Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 150

[Traductor: Mayu]

Detrás de su sonrisa, sin embargo, estaba nerviosa. No habría creído que la atacaran en un sueño. Miró a Aden durante un largo rato, como si tratara de convencerlo con su sonrisa, antes de volverse hacia Bertha.

“Abuela”, dijo.

“¿Sí, mi niña?” dijo Bertha. Sonrió cálidamente a su nieta, invitándola a hablar.

“¿Has...?”, vaciló, sin saber cómo formular su pregunta. “¿Alguna vez has conocido a una persona en un sueño?”

No, si había visto a alguien en un sueño. Claro que sí, los dos lo habían visto. Peroconocióa alguien. A otro soñador.

Aden se sobresaltó ante la pregunta. La suposición de Bertha había sido correcta: Ilyin había sido atacada en un sueño.

“Sí”, dijo Bertha solemnemente. Ilyin se acomodó en la almohada, haciendo una pequeña mueca de dolor por el movimiento.

“¿Es... a menudo?” preguntó Aden. Era una pregunta táctica importante. Si ocurría a menudo, aumentaba la posibilidad de que Ilyin corriera peligro.

“No”, respondió Bertha, mirándolo a los ojos. Volvió a mirar a Ilyin. “Sólo una vez. El día que naciste, no contigo, con mi hija.”

La vizcondesa Arlen. Ilyin nunca había oído esta historia.

“Tú... ¿hablaste con mi madre en un sueño?”, preguntó. Esto era nuevo para ella, significaba que Bertha había tenido sueños durante décadas.

“Sí”, respondió Bertha. “Las dos habíamos visto ese móvil en sueños. Incluso lo tocamos juntos. Era increíble.”

Se quedó mirando el móvil, sumida en sus pensamientos por un momento.

“No lo sé todo”, dijo finalmente, “pero tu madre y yo aprendimos algo hace veinte años: que las personas previsoras pueden compartir el mismo sueño.”

Los ojos de Ilyin se abrieron de par en par.

“Prever lo mismo…”, suspiró. Recordó haber encontrado la mirada del ser de ojos violetas que había visto en el sueño de Delrose luchando contra los Molly. Se acarició las vendas del abdomen mientras volvía a aquel momento.

Incluso en la cálida habitación, Ilyin sintió un escalofrío al recordar cómo la había mirado. Se había asustado tanto que había intentado alejarse de él, desplazándose de una cima a otra como podía hacer en sueños, sólo para que la criatura la persiguiera con la misma velocidad onírica.

Porque también estaba soñando,pensó.Tenía la misma previsión.

“Porque estábamos juntos en un sueño”, murmuró, mirándose la herida. Aden le puso la mano en el hombro. El tacto de Aden la sacó de sus recuerdos y ella lo miró, sonriendo suavemente.

Miró la habitación. Aden, Bertha con su previsión que probablemente le había salvado la vida, Etra que la había servido tan de cerca e Idith, la ayudante de confianza de Aden. Y en la esquina, estaba Milo, a quien Bertha había arrastrado al invierno. La idea de ser atacada en un sueño sonaba ridícula, pero ninguno de ellos la trató como algo que no fuera serio. Sabiendo eso, ella podía hablar libremente.

“Estaba viendo cómo los Delrose atacaban a los Molly en la base de los Yester”, dijo. Aún podía ver cómo las formaciones de Mollys de escamas rojas se derrumbaban presas del pánico mientras los Yesters huían en desbandada. “Quería mirar. Estaba preocupada por Delrose.”

Creía que los monstruos no podían verme en sueños.Se estremeció un poco. La mano de Aden se tensó, abrazando su hombro alentadoramente.

“Y en medio de todo, lo vi... aélotra vez”, dijo. Llamó «él» a la cosa sólo porque se parecía a un humano, aunque sabía más que nunca que no lo era. Piel pálida, como la de alguien que sólo ha vivido en invierno. Pelo largo, blanquecino y rubio. Parecía un poco más pequeño que Aden, pero más grande que Ilyin. De espaldas, podría haberse confundido con un humano, aparte de lo que llevaba puesto.

“Vestía muy ligero, incluso más que Den”, dijo, mirando las ropas de los Delrose reunidos. “Ni siquiera alguien de la región invernal podría vestir tan ligero aquí.”

“Lo había visto antes en sueños, unas cuantas veces”, continuó. “Le había mirado a los ojos antes, pero siempre me despertaba al instante, como si me hubieran echado del sueño.”

Bertha escuchó atentamente. Aden ya había oído esta historia antes, pero aun así se inclinó hacia ella con atención, como si esta vez pudiera desprenderse de ella algún nuevo e importante fragmento de información.

“Intentaba evitarlo en este sueño, temiendo que me echaran de nuevo”, dijo, “pero esta vez, él me vio primero.”

Aún podía ver esos ojos violetas ahora, como lo habían sido en el sueño, cuando se volvieron oscuros con una agresividad asesina.

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