Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 47
Capítulo de novela - 127 párrafos
Hipólito sonrió avergonzado.
Antíope no estaba equivocada. Ciertamente, al bajar del norte hasta este puerto, habría hecho tales cálculos.
La caza de la bestia divina es una competencia interna entre las alianzas griegas. Las amazonas, como fuerzas externas, no podían intervenir imprudentemente. Los países continentales vecinos debían haber escuchado lo que estaba sucediendo en Grecia, pero prefirieron guardar silencio. Podía deberse a sus diferentes creencias, pero más que nada, temían a Loxias.
No se podía saber cuándo, dónde ni cómo la manifestación de Apolo podría estar observando. Por si acaso, Hipólito echó un vistazo al jarro de agua cercano.
Afortunadamente, no ocurrió el extraño fenómeno de un cabello rubio brotando de repente.
La duda se profundizó.
Estaba listo para ser asesinado desde el momento en que fue expulsado de la Montaña Rocosa y enviado al puerto.
La razón por la que seguía vivo era simplemente porque no había alguien que lo sustituyera.
Atenas era muy débil al momento de su nacimiento. Ahora era una isla mucho más poderosa que la Amazonía. Así que no había necesidad de mantenerlo con vida por apego a la buena amistad. Cuando finalmente apareciera un plausible sucesor, no sería extraño que fuera descartado en el momento.
A pesar de que su madrastra, la actual reina, parecía no poder concebir…Habían muchos niños aristocráticos que podrían adoptar. Es posible que la astuta Partegita ya haya conseguido a un sucesor para reemplazarlo.
¿Por qué no ir al país de su madre?
Sus posibilidades de supervivencia también aumentarían un poco.
De todos modos, ni siquiera estaba profundamente apegado a Atenas. Este era el lugar donde creció, por lo que sólo parecía acostumbrado a ello. Su personalidad era demasiado realista para querer reunir fuerzas y aspirar al trono.
Incluso si ascendiera al trono de Atenas, su linaje extranjero seguiría siendo el mismo y su futuro problemático. Esto sería algo por lo que tanto la aristocracia y como la sociedad civil no dejarían de polemizar. El hecho de estar en una posición donde no pertenecía ni a un lugar ni al otro había estado grabado en sus huesos durante toda la vida.
Dejó escapar una sonrisa en medio de su agonía.
«...Estoy en una posición similar a la de esa bestia divina.»
Una mujer con apariencia humana y cuernos de animal. Un hombre de padre ateniense y madre amazónica. No pertenecían a ninguna parte.
Si de todos modos su vida iba a peligrar sin importar su elección, era mejor confiar en otra alternativa que se presentaba inesperadamente.
Hipólito se decidió y preguntó a Antíope.
—¿Estás segura de que se me permitirá ver a mi madre?
El rostro de Antíope se iluminó.
—¡Sí, la reina también está deseando conocerte…!
—Traes más gente contigo, ¿verdad? Llevatelos y espera en la frontera noreste. Allí me reuniré contigo e iré a ver a mi madre.
—¿No vas a acompañarnos ahora mismo?
Hipólito rió brevemente.
—Así como me movilizas por una causa, yo también necesito alguna justificación para irme de Atenas.
—Esta es una buena justificación.
Miró por la ventana, pensando en cuándo regresaría el mensajero.
—Debería obtener una orden de expulsión.
Atenas, la ciudad sobre la Montaña Rocosa. Fedra, que había salido a la terraza del palacio, miraba aburrida la ciudad.
El adorno de oro de la butaca donde se encontraba medio tumbada era precioso. El material de la seda oriental era más suave que cualquier otra cosa. Las damas de honor partieron fruta extranjera y la pusieron en la boca de la reina.
La ciudad de Atenas estaba bien organizada. Los edificios eran densos en la cuenca rodeada de montañas. El palacio de la reina también está bellamente iluminado con adornos de cuentas de vidrio y esculturas sobresalientes.
—Es una vida que no deja nada más que desear…
Fedra murmuró y miró hacia la ciudad.
Su corazón se sintió vacío al decir aquello. Tenía una buena vista de toda la ciudad, pero era muy difícil ver quién iba y venía. Sobre todo, era una ciudad céntrica, por lo que no había ni rastro del mar.
Una voz vino desde más allá de la cortina. Fedea miró hacia atrás con deleite. Su expresión se desvaneció cuando encontró a la mujer con cabello grueso y rizado colgando.
—Por muy temprana que sea la primavera, sigue haciendo mucho frío para pasarla en la terraza. Cuando su cuerpo está frío, el cuerpo de la madre también se deteriora, reina Fedra.
Partegita, la sacerdotisa guardiana de Atenas, se acercó a ella.
—Debe ser aún peor para una sureña como la reina, ¿o es que acaso hay alguien a quien esperas?
Al escuchar el sarcasmo, la reina se fastidió y se puso de pie de un salto. Se acercó a la barandilla de la terraza.
—Conozco mi cuerpo, Gita. Abstente de hablar como si fuera una especie de gato del desierto.
—¡Sí, por supuesto! Estoy segura de que estarás bien en este tipo de clima. De lo contrario, ¿cómo le servirías a Atenas como reina?
Partegita se hizo a un lado, burlándose descaradamente.
Fedra entrecerró los ojos ligeramente. Una mujer con el estómago lleno de gusanos. Probablemente no fueran menores que el número de serpientes con rostro de demonio en la placa de oro que llevaba consigo. Incluso si ella era la reina, había nacido en una nación lejana.
Ella era una mujer que manipulaba fácilmente a su esposo, quien dejó atrás todo tipo de historias heroicas. Después de vivir como una princesa tranquila durante toda la vida e inesperadamente ser enviada a un matrimonio arreglado, ¿cómo podría vencer a esa oponente? Fedra relajó su expresión, pensando que sería mejor ser una guerra civilizadamente generosa en lugar de una sangrienta.
—¿Qué te trae aquí hoy? No traes a ese hombre que siempre llevas contigo.
—Lishe está ocupado tomando medidas necesarias. ¿No es Elapheborion (marzo) en el calendario? Hace aproximadamente dos meses, seguidores esotéricos armaron un escándalo en medio de la noche. Debemos aliviar la ira de los civiles, por lo que no puedo dejar pasar ese suceso al ser la representante del templo…
Partegita sonrió superficialmente e hizo entrar a Fedra, fingiendo entablar una conversación. Entonces se les ordenó a las criadas retirarse.
No fue hasta que se fueron todos los oídos innecesarios que comenzó el tema principal. Partegita sacó el anillo de sello escondido debajo de su manga y se lo entregó.
—Gracias por el préstamo. Me aseguré de limpiarlo correctamente con seda.
Fedra reconoció el patrón de Creta y lo apretó en su mano. El anillo fue un regalo de bodas que había traído consigo y que usaba al final de las cartas que enviaba a su ciudad natal.
—Gita. Para devolver esto…
—Algunos de los hombres enviados de Creta regresaron a mí y me informaron. Desafortunadamente fracasaron. Así es, el hombre al lado de la bestia divina debe ser bastante bueno. Aún así, realmente aprecio tu cooperación.
—...¿Es así? Nunca nada es fácil.
Fedra levantó el cuenco con aroma a hierbas de la mesa y bebió un rato. Siguió una explicación.
—Se dice que la familia real de Creta llevó a cabo un servicio conmemorativo con el apoyo monetario de Atenas. Escuché que fueron a una isla vecina y compraron ganado. No importa qué tan al sur esté la isla, es difícil hacerse de vacas en invierno. Necesitaban ofrecer carne a sus ciudadanos para movilizar el sentimiento del público, pero les resultaba muy difícil ofrecer vacas debido a su pésima ganadería.
—Si sirvió de ayuda a mi ciudad natal...me da un poco de alivio.
Fedra miró el cuenco y respondió con torpeza. Quería evitar la mirada de la sonriente suma sacerdotisa a lado de ella.
Mujer aterradora. ¿No estaba ella más familiarizada con respecto a la situación de Creta que la propia Fedra, una hija real? Fedra nunca había pensado con detenimiento en por qué los rituales se volvían más frecuentes en invierno. Era una princesa que se iba a casar de todos modos, así que pensó que le bastaría con vestirse bien y saber poesía y prosa.
Cuando vino por primera vez a Atenas, había pensado que era extraño que una mujer ejerciera un poder tan importante como lo hacía la suma sacerdotisa. Había escuchado que la segregación de género en Atenas era mucho más estricta que en Creta. Al escuchar aquello, había pensado que ésta debía de ser una persona muy valiente y admirable.
Ahora lo sabía después de conocerla.
Esta sacerdotisa estaba lejos de la nobleza y benevolencia que caracterizaba a una mujer divina. Pero definitivamente tenía poder en Atenas. Era cómo una diosa que parecía haber aprendido a sobresalir ni bien nacer.
Incluso más que su hermana que había muerto hace mucho tiempo.
Habían pasado muchos años, así que su memoria era un poco borrosa, pero esta sacerdotisa a veces le recordaba un poco a la princesa Ariadna.
Era inconveniente.
La familia real de Creta contaba con princesas nacidas de diferentes madres, por lo que las hermanas no eran particularmente amigables. Las relaciones se resumían únicamente entre madres e hijas. Es por eso que no pudo leer que es lo que pasaba por la cabeza de su hermana mayor en vida, Ariadna, y la razón por la que se suicidó.
Sin embargo, Fedra, que era una niña en aquel entonces, solo aprendió una cosa de esa situación.
«No quiero terminar así.»
Cuando llegara su momento, pensó que lo mejor sería vivir como un ratón muerto en la habitación de mujeres. Si te mantienes tranquila, no eres celosa y das a luz a un hijo sano, tu vida no irá en la misma dirección que tu madre o tu hermana mayor. Será una vida aburrida, pero evitarás así el suicidio.
Entonces Fedra soportó que le dijeran que se casara con el hombre que arruinó a su familia.
Soportó el hecho de que el hombre ya había yacido con varias mujeres y tenido varios bastardos.
El hecho de que todavía no tuviera un hijo en absoluto...No, todavía había oportunidad. Su madre, Pasífae, había dado a luz a innumerables hijos hasta una edad avanzada, por lo que no sería muy difícil concebir uno o dos. Fedra se terminó el cuenco que contenía medicina.
La sacerdotisa sonrió una vez más y observó a la reina.
—Tomas bien tu medicación. Estoy agradecida de que confíes en mí.
Fedra, indignada, arrojó el cuenco por los aires.
—Deja de hablar así, Gita. Soy el tipo de persona que ni siquiera necesitas envenenar.
—Así es. Más bien, espero ansiosamente que la reina dé a luz a un niño. Sea lo que sea, será más fácil de manejar que el príncipe actual. Diligentemente hago manojos de hierbas, pero me preocupa que no funcionen.
Fedra, cuya actitud indiferente se volvió molesta, miró a su oponente. Entonces la sacerdotisa extendió los dedos con una sonrisa despectiva. Las uñas crecidas y decoradas tocaron superficialmente las cejas de la reina.
—Mi hermosa reina, no frunzas el ceño. Si se forman arrugas, tu belleza se estropeará, y no podrás hacer que se mueva ese viejo león...¿No fue eso lo único por lo que te eligieron?
—¡Cómo puede una sacerdotisa que sirve a una noble diosa decir tales vulgaridades!
—Al menos no tan vulgar como la reina.
Partegita sonrió brillantemente.
Fedra, que había sido apuñalada hasta la médula, no pudo decir nada.
Incapaz de ocultar su ansiedad, una mano alcanzó su pecho. Era necesario ocultar su agitación. Pero no pudo evitar el fuerte bombear de su corazón.
Además, ésta mujer le daba miedo.
Veía a través de todo.
Es cierto que su hermana Ariadna había hecho algo audaz, confiando firmemente en su posición de hija mayor del rey. Pero esta mujer había ido directamente en contra de la creencia de la sociedad griega de que incluso los derechos de nacimiento estaban arreglados divinamente. Leía la mente de las personas, calculaba minuciosamente y trataba de manipularlas según su propia voluntad.
A Fedra le costó mucho rechazarla. De todos modos, su oponente era la suma sacerdotisa de Atenas. No estaba mal estar cerca de ella. Creía que si daba a luz a un niño ésta serviría como un útil barco de apoyo.
Más que nada, mientras descubriera su debilidad, estaba en una posición en la que no podía moverse.
Hubo un golpe en la puerta como en respuesta a una conmoción. La criada afuera dijo monótonamente.
—Reina, el príncipe Hipólito pide verla. Dice que desea ofrecer sus saludos mientras esté en el palacio.
Lo había estado esperando por un tiempo, pero cuando escuchó que había llegado, su corazón se hundió. Fedra se volvió contemplativa sin siquiera darse cuenta.
Partegita rió y se puso de pie.
—No me siento cómoda charlando. Te daré un respiro. Ha pasado un tiempo desde que pasamos un buen rato juntas.
Fueron palabras punzantes. La mujer desagradable soltó más sal.
—No me importa de quien sea, con tal de tener al heredero que protegeré, ¿qué importa si el padre es un dios o un hada?
Fedra levantó la cabeza bruscamente, pero Partegita fue más rápida. Una risa baja ondeó a través de las cortinas y escapó.
La reina esperó a su próximo invitado, conteniendo la respiración entrecortada. Cuando se levantó el telón, apareció un hombre apuesto, bien pulido como una escultura.
Hipólito hizo una reverencia desde la distancia.
—La gran anfitriona ateniense, reina Fedra. El príncipe Hipólito saluda a su madrastra. ¿Has estado bien de salud?
Era una voz formal sin muchos problemas.
Fedea bajó su mano inquieta con la mayor naturalidad posible. Respondió con voz seca.
—Escuché que estabas de visita hoy. Gozo de buena salud, pero ¿el príncipe también se mantuvo saludable fuera de la ciudad?
—Sí. Gracias por tu preocupación.
Contrariamente a su tono, éste fue breve y firme. Nerviosa, Fedra no pudo decirle que se acercara, por lo que solo lo miró desde la distancia.
Aunque estaba a cargo de proteger el puerto, su piel no parecía muy bronceada. Probablemente se debiera a la sangre del norte que fluía por su cuerpo. Su distintivo cabello gris formaba ondas muy tenues. A pesar de su sombría apariencia debido a la cortina, sus ojos verdes estaño lucían brillantes y claros.
Su apariencia era algo diferente de la típica apariencia griega. Por supuesto, no era el hijo de Fedra. El chico que había conocido desde que se casó finalmente había crecido. Sin embargo, sus ojos siempre lucían como vidrio verde frío frente a su madrastra.
Probablemente tuviera la intención de volver después de rendir sus saludos. Fedra esperó a que se despidiera, resignada en su corazón.
En ese momento, Hipólito preguntó inesperadamente.
—Al entrar me encontré con la suma sacerdotisa. ¿Pasó algo?
Fedra respondió, presa del pánico, ante la inusual situación.
—No es nada. Vino a hablar conmigo un rato.
—Entiendo.
La conversación fue interrumpida. Ahora vendría la verdadera despedida. Fedra juntó las manos con una sensación de derrota.
Sabía que no debería ser así. Siendo mujer, la codicia le estaba prohibida. Su vida sería exitosa si se convirtiera en madre mientras servía como esposa. Ella nunca quiso morir con ambiciones vanas como su hermana.
El error de cálculo de Fedra era ese. Estaba tan absorta en disipar su ambición que olvidó su lujuria. Y las flechas doradas de Eros siempre, siempre, siempre, estaban destinadas a clavarse en la dirección más perversa.
Es una locura, Fedra.
Estaba enamorada del hijo de su marido que había dado a luz otra mujer…
Ella tensó los labios. Gracias a ti, logré compensar el desprecio.
Hipólito, viendo la escena, endureció su corazón. Una madrastra que lo odiaba tanto estaría más que asombrada de lo que sucedería a continuación. La criada se encontraba detrás de la cortina. Todo estaba yendo bien.
Dijo en voz baja.
—Entonces me iré ahora. Antes de eso, digamos adiós por un tiempo.
Fedra levantó la vista, consternada. Fue ese el momento. Hipólito, que ya estaba así de cerca, presionó sus labios contra su mejilla.
Traducción: Claire
Si te gustó, Puedes apoyarnos aquí ~ [http://www.paypal.com/paypalme/MangoNovelas ]
Tambien contamos con página de facebook ~ [https://www.facebook.com/MangoNovelas ]
Tambien visítanos en TikTok ~ [https://www.tiktok.com/@mangonovelas ]
- Capitulo 147: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 147
- Capitulo 146: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 146
- Capitulo 145: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 145
- Capitulo 144: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 144
- Capitulo 143: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 143
- Capitulo 142: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 142
- Capitulo 141: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 141
- Capitulo 140: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 140
- Capitulo 139: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 139
- Capitulo 138: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 138
- Capitulo 137: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 137
- Capitulo 136: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 136
- Capitulo 135: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 135
- Capitulo 134: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 134
- Capitulo 133: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 133
- Capitulo 132: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 132
- Capitulo 131: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 131
- Capitulo 130: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 130
- Capitulo 129: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 129
- Capitulo 128: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 128
- Capitulo 127: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 127
- Capitulo 126: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 126
- Capitulo 125: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 125
- Capitulo 124: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 124
- Capitulo 123: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 123
- Capitulo 122: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 122
- Capitulo 121: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 121
- Capitulo 120: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 120
- Capitulo 119: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 119
- Capitulo 118: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 118
- Capitulo 117: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 117
- Capitulo 116: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 116
- Capitulo 115: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 115
- Capitulo 114: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 114
- Capitulo 113: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 113
- Capitulo 112: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 112
- Capitulo 111: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 111
- Capitulo 110: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 110
- Capitulo 109: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 109
- Capitulo 108: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 108
- Capitulo 107: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 107
- Capitulo 106: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 106
- Capitulo 105: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 105
- Capitulo 104: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 104
- Capitulo 103: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 103
- Capitulo 102: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 102
- Capitulo 101: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 101
- Capitulo 100: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 100
- Capitulo 99: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 99
- Capitulo 98: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 98
- Capitulo 97: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 97
- Capitulo 96: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 96
- Capitulo 95: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 95
- Capitulo 94: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 94
- Capitulo 93: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 93:Capitulo 93
- Capitulo 92: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 92
- Capitulo 91: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 91
- Capitulo 90: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 90
- Capitulo 89: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 89
- Capitulo 88: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 88
- Capitulo 87: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 87
- Capitulo 86: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 86
- Capitulo 85: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 85
- Capitulo 84: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 84
- Capitulo 83: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 83
- Capitulo 82: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 82
- Capitulo 81: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 81
- Capitulo 80: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 80
- Capitulo 79: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 79
- Capitulo 78: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 78
- Capitulo 77: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 77
- Capitulo 76: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 76
- Capitulo 75: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 75
- Capitulo 74: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 74
- Capitulo 73: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 73
- Capitulo 72: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 72
- Capitulo 71: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 71
- Capitulo 70: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 70
- Capitulo 69: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 69
- Capitulo 68: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 68
- Capitulo 67: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 67
- Capitulo 66: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 66
- Capitulo 65: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 65
- Capitulo 64: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 64
- Capitulo 63: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 63
- Capitulo 62: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 62
- Capitulo 61: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 61
- Capitulo 59: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 59
- Capitulo 58: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 58
- Capitulo 57: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 57
- Capitulo 56: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 56
- Capitulo 55: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 55
- Capitulo 54: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 54
- Capitulo 53: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 53
- Capitulo 52: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 52
- Capitulo 51: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 51
- Capitulo 50: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 50
- Capitulo 49: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 49
- Capitulo 48: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 48
- Capitulo 47: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 47
- Capitulo 46: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 46
- Capitulo 45: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 45
- Capitulo 44: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 44
- Capitulo 43: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 43
- Capitulo 42: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 42
- Capitulo 41: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 41
- Capitulo 40: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 40
- Capitulo 39: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 39
- Capitulo 38: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 38
- Capitulo 37: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 37
- Capitulo 36: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 36
- Capitulo 35: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 35
- Capitulo 34: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 34
- Capitulo 33: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 33
- Capitulo 32: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 32
- Capitulo 31: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 31
- Capitulo 30: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 30
- Capitulo 29: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 29
- Capitulo 28: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 28
- Capitulo 27: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 27
- Capitulo 26: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 26
- Capitulo 25: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 25
- Capitulo 24: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 24
- Capitulo 23: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 23
- Capitulo 22: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 22
- Capitulo 21: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 21
- Capitulo 20: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 20
- Capitulo 19: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 19
- Capitulo 18: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 18
- Capitulo 17: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 17
- Capitulo 16: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 16
- Capitulo 15: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 15
- Capitulo 14: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 14
- Capitulo 13: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 13
- Capitulo 12: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 12
- Capitulo 11: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 11
- Capitulo 10: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 10
- Capitulo 9: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 9
- Capitulo 8: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 8
- Capitulo 7: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 7
- Capitulo 6: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 6
- Capitulo 5: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 5
- Capitulo 4: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 4
- Capitulo 3: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 3
- Capitulo 2: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 2
- Capitulo 1: Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 1:Prólogo
Deja un comentario