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Buscando Al Papá Del Bebé Dragón – Novela Capítulo 11

Capítulo de novela - 59 párrafos

[Traductor: P꒪˙꒳˙꒪]

Capítulo 11

Aunque solo eran muñecos o almohadas comunes, los animales parecían apreciarlos tanto que incluso dormían con ellos a su lado. La expresión de Alexion se tornó extraña. Solo había una persona que haría algo así. ‘……Iris Reuben.’ Como solía trabajar en un taller que fabricaba y vendía artículos varios, no le habría costado nada hacer un muñeco de tela. Tampoco le sorprendía que se preocupara tanto por esos animales, o que hubiera tenido la idea de hacerles juguetes y dejarlos en sus jaulas.

“…….”

Pero sentía algo extraño, una inquietud difícil de ignorar. Como duque de Tate, se había topado con innumerables aduladores que intentaban ganarse su favor. Incluso había personas que fingían estar al borde de la muerte solo por llamar su atención. Hasta ahora, Alexion había rechazado fríamente a ese tipo de gente. Después de todo, no quería estar rodeado de hipócritas. Prefería a quienes decían lo que pensaban, aunque no fuera lo que él quería oír. O a aquellos que solo se preocupaban por el dinero y hacían bien su trabajo.

Si pensaba en Iris como una más de ellos, no habría nada fuera de lo común. Pero……

‘A todos parecen agradarles ella.’

Los labios de Alexion se curvaron ligeramente. Decidió hacer una excepción, solo esta vez. Con la excusa de que no estaba causando ningún daño, lo cual no era propio de él.

Justo cuando estaba por marcharse, escuchó el sonido de unos pequeños pasos chapoteando sobre el pasto húmedo. Alexion frunció el ceño. Sentía que ya había escuchado ese sonido antes. Y considerando que aún faltaba para que los cuidadores empezaran su turno…

“¿Alexion……?”

Tal como sospechaba, Iris Reuben lo miraba con expresión sorprendida.

“Ah, pensé que no habría nadie por aquí……”

“¿De verdad?”

Alexion no creyó sus palabras. Nunca confiaba en nadie, y ella no era la excepción. Además, recordaba claramente que unos días antes habían revisado a los animales juntos justo a esa hora.

“Te dije claramente que vengo a revisar a los animales todos los días a esta hora.”

“Ah… no lo pensé.”

Iris parecía avergonzada. Su actitud, al no intentar siquiera inventar una excusa, solo reforzó las sospechas de Alexion.

‘Seguro quiere algo.’

Ya le habían prometido una gran suma de dinero, y aun así quería más. Como suele decirse, la avaricia humana no tiene límites.

“Solo iba a pasar un momento antes de que Frijolito despierte, pero parece que nos encontramos.”

Iris sonrió con una expresión apenada. “Si me tardo y Frijolito se despierta otra vez, será un desastre……”

“¿Por qué viniste?”

preguntó Alexion directamente.

“¿Fue para verme a mí?”

Los ojos de Iris se abrieron con sorpresa. Sus brillantes ojos azules parecían un fragmento tallado del cielo claro de otoño, incrustado en su mirada.

“¡No tenía idea de que estarías aquí! Pensé que a este amigo no le había gustado mi regalo, así que le hice uno nuevo.”

El “amigo” al que Iris señaló no era otro que el mono. Alexion frunció el ceño.

“Mira. Si no fuera de su agrado, no lo estaría abrazando con tanta fuerza mientras duerme.”

Tal como Alexion dijo, el mono dormía abrazado al muñeco con fuerza. Iris lo observó con una expresión llena de alegría.

“Así que sí te había gustado……”

Iris sonrió suavemente. Era una sonrisa genuina, nacida del corazón, tan sincera que incluso Alexion no pudo evitar reconocerla. Con mucho cuidado, colocó el nuevo juguete dentro de la jaula, procurando no despertar al mono.

Alexion ladeó ligeramente la cabeza. Iris había traído una pequeña caja, pero no lograba adivinar qué tipo de juguete era.

Iris sonrió con picardía. “Es una caja sorpresa.”

“¿Una caja sorpresa?”

“Sí. Cuando la abres, salta un muñeco con resorte. Puedes abrirla y cerrarla para jugar con ella. A los niños les encanta.”

Alexion le creyó a medias. ‘Probablemente solo está inventando una excusa convincente.’ Seguramente Iris Reuben había considerado que no conseguiría nada tratando de impresionarlo directamente. Así que debía haber ideado una forma indirecta: fabricar muchos juguetes y seguir trayendo nuevos, esforzándose tanto.

Por supuesto, la historia de que el mono no había aceptado el muñeco era seguramente una completa mentira. Vamos, si hasta lo estaba abrazando con tanta fuerza. El mono, profundamente dormido, no se despertó.

Iris pareció algo decepcionada, pero como hablaba en voz baja, parecía que no quería interrumpir su sueño. “Este seguro le gustará. A todos los niños les encanta. Y como los monos son inteligentes…”

“¿Cómo sabes que son inteligentes?”

“Se parecen a los humanos, ¿no? Mi hermana dice que los animales que se parecen a los humanos suelen ser inteligentes.”

Su respuesta estaba cargada de convicción y orgullo hacia su hermana.

“¿Te llevas bien con tu hermana?”

“Sí. Mi hermana es, sin duda, la persona más inteligente del mundo. Ah, espera, ¡acabo de recordar que ni siquiera le he enviado un mensaje decente…! Tengo que escribirle una carta de inmediato.”

Era sorprendente. Alababa a alguien así, sin una pizca de celos. Según lo que Alexion había observado, los humanos eran criaturas ocupadas en envidiar y menospreciar a los que eran mejores que ellos. No en admirarlos tan puramente. ‘Tal vez porque son familia.’

Alexion no tenía hermanos. Tenía primos, pero siempre habían sido rivales. Y, por la forma en que se comportaban, no creía que la situación hubiera sido diferente aunque fueran hermanos de sangre.

“¿Quieres saber si al mono le gusta el nuevo juguete?”

“Sí. Volveré más tarde cuando despierte. Pero… ¿está bien?”

La voz de Iris estaba llena de expectación, pero más que eso, parecía sinceramente interesada en la reacción del mono. Alexion se sorprendió un poco. Pensó que, una vez logrado su objetivo de causarle una buena impresión, ella dejaría de visitar a los animales. O, como otros, se inventaría alguna excusa para volver a verlo.

“Sí, no está causando ningún daño, y a todos parece agradarles.”

“Me alegra escuchar eso.”

Iris parecía aliviada. “La verdad, todavía quiero hacer muchas cosas por ellos.”

“¿Y qué hay de Frijolito?”

Iris sonrió con picardía. “Por supuesto, Frijolito es mi prioridad. Solo cuido a estos animales en mis ratos libres… y mi objetivo es traer a Frijolito aquí también. Pero por ahora, no estoy segura de cómo reaccionará, así que no lo he traído aún.”

“Ya veo.”

Alexion también pensaba que mantener a Frijolito encerrado en aquella pequeña habitación no era lo ideal. Pero, por otro lado, presentarlo de golpe a otros animales desconocidos era impredecible, así que el juicio de Iris le parecía razonable.

‘Es… una mujer bastante sensata.’

Alexion rara vez emitía juicios sobre los demás, y menos aún sobre mujeres, en cuanto a tener sensatez. La mayoría de las personas estaban cegadas por sus propios deseos y actuaban en consecuencia.

Pero Iris Reuben era…

Al menos, eso parecía hasta ahora.

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