0%

Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 4

Capítulo de novela - 134 párrafos

 Capítulo 4

«Primero tengo que mover a este hombre. Si lo dejo en un lugar como este, será arrastrado por el mar.»

Lokira miró a su alrededor rápidamente.

Justo a tiempo pudo observar una pequeña  cueva en el acantilado costero.

Para una rata que buscara esconderse, esa cueva sería del tamaño de un armario. Incluso un hombre podría caber allí.

Lokira se sintió mejor después de encontrar la solución a ese problema tan cerca, sin embargo volvió a sentirse frustrada cuando vio al hombre y se dio cuenta de los límites de su fuerza.

«¿Qué hago? No puedo moverlo por mi cuenta.»

Incluso sólo uno de los antebrazos de ese hombre sería demasiado para sus delgados brazos. Nunca había sostenido nada más pesado que una escoba en su vida.

Entonces sólo había una manera.

De repente, los sermones de la suma sacerdotisa zumbaron en sus oídos. Sin embargo, ya había infringido una de las reglas más importantes impuestas por las sacerdotisas al sólo bajar hasta allí y acercarse a ese hombre. Mientras pensaba en ello, la adrenalina la invadió.

«Ya rompiste una, ¿y qué si son dos o tres más?»

Lokira respiró hondo.

Para ejercer su poder, primero debía intensificar su concentración. Requería de alta concentración.

Loxias solía hacer uso de sus poderes de una manera tan fácil como respirar, pero Lokira no era tan buena como él. No lo usaba con la suficiente frecuencia, por lo que le llevaría tiempo activarlo.

«Elévate, elévate. Haré que este hombre se levante.»

Repetía en su mente tratando de ser lo más específica posible cuando imaginó a ese gran cuerpo elevarse en el aire.

El hombre no se movió en lo más mínimo. Lokira hizo un sonido de desaprobación y estiró las manos, concentrándose aún más.

 «Elevate. Elevate. ¡Debes elevarte!»

¡Esta vez había funcionado!

No era un levantamiento total, pero el cuerpo del hombre se agitó y se elevó ligeramente, alrededor de una pulgada del suelo.

«Lo logré... ¡Lo logré!»

Su rostro se iluminó con una sensación de satisfacción.

Aunque había hecho bailar conchas en otras ocasiones, esta era la primera vez que hacía flotar algo tan grande en el aire. Si ese era el caso, ¿no era su poder más útil de lo que pensaba? Daba igual que hubiera sido sólo unas pulgadas. Embriagada por los logros frente a sus ojos, su concentración se vio interrumpida y el hombre cayó sobre la arena. Sorprendida, Lokira agitó las manos empapadas de sudor una vez más en el aire. Entonces, el cuerpo del hombre comenzó a elevarse poco a poco siguiendo la energía que ella había liberado.

A continuación se dio lugar una dura batalla de resistencia.

Da cinco pasos y bájalo.

Da otros cinco pasos y descansa.

«Ah, estoy muy cansada. Es la primera vez que uso tanto poder que me es complicado...»

Después de batallar por un tiempo, Lokira finalmente logró su cometido. Lentamente colocó al hombre en la cueva.

Era un espacio tranquilo, casi del mismo tamaño que la habitación donde residía. Mosquitos se escondían en la oscuridad del agua empozada, evitando así la luz de la lámpara de aceite. El suelo estaba cubierto de arena.

No podría ser el lugar más cómodo para Lokira, pero con esto al menos él no correría peligro de ser arrastrado por las olas, así como también evitaría las frecuentes lluvias invernales del Mediterráneo.

«Estoy segura de que esto es suficiente.  Quizá pueda volver a zarpar en su bote cuando despierte más tarde.»

No había dejado morir al hombre caído.

Ahora era su herida la que le preocupaba. Lokira se arrodilló para examinarlo un poco más de cerca mientras colocaba al hombre boca arriba.

«Todavía está sangrando»

Su ojo derecho estaba rojo e hinchado.

Entonces, recordó lo que alguna vez le había contado la suma sacerdotisa. Entre las mujeres embarazadas que visitaban el templo para dar a luz bajo la protección del santuario, habían algunas que perdían el aliento al entrar en shock luego de perder mucha sangre.

En aquel entonces, Lokira no le prestó mucha atención ya que era una historia con la cual nunca se sentiría identificada, pero ¿y si este hombre experimentaba un shock similar?

«Espero no siga inconsciente durante todo este tiempo, no creo tenga otra forma más de ayudar que esto ...»

Por cierto, ¿cómo llegó flotando a Delos con un cuerpo tan pesado como este?

Fue cuando Lokira miró al hombre con cierta incertidumbre. Perdida en sus pensamientos, inclinó una de sus manos con la que sostenía la lámpara.

Una gota de aceite caliente goteó e hirvió un poco la capa del hombre.

—¡Ah…!

¿Sintió el aceite caliente? ¿Había escuchado un quejido?

El hombre que yacía laxo como un cadáver se estremeció. Lokira palideció muerta de miedo. El hombre tosió con fuerza y su corazón dio un vuelco. Entonces un murmullo inesperado rompió el silencio.

—¡¿Te parece gracioso, mujer desquiciada…?!

¿Se refería a ella?

Sorprendida, Lokira trató de ponerse de pie. Enseguida se dio cuenta de que había sido muy ingenua. Una gran mano se aferró a su cuello.

—¿Crees que no puedo matarte? ¡¿Crees que no me atrevería a asesinar a alguien como tú?! ¡Ugh…!

¿Pero de qué rayos estaba hablando? Lokira se encontraba atónita por la inesperada situación. La mano del hombre se aferraba a su cuello, pero sería estrangulada si éste aumentara su fuerza.

En ese momento, el hombre volvió a toser con fuerza. El agua que había quedado atrapada en su garganta salió a borbotones para luego dar paso a un gemido doloroso y jadeante.

Sólo entonces Lokira se dio cuenta.

El hombre aún no había despertado.

Sus ojos estaban cerrados. El brazo que la mantenía en su lugar perdió fuerza y ​​se deslizó a un lado.

Entonces, ¿estaba hablando en sueños?  

¿Era somnámbulo? ¿O es que era un maniático?

El gran cuerpo del hombre se contrajo por un momento. No pasó mucho tiempo antes de que estallara con un tono ansioso.

—¡Maldita sea, sal de mi camino, apartarte, Merope…!

Era la primera vez que escuchaba el nombre de esa mujer en la vida. Sí, no estaba hablando con Lokira.

Mientras permanecía aturdida, el hombre finalmente recuperó la conciencia. Los párpados que habían estado cerrados hasta el momento se abrieron.

Fue en ese instante que el color del mar la dejó sin aliento. El hombre de repente se dio cuenta de algo y se levantó tan rápido como un relámpago.

El cuerpo de Lokira volcó y su espalda golpeó contra el suelo. Un grito superficial salió de sus labios. En el momento en que finalmente recuperó el sentido y miró hacia arriba, sus ojos se encontraron con los del oponente que la había atacado y la presionaba desde arriba.

Pronto se hizo el silencio.

Pasaron tres respiraciones.

Fue muy tarde cuando Lokira se acordó de sus cuernos escondidos bajo el velo.

¿Este hombre habría notado los cuernos que sobresalían de la tela? ¿Qué pasaría si intentara asesinarla por ser un monstruo?

Pero el hombre no respondió.

Para ser precisos, frunció el ceño. Entonces, dijo mientras trataba de enfocar sus ojos.

—¿...Qué? Tú no eres esa demente.

Fue un comentario absurdo. Sin embargo, Lokira no pudo responder ni protestar de inmediato. Era la primera vez que interactuaba con un extraño, así que no sabía qué responder.

El hombre miró a Lokira con el ceño fruncido y preguntó.

—¿Qué eres? No eres una ninfa de las cavernas. No hay forma de que exista tal cosa.

Lokira se sintió un poco aliviada al escuchar eso. A juzgar por el hecho de que no la trataba como un monstruo, parecía que sus cuernos aún no habían sido descubiertos. Abrió la boca, consciente de responder con la mayor naturalidad posible.

—S-Soy una sacerdotisa del Templo de Artemisa…

—¿Artemisa?

El hombre parecía desconcertado, y un segundo después, dijo “Ah”.

—Lo recuerdo. Bajé cerca de Delos cuando de repente el viento se volvió muy fuerte durante la noche… entonces perdí el control del barco y quedé a la deriva.

—El barco se encuentra en la orilla, yo sólo te traje hasta aquí.

Sólo entonces el hombre levantó la cabeza para mirar a su alrededor. Entonces volvió su mirada a Lokira.

—¿Tú? ¿Con ese cuerpo? 

—L-Lo intenté, ¡pero fue muy difícil!

Lokira, que no sabía que las cosas se volverían de esa manera, parecía estar metiéndose cada vez más en problemas.  

Finalmente, añadió como excusa para cambiar de tema.

—Tu rostro está sangrando…

Entonces el hombre llevó su mano a la herida. La rozó ligeramente con el dorso de la mano, la tanteo, vió la sangre y chasqueó la lengua.

Finalmente, la sombra que presionaba sobre ella se apartó lentamente. Lokira abrió la boca aturdida cuando el hombre tiró de su brazo y la levantó. Todavía desconcertada, Lokira se movió y se situó en la parte más alejada de la cueva.

—...Puedo ver lo que pasó. Gracias por rescatarme. Diré que lamento haberte golpeado. Como puedes ver, he vuelto a mis sentidos, así que date prisa y vete de aquí.

¿Qué quieres decir con “vete de aquí”?

Lokira se quedó sin palabras ante el comentario tan inesperado. Había hecho una buena obra, así que era verdad que esperaba recibir las gracias. Sin embargo, jamás se imaginó que recibiría palabras tan duras.

La curiosidad y la emoción que había sentido por el hombre desconocido hasta ese entonces se desvanecieron en un instante. 

No importaba que estuviera acostumbrada a ser tratada como un monstruo y ser castigada constantemente, su situación actual la enfadaba un poco.

Sin darse cuenta, su tono de voz se volvió más duro.

—¿Por qué me pides que me vaya?

—¿Hay alguna buena razón por la que una casta sacerdotisa quiera involucrarse con un hombre desconocido? No hables más. No notarás mi presencia, cuando recupere mis fuerzas saldré de este lugar. De todos modos, mi vista se ha vuelto borrosa así que no alcanzo a distinguir tu rostro.

El hombre se quitó la capa y la exprimió para eliminar los excesos de agua. Entonces, apoyó la cabeza contra la pared de la cueva, vestido únicamente con lo mínimo. No parecía importarle la arena o los mosquitos a su alrededor.

Lokira entonces se dio cuenta.

Ese hombre no podía ver bien debido a su herida. Esa era la razón del por qué no estaba sorprendido, simplemente no había podido ver sus cuernos.

Lokira dudó por un momento. El hombre estaba más herido de lo que pensaba. Se preguntaba si estaría bien dejarlo así.

Pero ella tampoco podía quedarse mucho tiempo allí, así que le dijo mientras se alejaba.

—Bien, me iré. Que te mejores.

El hombre se quedó en silencio como si no tuviera nada más que decir.

Lokira agregó, enojada por su grosero comportamiento.

—Volveré más tarde. De todos modos eres un paciente.

Fue sólo después de exhalar con tranquilidad  que lo entendió. Cuando el hombre le dijo que se fuera, ella actuó en un ataque de ira. 

¿Por qué rayos salía a flote su naturaleza bestial en un momento como ese? Justo cuando empezaba a culparse por decir aquello, el hombre pareció burlarse de ella.

—Las reglas de Delos no habrían cambiado sin yo estar al tanto de ello. ¿No era una de ellas arrojar al mar a cualquiera que entrara a la isla sin permiso?

—Eh, lo obtendrás.

Dijo sin pensar. Tal vez funcionaría si hablaba con Loxias.

El hombre se rió a carcajadas, como si hubiera visto a través de los ingenuos pensamientos de Lokira. Éste la observó con sólo uno de sus ojos abiertos.

—Disparates. Parece que todavía eres joven y no sabes cómo funciona esto, así que es mejor olvidarlo. Simplemente ignora a este bastardo y vuelve a recitar tu voto de castidad diez veces más.

—¿Por qué sigues hablando así?

Lokira estaba empezando a enfadarse mucho.  ¿Así era como se comportaba todo el mundo fuera de este lugar? Él era muy diferente a Loxias, su hermano siempre era muy amable. La gran sacerdotisa era estricta en todo los sentidos, pero no era tan cascarrabias como este tipo.

El hombre no corrigió su actitud hasta el final. Por el contrario, continuó con una mueca burlona.

—No puedo obtener un permiso de entrada ni aunque estuviera muerto. Estoy seguro de que lo sabes. Las personas comunes y corrientes no pueden ingresar al santuario.

—Si es por tu herida en el rostro...diremos que te lastimaste con el barco mientras pasabas por la isla.

—No. Tus superiores ya deben haber escuchado sobre mi. Cometí un crimen, así que no podré engañarlos.

—¿Qué…?

—Señorita sacerdotisa testaruda, he asesinado a una persona.

Lokira se quedó sin palabras.  El sentido de la realidad que le había faltado hasta ahora llegó repentinamente como un maremoto. El gran cuerpo del hombre de repente le pareció aterrador. Retrocedió instintivamente.  

El hombre rió y continuó. 

—Huí después de asesinar a la princesa de Quíos. A estas alturas, toda Grecia estará hablando de mí, así que no hay forma de que Delos no esté enterado.

—Quíos, eso está muy al norte de Delos...

¿Dónde estaba? ¿Era una isla cerca de Asia?  No estaba en contacto con el mundo exterior, por lo que rara vez miraba los mapas. No tenía más remedio que buscar a tientas en sus recuerdos.

El hombre endureció su rostro, alzando la voz repentinamente.

—Bien, suficiente. ¡Deja de preocuparte por este imbécil y piérdete!

El hombre sujetó una piedra y la arrojó. Lokira rápidamente retrocedió, sorprendida. Salió corriendo sin darse cuenta que la piedra había caído al lado opuesto de donde se encontraba parada.

La voz del hombre resonaba a sus espaldas.

—Ten en cuenta que la mayoría de las mujeres que se involucran conmigo terminan muertas. ¡No creas que en tu caso será diferente! ¡A la orgullosa Artemisa ni siquiera le importa tu vida!

Ella moriría. ¡Moriría por la traición de un hombre al que buscó ayudar!

Lokira subió los escalones de piedra en un abrir y cerrar de ojos. No tuvo tiempo para respirar. Ni siquiera tuvo tiempo de recuperar el aliento. Se apresuró a entrar en la pequeña habitación y se escondió bajo su manta. 

Entonces, pensando que descubrirían que había salido de su habitación si notaran la ventana abierta, se levantó y sacudió suavemente el marco de la ventana una vez más.

La cerradura hizo clic al girar. Lokira se sentó allí y suspiró.

Había cometido un crimen atroz.

El día que se había aventurado lo más lejos que había estado en su vida del santuario, irónicamente el monstruo había salvado a un autoproclamado asesino.

Traducción: Claire

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inicio Detalle del manga