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Bailando En Un Mar Legendario – Novela Capítulo 7

Capítulo de novela - 132 párrafos

 Capítulo 7

Desde entonces, Lokira había estado visitando al hombre con frecuencia.

Orión era una persona totalmente misteriosa. Dejando a un lado su herida, su rostro se mostraba completamente serio y su físico evidenciaba estar muy incómodo mientras mantenía su mirada fija en el techo de la cueva.

Cada cuánto tiempo decía: “Te dije que no regresarás aquí”', “no te contestaré” e incluso “no pierdas tu tiempo”. A pesar de decir ese tipo de cosas, su temperamento no era el mismo de aquella vez cuando conoció a Lokira.

Lokira le trajo agua, comida y hierbas diligentemente por un tiempo. Como para pagarle por su buena voluntad, se vió obligado a responder varias preguntas que Lokira iba haciendo y en el proceso descubrió que este hombre incluso tenía un trabajo muy extraño.

—Nunca antes había visto a un cazador. ¿Es por eso que llevabas armas?

—¿Es la primera vez que ves a un cazador cuando veneras a la Diosa de la caza? Esto debe ser una broma.

Sí, incluso las sacerdotisas de Artemisa aprendían el arte del tiro con arco como parte de su instrucción. Lokira había sido una excepción. Ella fue criada para ser una presa en lugar de un cazador.

En esta era, un cazador no era sólo una persona que obtenía el alimento de las montañas. Eso era más como una actividad secundaria.

El principal objetivo de un cazador era matar a bestias salvajes que ponían en riesgo a las personas. Además, ingresaban en áreas naturales que no eran de fácil acceso para el público en general y patrullaban la zona.

En Grecia, donde la mayor parte de la tierra es montañosa, los bosques solían ser zonas fronterizas. En otras palabras, los cazadores eran personal especial de combate a cargo de la seguridad de las fronteras de su país.

Artemisa, que precedía de la luna, era la encargada de custodiar el peligroso camino nocturno de esta preciada profesión. El sumo sacerdote solía enfatizar que Artemisa no era Diosa de la caza por nada.

Orión era un hombre con perfecta contextura para el trabajo. Quizás alguna vez fue considerado como un gran guerrero, pues las habilidades individuales eran mucho más importantes que las tácticas durante la guerra.

Como para probar sus habilidades, Orión inmediatamente entró en modo supervivencia una vez la herida mejoró. La escasa comida que le traía Lokira no habría sido suficiente para él, pues no había sido más que un puñado como para alimentar a un pájaro.

Cerca de la cueva apareció una fogata y unos pequeños huesos regados a su alrededor. Lokira se preguntó qué clase de animal había atrapado esta vez. Cuando se animó a preguntar, llegó una respuesta trivial.

—Una gaviota, le disparé mientras estaba sentada sobre una roca.

—¡Pobrecita!

Gritó involuntariamente. Dios mío, qué lindo era que chillaban cuando anidaban en el acantilado del patio trasero.

Orión sonrió. ¿Había algo gracioso en ello?

—Señorita bestia divina, ¿Cuál crees que es la diferencia entre esa gaviota y las sardinas que me has traído hoy? Ellas también vivían en el mar hace sólo unos meses.

—Pero de todos modos, ¿cómo puedes comer gaviotas…?

Debido a que ignoraba el proceso que involucraba al arrancar las plumas y extraer los órganos internos, imágenes repugnantes iban y venían en la cabeza de Lokira. Había una gaviota entera chamuscada sobre el fuego.

Orionis permaneció inexpresivo mientras reparaba su barco.

—Mi madre me dio a luz después de pasar una noche con un marinero desconocido. La echaron de casa por jugar con fuego y murió rápidamente después de marchitarse ¿Qué son las gaviotas para un huérfano hambriento? Incluso unos cachorros servirían.

—¿Alguna vez has comido un cachorro?

—¡Es solo una metáfora!

Orión arqueó las cejas como si no quisiera hablar más del tema. Lokira asintió rápidamente. Era una historia bastante lamentable, así que no agregó más comentarios.

Realmente no estaba buscando una respuesta.  

Orión bajó el remo lleno de rasguños y comenzó a examinarlo en busca de algún daño más importante.

—De todos modos, a partir de ese momento, todas las mujeres con las que me he vuelto involucrado por lo general terminan muertas debido a una maldición que me persigue. Cuando tenía seis años, mi familia me comprometió con una niña de mi edad. Sólo conocía su nombre, Cide, pero nunca alcancé a conocerla, pues murió de sarampión al poco tiempo.

Al escuchar aquello, Lokira sospechó un poco. ¿No era esto un poco diferente de lo que había dicho cuando se conocieron por primera vez?

Tanto su madre como su pequeña prometida, a la cual ni siquiera conocía su rostro, fallecieron por accidente. No había sido él el que les había hecho daño.

¿Era realmente cierto que había asesinado a la princesa de Quíos?

Orión miró su rostro preocupado y suspiró. Sus gruesos brazos arrojaron despreocupadamente el remo de un tamaño tan grande como un ser humano al interior del barco.

—Bueno, estoy seguro de que no aplicará en tu caso. Incluso si no tuvieras prohibido salir al exterior, se te tratará siempre como una princesa en el santuario. De todos modos, eres una importante fuente de ingreso para ellos.

Parecía haber llegado a la conclusión de que su llanto y súplicas del otro día se debían a sus pasados “asesinatos”.

Lokira estaba sin palabras.

Sí, tenía miedo de Orión en ese preciso momento, pero el hecho de que nadie la protegería incluso si corriese de regreso al santuario era aún más aterrador. 

Además, parecía impensable que una princesa  fuera azotada de la misma manera que ella, incluso desde una estrecha perspectiva.

Sin embargo, era cierto que vivía bajo el cuidado de los sacerdotes.

Las palabras de consuelo de Loxias al decir que vivir allí no era tan malo en comparación con la vida en el exterior volvieron a hacer eco en su mente.

Su hermano menor había conocido a muchas personas a diferencia de ella, por lo que debía tener razón.

Así que Lokira asintió con frialdad otra vez.

—Sí, realmente no lo sé. Sólo fue después de escuchar lo que tenías que decir que fui consciente de ello.

Habían pasado tantos días.

Orionis había anunciado que partiría hacia su ciudad natal en un día ventoso.

Su fuerza física ya había sido restaurada y la herida sangrante se había curado por completo. Quizás fue gracias a los cuidados que no hubo percances tales como una infección.

Dejaría cicatriz, pero era inevitable. Al menos era de piel oscura y tanto la frente como el puente de la nariz eran tan marcados que la cicatriz se veía tan bien como si fueran un rasgo añadido. Si su rostro hubiera sido claro habría sido realmente trágico.

Lo mejor de todo era que no hubo mayor problema con su vista. Cuando su párpado sanó y pudo abrir ambos ojos, la visión borrosa finalmente volvió a ser nítida.

Lokira también estaba muy contenta. La aventura de su vida había tenido resultados fructíferos. Sería un logro aún más grande si pudiera regresar a casa sano y salvo.

Se preguntaba si podría hacer algo más por él, pero los analgésicos y los ungüentos eran probablemente lo mejor que podría ofrecerle.

Sería un gran problema si de repente le dolieran los ojos navegando en el mar. ¿No sería una desgracia que se cayera del barco porque estaba muy mareado?

Sin embargo, si Lokira se escabullera por la noche e hiciera algo de ruido al abrir el botiquín, podría alertar a los guardias.

Lokira reflexionó durante mucho tiempo. No importaba lo mucho que lo pensara, sólo había una forma en que podía obtener legítimamente las hierbas medicinales.

Esa noche, Lokira también fue a ver a Orión.

El hombre fue muy consciente del cambio.

—¿Qué es eso en tu muñeca?

Lokira escondió el brazo debajo del velo,  avergonzada. Varias marcas rojas eran visibles en el interior de su muñeca.

—Me caí de camino…

—No tienes esas marcas ni en tus codos ni en tus palmas, ¿aún así sólo te lastimaste allí?

—Fue un accidente.

Lamentándose por sus crecientes habilidades para mentir, Lokira se frotó el brazo adolorido.

En realidad, se había negado a comer. El hecho de que insistiera en no llevarse la comida a la boca surtió efecto de inmediato. La llevaron al salón principal tan rápido que le pareció estar volando.

La suma sacerdotisa la regañó al pensar en los tributos que debían ser consumidos por ella, así como en el arduo trabajo de las sacerdotisas que hacían y llevaban las comidas. Luego vino, por supuesto, el castigo con el látigo.

Sin embargo, la suma sacerdotisa no era una mala persona. Después de golpearla con entusiasmo, siempre se ocupaba de aplicarle un bálsamo. Una persona bien informada habría argumentado que se trataba de una forma de lavarle el cerebro, pero para Lokira, que sólo contaba con el conocimiento que la suma sacerdotisa le había inculcado, pensó que era simplemente un buen gesto.

De todos modos, era una medicina preciosa.  Lokira le tendió el paquete.

—Te vas a marchar, así que te traje para que lo lleves contigo.

Orion abrió el paquete con cuidado, pero luego se lo arrojó de vuelta.

—Estoy completamente recuperado. Tú lo necesitas más que yo.

—E-Está bien. Algo como esto…entonces,  ¿ahora realmente puedes ver bien?

Preguntó con la intención de cambiar de tema.

Orionis bajó la mirada y observó fijamente a Lokira, entonces salió de la cueva justo cuando ésta intentó evitar su mirada.

Se dirigió al barco anclado a la sombra del acantilado. Como si supiera que Lokira lo seguiría hasta allí, respondió sin mirar atrás.

—Como puedes ver, estoy bien. Estaba preocupado porque mi visión en la oscuridad no parecía recuperarse, pero ahora puedo caminar sin necesidad de una linterna. Por suerte, esa desquiciada mujer de Quíos no fue lo suficientemente fuerte como para sacarme los ojos.

Orión agarró el ancla y hábilmente subió al barco. Lokira lo miró sin comprender.

—¿Trató de lastimarte?

—En realidad fui apuñalado.

Se agachó y susurró. Parecía estar colocando un paquete en algún lugar de la cubierta. Cuando volvió a ponerse de pie, agregó.

—En cuanto a mí, no sé lo que estaba pensando y tampoco quiero saberlo. Si tuviera que adivinar, ella podría haber querido usarme como su juguete.

—No lo sé… ¿Cómo terminaste en Quíos?

Orionis le tendió un brazo en lugar de responder.

Lokira no entendió por un momento, pero pronto reconoció la intención y extendió su mano. Para su sorpresa, su cuerpo se elevó con mucha facilidad y estuvo en el bote antes de darse cuenta.  

—Originalmente, Hércules de Micenas era uno de los cazadores más famosos que se encargaban de exterminar a las bestias salvajes, pero ha envejecido y perdido el toque, por lo que se ha ido de Grecia.

Orión se volvió hacia la proa y empezó a soltar el cabo del ancla. Desconcertada por el repentino movimiento del barco, Lokira se acomodó hacia atrás.

—Así que ahora en el mar Egeo… tiendo a sobresalir de entre los demás. Tal vez esa fue la razón por la que Quíos envió a gente a Atlantis para solicitar mis servicios. Había un macho cabrío fuera de control, por lo que querían que yo lo atrapara.

Las cabras son montañesas y obstinadas. Si se trataba de un macho, podría haber golpeado a varias personas con sus cuernos.

—¿Y lo atrapaste?

—No fue la gran cosa. Sólo tomó tres días y cayó en la trampa. El rey de Quíos me agradeció personalmente e incluso me invitó a un banquete, solo podía pensar que le estaban dando demasiada importancia.

Entonces Orión escupió con hostilidad.

—La princesa me propuso matrimonio en ese banquete.

Lokira se sorprendió por esas impactantes palabras. Esto era exactamente lo contrario de lo que había aprendido al ser azotada. 

—¿Una mujer a un hombre?

—Ah, bueno, eso no importa. Cada region tiene diferentes costumbres.

—Pero según la suma sacerdotisa, Artemisa prohíbe a las mujeres solteras acercarse a un hombre por su propia cuenta…

Lokira, que estaba recordando parte de las enseñanzas impartidas por la suma sacerdotisa, inmediatamente se dio cuenta de su error. A ella se le había prohibido entrar en contacto con hombres más que a nadie y ahora hela aquí, hablando casualmente con un hombre, e incluso habiendo tomado su mano para subir al bote junto a él.

Se quedó sin nada que decir una vez entendió la contradicción de sus palabras. finalmente preguntó.

 —¿Entonces qué hiciste?

—Por supuesto que me negué. Esa mujer se rió a carcajadas y dijo que estaba bien, pero puso una sustancia en mi vaso sin que yo lo supiera.

El tono de Orion indicaba que estaba indignado al pensar en ello. Parecía estar sacándose del pecho aquello que no había podido contarle a nadie hasta ahora.

—Pensó que no me despertaría, pero lo hice. No podía mover mi cuerpo y ella sostenía un cuchillo. "No hagas ruido y mantén la calma", esas fueron sus palabras.

Dejó escapar una risa incrédula.

Lokira parpadeó rápidamente. Todas las historias que le contaba Orión eran asombrosas, pero esta lo era en particular.  Era tan estimulante que costaba creerlo.

—Suena como una persona aterradora. Tratando de hacerte daño por haber rechazado su propuesta…

Entonces Orión frunció el ceño y preguntó, como si no pudiera entender.

—Estaba enojada por haber sido rechazada, así que tratató de apuñalarte, ¿verdad?

¿Había dicho algo extraño? Lokira inclinó la cabeza involuntariamente. Un lado de sus cuernos quedó ligeramente expuesto al caer parte del velo que los cubría.

Orión de repente parecía avergonzado. La mano que se había detenido antes, de repente volvió a parecer absorta en desatar el nudo.

—Bien, quiero decir… no, no importa. De todo, ella era una mujer peligrosa.

—¿Eh? Sí. De todos modos, no podía quedarme sin hacer nada así que di pelea. Logró apuñalarme en la cara, pero la rabia me nubló. Fue cuando recuperé todos mis sentidos que noté a la princesa cayendo por la ventana.

Lokira abrió la boca. Esa era una historia realmente dramática.

Pero entonces Lokira notó algo extraño en su relato, por lo que preguntó.

—Eso…¿Entonces no sería eso un accidente en lugar de un asesinato?

El autoproclamarse un cruel asesino por algo así era desvergonzado y si algo podrían recriminarle a Orión era quizá el no haber podido reaccionar con más agilidad. Tal vez ni siquiera podrían culparlo por eso. La princesa bien pudo haberse resbalado por error.

Orión tenía una pesada expresión.

—.... Matar es matar. No hay vuelta atrás.

Por un momento parecía estar calculando mientras fruncía el ceño de manera complicada. Pronto levantó la cabeza como para quitarse cualquier idea que había considerado de encima.

—De todos modos, corrí al puerto y me fui de allí en un barco cualquiera. Bajé hasta aquí siendo arrastrado por la corriente y de repente me encontré con una fuerte tormenta. En cuanto al resto, bien, eso ya lo sabes.

Había subido el ancla. Orión recogió el remo. Hábilmente equilibró sus piernas en el bote y sumergió los remos en el mar.

Sus gruesos hombros empezaron a remar y Lokira miró hacia abajo sorprendida al sentir el bote vibrar.

—Como puedes ver, puedo salir de este lugar en cualquier momento. Sí, sólo estaba esperando un poco ya que pensaba que no debía olvidar decirte estas palabras antes de regresar a mi hogar.

 —¿Esperar?

El agua poco profunda reflejaba la luz de la luna. Una luz blanca revoloteaba sobre un fondo negro. El barco chocó contra un par de olas bajas mientras remaba. Lokira se asustó por la repentina sensación y se encogió en un ovillo. El barco regresó al banco de arena después de un breve paseo.

Orión la ayudó a salir del bote. Las olas del mar nocturno se reflejaban en su rostro con la herida indeleble.

—Cuando el bote se volteó aquella noche, pensé que incluso alguien como yo moriría y que no habría nada que pudiera hacer al respecto. Tú me salvaste… gracias por hacerlo.

Su gratitud fue algo inesperada para Lokira.

Después de despedir a Orión, un sentimiento desconocido persistió incluso después de subir los escalones de piedra y volver a la cama. Se sentía extraña, como si una gran ola hubiera empapado su corazón.

Era un hombre muy peculiar.

Dándole las gracias a una mujer con cuernos.

«Supongo que te irás ahora.»

Él podría partir de inmediato al amanecer.  Reprimiendo la tristeza, Lokira se fue a dormir. Un suave temblor se extendió por toda su cama.

Pero al día siguiente, Loxias acudió a ella después de una larga ausencia.

Traducción: Claire

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