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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 49

Capítulo de novela - 97 párrafos

Una angustiada Kira se quedó sin palabras. Quidna continuó.

—Es vergonzoso que los guardias de la compuerta no estén bajo mi jurisdicción. Fueron entrenados especialmente por la familia real.

—¿Cuál es el punto de ser entrenados por la familia real? Son solo un grupo de jóvenes nobles. Ninguno de esos bastardos podría conmigo.

—Por favor, también considere su posición. Incluso si buscáramos por todo el mar Egeo, aquellos que se atreverían a enfrentarse a Lord Orionis podrían ser contados con los dedos de una sola mano.

—El Gran Guerrero. Una medalla o un collar de ganado.

Orión escupió como si fuera una molestia. Luego dirigió su atención a Kira, quien había estado en silencio desde antes.

—Lo siento. ¿Estábamos hablando de algo que solo nosotros entendemos? ¿Qué es lo que..?

—Lo entiendo. Escuché un poco acerca de eso gracias a Nikos, Lykos y la abuela.

Cuando Orión estaba ocupado patrullando, Kira no se quedó de brazos cruzados. Trató de arrojar luz sobre aquellas cosas que no sabía. Había escuchado más o menos cómo era la organización militar de esta isla.

Los ejércitos de los aliados griegos se dividían en gran parte en milicias libres y mercenarios extranjeros. La Atlántida era un poco más compleja que eso. Para citar a Nikos cuyos padres eran mercenarios tracios, la organización de sus ejércitos era “avanzada” en comparación con la de otras naciones.

Los asuntos militares generales estaban a cargo del Cuerpo de Marines. Esto incluía la gestión de la seguridad de las islas exteriores, el centinela en alta mar y las actividades oceánicas. En otras palabras, tenían que viajar entre las tierras de cultivo y las minas, así como estar familiarizados con los barcos y saber andar en el mar. Naturalmente, muchas desgracias habían sucedido.

Por lo tanto, el Cuerpo de Marines estaba compuesto principalmente por milicianos voluntarios, personas libres de clase media y baja. Como cualquier organización cívica, no se necesitaba ser profesional, pero era fácil que la gente talentosa se destacara. Esta fue la razón por la que Quidna se convirtió en comandante siendo mujer.

La situación era un poco diferente en lo que respecta a la Guardia Real, que tenía jurisdicción sobre la isla interior y la fortaleza de la compuerta.

Eran, por así decirlo, élites, y fueron seleccionados en función de su estatus y apariencia. Naturalmente, esta se creó principalmente para los hijos de la nobleza senatorial o de la clase adinerada. Recibieron entrenamiento militar formal para proteger al rey, pero su lugar de trabajo era relativamente plano en comparación con el del Cuerpo de Marines.

Esta organización dicotómica pudo garantizar la seguridad de la isla de manera más eficiente al dividir claramente cada área.

Pero hubo problemas que no vieron venir. La Guardia Real veía al Cuerpo de Marines como sus subordinados y el Cuerpo de Marines sentía lástima por la Guardia Real diciendo que no conocían donde estaban parados.

El rey de la Atlántida vió que si se ignoraba este conflicto, esto se convertiría en motivo de preocupación en el futuro. Así que trató de acabar con el conflicto colocando a los dos ejércitos en pie de igualdad. Por eso se dice que se apartó un puesto honrado elegido únicamente por habilidad.

Kira le dijo a aquel que ocupaba ese puesto honrado, el Gran Guerrero.

—Quieres decir que alguien de la Guardia Real abrió las compuertas para Creta en estos días. Es decir… alguien quería que Creta lograra su objetivo.

Si los cretenses hubieran atacado a la Guardia Real y forzado la entrada de la fortaleza, esto habría desencadenado un tremendo alboroto. Sin embargo, no había habido algo parecido.

Cuanto más asumía la naturaleza de este incidente, peor se sentía Kira.

Para cualquiera era obvio que ese grupo había venido a atrapar a la bestia divina que tanto era codiciada. Tal vez lo hacían para convertirse en líderes de Grecia. O tal vez sólo querían elevar su honor al hacerse de una presa valiosa.

Pero esto era completamente diferente. Alguien había apuntado a ella desde las sombras. 

Largo de la Atlántida, bestia divina. Es mejor que te lleven a otra parte.

«…Bueno, es cierto que siempre he estado causando problemas en esta tierra.»

Todos fueron muy amables con ella cuando llegó a la Atlántida, por lo que lo había olvidado. Originalmente, Lokira era un monstruo que merecía este tipo de trato. Solo entonces fue que el dolor similar al de agujas clavando su corazón se hizo familiar y se atenuó. No fue diferente de lo que siempre había experimentado en el pasado.

Sabía que si lloraba por esta situación sería rápidamente consolada. Pero eso solo pondría a Orión en problemas. No quería abusar de su buena voluntad.  

Kira cambió deliberadamente el tema con un tono alegre.

—Entonces, ¿buscarán a los culpables a partir de ahora? Alguna vez vi un fresco en el templo. Después de reunir a los sospechosos, Hermes bajó del cielo. ¡Son unos mentirosos! ¡Conviértanse en horornis!

Kira señaló un cangrejo que estaba pasando. Quidna no pudo evitar reír al notar su tono y movimiento exagerados.

—La desventaja es que el juicio de Lokira no podría dar miedo y Hermes no bajará del cielo como en ese fresco. Además, es solo nuestra suposición el que alguien haya abierto las compuertas, así que por favor no digas nada precipitadamente.

Quidna todavía mostraba una sonrisa en su rostro, pero Kira pudo entender el significado de sus palabras. Tenía una expresión similar a la vez que le indicó que no indagara más en los orígenes de Orión. Kira dejó a un lado su falsa vivacidad y preguntó seriamente.

—Pero, es cierto que el barco cretense llegó hasta Acrotiri. Sería un gran problema el que alguien haya abierto deliberadamente la compuerta sin previo aviso.

Si abres la puerta de un establo, entrará un ladrón de vacas.

Una incómoda arruga se acentuó alrededor de la boca de Quidna.

—Este razonamiento se basa únicamente en la confesión de una joven esclava. Los otros cretenses lo niegan rotundamente: ¿Quién se arriesgaría a un viaje nocturno? Dijeron que habían venido en un barco pequeño y se habían infiltrado por tierra. Dicen que esa fue la razón por la que revelaron la ruta de escape. Insistieron en que caminaron hasta Acrotiri después de bajarse del barco en este lugar.

—Es completamente diferente de lo que dijo Hatsha. ¿Quieres decir que está mintiendo?

—Ellos afirmaron eso. Dicen no es más que una esclava de muy mal genio que asesinó a su amo y ahora está tratando de burlarse de nosotros.

Kira se quedó sin palabras. Los gritos que Hatsha había pegado todavía resonaban en sus oídos.

La rabia que ella había desbordado era real. Sus sentimientos, las ondas que su poder pudo percibir, no podían ser falsas. Estaba segura pues ahora podía usar sus poderes. Su sinceridad fue lo suficientemente transparente como para congelar sus huesos.

La tripulación de Creta había desestimado inmediatamente su versión calificandola como patrañas. Habían cerca de veinte de ellos, y solo una Hatsha. Acusar a todos de estar mintiendo, qué miserable debe sentirse Hatsha en este momento.

Fue más desgarrador que la malicia que había sido dirigida hacia ella. Tiró de las solapas a ambos lados del sombrero de piel de nutria.

Orión siguió el ritmo de la conversación.

—Quizás la historia detrás de esto es más complicada.

Cogió una ramita y dibujó en la grava.

—Digamos que hay un infiltrado en la Atlántida. Pero los cretenses parecen no querer hablar de ello incluso si mueren, ¿no es extraño? No perderían nada. Incluso podrían tener algo a su favor si se dispusieran a confesar. 

—Los interrogatorios se llevaron a cabo en diferentes celdas de la prisión, pero es extraño que tanta gente niegue la acusación.

—Debe haber una percepción en común. Una percepción de que si incluso uno de ellos llegase a abrir la boca…no recibirían ayuda en el futuro. Quizás la persona detrás de esto sea una que pueda influir directamente en su sentencia durante el juicio. Alguien quién pueda usar a la Guardia Real. Alguien a quien no me gustaría en absoluto esté detrás de esto.

Kira pudo adivinar rápidamente quién cumplía con cada una de esas condiciones. Habían tenido una historia con ellos en el pasado, por lo que rápidamente llegaron a una misma respuesta.

—¿El Senado?

—Supongo que sí. El Senado es una organización compuesta por diecisiete miembros. No sé quién podría haber sido exactamente…aunque bien podría ser que todos sean un solo corazón y una sola mente.

No podía creer que estuvieran involucrados de nuevo esta vez. En este punto, Kira sintió curiosidad por la existencia del Senado. En el muelle le dio la impresión de ser un grupo muy bien vestido. ¿Por qué siempre interferían con los asuntos de Orión? ¿Y cuál era su intención con ella?

Orión colocó sus manos en las caderas y respiró hondo.

—Se protegen bien entre ellos. De todos modos, la de cabello corto lleva la desventaja en las declaraciones debido a su historial. Puede que esté caos no se resuelva de manera apropiada incluso si hay un juicio.

Se volvió hacia Quidna.

—Tengamos esto en cuenta primero. Se necesita de un buen tiempo para apuntar y disparar una flecha. No hay necesidad de tenderle una trampa a la Guardia Real. Incluso si tratáramos de desenterrar más información en referente a esta situación, probablemente la descartarían diciendo no ser más que tonterías. “Habían unos mármols que mi padre necesitaba traer con urgencia. El barco llegó tarde, así que me dijo que abriera la compuerta por un momento…” Dirán algo así.

La voz que usó fue tan real que Kira se rió un poco para ella. Quidna colocó una mano sobre su pecho en la armadura con un semblante extremadamente serio.

—Lo tendré en cuenta. La joven esclava pronto será juzgada. Le informaremos nuevamente cuando se decida la fecha del juicio.

—¿Hatsha está bien?

Kira tenía curiosidad por su bienestar. Quidna sonrió frente a Kira.

—Está confinada en prisión, pero goza de buena salud. Ah, es verdad. Elogió a la divinidad por salvar su vida. Dijo que su poder era asombroso, pero su coraje era de otro mundo.

Eran palabras que no podía imaginar salieran de su boca. Kira no podía creer que Hatsha ahora la valoraba tanto.

Sin embargo, el temperamento natural de Hatsha no era del tipo que mentía para quedar bien frente a otros. Sus mejillas se sonrojaron cuando comprendió realmente iba en serio.

—No es nada. No podía dejar que muriera así.

—He oído rumores sobre los poderes de Lady Lokira. Creo que algún día brillará en toda la Atlántida.

Al escuchar aquel maravilloso cumplido, Kira se volvió tímida y vaciló. Orión la miró en silencio, pero como la historia terminaba ahí, no se dijo nada más.

Los soldados que investigaban la zona regresaron. Hubo testimonios de que los pescadores nunca habían presenciado extraños o grupos sospechosos. Era evidencia de que no se habían infiltrado por tierra, pero desafortunadamente, la evidencia física concluyente no fue suficiente. Originalmente era un tranquilo pueblo de pocos pescadores, por lo que no era extraño no hubieran testigos.

Con esto, el importante objetivo de la inspección había terminado.

Sin embargo, Quidna una vez más buscó minuciosamente en la playa. Todas las estacas, la única evidencia física, fueron recuperadas y se examinaron los alrededores en busca de cualquier artículo que se hubiera deslizado o dejado del barco. Los soldados estaban ocupados buscando por la grava con sus lanzas en mano.

Kira no tenía nada que hacer. Se acordó de la vez que había encontrado un anillo perdido con sus poderes. Sin embargo, incluso la pequeña playa era lo suficientemente grande como para poder enviar las olas de sal a cada rincón y grieta de esta. No estaban buscando un elemento específico, por lo que no parecía que ayudaría en la búsqueda.

Finalmente, se sentó en silencio y observó las olas rompiendo a sus pies. Tal vez porque la primavera estaba cerca, el agua era bastante brillante.

—El agua todavía está fría. No entres.

Orión se acercó a ella. Kira preguntó.

—Orión, ¿por qué todo es de este color negro?

—¿Te refieres a la grava? Probablemente se deba a la montaña de Tira.

Kira miró a Orión de la nada, preguntándose qué estaba diciendo. Naturalmente, había pensado que la explicación vendría con otra leyenda, algo así como que una ballena se convirtía en grava estando en la playa.

—No lo sé, pero todas las piedras en la montaña de Tira son de este color. Escuché que el suelo se oscurece cerca del volcán. ¿Es porque se queman?

—La montaña de Tira está en la isla interior. Estamos en una isla exterior.

—Debajo del mar, las dos islas estan conectadas como una sola. Entonces, si miras con atención...

Orión deambuló mirando a su alrededor.  Incluso caminó hasta un lugar lejano y se inclinó mientras hurgaba en la grava. Después de recoger algunas piedras y tirarlas repetidamente, finalmente encontró algo.

Lo recogió rápidamente y regresó a paso ligero. Kira se levantó para mirar de cerca.

—Mira. Hay una concha que ahora forma parte de esta piedra. Parece que hace mucho tiempo, las piedras alcanzaron cierta temperatura y se derritieron, logrando mezclarse con lo que encontraron a su paso. Entonces se endurecieron y este es el resultado.

Kira aceptó la piedra que le fue entregada y abrió la boca de par en par. Debe haber sido cierto. Una concha marina estaba incrustada en esta gran piedra. Mientras barría la superficie, las peculiares protuberancias le hacían cosquillas en las yemas de los dedos. Fue un sentimiento especial para Kira, que veía a las conchas como sus juguetes mientras estaba recluida en esa pequeña habitación.

—Fascinante. Quiero sacarla de allí.

Pero, ¿cómo podría sacar la concha que se había hecho una con la piedra? Trató de contentarse con seguir el patrón de esta, pero Orión se la quitó. Fue cuando estaba a punto de preguntar el por qué.

Sacó la punta de una flecha y la insertó en una muesca en la piedra. Apretó el puño con tanta fuerza que las venas del dorso de la mano se hincharon y la golpeó con fuerza.

Se rompió.

 …La piedra cayó

 —Esto servirá. Aquí.

Kira aceptó aturdida la concha que sacó y se la entregó. La piedra estaba intacta por ambos lados. Entonces el puño de Orión…

—Gracias…

Kira respondió, medio aturdida.

Miró la antigua concha marina. Como recién salida de un molde, estaba descolorida como el latón. Era tan bonita. A la luz del sol primaveral, brillaba tanto como la corona de oro de una reina del mar.

Traducción: Claire

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