0%

Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 58

Capítulo de novela - 120 párrafos

Kira se estremeció cuando la llamó por su nombre. Ahora que lo pensaba, Orión a menudo se refería a ella como "oye", "hey” o "tú".

Con que así sonaba su nombre cuando lo pronunciaba Orión. Fue cuando Kira quiso rogarle que la volviera a llamar por su nombre una vez más.

—¿Te gusta tocar mis orejas?

Su tono no era duro. Kira asintió y presionó el lóbulo de su oreja.

—Son suaves. Tienes puntos blandos en tu cuerpo, Orión. Pensé que eras duro en todas partes.

—Cuando tu cuerpo se fortalece, se endurece por sí solo. Tu eres demasiado suave…

Orión se tragó sus palabras como si fueran lamentables. Kira no prestó atención pues estaba muy absorta en la sensación de sus orejas. Entonces buscó la otra oreja y frotó suavemente la parte ancha de la aurícula.

—Mis cuernos son muy duros.

—Así son los cuernos.

—Sabes Orión, el rey George dice que no puedo cortar mis cuernos. Dijo que no son piel blanda, por lo que sería peligroso.

Reflexionando sobre la sombría realidad, Kira lentamente apartó su mano.

No sería fácil vivir una vida normal mientras tenga algo que destaque tanto como sus cuernos. ¿Orión había dicho que estaba bien quedarse con él?

Su promesa de vivir sola cuando llegara el momento había sido en realidad un plan muy inmaduro, y era un poco deprimente darse cuenta de ello.

—Aunque, el rey George dice que mis cuernos son geniales. También dijo que es bueno que los atlantes los vean con buenos ojos… a pesar de que no muchos los tengan. Aún así, ojalá hubiera podido cortarlos. Es un poco decepcionante, ¿no lo crees?

Aún así, Kira terminó de compartir aquello con una nota más ligera. No pensó en ello por mucho tiempo. Se dio cuenta de que si no hubiera tenido cuernos, nunca habría conocido a Orión.

Orión miró a Kira, que estaba apoyando su cabeza en sus brazos.

Se preguntó si volvería a llorar. Al menos no parecía dar señales de ello, así que se sintió un poco aliviado.

Levantó una mano para tocar su cabeza como de costumbre. Mientras pasaba una mano por su sedoso cabello castaño, sus dedos de repente dieron con sus cuernos.

Era la primera vez que los tocaba. Los cuernos blancos tenían una textura similar a la de las uñas. No eran feos de ninguna manera. En cierto modo, eran más hermosos que los cuernos de un ciervo real.

Por un momento, se preguntó si sentiría lo mismo si le pertenecieran a otra persona, pero Orión evitó deliberadamente pensar demasiado en ello. En cambio, le restó importancia con su característico cinismo. No había mucha gente en el mundo con cuernos.

Así que Orión no se molestó en intentar forzar un cumplido. Era bastante fácil decir que sus cuernos eran hermosos o atractivos o lo que sea. Sin embargo, para una persona que había sido encarcelada debido a esos cuernos, esos cumplidos no tenían sentido.

En cambio, solo dijo.

—Lo que sea.

Apartó el cabello de su cara como para mirar correctamente a Kira.

Su frente recta se reveló junto a una cicatriz que había sido dejada por un objeto punzante en el ojo derecho.

—Algunas personas tienen que vivir con cicatrices como ésta, y no importa que los demás compongan canciones sobre cómo alguien podría desperdiciar ese rostro, el que estés triste por algo así no cambiará nada, esas heridas no sanarán.

Las cicatrices de Orión todavía cubrían su frente y su párpado derecho. Kira se dio cuenta de lo que estaba diciendo, por lo que asintió rápidamente.

—Es verdad.

—Así que no es gran cosa que no puedas deshacerte de tus cuernos; en otras palabras, tendrás que vivir con ello.

Orión terminó de decir aquello, esta vez sonando de lo más casual, pero a Kira le gustó incluso ese tono.

Sólo  él trataba los cuernos de Lokira como algo trivial. Mientras escuchaba sus palabras, Kira se dio cuenta que gradualmente se había olvidado de notar sus cuernos. Se habían convertido en otra característica más, del mismo modo que algunas personas tienen orejas inusualmente grandes y otras pequeñas.

Si bien estaba emocionada debido a su consideración, un extraño impulso se apoderó de ella.

No quería alejarse de Orion. Él era un alivio para su alma. Así que confiaría en la compasión y la buena voluntad de este hombre. Tomaría el otro lado de su cama por el resto de su vida y encontraría consuelo en ello. Si tan solo pudiera vivir en esa casa en la colina y nunca irse...

La oscuridad en el fondo de su corazón susurró en su cabeza. Kira se sonrojó y apartó la mano. Las orejas, que habían estado disfrutando de las caricias por un tiempo, se movieron al verse libres de nuevo.

Orión preguntó, frotándose una oreja con la mano, probablemente porque sus uñas le rasparon un poco la piel.

—¿Qué pasa?

Kira negó con la cabeza, incapaz de decir algo. Su corazón volvió a latir con fuerza en su pecho y los temblores regresaron.

El deseo por este hombre de buenas intenciones era similar a su apetito cuando ansiaba comida deliciosa.

La bestia que había en ella estaba buscando salir. No había duda de que la maldición de Artemisa había despertado a la viciosa bestia que acechaba dentro de ella.

Sí. No todas las enseñanzas de la suma sacerdotisa eran correctas, pero probablemente haya sido verídico hasta cierto punto que tenía una naturaleza animal.

Continuó rebelándose en pequeñas formas en cuativerio hasta que conoció a Orión. Incluso cuando Orión había vencido a todos las sacerdotisas y fuerzas del Santuario, la violencia no la había desanimado, sino que había sentido un poco de placer en ello. Se encontró observando a los cretenses llorar mientras eran castigados, incómoda, pero mirándolos con frialdad…

Debía controlar sus pensamientos. El deseo estaba desgarrando los tejidos de su mente. Sentía que podía apoyarse en la buena voluntad de Orión indefinidamente, masticarlo de un bocado, chuparlo hasta dejarlo seco y tragárselo entero.

Kira frunció los labios resecos. Era mejor hablar y frenar así las fantasías que se arremolinaban en su cabeza.

—Orión es genial siempre y cuando no es tan gruñón.

Lo dijo en un tono deliberadamente burlón. Tal vez eso disminuiría su deseo por este hombre.

Orión sonrió ante el comentario y respondió.

—Lamento meterte en problemas.

—Gracias por las lindas palabras. Si fueras Lox, te besaría en la mejilla.

Ups. En lugar de reprimir su corazón, se filtró una vaga imagen de lo que deseaba su mente. Idiota. Kira tartamudeó sin saber cómo corregir su error.

Los ojos de Orión se entrecerraron después de escuchar aquello.

—Ahora que lo pienso, olvidé preguntarte eso. ¿Ese bastardo alguna vez te besó? Sé que en aquel entonces era joven, pero ha crecido considerablemente.

Kira se sintió aliviada de que la atención de Orión se centrara en Loxias y no en ella, así que siguió hablando sin prestar mucha atención a su expresión incómoda.

—Sólo en las mejillas. Es un hábito que adquirió desde que era niño. Ya no es tan joven, pero siempre ha sido un poco inmaduro conmigo...

Kira recordó el pasado. A partir de algún momento, un beso en la mejilla reemplazó la manera en que ambos se saludaban. Nunca sintió que eso hubiera sido impuro. Para Kira, que tenía un vago sentido del tiempo, él solamente era su hermano menor sin importar cuán alto creciera.

Pero ni siquiera eso era normal en el mundo exterior. Kira se deprimió pues pensó que sus conocimientos aún estaban muy por detrás.

—No sabía que un beso en la mejilla fuera tan inusual.

—Por supuesto que lo es. No importa cuán grande sea tu familia, no deberías hacer algo así. Especialmente si es un hombre.

—¿Enserio?

—Ni siquiera las mujeres adultas besan a los hombres a menos que sean sus prometidos o sus esposos…

Orión se detuvo como si le avergonzara dar más detalles.

Kira frunció los labios mientras lo miraba. Eso sonaba muy aburrido. Ahora odiaba cualquier palabra que la limitara al compromiso o matrimonio. Le recordaba tantos tabúes que comenzaban con: “a mujer soltera", por lo que rápidamente se cansó de ello.

—Orión dice no creer en los Dioses, pero es muy bueno cumpliendo los mandatos de Artemisa.

Fue él quien dijo que si tenía tanto miedo de pisar el altar, no podría divertirse en absoluto. Kira le dio un codazo, preguntándose quién le estaba dando consejos a quién, y éste se tambaleó como si lo hubiera tomado por sorpresa.

—No, yo…

—¿Debería intentarlo ahora? Solo es un beso.

—Oye, oye... ¡Ey!

Exclamó sorprendido. Tembló tanto que pareció rebotar unos centímetros en su lugar.

Kira se rió y echó la cabeza hacia atrás. Las mejillas de Orión eran más suaves de lo que esperaba.

Cuando colocó sus labios sobre su mejilla en desafío, la sensación de crisis que estaba al borde de la explosión disminuyó un poco. No parecía ser muy diferente de lo que Loxias hacía con ella.

Antes, el deseo que acechaba su corazón se sentía tan peligroso como un monstruo en las profundidades del mar, pero ahora tuvo la ligera sensación de que podría controlarlo. 

Dijo sintiéndose eufórica por dentro.

—¿Lo ves? No es nada.

Orión ahuecó la mejilla donde sus labios habían tocado. Los aturdidos ojos azules recorrieron la oscuridad.

Finalmente recuperó el sentido y miró a Kira.

—¿No es nada? ¿Para ti?

Éste preguntó de vuelta. El sonido de una campana de cobre hizo que Kira se congelara por dentro. Se envolvió más en la manta, escondiéndose en su interior.

—¿Qué tiene de especial besar tu mejilla? Es lo mismo que Lox hacía conmigo. Bueno, no me gustaría besar a alguien que no me agradara, pero…

Pero ese no era el caso. No odiaba a Orión. Más bien, tenía miedo de intentar comérselo. Kira tragó saliva, temiendo que si expresaba sus sentimientos, se convertiría en una verdadera bestia

Orión bajó la vista lentamente. Era una mirada vacía que hacía imposible saber qué pasaba por su mente. Sus labios parecían rígidos, como si crujieran con cada palabra.

—Sí, nada, por supuesto.

De repente extendió un brazo. Una gran palma envolvió la parte posterior de la cabeza de Kira, acercando sus rostros. Antes de que pudiera decir algo, sus labios rozaron su mejilla y luego se apartaron.

Kira tragó saliva. Había más puntos blandos en el cuerpo de Orión, más suaves que los lóbulos de sus orejas, que le hicieron cosquillas directamente en la piel.

Pero ¿por qué se sentía tan emocionada, como si su corazón estuviera a punto de brincar de su pecho? Siempre le pareció algo rutinario el que Loxias la besara. Nunca antes había sentido algo así.

Orión se alejó lentamente. Respiró hondo y, por un momento, fue enorme, como una bestia peluda.

—¿No es nada si hago esto?

¿Qué clase de pregunta era esa? Pensó Kira, tratando de calmar su acelerado corazón. Un miedo inexplicable la invadió. Si se equivocaba en responder aquí, parecía que Orión estaría muy enojado.

Debía tener cuidado. Él era un cazador experimentado, por lo que pronto descubriría la bestia que habitaba en su corazón. Era exasperante pensar que cualquier simpatía que pudiera tener por ella se desvanecería una vez que se revelara su viciosa naturaleza. Kira decidió esconderse detrás de su sonrisa, mostrarse escéptica.

—Eso… ¿por qué…?

El reflejo de la luz de la linterna en sus ojos azules tomó forma. Kira se dio cuenta de que su agarre se hizo más fuerte alrededor de la parte posterior de su cabeza, pero rápidamente se aflojó y se deslizó lentamente hacia abajo.

Sus gruesos dedos se deslizaron por su cabello, ahuecando su nuca.

Fuera, un pájaro nocturno gorjeaba silenciosamente. Entonces Orión habló como si de repente se diera cuenta de algo.

—Por cierto, ¿por qué tus labios están tan fríos? Parecen de hielo.

Fue un comentario al azar, como si se hubiera llenado un frasco vacío. Kira se frotó los labios. ¿Estaban tan fríos?

—Supongo que es porque hace frío.

—Ven aquí.

Acercó aún más a Kira. Una gran mano cubrió su mejilla antes de que ésta se diera cuenta. Orión envolvió sus brazos alrededor de su cintura. El espacio entre ellos ahora era lo suficientemente estrecho como para sólo permitirle el paso al Dios del viento.

Antes de darse cuenta, la mirada de Kira ahora estaba enfocada en un solo punto.

Los labios de Orión estaban cerca. Eran rectos, ni gruesos ni delgados. Ni siquiera una estatua de bronce, especialidad de la región de Argos, sería tan perfecta. Por mucho que se esforzara un escultor de primer nivel, sería imposible recrear la calidez que acababa de tocar su mejilla.

—¿Me odias?

Orión de repente hizo una pregunta extraña.

Kira respondió por reflejo.

Agregó porque sintió que aquello no había sido suficiente.

—Orión es una buena persona. A veces puede ser un poco gruñón, pero no lo odio...

En ese momento, unos labios cubrieron los suyos.

Se dió cuenta entonces. Su boca realmente estaba fría. Fue porque sus labios estaban muy calientes. La temperatura corporal fluctuaba al igual que lo hacía el clima. Tan pronto como se dio cuenta de ello, Kira exclamó. Fue una exclamación que quedó atrapada en su garganta pues la salida de su voz estaba bloqueada.

El tiempo que estuvieron en contacto fue muy breve. Sus labios se separaron, como masa que se presiona y luego se deshace. Kira aprendió algo más que no había aprendido en el santuario: a veces es mejor tocar con los labios que con las manos. Habían otras sensaciones táctiles que eran mucho más útiles para experimentar plenamente la suavidad

Sus labios ya no estaban secos ni fríos. La saliva se filtró de los labios calentados por la temperatura corporal del hombre.

Kira respiró hondo. Su garganta temblaba como si tuviera hipo.

Oh, no. Se suponía que debía estar mirando las estrellas, pero éstas ya estaban dando vueltas a su alrededor.

El rostro de Orión estaba arrugado casi por completo, sus ojos cerrados, como si se estuviera preparando para recibir una bofetada.

Sus ojos azules se abrieron lentamente al darse cuenta de que no había pasado nada.  Reflejando la luz, revoloteaban como agua de mar.

La voz que preguntó fue tranquila.

—¿Esto no es nada?

Sería difícil llamarlo nada.

Qué sorprendida debió haberse sentido cuando de repente se le acercó el hijo bastardo de su marido. Lo sentía por su madrastra, pero si quería provocar al rey con acciones mínimas, esta era la forma más sencilla y limpia de hacerlo.

Hipólito miró hacia el horizonte. La Atlántida estaba a poca distancia. Estaría allí pronto, pensó, reflexionando sobre el viaje hasta el momento.

Traducción: Claire

Si te gustó, Puedes apoyarnos aquí ~  [http://www.paypal.com/paypalme/MangoNovelas ]

Tambien contamos con página de facebook ~ [https://www.facebook.com/MangoNovelas ]

Tambien visítanos en TikTok ~ [https://www.tiktok.com/@mangonovelas ]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inicio Detalle del manga