Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 61

Su corazón latía con fuerza mientras éste se acercaba. Kira respiró hondo, intentando recuperar la compostura.

Que extraño. Incluso los trabajadores de la calle eran delgados e iban escasamente vestidos. No era el único al que había visto inusualmente desnudo. Si fuera sensible a ello, estaría confesando su vergüenza. Después de tragar en seco, Kira le dio un mordisco a una galleta, fingiendo tener hambre.

—Son galletas. Parece que Hatsha también es buena haciendo este tipo de cosas. Debes probar una también, Orión.

Kira sonrió y le ofreció una a Orión.

Orión la miró sin decir palabra. Justo cuando Kira se estaba impacientando, levantó una mano bruscamente. Sin embargo, pronto se detuvo. Rápidamente se quitó los guantes, los juntó y se los colocó en su cinturon.

Ahora estaba completamente desnudo de cintura para arriba. Entonces tomó el bocadillo y lo masticó. La expresión de su rostro como si estuviera masticando una hierba amarga, hizo que Kira se preocupara.

—¿Qué tal?

Orión tragó saliva y dijo en un tono que mostraba claramente se estaba obligando a hacerlo.

—Bueno, no lo sé.

Esas palabras parecían dar a entender que no valoraba los bocadillos que había traído para compensar su esfuerzo. Incluso estaba mirando el travesaño mientras decía aquello.

La expresión de Kira amenazó con desmoronarse, pero ella misma se obligó a juntar los labios. Ella era la única que estaba preocupada y este tipo sólo se concentraba en clavar clavos. No sabía si llorar o enfadarse al darse cuenta, pero la indiferencia siempre era el camino a seguir. Era hora de mostrar sus habilidades perfeccionadas en el santuario.

—Así que no le gustan a Orión. Entonces tendré que dejarlas aquí y decirle a Nikos y a Lykos que se las acaben.

—Espera, no dije que no me gustaran.

Orión agarró lo que estaba a punto de poner en la mesa de trabajo.

—¿Cómo podría saber cuándo solo probé una? Agarraré otra.

Cogió dos o tres a la vez como para demostrar su punto. Aunque comió, parecía tener prisa. Tosió un par de veces como si un pedazo de galleta se le hubiera quedado atascado en la garganta.

Sorprendida ante la emergencia, Kira se olvidó de su incomodidad. Rápidamente tomó la bolsa de agua de la mesa de trabajo y se la ofreció. Orión la agarró con una mano y la levantó hasta su barbilla. Pronto bebió unos sorbos y su garganta se aclaró.

Kira, que estaba viendo la escena, se sintió un poco rara. Un hombre corpulento como él casi podría haber muerto por un bocadillo de este tamaño.

A medida que su incómoda sonrisa se alivió, sus acciones se volvieron más naturales. Cuando éste le devolvió la bolsa de agua, ella le entregó la tela recién tejida.

—Estás todo mojado. Límpiate con esto.

Orión debe haber estado un poco conmocionado por el impacto de cruzar la línea de fuego, porque naturalmente intentó tomar la tela y llevársela a la cara. Entonces, como si de repente se hubiera dado cuenta de que era nueva, dudó y volvió a mirarla.

—Dijiste que recién habías tejido esto hoy. ¿Puedo usarlo para algo como esto?

Kira sonrió ligeramente.

—Solo úsala.

No había ninguna razón por la que no pudiera usarla. Lo único que le molestaba era que no la había tejido uniformemente.

Orión dobló la tela un poco vacilante. Estaba tratando de alinear los pliegues. Presionó la humedad de las comisuras de su boca. También se secó el sudor de la frente mientras estaba en ello.

Kira pensó mientras mordisqueaba una galleta: Desearía limpiar toda la humedad que se ha formado entre su pecho y debajo de sus costillas. Orión estaba cubierto de sudor. Pudo ver por qué se había aflojado la parte de arriba de su quitón. Desde la mañana la temperatura había sido bastante alta como para transportar, montar y fijar madera.

Pero gracias al duro trabajo, el granero quedó como nuevo. Dijo mientras miraba los peldaños que se verían aún mejor una vez que se montara una tienda.

—Ya casi han terminado. ¿Cuánto tiempo llevará montar una tienda de campaña en casa?

—Tengo mucha fuerza de voluntad, pero incluso si trabajase en ello todo el día, no estará terminada hasta el otoño. Compraremos una ya hecha por el momento para mantener la salud del burro.

Dijo Orión mientras doblaba la tela hacia el otro lado. Kira también estuvo de acuerdo.  Fueron necesarias varias horas para realizar una pieza de ese tamaño. Al ritmo actual, construir la tienda tardaría meses.

Aun así, la conversación se volvió bastante natural. Kira cambió de tema, esperando que la incomodidad desapareciera.

—Compraremos una tienda de campaña y mi burro.

—Te compraré uno. El mercado de ganado está un poco más adelante que el último mercado laboral, pero prepárate. Huele a paja podrida.

—Ugh... lo esperaré con ansias…

Kira respondió con una mueca. Su aversión natural al agua sucia y la suciedad de las barandillas no hacía que el hedor fuera menos agradable. Sin embargo, no tendría más remedio que aceptsrlo si quería elegir su propio burro.

Orión sonrió levemente. Luego, como si hubiera tomado una decisión, habló.

—Podemos hacerlo todo de una vez mientras bajamos. ¿También comprarás una cama?

Aturdida, Kira lo miró.

¿Una cama? ¿No habían descartado esa idea hace mucho tiempo? ¿Por qué había vuelto a tocar ese tema?

Orión se cruzó de brazos y le dedicó una sonrisa extraña.

—Parece que no quieres dormir conmigo estos días, ¿no? A pesar de eso, parecías no tener ninguna intención de bajarte de la cama, así que pensé que era porque no querías dormir en el suelo.

—Orión, de repente… 

Kira casi tartamudeó por la vergüenza. Había pensado que la atmósfera incómoda finalmente había vuelto a la normalidad, que ambos habían decidido pensar que el beso de aquella noche nunca sucedió. Pero Orión, por otro lado, parecía pensar que ésta era su oportunidad para hablar de ello.

Apretó los labios como si eligiera sus palabras. Entonces habló con calma.

—No tienes que preocuparte por mí. Haz lo que quieras.

—En primer lugar, dormimos juntos porque temí podrías llorar al estar nerviosa por la noche y porque alguien podría entrar sin que yo lo supiera. Que un hombre y una mujer duerman en la misma cama… no es tan común. Es similar a besar a alguien en la mejilla. Así que si decides que no te gusta mi cama ahora, no puedo evitarlo.

Kira simplemente lo escuchó. No sabía cómo reaccionar. Quería ocultar bien su naturaleza oscura y volver a estar en buenos términos con Orión. Es por eso que se esforzaba tanto en sonreír y ser amigable.

Para ser precisos, ella era la descarada y la que se había equivocado. Pero Orión, por extraño que parezca, había dicho en un tono que sugería que él era el que se había equivocado.

—Lo que hice ese día fue terrible, ¿verdad?

Incluso fue un paso más allá. Kira reaccionó por reflejo y sacudió la cabeza. Al darse cuenta de que no podía permanecer en silencio por más tiempo, gritó imprudentemente.

 —¡No, yo solo…!

—¿Solo…?

Se quedó sin palabras por un momento. Estaba tan abrumada con emociones por el hecho de que Orión estaba tan equivocado que no sabía por dónde empezar.

Apenas se las arregló para ser breve.

—Ese día, estaba un poco sorprendida…

Después de recordar ese momento, su rostro volvió a palidecer. Primero debía aclarar el malentendido de Orión. Estaba completamente equivocado respecto a algo.

—¡No fue terrible! ¡Yo besé a Orión primero…! Pero…quiero decir, entiendo lo de las mejillas pero no sé por qué Orión besó mis labios…

Cuanto más hablaba, más confundida se sentía y más quería encontrar una manta para envolverse en ella. O al menos desearía tener un sombrero. La necesidad de esconder sus cuernos, apretarlos con fuerza, esconderse, esperar, y dejar que todo se resolviera por sí solo, la invadió. Solo quería salir lentamente después de que todo se hubiera calmado.

Internamente dejó escapar palabras de autorreproche. Idiota. No había manera de que pudiera suceder algo tan conveniente.

Kira apretó los puños. De todos modos, aquí no había lugar donde esconderse. La tienda de campaña rota (el toldo) también había sido retirada, por lo que tampoco podía esconderse bajo ella. El mar Egeo se acercaba a su estación seca, por lo que el sol primaveral era brutalmente caluroso. Si no soportaba este momento, nada se solucionaría.

Orión respondió lentamente. Mantuvo los labios apretados como era de costumbre al elegir cuidadosamente sus palabras.

Kiea, que estaba mirando, tuvo dificultades para reprimir su naturaleza irritada. Este hombre parece tener una ardiente personalidad a primera vista, pero ¿por qué eligía permanecer en silencio cuando hablaban de algo importante? O es que, ¿necesitaba tiempo para inventarse algo? Fue entonces cuando se dio cuenta de que incluso si intentaba ver lo que estaba pasando dentro de él utilizando sus poderes, todo lo que podría observar serían sus órganos.

Orión dijo de repente.

—Fue porque tus labios estaban fríos.

Kira alzó la mirada.

Se preguntaba por qué le estaba tomando tanto tiempo responder, pero la explicación que le dio no fue nada nueva: era exactamente lo que había escuchado ese día.

¿Por qué había tardado tanto en decirlo finalmente? Sospecha surgió en su mente.

—¿Realmente fue por eso?

—...No miento. También sirve para despertar a alguien que se ha desmayado. Si respiras aliento caliente en él, volverá a la normalidad.

Kira parpadeó ante esa lógica. ¿Era eso cierto?

Las palabras de Orión no fueron fácilmente convincentes. Sin embargo, era difícil afirmar lo contrario. Era cierto que ese día había tenido mucho frío debido al cambio de temperatura inesperado. Tampoco podía negar que los labios de Orión causaron que circulara sangre sorprendentemente caliente haciendo que la temperatura de su cuerpo bajara. Sin embargo, muy en el fondo, su mente reaccionó de manera diferente. Hubo una negativa a gritos a someterse a sus palabras. Era tan feroz que Kira se estremeció, preguntándose si dudar de Orión ahora sería ceder ante la bestia dentro de ella.

Gracias a esto, la escala que medía la aceptación y la crítica se inclinó inmediatamente hacia la aceptación. Kira mostró tanta comprensión como pudo.

—Así que… fue eso.

—Sí. Hacerlo sin decir nada fue cruel. Lo siento. Sé que te sorprendiste mucho, así que no lo volveré a hacer.

Orión rápidamente lo descartó con esas palabras.

El tenue final puso a Kira un poco nerviosa. En realidad, quería hablar un poco más.  No había estado tan sorprendida como para que Orión tuviera que disculparse repetidamente de esta manera.  Además, no había odiado tanto ese beso como para no querer volver a experimentarlo nunca más.

Sobre todo, se preguntaba qué significado más profundo había en el acto de tocar labios con labios, un acto que había sido tan mal visto en el santuario, un acto de impureza.

Ella había estado más relajada cuando él le aplicó un ungüento en la rodilla, lo cual fue más terapéutico que cualquier otra cosa pero cuando sus labios tocaron los de ella, ¿por qué Kira se había sentido tan nerviosa y temblorosa? ¿Y por qué Orión parecía estar tan sediento?

...No lo sabía.

Tampoco sabía cuál sería la reacción de Orión si trataba de profundizar en ello un poco más.

Este era un nuevo tipo de conflicto para Kira, y ella ya estaba cansada de su agotamiento emocional. Quería volver a la normalidad lo antes posible.

La mejor manera de hacerlo era simplemente aceptar su conclusión actual. Kira rápidamente se animó.

—Bueno, ¿entonces supongo que no debería preocuparme?

Orión la estudió por un momento antes de responder.

—No. Pero si aún quieres dormir por separado, estaré...

—¡Vamos a comprar un burro, no podemos seguir gastando dinero! Y es mucho más seguro dormir con Orión. No importa lo que piensen los demás, tenemos nuestras propias razones.

No veía cuál era el problema de dormir uno al lado del otro. Kira reprimió la sensación en su estómago mientras intentaba darle sentido a todo.

Planeaba recuperar una sensación de estabilidad a través de esto. Planeaba dormir tranquilamente, usando a este hombre como su escudo. Cada vez que sentía a su bestia acechando en las profundidades de su corazón, se sentía tan aterradora como un monstruo marino.

Quería terminar esta conversación ahora. Cambió de tema.

—Bien. Te daré esto, Orion. Úsalo cuando sudes.

Kira tomó la decisión rápidamente. Estaba tejido con patrones. Podría lavarlo y usarlo para otra cosa, pero quería dárselo a Orión.

Ya había hecho bastante por ella. Añadió, todavía avergonzada por su torpe habilidad.

—O puedes usarlo para limpiar el sudor del burro...

—¿Cómo puedo usar algo tan pequeño en un burro? Lo usaré.

Orión soltó. Cuando Kira miró hacia arriba, dobló la tela formando un cuadrado, la mordió con los dientes frontales y se la envolvió alrededor de la muñeca. La anudó una vez y de alguna manera formó un nudo tan lindo como las orejas de un conejo.

Volvió a ponerse los guantes. Fingió secarse la frente con la muñeca vendada.

—Es más fácil secarme así. Es muy útil.

—¡Ah, claro!

Kira quedó completamente asombrada. Orión volvió a reír como antes.

—Si este es el caso, sería justo que yo también hiciera algo para tí. Ah, todavía tienes la concha que te di antes, ¿verdad?

Kira sabía lo que quería decir. Se refería a la concha de color bronce que había encontrado en la playa hacia el este, incrustada en una piedra.

Estaba justo a su alcance. Kira rebuscó en sus bolsillos. Después de todo, siempre la llevaba consigo porque le parecía un desperdicio mantenerla guardada en un cofre.

—Aquí. ¿que hay con ella?

—Dámela.

Orión colocó la concha en la mesa de trabajo y recuperó un clavo que había arrojado al azar. Golpeó la concha varias veces con tanta fuerza que resaltaron sus venas en el dorso de la mano.

Finalmente, apareció un pequeño agujero en la parte superior. Encontró una cuerda improvisada entre las herramientas de su mesa de trabajo, la pasó a través de la concha y lo colocó alrededor del cuello de Kira

—Póntela así por ahora, y cuando encuentres una cuerda mejor entre tus cosas, podrás lucirla sin que ocupe espacio en tu bolsillo.

Traducción: Claire

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