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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 37

Capítulo de novela - 109 párrafos

La lógica de Baki era esta. Era una virtud de todos los que tenían riqueza el poder disponer de mucha gente. Una persona exitosa no debía mantener el dinero guardado, sino que invertirlo en salarios.

Como resultado de tener la compañía de la abuela durante unos días, ésta realmente pensaba que parecían faltar muchos aspectos necesarios para servir correctamente a la divinidad. Cepillarle el cabello o enseñarle modales podría hacerlo ella misma. Sin embargo, era difícil secar al sol la colcha o lavar con delicadeza la ropa de seda de la dama.

Kira ingenuamente había insistido en que aprendería y lo haría ella misma, pero desde un principio fue una propuesta que no planeaban discutir. Para la abuela Baki, eso estaba casi en contra de la ley de los dioses.

En su mente, Kira ya era la anfitriona de esta casa, la esposa de Orión e incluso familiar de la diosa. No sabría cuál sería su destino después de la muerte si le enseñaba a usar la lejía.

Por lo tanto, se concluyó que sería beneficioso para todos encontrar a una criada joven, sana y hábil.

La teoría de la abuela era una buena idea para crear empleo y redistribuir la riqueza al mismo tiempo. También fue algo tentador para Kira. La propiedad y el almacenamiento de esta casa apenas se habían arreglado, pero la mala limpieza de la casa aún estaba por resolver.

Orión también se mostró muy reacio esta vez.

—No es común encontrar a alguien en quien confiar.

Confiaba más en la fuerza de sus propios brazos.

—Después de negociar con el Senado, Saphira podrá enviar a alguien más.

—Lord Orionis. Entiendo cómo te sientes, pero por favor no seas demasiado conflictivo con el Senado.

Orión arqueó las cejas en línea recta. La anciana habló en voz baja.

—El rey, la regente y el Gran Guerrero son todos jóvenes. El Senado dirigió la Atlántida desde nuestros antepasados. Será un problema si te dejas influir por tus emociones, no debes volverte alguien quien les ocasione problemas.

—¿Me estás pidiendo que complazca a las personas que han estado haciendo esto durante décadas? ¿Actuar como un sabueso esperando que caiga un pedazo de carne?

—No es solo la posición de Lord Orionis. También deberías considerar la posición del rey George.

La abuela estaba tranquila y no se dejó influenciar por la voz de Orión.

—¿No lleva él la corona de esta isla con un familiar como tú detrás de su cuello?

Fue un comentario significativo. Orión se mantuvo en silencio. Luego chasqueó la lengua y se frotó la frente.

—Saphira ha elegido bien a quien enviar. Eliges palabras específicas que me hacen no tener nada que decir.

Feliz de haberlo convencido, la abuela puso su arrugada mano sobre el dorso de la de Kira.

—También debes aprender a recoger y hacer uso de semillas con tus propias manos. Lord Orionis y yo estamos aquí, así que ¿por qué no nos muestras que tan buena es tu vista?

Durante el conteo anterior de ganado, Kira había aprendido bastante sobre el territorio de Acrotiri. Habían dos mercados en esta ciudad: el "superior” en la ladera y el “inferior” cerca del muelle.

El problema aquí era, ¿a qué mercado debería ir para comprar gente?

Lo descubrió rápidamente. El mercado superior manejaba principalmente productos de necesidad diaria, varios artículos y artesanías hechas en talleres. En el mercado inferior se negociaba principalmente bienes comerciales. Los artículos principales eran materia prima como lingotes, pieles, alimentos y, finalmente, mano de obra.

Se reducían a eso.

El muelle de Acrotiri daba hacia la costa, de lado donde se encontraba el puente que conectaba con la isla interior. En invierno la navegación era escasa, pero los muelles se llenaban de todo tipo de barcos.

—Orión, mira hacia allá. Parece aceite flotando en el agua.

La contaminación ambiental se producía cuando llegaba mucha gente. Kira, que fue testigo de la calidad del agua sucia bajo el muelle, se dio la vuelta disgustada. Orión se rió descaradamente de ella.

—Puedes ver por qué cuanto más lejos está el pez, más caro es.

—Me acabo de enterar. No quiero comer pescado de este lugar.

Kira, que estaba mirando a los pescadores alineados en el muelle, expresó su opinión. Orión sostuvo uno de sus brazos para evitar se fuera en la dirección equivocada.

—Es una suerte que haya más y más gustos y disgustos por ti. ¿Qué tal el sombrero nuevo?

Kira levantó las manos y se tocó la prenda encima de su cabeza. Pudo sentir el tacto suave de la piel de la nutria.

—No hay forma de que lo odie. Orión me lo dió.

—Puede que no te guste. Y para tu información, no me agradan las palabras vacías. Se honesta conmigo.

—Bien. ¡Es maravilloso! Por cierto, gracias a esto las personas no me miran mucho, ¿verdad?

La razón por la que se había sentido menos incómoda desde antes era probablemente gracias a este sombrero.

Las dos nutrias que había casado Orión fueron transformadas en fieltro por un talabartero usando sus habilidades de curtido. Después de terminar de cortar y coser, se le fue entregado un sombrero. Tenía forma de cono sin borde y una cubierta que bajaba hacia la oreja, pero el tamaño era un poco grande, por lo que cuando se envolvía a su alrededor, cubría sus cuernos por completo.

El destino que había tenido la nutria era lamentable, pero Kira se enamoró de él tan pronto como lo recibió. Con el sombrero puesto, parecía una persona sin cuernos. Si no hubiera estado a punto de salir, se habría mirado a sí misma en el espejo más tiempo de lo que habría hecho Narciso.

Hoy habían llegado al muelle caminando. Orión era tan alto que los demás no la habrían notado. La mirada de los extraños, la cual siempre había dado por sentado, desapareció y Kira pudo respirar libremente.

Orion parecía estar contento con los resultados. Fue un cambio tan sutil que tendrías que mirar de cerca, pero sus labios se aflojaron un poco.

—Sabía que te gustaría. Pensé que no se notaría si te ponías un sombrero como este.

Pronto llegaron a la entrada del callejón del mercado. Orión le habló seriamente a Kira.

—Hoy nadie se acercará a ti diciendo que eres Artemisa. Echemos un vistazo y encontremos a alguien bueno para el puesto.

Kira prometió concentrarse. Orión le echó un vistazo de nuevo para ver si todavía estaba ansiosa.

—Será complicado dentro. Mantén tu mente en orden para no perderte.

—Sí. Sostendré la mano de Orion con fuerza.

—¡Puedes simplemente sujetar mi capa!

Orión se sobresaltó y dio un paso atrás.

Kira se avergonzó y retiró la mano. Cuando era joven, a menudo jugaba de esa forma con Loxias, e incluso ahora, Orión a menudo la tomaba de la mano y le servía de apoyo. ¿No era bueno que ella misma lo tomara de la mano?

«Sí…puede que sea inconveniente si es que deba usar el arco.»

Kira lo interpretó a su manera. ¿Había dicho que el aceite producido por las manos también cambiaba la forma del metal de los anillos? Llevaba el cinturón con sus armas detrás de la capa. Era posible que le preocupara que sus manos sudorosas causaran alguna desgracia en caso de una emergencia.

Entonces se aferró a su capa con fuerza y ​​entró en el mercado.

Fue realmente un caos. Dado que el palacio real tenía el derecho de exportar el preciado Oriharukon, los mayoristas de metales apilaban lingotes de ese material y entregaban un sin número de pedidos. Las verduras, el ganado y el pescado se colocaron en compartimentos pequeños.

La columnata de colores construida cerca de allí era donde encontrarían la mano de obra. Tan pronto como entró, gritos llenaron sus oídos.

—!Yo coso! ¡Coso como trabajo! ¡Sólo a tres óbolos!

—¿Necesitas un escritor fantasma? Soy lo que buscas. Sólo un dracma por capítulo.

—Si te van a enviar a la mina, la mina de Oriharukon es buena.

—¿Crees que cualquiera puede entrar? Es complicado.

Nerviosa por ver la subasta de esclavos, Kira quedó atónita. Era un poco diferente del acto de comprar y vender personas del cual tanto había oído.

—Pensé que los alinearían uno por uno y gritarían por cuánto los ofrecían.

Kira susurró mientras se aferraba a Orión en algún momento. Dado que no podía sostener su mano, se aferró a uno de sus antebrazos bajo la capa con ambas manos. Era un tacto sólido y tranquilizador, como el tocón de un árbol. Aunque sus venas brotaron como si de repente estuviera nervioso.

Orión siguió apretando y abriendo las manos, entonces respondió.

—Los esclavos llegan todos a la vez en un día determinado. Principalmente empleados en campos o zonas de pesca. Estás aquí para encontrar una criada, así que no tiene sentido ver una subasta.

Fue entonces cuando Kira se dio cuenta del propósito de la moneda de plata llamada óbolo, más pequeña que una dracma, que se había puesto en el bolsillo. Así es. De alguna manera, parecía que era una pequeña cantidad de dinero de bolsillo.

Miró alrededor. Había asientos en el suelo y se montaron varias tiendas de campaña. Los buscadores de empleo estaban parados o de pie allí gritando sus términos. Alguien sostenía un currículum plausible en una pieza de cerámica.

[Gente instruida en la lectura, en la escritura y libre de Rodas que puede enseñar y cuidar a niños, 5 dracmas por 7 días. ]

Sin embargo, pocas aspirantes a criadas llevan currículums. En cambio, una avalancha de personas gritando saber cocinar pollo y contar con buena leche fluyó en el aire. Sería difícil para los solicitantes de empleo que gritaban esto todo el día, pero fue aún más caótico para los primerizos que buscaban conseguir a una criada como Kira.

Eventualmente, dejó de caminar y se detuvo aturdida. Orión se inclinó hacia ella y envolvió un brazo a su alrededor.

—Hagamos esto más fácil.

Sus palabras devolvieron a Kira a sus sentidos. Se concentró en los labios frente a ella.

—De todos modos, puedo seguir por mi cuenta y elegir a quien sea conveniente. 

Kira ahora estaba más confundida. Orión volvió a cambiar un poco sus palabras.

—Bueno, debes tener en mente a alguien específico. Quizá a una joven bonita.

A un monstruo con cuernos no podría importarle menos algo así...Kira negó con la cabeza. Al menos la apariencia de la criada no era una consideración importante para ella. Había aprendido eso a través del método de eliminación.

Orión expresó su opinión como si estuviera tratando de ayudar un poco más.

—Definitivamente debe ser ágil. Te avisaré tan pronto como encuentre a alguien.

—Sí, me parece bien. Tal vez pueda ayudar a la abuela en casa.

Sonaba bien, por lo que Kira aceptó rápidamente. Sin embargo, esto sería simplemente aceptar la opinión de Orión sin más. Esforzó su vista y pensó en lo que necesitaba desesperadamente.

La respuesta pareció sencilla.

—A mi…me gustaría sea alguien que barriera hacia la puerta principal cuando limpie el patio central.

—¿Por qué estás siendo tan específica?

Orión no lo entendía.

Sin embargo, la intención parecía haberse transmitido hasta cierto punto. Enderezó su cuerpo inclinado y miró a su alrededor. Un murmullo como un suspiro se escuchó en el viento.

—Me refiero a la limpieza. La limpieza…

Entrecerró los ojos y miró a quienes buscaban trabajo.

Sería contraproducente. Orión tenía un físico bien proporcionado y un rostro claramente hermoso. Sin embargo, las mujeres tendrían miedo de abordarlo debido a su impresionante altura. Además, ¿cómo podrían atreverse a acercarse cuando éste no dejaba de fruncir el ceño?

Mientras tanto, Kira miró atentamente a su alrededor para encontrar a la persona adecuada. Se preguntaba quién podría ser lo suficientemente ágil y, a su vez, exceder sus expectativas en cuanto a la limpieza. Entonces pensó que quizás podría haber pasado por alto a alguien detrás de un pilar, así que siguió adelante sin darse cuenta.

Unos cinco pasos adelante, alguien le habló.

—Señorita, ¿está buscando a alguien?

Kira se sobresaltó y cubrió su boca con ambas manos.

Habría sido agradable de ser mujer, pero fue un hombre quien se acercó a ella. La saludó con un rostro extremadamente amable y continuó mientras sonreía con un tono encantador.

—¿Vive en Acrotiri o es que vino de paseo hasta aquí desde la isla interior?

—¿Eh? ¿Qué? Oh, vivo en Acrotiri.

Kira respondió casualmente, pero pensó que era extraño. Se dio cuenta que ya no era Lokira de Delos.

El hombre sonrió como si estuviera muy impresionado

—¿Enserio? No sé de qué mercante eres hija, pero Afrodita ha unido nuestros caminos el día de hoy. ¿Qué hay de mí si estás buscando a alguien? Te mostraré el éxtasis hasta llevarte al Elysium por solo tres dracmas.

Kira no entendió de inmediato las palabras del hombre y parpadeó. No era buena con metáforas abstractas. Los números, por otro lado, le eran tan claros que pudo entender la última parte de inmediato. Tres monedas de dracma al día era un salario bastante alto.

—Eso es muy caro.

—¡Jajaja, así de bueno es mi servicio! Te lo garantizo. Incluso después de todo esto, sería un honor para Adonis de Paros servir con su cuerpo a alguien tan hermosa como la dama, así que…

—¿Puedes limpiar bien el polvo de las barandillas?

—Sí, en todas partes, en cada rincón y grieta…¿Qué?

Fue el momento en que el desconcertado hombre volvió a preguntar. Una gran sombra cayó sobre su cabeza. La mandíbula del hombre se ensanchó lentamente como si estuviera a punto de caer.

Los ojos azules eran tan fríos como el mar de hielo.

—¿Quién eres?

Traducción: Claire 

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