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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 39

Capítulo de novela - 99 párrafos

Hatsha se arrastraría aferrándose a sus tobillos si se la ignoraba. Además, incluso un esclavo no podía quedarse tendido en el suelo para siempre.

Kira actuó primero. Desde su punto de vista, originalmente estaba en una posición en la que ella y Hatsha no eran muy diferentes. Sintiendo lástima por la figura que yacía en el suelo, rápidamente la ayudó a ponerse en pie. Tan pronto sacudió sus rodillas manchadas de barro, Hatsha asintió en actitud desesperada. 

Orión, que había estado mirando, finalmente tomó una decisión.

—Vayamos a casa y hablemos. Nos seguirás a cinco pasos de distancia.

Hatsha se animó un poco y prometió que así sería.

Kira miró hacia atrás mientras subía por el camino principal a su hogar. Exactamente cinco pasos detrás. Hatsha los seguía a un ritmo constante, sin alejarse ni acercarse mucho.

Seguir los pasos de su dueño parecía era un hábito que había adquirido su cuerpo. Su físico era un poco débil, pero su resistencia era bastante buena pues respiraba uniformemente mientras subía las escaleras inclinadas que daban con la ciudad.

Kira era el problema. Su resistencia aún era pobre y las laderas de Acrotiri eran mucho más empinadas que las del Monte Cinto. No era normal andar sin burro. El descenso fue bastante cómodo, pero cuando llegó el momento de subir, fue peor que la muerte.

Su garganta dolía mientras luchaba con sus pequeños pulmones. Podía escuchar a su corazón palpitar tan vívidamente como el sonido del martilleo en una herrería y sentía vomitar en cualquier momento.

Qué conveniente sería si su poder aumentara y pudiera teletransportarse libremente tal como lo hacía Loxias. Aun así, se dispuso a continuar, pero Orión bloqueó su camino sin ésta darse cuenta.

Colocó una rodilla en el suelo 

Kira lo miró sintiendo un cosquilleo. Le era difícil hablar pues sentía que su garganta se desgarraría si trataba de insistir en estar bien.

Finalmente se subió a su espalda. Sus fuertes brazos la sostuvieron y su campo de visión aumentó.

Cabello negro y corto rozó sus mejillas. Kira fue consciente de que su cuello era tan duro como el buganvilla del patio central. La altura de ambos hombros era lo suficientemente simétrica para formar un ángulo recto. La espalda ancha le hizo darse cuenta del tamaño de los brazos que a menudo la envolvían.

Pudo ver por qué se extendió el rumor de que había aparecido de la nada, como si hubiera salido de la tierra. Mientras Kira medía su contextura con las manos, la imagen de él semidesnudo alzando el hacha de repente se superpuso. Cuando recordó su cuerpo desnudo que parecía haber sido hecho de arcilla, jadeó y se puso nerviosa.

—¿Qué pasa?

Orión reaccionó con sensibilidad. Kira rápidamente recuperó el aliento.

—Ah, no, solo temo que sea muy pesada…

—¿Qué tan pesada podrías ser cuando pesas la mitad de lo que lo haría un león? Soy yo el que teme salgas volando.

Una breve respuesta llegó. Kira se frotó los labios, pensando que no era lo suficientemente delgada para salir volando.

Su corazón, que había sido sobrecargado por la caminata cuesta arriba, difícilmente podía recuperar su estabilidad. Deliberadamente cambió el tema a otra dirección.

—Hatsha sigue detrás de nosotros.

Kira se sintió agobiada por su ferviente adoración. Ella había comido bien, dormido bien, elegido telas bonitas y registrado la cantidad de ganado durante su estadía en la Atlántida. Pero Hatsha no pasó por más que dificultades después de iniciada la caza de la bestia divina.

Además, era una doncella que servía a un cazador en Creta. Tan pronto como hablaron un poco más con ella, pudo entender que la situación había cambiado drásticamente. ¿Qué rayos estaba pasando en torno a la bestia divina en los exteriores de esta isla?

Orión habló para que solo ella pudiera oírlo.

—Para ser honestos, no es alguien confiable. No puedo dejar de pensar en ello.

El corazón de Kira se hundió. Cuando empezó a sospechar que la actitud anterior de Hatsha podría haber sido solo un acto, la envolvió un siniestro miedo.

Orión continuó con actitud serena, calmando así a Kira.

—De todos modos, es conveniente para nosotros que alguien haya venido de Creta. Así podremos escuchar un poco sobre la situación local de ese lugar, por ejemplo, las circunstancias en las que murió Cyproites y lo que trae entre manos Creta para haberse hecho de mi ganado. Si es alguien ingenua, nos dirá lo que sabe. Puede darnos todos los detalles si la presionamos ya que lo que busca es ganarse nuestra confianza.

Tenía sentido, por lo que Kira dejó escapar una breve exclamación. En este momento, Orión se veía muy tranquilo y racional, a diferencia de su habitual apariencia tosca. Era increíble para un hombre que era indiferente a la cantidad de ganado o al conteo de monedas.

Arregló la posición de su espalda para que Kira pudiera sentirse más cómoda y luego miró hacia atrás.

—Traté de hacer que me siguiera en caso de que intentara precipitarse hacia nosotros, pero todavía no ha hecho nada por el estilo. Si se hubiera movido de manera sospechosa, le habría roto el cuello en un santiamén.

Kira estaba horrorizada por tremendo comentario. Decir que le rompería el cuello era extremadamente radical, pero había algo más sorprendente que eso. Estaba a sólo cinco pasos de distancia. La confianza de que podía dominar a su oponente incluso a esa distancia era fenomenal.

Sintió miedo y emoción por el repentino cambio. Preguntó porque tenía prisa por hablar de algo.

—¿Qué vas a hacer ahora? ¿Vas a contratar a Hatsha como criada?

Kira compartió el resultado de sus propias observaciones.

—Ha caminado todo el camino hasta aquí, pero no creo que esté cansada. Pudo encontrarnos y seguirnos en secreto antes, por lo que parece una persona ágil. 

En primer lugar, había cumplido una de las condiciones que buscaban para contratar a alguien. ¿Podría hacer un buen trabajo con la limpieza? Si Hatsha viniera con un corazón puro, sería de gran ayuda.

Orion disuadió a Kira, quien estaba emocionada.

—Aunque no tenga ningún interés oculto, las personas no son contratadas de inmediato. Si no vienes con una carta de presentación o por recomendación de un conocido cómo lo hizo la abuela, se decidirá si se queda solo después de verla trabajar unos días.

—Oh, incluso en el santuario el recién llegado primero estaba a cargo de trabajos efímeros. Tiene sentido.

Kira se convenció después de recordar el sistema de trabajo del templo.

Durante el primer mes, un sacerdote recién convertido dedicaba todas sus energías a limpiar el suelo. No tenía acceso a la pequeña habitación de Kira ni sus alrededores.

La prohibición se levantaba solo cuando se reconocía que había trabajado arduamente un mes y hecho bien su parte. Después de eso tenía lugar una especie de rito de iniciación. Este era llevar la bandeja de comida a la habitación de la bestia divina. Solo cuando el recién llegado confirmaba la existencia de la divinidad confinada en el interior del santuario es que era aceptado como un verdadero miembro del santuario.

Entonces Kira, después de ​​observar las evaluaciones de los demás o ser objeto de evaluación, ahora sería la encargada de evaluar a Hatsha. Recordó las palabras de la abuela de que ella también debía aprender a usar a las personas.

—También estaré observándola para que no tengas que hacer esto tu sola.

Orión la tranquilizó.

—Es como cazar. Si la comadreja que entró en tu hogar es dócil, no habrá necesidad de disparar. Si se acerca al gallinero, entonces no tendrás más opción que hacerlo.

Kira entendió su analogía. Realmente esperaba que no hubiera una situación en la que tuviera que lastimar a Hatsha.

—Espero que no tenga motivos ocultos. Debe haber sido aterrador para ella ver morir a su dueño.

Habrían diferencias en cuanto a lo que los esclavos pensarían de sus dueños. En cualquier caso, nadie estaría feliz de ver un asesinato ocurriendo tan cerca.

El hombre llamado Cyproites de Creta. No sabía qué clase de cazador era. Sin embargo, fue desafortunado escuchar que había muerto en vano.

Orión también fue frío en su juicio esta vez.

—Si los atenienses empiezan a matar, la situación se volverá muy complicada. Esos tipos, quizás su estrategia sea primero deshacerse de sus competidores antes de apuntar hacia ti.

Fuera lo que fuese, era necesario escuchar las circunstancias de Creta. Dependían de la información que podría proporcionar esa mujer de cabello corto. Los dos se miraron fijamente, llegando así a un consenso silencioso.

Al regresar a casa con una nueva persona, Nikos, Lykos y la abuela salieron a su encuentro y miraron a Hatsha. Cada uno evaluó por su cuenta a la nueva mujer.

—¿No es demasiado joven? Sabía que no sería alguien tan mayor como la abuela pero… pensé que sería un poco más mayor.

Nikos jugueteó con su cabello mientras mostraba una expresión muy incómoda. Lady Lokira era una deidad y la abuela Baki una anciana, así que fue fácil tratar con ellas. La repentina presencia de una joven mujer perturbó al niño.

—¡Debes saber esto lo más pronto posible, no puede haber residuos en el piso de la cocina! ¡Hay que limpiar todo el tiempo!

El chico rugió como un cachorro que se había peleado con el gato de al lado. Kira estuvo de acuerdo, pero ciertamente no era bueno ser estricto con una novata desde el primer día. Lykos tuvo una buena intención.

—Provengo de Éfeso. Deseo ser una ciudadana libre de la Atlántida o de una isla cercana si es posible.

La abuela Baki tropezó al enterarse de su condición. Como asistente de la deidad, ella era una persona que había recibido una de las mejores educaciones para señoritas pues provenía de una familia libre.

La abuela debe haber querido a alguien igual a ella, solo que con apariencia juvenil, por así decirlo. Kira primero le contó sobre la situación en un intento por apaciguar su corazón. Hatsha no era sólo una esclava, sino una persona con información importante sobre la situación internacional. Aunque solo explicó de manera muy general, la anciana cerró la boca como una almeja y prometió participar en la dura evaluación.

Por lo tanto, tan pronto como Hatsha llegó a este nuevo hogar, estuvo vigilada por diez ojos. Sin embargo, pronto pareció perder esa personalidad sorprendentemente valiente que había mostrado.

En realidad, a Hatsha le pareció mucho más incómodo comer allí que en un taburete de un restaurante. Notó que no sabía por qué se le permitía estar allí y no en el piso de la cocina.

Ella solo mostró signos de alivio cuando Orión preguntó sobre la situación en Creta.

—La situación es muy precaria en Creta. Los habitantes están muy asustados. Incluso el sector de la agricultura está en decadencia. Hubo un sacrificio masivo en el palacio donde se oró por abundancia a la diosa Deméter. Se dice que la carne obtenida de los ritos ancestrales se entregó a los ciudadanos cercanos.

La comida en este tipo de ceremonias era deliciosa. Se decía que los dioses se llenaban únicamente con oler las ofrendas en el altar, así que el alimento se servía a los humanos. Kira imaginó fácilmente a los ciudadanos regocijándose frente a la preciada carne. El ganado de Orión de repente se convirtió en un cebo para comprar la opinión pública de Creta.

Desde el punto de vista del dueño de las vacas, algo así no habría sido agradable. Orión chasqueó la lengua y preguntó.

—Debido a sus trampas y engaños perdieron la confianza de las demás ciudades para llevar a cabo relaciones comerciales. ¿Están bien con eso los cretenses? ¿Con tal de que los engorden como a cerdos? 

—No sé mucho sobre el incidente del Minotauro porque sucedió antes de que yo naciera. La gente dice que el hijo que sucedió al Rey Minos no es bueno.

—¿Cómo murió tu maestro, Cyproites?

Preguntó Orión con indiferencia.

Hatsha detuvo su cuchara en el aire. Después de un rato comenzó a temblar. Sintiéndose inquieta, Kira se acercó rápidamente a ella y la rodeó con sus brazos.

—¿No es bueno?

La abuela trató de levantarse con dificultad para ayudar, pero Kira la detuvo con una señal de la mano. Se concentró para intentar captar cómo se sentía Hatsha. Pensó que tal vez podría leer su energía psíquica. La energía psíquica de las personas comunes sin poderes era como agua tranquila y poco profunda. Solo si se afilaba y refinaba su propia energía psíquica podía llegar a agitar el fondo. 

Kira no estaba segura de sí misma, pero decidió confiar en los resultados de su práctica. Tal vez podría percibir algo si la energía psíquica de Hatsha se manifestaba de una forma más intensa, como una ola agitada en el agua.

Sin embargo, en ese momento, cuando comenzó a sentirse extrañamente tranquila, Hatsha giró rápidamente y se inclinó en señal de disculpa.

—Lo lamento.

—No es nada por lo que debas disculparse.

—Fue porque recordé un escenario terrible.  Llamaron a la puerta en medio de la noche y entró un grupo de personas con antorchas. Estaban fingiendo ser atenienses...

Hatsha luchó por continuar.

—Apuñalaron a mi maestro hasta la muerte, diciendo que Creta no podía llevarse a la bestia divina y que eliminarían a los cazadores por adelantado. La sangre brotó como una fuente de su cuerpo, fue realmente aterrador.

Kira estaba horrorizada. Tal como había inferido Orión, estaban eliminando a sus  rivales antes de apuntar a la bestia divina.

Pero Orión, que estaba escuchando sin expresión, de repente escupió.

—Es una tragedia. No importa lo mal que esté Creta debido a sus errores en el pasado, este es un caso por el que Atenas deberá responder. Ahora, ¿cómo es que sobreviviste después de presenciar todo ese espectáculo?

Hatsha respondió con calma.

—Porque estaba en la cocina. Escuché un ruido fuerte en el patio central, así que me escondí tras una bolsa de cebada y observé. Esperé hasta que los intrusos desaparecieran para salir corriendo.

Las circunstancias de Hatsha encajaban bien y no había nada excesivo al respecto. Orión no discutió más, pero mantuvo la boca cerrada y se perdió en sus pensamientos.

Kira lo miró. ¿Qué estaba pensando en este momento? Quería decir algo, pero no podía hacerlo en este lugar.

Esperaría a que los dos estuvieran a solas.  Regresó en silencio a su asiento para no quedar atrapada en la agitación. Kira agarró la cuchara con fuerza y ​​casi sin darse cuenta la dobló.

Si usas algo con frecuencia, te acostumbrarás.

Su poder se fue agudizando poco a poco.

La energía psíquica de Hartsha pudo ser captada brevemente. Cuando temblaba, las olas de sus emociones eran suaves, pero al responder a los interrogatorios de Orión, de repente se elevaron con fuerza. Por fuera se mantenía tranquila, pero por dentro era diferente. La agitación en el mar de su mente fue percibida como una ola turbulenta en un instante. Aunque eran sólo fragmentos de emociones confusas, la forma era clara. Y Kira también pudo ver qué color tenía.

La criada había mentido.

Traducción: Claire

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