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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 54

Capítulo de novela - 101 párrafos

—¿Problemas?

Saphira de repente se volvió hacia George. George rápidamente extendió el pergamino como si hubiera esperado que eso sucediera.  El papiro se desdobló y emitió un crujido. Los ojos de Saphira escanearon rápidamente el texto.

Kira los miró ansiosamente, sin atreverse a intervenir. Por supuesto, la única persona a la que podía hacerle preguntas cómodamente era a Orión.

—¿Qué…? ¿Algo terrible ha pasado?

—Es un asunto interno de Atenas. No es que vaya a pasarnos algo en este instante.

Orión le aseguró. Kira apenas suspiró. Una idea ominosa había pasado rápidamente por su cabeza, preguntándose si Atenas había declarado la guerra a la Atlántida, exigiendo que entregaran a la Bestia Divina.

Saphira levantó la vista después de terminar de leer el pergamino. Unas desagradables arrugas finas en el puente de la nariz aparecieron y desaparecieron al instante.

—La situación es un desastre allí. Me alegro de que nuestro embajador nos haya enviado la noticia a tiempo.

Volvió la mirada a Kira después de dejar salir ese breve comentario.

—Lokira, quiero que lo sepas. ¿Recuerdas de qué hablamos mientras mirábamos el mapa? Habíamos inferido quienes participarían en la caza de la Bestia Divina. Entre ellos se nombró a Hipólito de Atenas.

Por supuesto, Kira recordaba ese nombre con claridad. Movió su mandíbula con tanta fuerza que se le resbaló el sombrero de piel de nutria.

—Lo sé. Príncipe de Atenas. El hijo del rey Teseo.

—Así es. Se dice que el Príncipe Hipólito fue expulsado de la tierra de Atenas bajo una orden de exilio.

Kira estuvo muy sorprendida. En una época en donde las afueras de las ciudades era feroces, la orden de destierro era un castigo muy severo. Equivalía a ser privado de todo fundamento de vida y, en algunos casos, era una sentencia de muerte social.

Ella entendía lo que eso significaba, pues ésta también había sido prácticamente exiliada de Delos. Sin embargo, a diferencia de ella que estaba en cautiverio, Hipólito era un príncipe.  ¿Cómo una persona de estatus noble terminó recibiendo un castigo como el destierro?

Saphira explicó cuidadosamente mientras leía el pergamino nuevamente.

—No sé cuánto creer de este informe, pero… La carta dice que cometió el delito de acosar a su madrastra. Besó su mejilla inesperadamente cuando pasó a saludar.

 —¿Por un beso en la mejilla? ¿Es realmente tan malo?

Kira preguntó porque realmente no lo sabía.  Cada vez que Loxias pasaba a saludar la besaba en la mejilla.

Al momento siguiente, Kira se encontró con ojos perplejos y sorprendidos. ¿Es posible que otras personas no lo hicieran?

Orión apoyó su frente y rápidamente le explicó.

—Hombres adultos normalmente no hacen ese tipo de cosas. Sólo piénsalo. El príncipe Hipólito no es el hijo biológico de la Reina Fedra. Podrían ser hermanos. Además, escuché que no se llevaban bien. ¿Qué harías si de repente un hombre así se abalanzara sobre ti?

Kira recordó al joven Daeton. Orión pareció aliviado por la rápida comprensión.

—En Atenas, la discriminación de género es más marcada que en todo el contiente, por lo que debe haber habido un caos por sus acciones.

—¿Pero cómo sucedió esto? No, no lo conozco muy bien, pero pensé que era un tipo bastante prudente. ¿Se habrá pasado de tragos?

—Rey Gorge, una persona prudente no saluda estando borracho. Es extraño. No puede ser una conciencia el que haya ocurrido tal conmoción justo cuando el intento de Creta por cazar a la bestia divina terminó en fracaso.

Saphira intervino bruscamente. Incluso a Kira le pareció bastante sospechoso. Sin embargo, había muy poca información como para llegar al fondo del asunto.

 —¿Entonces esa es la razón por la que echaron al príncipe? ¿Solo por besar la mejilla de su madrastra?

—Eso es lo que parece. Se dice que hasta el Rey Teseo se enteró porque Fedra se desmayó. La información aquí dice que estaba tan enojado como para destruir el palacio. Era imposible ejecutar al príncipe, por lo que terminó con una orden de expulsión.

En la cabeza de Kira se desarrolló una escena de un hombre sin rostro vagando por las montañas y los campos. Parecía lamentable. Sin embargo, obligar a alguien a recibir ese tipo de afecto de alguien que no es de su agrado era malo. Cuando lo pensó de esa manera, sintió como si hubiera sido explotada todo este tiempo como una tonta.

Orión chasqueó la lengua y dijo.

—Aquí viene el problema. El que deambule fuera de los muros y pida perdón, o el que se exilie en otro lugar, no es asunto nuestro. El problema es que pueda terminar decidiendo restaurar su honor dándole caza a la Bestia Divina.

Ojos azules miraron a Kira.

Kira aceptó la realidad. Ahora bien, esa conclusión no era sorprendente. Para un príncipe que provocó la ira de su padre, no habría regalo más digno que entregarle a la Bestia Divina. Esto sería considerado un logro más satisfactorio que el de Teseo, quien derrotó al Minotauro en el pasado.

George parecía tener dolor de estómago otra vez.

—Acabamos de lidiar con Creta, pero ahora tenemos que hacerlo con Atenas. ¿Ese tipo, Teseo, podría ser que él esté detrás de esto y solo haya hecho que su hijo actuara frente a todos?

—¿Atenas realmente necesitaría hacer eso? Tienen suficiente financiación militar y milicias. No hay razón para enviar a un príncipe solo y sin asistente.

Saphira suspiró.

—No creo que Hipólito sepa siquiera por donde deambula en estos momentos… La Atlántida no está superpoblada como una nación continental. Me está costando localizar a Loxias y no tengo tiempo como para liberar espías que localicen a Hipólito. Bueno, sería más llevadero si el Senado cooperara más en tiempos como estos.

Kira poco a poco dejó caer los hombros. Esto debido a que acababan de dar a entender que estaba poniendo otra carga sobre esta nación.  George, que estaba mirando desde el otro lado, se dio cuenta y rápidamente habló.

—¡Uh-bueno, todavía hay muchas ventajas!  Gracias a nuestra situación tengo algo de qué hablar con los enviados extranjeros. Hasta ahora éramos tratados como una nación que contaba únicamente con Oriharukon, pero gracias al rumor de que ha venido una bestia divina, hasta los comerciantes ahora están prestando atención. A veces es un problema, pero bueno, cada una de estas cosas aumenta el estatus de nuestra nación…

Los ojos de Kira se iluminaron sin que ella lo supiera. ¿Qué sucede cuando tu estatus aumenta? Sin embargo George, que habló de manera repentina, no sabía cómo concluir su idea. Al final, le pasó el tema a Orión a su lado.

—Más importante, ¿no vas? Escuché que hablaste con el guardia.

—Él me puso al tanto de las noticias de Atenas.

Orión dijo rápidamente y de despidió de Saphira.

—Como dije antes, iré a por él. Si necesitas contactarme por alguna otra razón, envía un mensajero a mi casa. Los niños se encargarán de ello.

—Bien. Es un alivio saber que la abuela también se lo estaba pasando bien allí. Adiós, Iokeira. Fuiste la más participativa en el juicio de hoy.

Saphira sonrió y saludó con las manos. Kira asintió con la cabeza y siguió a Orión. Cuando estaba a punto de atravesar el pasillo, miró hacia atrás y vói a las dos personas entrando a un salón del palacio mientras intercambiaban tonterías.

Ambos eran realmente buenas personas. Respetaban tanto a Kira que era difícil creer que sean las personas de mayor rango en esta isla. Aunque eran amigos de Orión, ¿llegaría el día en que pueda decir eran amigos de Lokira?

«Me alegro haber venido a la Atlántida»

Aunque fue exiliada de Delos... había gente que la odiaba, tal como los miembros del Senado. Bien, de todos modos había mucha gente buena en este lugar.. 

Eran tan buenos con ella que a duras penas podía creerlo. Sentía una conexión muy fuerte con ellos, más que con las sacerdotisas del santuario con quienes se encontraba todos los días.

Kira preguntó a Orión mientras salían del Palacio.

—¿Ahora vamos a por Hatsha?

—No los liberan tan rápido. Un soldado probablemente la traerá a casa mañana o pasado mañana.

Aprovechando está oportunidad, Orión le explicó sobre el proceso de liberación.

Primero, debes estampar tu mano en una tablilla de arcilla como promesa de no volver a cometer un pecado, y luego sumergir tu cuerpo en el agua de mar sagrada del templo. La ropa usada en prisión se quema en el fuego de la purificación. Sólo después de completar todos esos pasos es que puedes salir al mundo con un cuerpo limpio.

Kira, que escuchaba con interés, tuvo una pregunta. Sin embargo, el camino por el que caminaban no era el que llevaba a las rejas del palacio. Si no iba a casa, ¿hacia dónde se dirigía?

Cuando preguntó, Orión señaló hacia arriba.

—Mira, es la montaña de Tira.

Dado que el palacio real se construyó originalmente al pie del Monte de Tira, el pico de la montaña estaba justo detrás de él. A sus ojos, parecía un poco más alto que el Monte de Cinto.

—Deberías subirlo mientras te encuentres en la isla interior. No has estado allí.

Aunque fue agradable escuchar esa invitación, la mente de Kira se nubló un poco. 

—¿Caminando?

—Soy de los que les gusta caminar. Aunque en lo que a ti respecta, es probable que tenga que cargarte a mitad de camino… así que te lo digo de antemano.

Entonces Orión dobló una esquina. Apareció un solar con varios galpones de gran tamaño para el ganado.

En una tienda de campaña temporal al lado, un cuidador estaba sentado ajustando un arnés en sus manos. Tan pronto como vio a Orión, se puso de pie de un salto, diciendo que había recibido el mensaje del guardia.

El cuidador entró en un corral y sacó un caballo negro. Kira quedó asombrada al ver que era mucho más alto que un burro y su larga melena tenía un hermoso brillo.

—¿Vas a montar esto?

Orión deslizó la silla directamente sobre el lomo del caballo, dio un salto y se colocó en posición.

—Creo que perderé los estribos si arrastro el burro del palacio dos veces. Esta es la única opción que pude encontrar. Nunca lo ha montado nadie antes, pero estoy seguro de que de alguna u otra manera servirá.

—Orión es alto a comparación de mi. Un caballo es muy alto para mí. ¿Me pregunto si podré subir…?

A duras penas podía montar un burro por su cuenta. Subir un caballo sería casi imposible No tenía la confianza para intentarlo.

Orión rió y se inclinó. Una mano se acercó a su costado y se aferró con fuerza a ella.

—Salta. Uno, dos.

Ella saltó, sin mucha confianza, y su cuerpo se levantó. No tuvo tiempo de maravillarse ante la fuerza del hombre antes de subir a la silla.

Kira se sentó, tratando de mantener frenéticamente el equilibrio para evitar caer. Su falda larga le impedía sentarse correctamente hacia adelante, pero por ahora, viajar de costado le vendría más fácil para sujetarse de Orión.

Orión se aseguró de que Kira estuviera sentada correctamente. Se volvió hacia el cuidador y le dejó un mensaje.

—Lo devolveré yo mismo cuando descendamos. Solo tenlo en cuenta y no te quedes fuera hasta tarde.

Agitó las riendas y se puso en marcha.

El caballo empezó a trotar. A diferencia de lo que Kira temía, que fuera igual que ir en un carruaje, este no corría salvajemente, sino que trotaba con calma. Incluso parecía balancearse menos que un burro. Sin embargo, el suelo estaba muy lejos.

Todavía estaban muy lejos para la invención de los estribos, por lo que Orión se aferraba a su caballo únicamente con sus piernas y sin ningún reposapiés. Sus grandes muslos, bajo su corto quitón, estaban tensos y nervudos. Cada vez que el caballo cambiaba de dirección, los músculos se tensaban aún más, su piel volviéndose más sensible.

Kira se había olvidado de mirar hacia adelante y lo estaba mirando fijamente. Sacudió la cabeza rápidamente, sintiendo una repentina necesidad de tocarlo.

—¿Qué ocurre?

—Oh, nada…

Kira fingió que no era nada y miró hacia el camino que tenía delante; su cuerpo tenía muchos lugares extraños por lo que ella no podía evitar sentirse intrigada.

Mientras tanto, el caballo negro abandonó lentamente los terrenos del palacio real. La columnata al comienzo del sendero despertó la curiosidad de Kira. Los caballos eran animales de tierras planas. Incluso los burros podían subir colinas, pero ¿podría este caballo subir tan alto?

No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que sus preocupaciones habían sido innecesarias. El camino asfaltado que rodeaba el perímetro de la montaña tenía una suave pendiente.

Había rastros de gestión artificial aquí y allá en el Monte de Tira. Se instalaron puestos de guardia, los bordes del camino se decoraron con estatuas y arreglos florales.El sol de la tarde brillaba y la caminata no fue tan extenuante como había pensado al principio.

—Orión, quizás no debimos haber tomado prestado un caballo sin ningún motivo. Creo que podría haber caminado hasta aquí.

Dijo Kira acariciando suavemente la brillante melena. Orión torció la boca en una línea tal como hacía cuando estaba de mal humor.

—No seas arrogante. Parece sencillo si miras a tu alrededor pero en realidad pavimentaron el camino a propósito para que los reyes o los nobles pudiera subir en un carruaje.

—¿Un carruaje? El Monte de Tira debe ser muy popular.

—Bueno, es la joya de la Atlántida y cada Nochevieja se celebran allí ritos ancestrales.

Ahora que lo pensaba, Elafebolión (Marzo) estaba llegando a su fin. Aún quedaba algo de tiempo hasta el nuevo año en Hecatombeón (julio). *

Kira, que estaba contando los días, quedó perpleja. En el santuario, el paso del tiempo se volvió aburrido. Aparte de las comidas y la vista del patio trasero, nada en particular cambiaba ni se renovaba. Pero ahora a su alrededor, los árboles primaverales de las islas del sur estaban floreciendo.

Traducción: Claire

[Nota de traducción: Calendario Ático en vigor en Atenas en la Antigüedad Clásica, diferente de nuestro Calendario Gregoriano. El calendario Ático comenzaba con Hecatombeón (julio) y terminaba en Esciroforión (Junio)]

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