Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 125

[Traductor: Mayu]

“¿Por qué está siendo tan generosa?” le había preguntado Ilyin a Rippo el día que le había enseñado a usar el poder divino de Setoze. Ante la pregunta, la joven había agachado la cabeza, como si le diera vergüenza responder.

“Soy la Señora de Delrose”, había dicho Ilyin con severidad, dejando a Setoze. “Pero yo sola no puedo hablar totalmente en nombre de Delrose. Y no puedo confiar en la información cuando desconozco por qué me llega, y no puedo pasarle al Duque de Invierno información en la que no puede confiar.”

La joven mantuvo la mirada fija en el suelo, parecía luchar con algo en su mente, pero finalmente habló tras un momento más de silencio.

“Matrimonio”, dijo en voz baja.

Ilyin no entendía. ¿El matrimonio de quién? Lo primero que pensó fue en Aden y en ella misma, pero no entendía por qué eso tenía que ver con el razonamiento de la Dama de Mille. Inclinó la cabeza hacia la muchacha con curiosidad y esperó el resto de su explicación.

Cuando llegó, comprendió por qué la Dama de Mille había acudido a ella. Y no se culpó por no haber adivinado el significado de su respuesta.

“Mi padre está pensando en casarme… con el heredero de la tribu Yester”, dijo.

¿Monstruo y humana? ¿En matrimonio? Era inimaginable. Y si ese matrimonio podía tener hijos, era una amenaza demasiado grande para imaginarla.

***

El poder divino del Duque del Invierno para dominar el clima era fácil de ver en el frío normal del invierno. En aquella ventisca arremolinada, lo era mucho más. Aden mantuvo la mano levantada todo el tiempo, sin dejar de brillar la luz azul que desprendía, pero no sentía ninguna tensión. Como esperaba, usar el poder era mucho más fácil desde que se había casado con Ilyin. Antes de ella, habría jadeado como un ahogado para mantenerlo tanto tiempo. Ahora sólo sentía una ligera opresión en el pecho.

“¡Ja!”, gritaron los caballeros de Delrose mientras cabalgaban. Parecían estar en otro mundo de la tormenta que les rodeaba, protegidos por un muro invisible. Incluso las ráfagas más fuertes eran humilladas por ella, y sólo una leve brisa con algunas ráfagas los tocaba, acelerando su avance a medida que se dirigían a toda velocidad hacia Elo.

Al ver terreno familiar, Aden levantó más la mano. Aunque no era su intención, la luz azul actuaba ahora como un faro para los caballeros que iban detrás de él, recordándoles que servían al Duque de Invierno y alentándolos a avanzar aún más rápido.

“Habrá una batalla en cuanto lleguemos”, gritó a los caballeros que venían detrás. “Protejan a Elo lo mejor que puedan, pero recuerden a qué casa sirven.”

Protejan sus propias vidas primero, pensó.Salvar a Elo está en segundo lugar.

“Y... no esperamos refuerzos.”

Miró a los caballeros. Uno de ellos, cabalgando justo detrás de Idith, levantó la mano.

“Su Majestad, ¿la fortaleza oculta de Elo no se encuentra cerca?”

“Hay una diferencia entre su existencia y su ayuda”, dijo Aden y sonrió a su pesar.

“¿Qué...?”, empezó a preguntar el caballero, pero su pregunta se convirtió en una murmuración entre los demás caballeros. A ninguno de ellos le quedó claro lo que quería decir, pero la simple declaración pareció provocar el escalofrío que el poder de Aden había mantenido a raya.

Independientemente de las diferencias entre las casas, todos los caballeros habían jurado alzar sus espadas con el mismo propósito: proteger a los demás. Si los caballeros de Elo estaban renunciando a eso, si realmente se quedaban en la fortaleza y dejaban a su propia gente desprotegida, realmente habían perdido el rumbo. La conversación cesó al darse cuenta de esto, y un pesado silencio se apoderó de los caballeros.

“¡Adelante!” gritó Aden, bajando la mano. Idith espoleó a su caballo y se adelantó, dejando a Aden entre los caballeros. Ilyin había dicho que cuando los caballeros de Delrose llegaran, los Yester ya estarían atacando. Eso significaba que atacarían a los Yester por la espalda, o al menos por el flanco. Los Yester podían moverse con rapidez en un clima así, pero su visión a través de la ventisca no era mejor.

Y eso le otorgaría el primer ataque a Delrose.

“¡Ja!” gritaron los caballeros. Moviéndose como uno solo, desenvainaron sus espadas y se lanzaron tras Idith. En el espacio despejado formado por el poder divino del Duque, llegó una oleada de Yesters. El número de ellos que bajaban la colina parecía pintarla como una puesta de sol.

Llegarían primero al Muro de Luz. Ese sería el mejor momento para que Delrose realizará su ataque. Aden y sus caballeros se prepararon.

¡Kyak!

La ola rodó colina abajo y golpeó el territorio de Elo.

“¡Ah!”, jadeó Idith a su pesar. Los caballeros levantaron sus caballos, rompiendo la formación al detenerse.

Aden se quedó sin habla, incapaz de comprender lo que estaba viendo. El Muro de Luz de Elo no bloqueaba a los Yester. Se deslizaban a través de él y entraban en Elo. Aden quedó paralizado.

Los caballeros de Elo no estaban preparados. Confiaban tanto en el Muro de Luz que ni siquiera habían alzado sus espadas. Aden los vio enterrados en la nieve bajo el peso de los Yester.

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