asustada pues había leído hablar de leones en relatos. Sabía que la larga melena de ese animal era esponjosa, su boca increíblemente grande y sus colmillos brillantes. También había escuchado que eran similares a Cerbero, el perro guardián del inframundo, por lo que probablemente serían tan grandes como una casa.

Orión no parecía tener miedo de una bestia de ese tamaño en absoluto. Kira parecía saber la razón del por qué.

Este hombre siempre había vivido así, confiando únicamente en su arco y extremidades, deambulando por innumerables bosques y cazando bestias salvajes…

De repente, recordó las palabras que la vendedora ambulante había dejado escapar. Entonces preguntó, aturdida por el sueño.

—Orión es el hijo de la princesa, pero ¿no tienes nada que le pertenezca?

Silencio. Orión respondió después de un momento.

—Le entregué todas sus pertenencias al palacio. Esta casa es lo único que tengo.

—¿Por qué…?

Silencio una vez más. Orión dejó escapar tan bajo como un susurró.

—¿Cómo podría…?

Kira no entendió del todo

Sólo pudo inferir una cosa. El dinero de esta casa, el ganado prestado. Todo era propiedad de Orión.

Si ese era el caso, no debería huir a un lugar lejano a cada rato. Incluso si para Orión estaba bien, ese no era el caso para Kira. Quería explicárselo para que entrara en razon usando letras y la aritmética que había aprendido en el santuario.

Su mente somnolienta hizo planes para mañana antes de darse cuenta. Por alguna razón, Kira se emocionó.

Ahora que tenía ropa, era hora de hacer un recorrido por la ciudad.

Ya que estamos en eso, busquemos a las personas a las que se le fue prestado el ganado.

Después del desayuno, se puso ropa nueva para salir y un chal alrededor de la cabeza. El sombrero hecho a base de piel de nutria que había ordenado Orión se confeccionara tomaría tiempo para estar listo. Kira estaba bien sin sombrero, pero como había recibido miradas extrañas con anterioridad no pudo evitarlo.

Se subió al burro con el corazón palpitante. En la parte trasera de la silla, una tablilla y un paquete de instrumentos de escritura estaban cuidadosamente atados.

Después de bajar los escalones frente a la puerta y alzar la barra en la cerca, el camino conducía directamente a la ciudad.

Aunque era invierno, el sol se extendía sobre el pavimento. Era mejor que la lluvia torrencial, pero el sol era realmente cegador. Parecía mucho más pues esta era una isla del sur.

Kira estaba preocupada por Orión, que caminaba a su lado sin protección. Cuando inclinó ligeramente su sombrilla hacia él, Orión levantó el brazo y la apartó.

—Úsala tú. ¿Cómo puedes sostener una sombrilla así?

—¿No hace calor?

—Comparado con el sol abrasador en medio del mar, esto no es nada.

Ah, es verdad. Tenía antecedentes de remar en mar abierto. Una sombrilla sería inutil en una ciudad con cuyos edificios los preveían de sombra.

Avergonzada, Kira levantó su sombrilla y miró a su alrededor. Tenía suerte de que el contorno de sus cuernos estuvieran ocultos por la sombrilla.

Acrotiri era una ciudad bastante bulliciosa, aunque Kira realmente no conocía demasiadas ciudades. Ciertamente no era una en mal estado.

Por supuesto, al contrario de la isla interior, cada edificio estaba alejado de la sensación de limpieza y riqueza. Las calles aquí estaban decoradas con frescos de flores, peces y monos en paredes de yeso blanco. Era una atmósfera rebosante de una extraña vitalidad en consonancia con la tumultuosa actividad que la rodeaba.

El mercado estaba en pleno apogeo y era hora de que los barcos entraran y salieran. La tripulación flotante zumbaba y las personas iban y venían por todas partes. Kira quedó hipnotizada cuando vio a un grupo de niños corriendo hacia la escuela.

—Hay mucha gente....

—Como sea, no habrían echado a la princesa a cualquier parte. Esta es la isla más grande del exterior. El puente que conecta a la isla interior también está cerca.

Orión agregó una explicación cínica.

Kira no sabía mucho sobre el tamaño o la ubicación. Para ella, solo el paisaje visible fue  suficiente para impactarla.

Como ciudad que se elevaba como un hongo en el terreno montañoso frente a la costa, Acrotiri se había esforzado por acercarse a la llanura a lo largo de los años. Como resultado, se formaron callejones en terrazas en capas entre las laderas. Esa era la razón por la que la ciudad tenía calles bien pavimentadas a pesar de no ser  una gran ciudad como Menfis o Babilonia.  

Si hubiera una edificación central como el palacio real, la ciudad también se habría desarrollado radialmente en base a ella. Acrotiri no tenía tal lugar. Dado que el santuario principal de la isla interior estaba cerca, no había necesidad de construir un gran templo. Solo había pequeños centros de oración en todo lugar para que pudieras venir y rezar.

Si se tuviera que señalar el centro, ese tendría que ser la plaza adyacente al muelle. Un poco más arriba había un pequeño anfiteatro. La escuela era un poco más grande que ambos. Habían dos mercados: el mercado inferior directamente adjunto a la plaza y el mercado superior en la ladera.

La mayoría de los otros edificios eran casas particulares. También habían talleres y tiendas.

El Oriharukon y el cobre producidos en varias islas exteriores llegaban hasta aquí y se procesaban. Talleres de herreros con yunques y crisoles se alineaban en las calles. El sonido del agua siendo vertida y del martillar resonaban aquí y allá.

Todos estaban intrincadamente conectados por callejones en forma de telaraña. Kira estaba asombrada. El camino principal que conducía directamente desde la entrada de la ciudad hasta la casa de Orión era solo una pequeña parte de la ciudad.

—No creo que pueda memorizar las calles de aquí.

—Yo tampoco sé dónde conduce cada uno de estos callejones. Sólo los vendedores ambulantes podrían recordar eso.

Tal vez sea porque Orión se adentraba en el bosque en lugar de la ciudad. Kira preguntó mirando a una mujer que llevaba una jarra de agua en la cabeza.

—Escuché que los residentes de Delos tiraban el agua usada en las calles. Aquí no he visto algo así.

—Viste el drenaje del agua mientras te duchabas. Dicen que fluye hacia el campo en un tubo subterráneo de arcilla.

El agua provenía principalmente del arroyo al otro lado de la costa, y el campo estaba en las afueras al otro lado. Orión señaló una dirección con un dedo.

—Aquí es más plano. Esta ciudad fue creada por la ruta del mar. La mayoría del ganado y ovejas estarán allí.

Orión dijo como si los grandiosos planes de Kira, es decir, la búsqueda de riqueza descuidada y los proyectos de gestión de activos fueran una carga.

—Como dije, hay más de uno o dos. No sé si esté bien aparecer inesperadamente y preguntar sobre los animales como un acreedor.

Kira vió a través del corazón de Orión. Quería acabar con la situación lo más rápido posible. Como había vivido una vida decente hasta ahora, estaba segura de que también quería vivir con moderación en el futuro.

Lo que siguió apoyó aún más su suposición.

—Piénsalo. ¿Quién intentaría engañarme a mí? 

Había algo de cierto en esa declaración. Kira también estaba muy consciente de esto después de salir a la ciudad.

Orión sobresalía de entre los demás. Era una cabeza o dos más alto que la mayoría y sus hombros mucho más anchos. Tenía una apariencia que se destacaba lo suficiente como para cuestionarse cómo hacía para esconderse del sexto sentido de las bestias salvajes.

—Cualquiera en Acrotini, no, en la Atlántida saben quién soy. Incluso en este momento todos los que pasan a nuestro alrededor no nos quitan la mirada de encima. Grupos de dos o tres incluso susurran entre ellos.

Si lo hubieran reconocido, no había manera de que no supieran que la mujer que montaba el burro era la diosa de los rumores.

Pero curiosamente nadie los molestó. A veces había gente que exclamaba: "¡Oh!"  pero tampoco se atrevieron a acercarse.

Kira podía adivinar fácilmente la causa.

Esto… significa que son pocos los que no temen de los antebrazos de Orión.

Es la lógica del mundo que la ley está lejos y el puño cerca. Orión incluso tenía sangre real, por lo que estaba bastante cerca de la ley. Su prestigio también protegía indirectamente a Kira.

Parecía saber por qué la caza de la bestia divina que vagamente temía estaba inesperadamente tranquila. A medida que el calendario cambiaba de Gamelion a Anthesterion (febrero), todavía no había señales de nada a su alrededor.

Gracias a esto, Orión pudo haber vivido con moderación sin saber el número de cabezas de ganado.

Kira sonrió. Era un hombre realmente grande.

Sin embargo, fue difícil para Kira deshacerse por completo de las desgracias que había oído hablar en el santuario. El antebrazo de Orión pudo matar al escorpión en la cama. Sin embargo, no pudo evitar el moho en un lugar invisible.

Por lo tanto, nada era imposible.

A Kira se le ocurrió algo y dijo.

—Si no tienes motivos para visitar repentinamente, di que es por mí.

—¿Por tí?

—Sí. Ahora vivo en la casa de Orión, así que solo diles que has venido para presentarme. De todos modos, el hecho de que terminé viviendo en tu casa no son solo rumores. ¿No estaría bien si preguntáramos por la cantidad de ganado mientras nos presentas oficialmente?

Kira había trabajado duro a su manera para idear ese plan. Sin embargo, la expresión de Orión se volvió cada vez más preocupada, y sus orejas bañadas por la luz del sol se sonrojaron.

Toma a la mujer con la que vives y presentarla a los demás. ¿Cuál sería el significado social de este comportamiento…?

Kira bajó las cejas cuando vio que él no respondía

—¿Dije algo extraño?

—¡Oh, no! No, está bien. Está bien, sí.

Preocupado de que volviera a llorar, Orión se apresuró a guiar al burro.

No lo sabía, pero sea lo que sea, realmente esperaba que funcionara. Ya los habían malinterpretado anteriormente y rumores extraños ya deberían estar circulando. Entonces sería mejor que esta chica no llorara. Ella había estado pensando de antemano lo que haría a continuación.

Traducción: Claire.

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