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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 55

Capítulo de novela - 100 párrafos

Para ser un volcán, era abundante y nada árido. Orión conocía bien todo tipo de árboles, por lo que cada vez que Kira hacía una pregunta, éste respondía rápidamente. Reía cada vez que ésta preguntaba qué era tan gracioso. Parecía que cuando los ojos de Kira brillaban, quería burlarse de ella.

Esto hizo que el largo trayecto por el sendero fuera menos tedioso para Kira, pues pasó la mayor parte del tiempo enojada y discutiendo con él.

Mientras tanto, los árboles se volvieron más claros y la brisa primaveral golpeó sus brazos. Entonces, una estructura en la cima de la montaña llamó su atención.

Tenía la apariencia de una versión a pequeña escala del salón del templo. Sólo había cuatro pilares en cada dirección y los frontones eran simples.

Kira, que creció en un santuario, reconoció el propósito de la estructura de un vistazo. Era un centro de oración. Un lugar que funcionaba como una especie de santuario temporal.

Tan pronto como Kira se bajó del caballo, corrió hacia él. Después de comprobar si había alguien alrededor, miró cuidadosamente el interior.

El interior no se diferenciaba mucho del de otros centros de oración. En las paredes había frescos que representaban diversas escenas mitológicas y en el centro se colocó una estatua de Poseidón, la deidad principal de este lugar.

Puede que hubiera sido demasiado hacer que adopte una pose atrevida debido al pequeño espacio, pero no era interesante simplemente verlo estando de pie. Excepto por el tridente en una mano, parecía un hombre barbudo común y corriente.

A sus pies había un montón de ofrendas. Un frasco negro desprendía un fuerte olor a aceite escencial. Un frasco rojo tenía una tapa herméticamente cerrada con solo un pequeño agujero en el centro, por lo que probablemente se usaba para poner monedas de plata en él. Un velo o una especie de manto estaba bajo de esos frascos. Alguien había atado con cuidado un ramo de flores primaverales y las había colgado en la estatua.

Kira miró aquello un tanto incómoda.

Los dueños de todas esas ofrendas debieron haber recorrido un largo camino para venir hasta aquí y pedir un deseo en particular.

La estatua miraba a lo lejos. Incluso el pigmento de uno de sus ojos se había desvanecido por el tiempo y, según como operaban los templos, los sacerdotes recolectaban las ofrendas y éstas se convertían en su fuente de ingreso.

Una vez que se dió cuenta de eso, su deseo de pedir alguna bendición en honor a su visita naturalmente se desvaneció.

Kira se dio la vuelta sintiéndose un poco molesta. Le preguntó Orión, que había estado esperando junto al caballo atado.

—¿Pediste algo?

Kira negó con la cabeza.

—Artemisa nunca me escuchó, por lo que no creí Poseidón lo hiciera.

—Tienes razón. Es mejor hacerlo por diversión.

Kira se alegró de que Orión se sintiera cómodo con sus comentarios blasfemos. Cualquier otra persona se habría horrorizado de escuchar tales palabras en voz alta. En esta sociedad, la creencia en los Dioses era lo suficientemente absoluta como para que la excusa de Morfeo funcionara en el juicio.

Sólo Orión, el hijo de este Dios, no tenía ningún interés en su padre. Entonces llevó a Kira al otro extremo de ese lugar. Había un altar de mármol sobre el piso plano.

Comenzó a quitarse la capa por costumbre, pero al darse cuenta de que no estaba vestido como usualmente, sino para asistir a la corte real, tiró del himation atado sobre sus hombros. El dobladillo de la prenda bordada con hilos de oro sacudió la suciedad del altar.

Kira quedó nuevamente asombrada por su insensibilidad; incluso la levantó y la colocó sobre el altar, haciéndola gritar del pánico.

—¡No puedo subir aquí!

—Lo limpiarán nuevamente antes de los rituales, pero ¿qué importa? una brisa y estará como nuevo.

Entonces, ¿por qué molestarse en limpiarlo con una buena prenda? Confundida, Kira miró nerviosamente sus pies. Sentía que no tenía sentido orar por bendiciones, pero incluso el dios más indiferente se enojaría con ella por dejar huellas en el altar.

Orión saltó detrás de Kira. La agarró del brazo para evitar que resbalara y cayera, y su manó apuntó en una dirección.

—Mira. Ese es el agujero de Poseidón.

Se dio cuenta entonces: técnicamente no estaban parados en la cima, sino en el borde de ésta. Lo que debería haber sido la verdadera cumbre descendía suavemente.  Daba a un cráter redondo como un anfiteatro.

Las laderas estaban cubiertas de bosque, mientras que el centro era negro y árido, sobresaliendo como una cicatriz. Agua cristalina lo rodeaba.

Era como un agujero azul. Kira no podía adivinar que tan extenso era, pero de cerca, debía de ser un lago bastante grande.

¿Cómo podría conducir al mar? El agua salada no puede llegar tan alto en las montañas. Orión respondió la pregunta de Kira.

—Está hirviendo en el fondo y, a veces, sale vapor. Por eso dicen que debe estar conectado al mar de Poseidón, ya que de todos modos toda tierra tiene sus raíces en el mar.

—No crees que entrará en erupción en este preciso momento, ¿verdad…?

Preguntó Kira, ansiosa pues acababa de pisar el altar. Orión rió y saltó.

—No, no te preocupes. No lo ha hecho en todos los años que llevo viniendo aquí. En realidad, nadie lo ha visto entrar en erupción. La creencia de que sea un castigo de los dioses no son más que palabrerías de aquellos quienes temen al vapor. Deberían estar agradecidos de no necesitar una olla para conseguir agua caliente.

Kira no era tan valiente como para bajar de un salto. Bajó con cuidado y se sacudió el polvo de las manos.

Quizás más tarde, cuando llegue el año nuevo, el palacio real y el templo organicen un servicio conmemorativo y oren por el agujero. Por favor, sigue durmiendo durante este año. Agradezco el agua que calientas con tu fuego.

También había agua caliente de la fuente detrás del centro de oración. Después de que Kira se lavara las manos, Orión le mostró la vista del otro lado. Se podía apreciar el palacio real, la intersección de las islas interiores, el mar interior y las galeras de un vistazo.

—Esa es una mina de Oriharukon. Solo hay unas cuantas en el Monte de Tira y otras en las islas exteriores. Se dice que los mineros y los ingenieros son cuidadosamente seleccionados para que extraigan material legítimo.

Kira miró en la dirección que señaló. Había una zona tenue de escasa vegetación en la ladera de la montaña. Realmente no podía distinguir mucho, excepto que había una valla de madera allí.

El oriharukon no se encuentra en trozos como el oro y la plata. Sólo se puede extraer de pozos profundos en el suelo, donde se mezcla con barro blanco y se funde ingeniosamente con el calor geotérmico único de la isla. Tiene propiedades extremadamente suaves, como lo demuestra el proceso. Una vez fundido, se convierte en un metal ligero pero resistente

Kira ahora estaba un poco más familiarizada con el metal que antes. El palacio real usaba oriharukon en platos para aperitivos y relojes de agua. Los platos recubiertos con oriharukon retenían el calor por más tiempo que los de arcilla. Los colores también parecían más prolijos y sofisticados.

Orión rió entre dientes mirando el atardecer.

—Soy la verdadera fuente de todo el caos en la Atlántida. Soy la razón por la que esta isla está tan poblada, la razón por la que hay peleas en el palacio todos los días. No es un lugar que fue puesto de cabeza de la noche a la mañana sólo porque entró una chica.

—Orión...

—No pudimos hablar de esto durante la reunión, así que lo haré ahora.

—No te volveré a poner en una posición como esa. Lo único que lamento es no haber colgado a esos bastardos de un poste por miedo a que George quedara en ridículo.

Kira levantó las manos, avergonzada por su arrebato.

—Dije que observaría, Orión. Estaba bien. También impedimos que ejecutaran a Hatsha, así que no pelees. ¿Qué pasa si dicen que Orión es malo, como lo hicieron en Santuario?

Sin duda seguirá siendo así. Incluso el propio rey George, se había sentido intimidado ante el Senado. Incluso Saphira sólo pudo argumentar en contra de sus palabras excesivas. Orión estaría en problemas si fuera en contra de ellos.

Por muy valiente que sea, no era invencible. Así como regañó a Kira por la herida en su rodilla, él también era un ser humano que resultaría dañado si lo apuñalaran con un cuchillo. Así como la espada de una simple princesa dejó una cicatriz permanente sobre su ojo.

Sus espesas cejas fueron bajando gradualmente ante las palabras de Kira. Aunque finalmente frunció el ceño, pareció haberse calmado un poco. Su tono volvió a ser seco.

—Espero que tengas un corazón generoso.

— Es porque Orión está siendo gruñón…

Kay, que estaba a punto de objetar, rápidamente se tragó sus palabras. Cada vez que este hombre se ponia tosco, ella lo describía con sola palabra: "gruñón".

Pero ahora, después de casi tres meses, sentía que lo entendía un poco.

Sus duras palabras en realidad tenían un significado mucho más profundo. Hubo momentos en los que Kirs includo sintió bondad en el fondo. Como el calor profundo de un cráter que sólo te das cuenta de que existe cuando burbujea hacia la superficie.

Kira juntó las manos y reflexionó por un rato. Se preguntó qué decir en momentos como este. Se sintió frustrada por su propia torpeza, pues no se le ocurrió nada que decir lo suficientemente rápido. Frunció los labios durante un tiempo antes de finalmente soltarlo.

—Gracias por preocuparte por mí…

Entonces parpadeó visiblemente y Kira puedo decir fue por vergüenza cuando volvió su rostro ligeramente hacia otro lado. No dejó que eso la molestara y continuó.

—Pero realmente estoy bien, así que no hagas nada peligroso, Orión. Tampoco quiero eso.

Cuando Kira terminó de hablar, la descripción de Saphira respecto a su personalidad resonó en su cabeza. Había dicho que este hombre se creía demasiado valiente. Así es, Saphira. Como era de esperar, ¡la descripción por parte de una persona que lo conoce desde hace mucho años es precisa!

Había decidido tener en cuenta su opinión cada vez que surgiera la oportunidad. Orión respiró hondo y exhaló.

Entonces bajó los brazos. Sus ojos azules finalmente se encontraron con los de ella nuevamente.

—...Bien, si tu lo digas.

Finalmente Kira se sintió aliviada. Orión añadió mientras miraba el cielo.

—Estaban susurrando entre ellos incluso cuando salimos de la sala de conferencias, así que estaba pensando en hacer que besen el suelo a cada uno de ellos. Especialmente a ese bastardo de Daethon.

—¡No se supone que hagas algo así…!

Este hombre definitivamente la había entendido pero ahora volvía a decir tonterías para burlarse de ella. Kira lanzó uno de sus puños en señal de protesta. Orión lo esquivó fácilmente con una sonrisa. Kira preguntándose que le resultaba tan divertido.

—Está bien, intenta divertirte aquí. No vas a hacer nada divertido si sólo puedes pensar en ser castigada por escalar un altar.

¿Qué tiene que ver subirse en el altar de otra persona con diversión......?

Mientras Kira caminaba de regreso hacia el centro de oración, vio el caballo atado a un poste y dijo.

—Montar a caballo fue divertido, pero sigue asustádome un poco.

—Mientras sea divertido, es suficiente. Yo tampoco se cabalgar bien.

Ciertamente, montar a caballo no era muy popular en Grecia. Eran criados más a menudo para tirar de carretas. Aquellos que no eran físicamente capaces de montar en burro, a diferencia de Orión, montaban sus propios caballos.

Habían muchas personas familiarizadaa con la equitación en las praderas del norte de Europa y Asia. Las Amazonas entre éstos.

Kira recordó el nombre que había escuchado otra vez el día de hoy. Dijeron que era a la vez príncipe de Atenas e hijo de una reina Amazona.

Kira intentó imaginárselo mentalmente, pero luego se detuvo.

«No. No tendré miedo. Hoy incluso subí el Monte de Tira de esta manera.»

El día pasó rápidamente. La luz del sol en el suroeste se hacía más fuerte. Orión, que había perdido la noción del tiempo, parecía estar en problemas.

—Hemos tardado más de lo que pensaba. Oscurecerá en el camino de regreso.

Frunció el ceño y se sumió en profundos pensamientos. Después de un rato, finalmente preguntó.

—No regresaremos a casa esta noche de todos modos. Probablemente terminemos durmiendo en el palacio cuando lleguemos allí, así que pensé en…

Se detuvo. Kira escuchó atentamente y esperó. Ya habían pasado la noche en el palacio así que, ¿por qué estaba dudando?

Orión dudó un momento más antes de continuar.

—Quiero decir, um, se… se pueden apreciar las estrellas.

Bien, eso era obvio ya que estaban en las montañas, ¿no? Kira parpadeó con una sonrisa.

Orión parecía como si se estuviera hundiendo lentamente en el infierno y escupió las palabras.

—Hay centro de oración, así que si duermes allí, podrás ver las estrellas y tal vez el atardecer y el amanecer.

Al comprender, su rostro se iluminó

—¡Maravilloso!

—¡No accedas tan rápido, debes tener cuidado! ¡Vamos a dormir juntos afuera, solos! ¿Estás realmente bien con eso?

Orión preguntó con urgencia. Kira respondió mientras inclinaba la cabeza. 

—Dormiremos afuera ya que solo somos nosotros dos. No puedo dormir aquí por mi cuenta.

 —Ah, sí…

Orión era un experto que había vivido por su cuenta en una cueva costera durante varios días y, con él, un primer campamento sin previo aviso no le era aterrador. Kira estaba tan emocionada por la noche que se avecinaba que apenas notó la reacción de Orión. Estaba apoyando su frente contra el caballo y murmurando "Está bien, está bien...”

Traducción: Claire

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