Buscando Al Papá Del Bebé Dragón – Novela Capítulo 2

[Traductor: P꒪˙꒳˙꒪]

Capítulo 02

Si es así, la mitad del problema estaba resuelta.

Todo lo que quedaba era devolver esta mascota a su dueño.

El problema restante era cómo encontrarlo...

Esta cinta no estaba hecha de ningún material ordinario.

Como dama noble de nacimiento y alguien que había creado varios productos hechos a mano de alta calidad, Iris la reconoció de inmediato.

100 % seda de primera calidad.

El propietario era claramente un noble de alto rango.

“Entonces deben estar buscándolo desesperadamente”.

Eso cambiaba las cosas.

Si lo guardaba sin denunciarlo, el noble podría encontrar a Iris y acusarla de ser una ladrona.

Si ella lo denunciaba primero, ¿no se pondrían del lado de Iris aunque surgiera algún problema?

“El problema es que no hay manera de saber quién es...”

Iris miró fijamente una pequeña alcancía que le llamó la atención.

Era una alcancía que había estado llenando desde el año pasado para comprar un buen abrigo de invierno, y casi había alcanzado su objetivo de ahorro.

Por supuesto, no era una gran suma de dinero.

Pero, ¿no sería suficiente para colocar un pequeño anuncio en la Gaceta Imperial, que cualquiera en el Imperio que pudiera leer, vería?

La alcancía se rompió y las monedas se derramaron.

[Edad estimada: Dentro de un año Piel rosa Sonido de llanto: ’Papá’ Actualmente bajo protección en 95 Aphros Street]

Eso fue suficiente dinero para colocar un pequeño anuncio de cuatro líneas.

El dueño del dragón vino a buscar a Iris mucho antes de lo esperado.

Por supuesto, Iris tampoco era una tonta.

Se había tomado el día siguiente libre, pensando que vendrían a buscarla tan pronto como se publicara el periódico.

Pero no había anticipado que el propietario llegaría antes de que el periódico saliera.

¿Antes de que la tinta estuviera seca?

¿Antes de que se imprimiera la tinta?

¡Antes de que llegara a la imprenta!

Solo habían pasado tres horas desde que pagó el anuncio y entregó el texto.

Alguien que llamó a la puerta en tan poco tiempo fue definitivamente inesperado.

Especialmente con el borrador del anuncio que Iris había escrito ella misma en la mano.

En otras palabras, la persona era una figura tan poderosa que recibió la información directamente de la compañía de periódicos.

Iris se sacudió momentáneamente, pero rápidamente recuperó la compostura.

No había razón para entrar en pánico aquí. Ella no había cometido ningún delito, y esto terminaría tan pronto como entregara al dragón bebé.

Por el contrario, estar demasiado nerviosa podría despertar sospechas innecesarias.

Iris los saludó con una sonrisa pintada en su rostro.

En situaciones como esta, la etiqueta noble arraigada en ella desde la infancia fue de gran ayuda.

“Bienvenido. Estás aquí por Pinky, ¿verdad?”

“......”

El silencio fluyó.

Solo entonces Iris miró a la persona en detalle. Era una cabeza más alto que ella, por lo que no podía ver su rostro sin inclinar la cabeza hacia atrás.

’Gasp.’

Iris inhaló bruscamente.

El hombre poseía una apariencia poco realista, del tipo que provocaría reacciones como “Gasp”, “Amazing” o “Oh, Dios mío”.

Desde su frente recta y sus gruesas cejas hasta los intensos ojos rojos debajo de ellas y su hermosa y nítida nariz definida.

Ni siquiera una camisa delgada podía ocultar los músculos firmes que se elevaban y caían con cada respiración.

Todo esto combinado daba la impresión de una deidad masculina inquietante que uno podría ver en un templo.

Ya sabes... esos resultados de escultores de renombre que desnudaban a los hombres más guapos del Imperio con el pretexto de honrar a los dioses y tallar diligentemente su belleza.

Verdaderamente, la encarnación de la masculinidad.

Iris lo miró con la boca ligeramente abierta, completamente hipnotizada.

“...... ¿Pinky?”

Finalmente, el hombre abrió la boca.

Iris apenas recuperó sus sentidos y volvió a preguntar,

“Eres el dueño de Pinky, ¿verdad?”

“¿Pinky?”

“Ah, no sabía el nombre, así que lo estaba llamando así por ahora. Porque es rosa.”

“......”

Iris se sintió ligeramente herida. ’¡Justo ahora, esa persona me insultó con sus ojos!’

Probablemente, la habían estado mirando con una mirada similar cuando inicialmente guardaban silencio. Ella simplemente no la había notado.

El hombre entró.

Él no se presentó, y tampoco lo hizo Iris.

Después de todo, una vez que ella devolviera al dragón bebé, nunca se volverían a ver.

Sin embargo, si tuviera algo de conciencia, ¿no la compensaría al menos por la tarifa publicitaria que ya había pagado? Esa era su única esperanza.

Por supuesto, si un hombre tan noble tendría tanta consideración, era completamente desconocido.

“Está durmiendo”, dijo Iris en voz baja. “Estoy tratando de no despertarlo tanto como sea posible”.

“...... Lo sabes bien”.

“Es bastante quisquilloso cuando se despierta”.

Iris se encogió de hombros.

Se había sobresaltado cuando ingenuamente despertó al bebé dragón profundamente dormido al principio, e inmediatamente respiró fuego.

Estaba claro que el bebé dragón no lo había hecho a propósito. Había estado más sorprendido y rompió a llorar.

Pero limpiar la manta carbonizada era responsabilidad de Iris.

“......”

El hombre miró al bebé dragón profundamente dormido.

Una expresión suave parpadeó sobre su rostro severo.

Por curiosidad, Iris lo miró, pero tan pronto como su mirada se volvió hacia ella, se asustó y bajó la cabeza.

Sin embargo, el hombre no parecía tener ninguna intención de despertar al bebé dragón de inmediato.

Sintiéndose incómoda, Iris habló con cautela.

“¿Cuál es su verdadero nombre?”

“...... Frijolito*.”

“Pfft”. Iris no pudo evitar estallar en carcajadas.

Era un nombre no muy diferente al de Pinky.

“¿Por qué ese nombre?”

“Es redondo”.

Pensándolo bien, el bebé dragón acurrucado en la cuna parecía un frijol. Aunque era un frijol rosa.

“Aún así, teniendo en cuenta que es un dragón, ‘Bean’ es un poco... como un nombre...”

“Es mejor que el nombre que le dio la Familia Imperial”.

“¿Qué es?”

“¿Tengo una razón para decírtelo?”

“...... No. No hay razón para eso”.

Iris cerró la boca.

Quedó claro que el hombre no tenía intención de tratarla como algo más que la dueña de la casa donde el dragón se había quedado brevemente.

Pero por alguna razón, fue la otra persona la que rompió el silencio.

“¿Qué le diste de comer?”

Iris buscó en su memoria.

“Jamón, queso, leche, pan, nueces, pepino...”

“¿Realmente se comió todo eso?”

El hombre la interrumpió con una voz algo urgente.

Iris parpadeó. ¿Había algún problema...?

“¿Tal vez comió algo que no debería?”

“No es eso... pero ¿cómo te las arreglaste para alimentarlo con todo eso?”

“¿Sin embargo, comió bien por sí solo?”

Iris comenzó a sentirse renuente.

El hombre parecía pensar que ella había alimentado a la fuerza al dragón bebé con cosas que no debería comer.

“No sé qué podría comer, así que intenté darle toda la comida que tenía en casa...”

Iris no pudo terminar su frase.

“Kkyuu”.

El bebé dragón se había despertado de su sueño con un lindo llanto.

“Frijolito”.

El hombre llamó al bebé dragón con voz severa. Era el tono de alguien regañando a un niño problemático.

El bebé dragón se sobresaltó y comenzó a revolotear sus extremidades.

“¡Kyuu-yuk!”

El cuerpo de Iris se puso rígido instintivamente.

Fue sorprendente que el dragón bebé hiciera un sonido que no fuera “Papá”, pero no importaba cómo lo mirara, los dos no parecían tener una buena relación.

¿Qué... es incluso el dueño adecuado?

Iris se tragó nerviosamente.

¿Y si este hombre hubiera estado abusando del bebé dragón todo el tiempo? ¿Qué pasaría si no pudiera soportarlo y se escapara de casa, e incluso hubiera colocado un anuncio para que lo encontraran y lo trajeran de vuelta?

Pero las escalofriantes preocupaciones de Iris pronto resultaron ser infundadas.

Fue porque el bebé dragón se tambaleó y colocó su pequeña pata delantera en la mano del hombre.

Iris miró inadvertidamente al hombre y estaba realmente sorprendida por dentro.

La cara severa del hombre se había derretido como un muñeco de nieve al sol.

“En serio... no puedo enfadarme contigo”.

Una voz muy suave fluía de la boca de un hombre que claramente parecía que podía matar a cinco o seis personas sin pestañear.