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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 50

Capítulo de novela - 107 párrafos

Kira observó la concha de mar con un anhelo desconocido. Sería un desperdicio lavarla en el mar, así que la limpió cuidadosamente con el dobladillo de su ropa.

—¿Cómo encuentra Orión algo así tan rápido?

Los soldados que rondaban por allí estarían desconcertados. Habían estado dando vueltas por la playa durante más de una hora tratando de encontrar aunque sea un rastro del barco cretense. Sin embargo, Orión había encontrado rápidamente algo tan bonito entre la grava.

Orión arrojó la piedra partida al mar. Dijo en un tono un poco distante.

—Bueno, soy un cazador así que tengo que hacer esto a menudo. Solo miré a mi alrededor y sucedió. Además, hay muchas piedras como esa en este lugar.

Agregó como para enfatizar que lo que había hecho era bastante ordinario.

—Hay cosas aún más fascinantes en otras tierras. En una isla a la que me solicitaron ir hace años se hablaba sobre un reciente descubrimiento de huesos de dragón. Restos con muchos dientes y lo que parecía ser un hocico puntiagudo.

—¿En serio? ¿Realmente existieron los dragones?

—Bueno, debería haber visto uno vivo como para asegurarte eso. No lo creeré a menos que haya visto uno por mi mismo. Los huesos que encontraron parecían de dragón, pero bien podrían ser de una bestia que se extinguió hace cientos de años.

Esa inferencia podría tener sentido considerando estos tiempos, pero tampoco contaba con fundamentos. Entonces Kira imaginó un dragón. Se estremeció cuando lo imaginó destruyendo barcos en mar abierto.

—Le temo a los dragones…prefiero las conchas de mar.

Así es, ya que Orión encontró esto, llevémoslo a casa. Kira abrió la bolsita que había amarrado a su cintura y guardó la concha marina. Cuando la bolsita que contenía sólo unas pocas monedas de plata se llenó como un tesoro, su corazón se sintió aliviado. ¿Debería ponerla en su estante? ¿O debería usarla para adornar sus ropas?

Orión, que la había estado observando en silencio, levantó ligeramente una esquina de su boca. Preguntó sutilmente. 

—¿Te gusta?

Kira asintió. El pareció haber quedado bastante satisfecho.

—Debe haber sido gratificante salir del carruaje después de haber sufrido todo ese tiempo. Vuelve con ese mismo estado de ánimo.

Ugh. Kira, cuyo rostro se oscureció debido a la ansiedad del mareo provocado por el movimiento, se aferró con fuerza a su bolsita. Si sientes que vas a morir, toquemos el tesoro y resistamos.

La curiosidad llegó repentinamente. ¿Cuándo es que llegó esta concha de mar a esta playa? ¿Fue hace más de cien años? ¿O hace doscientos?

En la mitología, los tiempos antiguos se enseñaban en términos de edad de oro o de plata pura. Pero esa era una distinción abstracta entre cómo vivían los dioses y los humanos. Probablemente no tenga nada que ver con la vida de una concha marina.

 —¿Cómo se volvió parte de la piedra? Ojalá pudiera leerlo con el poder de mis habilidades sensoriales.

Hablaba consigo misma mientras miraba el horizonte.

Incluso con el poder divino, no era algo fácil de hacer. Por mucho que sus habilidades de percepción se agudizaran, ¿cómo podría leer los recuerdos de un animal muerto? Incluso los sentimientos humanos sólo pueden adivinarse en formas y colores inciertos. Era lo mismo que leer el mar desde un barco.

Recordó a Loxias al pensar en ello, quien siempre estaba rodeado por varias personas.

¿Cómo podría sentirse al estar en medio de tantas olas provenientes de una gran cantidad de personas?

En los días en los que había vivido por su cuenta en esa pequeña habitación, había envidiado al niño y pensado que era genial. Esa percepción había cambiado un poco desde que empezó a utilizar sus poderes apropiadamente. A medida que esta controlaba de mejor manera sus poderes, se preguntaba cómo es que él se había sentido todo este tiempo.

—Lox podría hacerlo, él es bueno en cualquier cosa. No puedo compararme con él….

Dijo en un tono alegre, como si estuviera bromeando a propósito. Sin embargo, Orión la miró y mencionó con firmeza.

—Tiendes a ser muy consciente del autoproclamado Apolo.

Kira lo miró. Este estaba observando fijamente la cadena dorada alrededor de su nuca.

—No me malinterpretes. Yo también podría pensar que me están amonestado. Pero no tienes que pensar en él cada vez que recuerdas el santuario.

Agarró el sombrero que estaba a punto de volar con el viento y lo presionó en su lugar.

—Puedes hacer lo que quieras. ¿No lo detestas? Él es el bastardo que ocasionó todo esto.

Kira ajustó el sombrero en su lugar.

No estaba equivocado. Lokira realmente no quería ser como Loxias. Pero él era la razón principal por la que quería perfeccionar sus poderes. Kira había querido entenderlo, pero, ¿por qué Orión reaccionaba tan bruscamente?

Después de pensarlo un poco, a Kira se le ocurrió una posible respuesta. No había forma de que Orión viera a Loxias de buena manera. Él era la razón por la que le habían confiado a una mujer tan problemática.

Agregó una excusa deseando arreglar las cosas.

—Muy a pesar de que lo odie, él es mi hermano menor. Incluso si no nos parecemos, nos dijeron que éramos gemelos….

Kira elevó su tono de voz.

—Es mi familia, así que no lo puedo evitar.

Orión alzó ligeramente sus espesas cejas. Sus labios se abrieron como si fuera a decir algo, pero volvieron a cerrarse rápidamente. Los soldados que habían terminado de buscar a sus alrededores los estaban llamando.

Los dos se dirigieron allí en silencio. Kira volvió a andar como un ganso mientras avanzaba por la grava. Orión, naturalmente, extendió una mano para brindarle equilibrio.

Murmuró en voz baja una palabra que para él era un enigma. Una palabra que se perdió entre el sonido de las olas.

—Familia…

George era el primo-hermano de Orión, por lo eran familia en todo el sentido de la palabra. Sin embargo, no podrían relacionarlos a simple vista. Si bien su parecido era poco, sus diferencias eran bien marcadas.

En primer lugar, mientras que Orión era considerado uno de los hombres más altos de entre las islas, George contaba con una altura promedio. Su color de piel se asemejaba al de la arcilla, mientras que la de George era parecida a la que aparece en esos frescos antiguos. Además, gracias a su corto quitón y las calzas de cuero se podía apreciar como cada uno de sus músculos se contraían con cada paso que daba. Por otra parte, dado que George siempre llevaba un himation de seda, no hubo nada especial que pueda resaltar de su apariencia.

Sus diferencias se destacaron aún más cuando incluso sus características inusualmente similares se podrían resumir en una sola.

El uno contaba con una oscura cabellera y una cicatriz que cruzaba un lado de sus ojos, dándole así una fuerte apariencia que podía ser recordada incluso si no te agradaba. El otro contaba con una cabellera parecida a las espigas de cebada, dándolo solamente una apariencia delgada. Si los ponían uno al lado del otro, tendrían que verlos detalladamente por un tiempo para finalmente encontrar algún parentesco.

El rasgo más notorio que tenían en común era el color de sus ojos. Ambos contaban con ojos azules, aunque variaban en color y profundidad.

Kira, quien estaba de visita en el Palacio Real después de mucho tiempo, miró a George situado al otro lado de donde ella se encontraba. Parecía muy cansado y deprimido desde la mañana.

Era comprensible. La reunión con los miembros del Senado estaba programada para comenzar dentro de poco. También estaba previsto que empezara el juicio contra los cretenses.

Tal como había prometido, Quidna les informó cuándo se realizaría el juicio. Kira, quien estaba calificada para servir de observadora dado que ella había sido la víctima, se encontraba nerviosa.

¿Qué tipo de castigo enfrentarían los cretenses? ¿Se le daría un trato justo a Hatsha? Deseaba que el castigo fuera ligero para ella.

Sin embargo, los diecisiete ancianos del Senado se tomaron su tiempo antes de comenzar la reunión, por lo que los demás se vieron obligados a esperar en otro salón.

Incluso Saphira había requerido de la ayuda de Orión por el momento. Había querido que verificara la seguridad de los alrededores en vez de perder el tiempo esperando por ellos. Kira se sintió intimidada pues todavía veía a Saphira como alguien realmente capaz e inteligente.

«Lady Saphira, dijeron que estudiaste junto a Orión cuando eras joven.»

Fue considerada uno de los mejores talentos de entre las familias aristocráticas incluso desde una corta edad. Resultó que tenía una edad similar a la de los niños de la familia real, por lo que fue seleccionada como compañera de estudio e iba y venía del palacio real.

‘El rey George todavía era un príncipe en aquel entonces. Lady Saphira tenía el papel de cuidar al príncipe llorón junto a Lord Orionis’

A juzgar por la sonrisa de la abuela Baki al recordar aquello, deben haber sido buenos amigos, incluso si no lo demostraban.

Esa inteligente y confiada dama conocía a Orión mucho más tiempo que lo hacía ella. Cada vez que Kira recordaba ese hecho, un rincón de su corazón la incomodaba.

¿Por qué? Era natural si pensabas en ello. ¿No eran ambos residentes de la Atlántida? Orión era muy conocido en diversas tierras. Por mucho que se negara a casarse, muchas mujeres de su edad lo conocerían. Mirando hacia atrás, la razón por la que lo conoció en primer lugar había tenido que ver con la princesa de Chios.

Sin embargo, para Kira Orión fue el primer hombre que había conocido en el exterior.

Y la verdad es que Kira habría querido ser la primera mujer que conociera Orión.

«Idiota. ¿Eso tendría sentido? No pensaste así cuando conociste a Quidna, ¡¿así que, por qué ahora…?!»

Kira quería tirar de sus propios cuernos. Se sentía intranquila pues su mente como un ovillo de hilo enredado no parecía querer tranquilizarse. Había sido así desde que saludó a Saphira.

George también estaba inmerso en sus propias preocupaciones. Había estado pronunciado una variedad de lamentaciones desde antes, tales como, '¿Puedo realmente tomar una decisión razonable?', '¿Así podré evitar que Creta siga intentándolo?', 'Me duele la cabeza', 'Me duele el estómago', etc. Después de acabarse el repertorio, perdió sus palabras y solo suspiró profundamente.

Después de lamentarse por un largo tiempo, fue consciente de Kira y dijo.

—Vaya, frente a los invitados otra vez. Está bien, ¿por qué esa expresión? Si tienes hambre, toma un bocadillo.

—Ah… gracias.

De hecho, no tenía hambre pues había venido desayunando. Pero Kira fingió obedecer la orden del rey y tomó un bocadillo de un plato. Sabía demasiado a albahaca.

Después de dar una mordida, Kira le habló para tratar de calmar su propio corazón.

—Yo, eh, quiero decir, querido Rey George.

No había sido una buena idea. No había hecho más que aumentar su inquietud. No podía creer que estuviera copiando a Saphira porque todavía no podía volver a la normalidad. Sin embargo, la persona a su lado tampoco es que estaba en sus cinco sentidos, por lo que su error no fue notado. George respondió con una expresión lamentable.

—¿Qué sucede? ¿Los bocadillos no son de tu agrado?

—Oh, no. Los bocadillos estuvieron deliciosos. Pero, ¿Puedo hacerle una pregunta?

George hizo un gesto para que lo intentara. Afortunadamente, los dos tenían algo en común. Entonces, decidió preguntar.

—¿Dicen que el rey originalmente tenía cola?

—¿Cola? Bueno, tuve una cuando era más joven. No se parecía a la de un animal. Solo era un trozo de piel extra.

George respondió usando un tono real agradable. Kira se volvió más cautelosa.

 —También escuché que se la cortaron cuando tenía siete años.

—Así es. No es un recuerdo muy agradable.

—¿Puedo deshacerme de mis cuernos de esa manera?

Los ojos de George se agrandaron en ese instante. La voz de Kira se hizo más pequeña al pensar había dicho algo irrazonable.

—No creo que puedan llamarme bestia divina si los corto. De ser así, la caza podría terminar...

—Ah, claro, sin los cuernos pasarías como una dama ordinaria. Lo sé. ¡Quizás podríamos ponerle fin a esta desagradable situación!

Exclamó con voz esperanzada. Sin embargo, su rostro emocionado se calmó rápidamente.

—¿Pero tus cuernos no son de hueso?

—Creo que son de algo parecido.

—Entonces sería un poco difícil.

Kira sintió una ligera conmoción por la afirmación de George. ¿Puedes deshacerte de una cola pero no de unos cuernos?

George rebuscó en su memoria.

—Vamos a ver. Mi cola no tenía huesos.  Sobresalía como media pulgada de largo. Aún asi tuve que tomar muchos analgésicos y pastillas para dormir para que puedan cortarla. Escuché que a pesar de que los médicos cortaban y cosían a la vez con los serruchos y agujas más afilados, tuvieron que usar una gran cantidad de agua para limpiar toda la sangre que quedó regada en el suelo. Después de haberla cortado, estuve postrado en cama durante mucho tiempo y solo comía sopa de carne.

—Tuvo que haber sido muy difícil.

—Sí, muy a pesar de que haya sido una inútil cola, no es normal cortar una parte de tu cuerpo. Incluso los sacerdotes son los más auspiciosos. ¡En mi caso no estaban de acuerdo en cortarla! Si Orión no me hubiera dicho que tomara una decisión sin escuchar a los demás, probablemente sería un rey que ni siquiera pudiera sentarse en el trono.

George corrigió un poco su posición sentada como para probar su punto.

—Además…incluso si es que realmente se pudiera, ¿qué médico se atrevería a cortarte los cuernos? La encarnación de la luz podría castigarlos.

Ciertamente lo haría. Kira entristeció al verse hacerse añicos sus esperanzas. No había esperado mucho, pero todavía había contado con esa pequeña ilusión. Una sensación de pérdida la invadió cuando sus manos, que habían estado tratando de aferrarse a algo, finalmente se vieron vacías.

Al notarlo, George le ofreció lo primero que se le ocurrió como consuelo.

—Lokira, no te pongas así. Los cuernos son geniales en comparación a una cola. Puedes sentarte sin ningún problema en una silla.

—Aunque la situación actual sea complicada, no te trataré injustamente, a ti quien fue traída por mi amigo cercano, mi hermano y el Guerrero Supremo. ¡Oh, la regente comparte mi opinión, así que relájate!

—Gracias…

¿Después de todo tendría que vivir con estos cuernos por lo que le quedaba de vida? En lugar de aliviar su ansiedad, no hizo más que convertirlo en algo mucho más complejo que aumentó más la carga sobre sus hombros. Kira suspiró. George suspiró como si ésta le hubiese contagiado ese estado de ánimo.

Entonces la puerta se abrió. Orión entró y les dijo a los dos.

—Vamos. Creo que todos están reunidos.

Traducción: Claire

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