Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso – Novela Capítulo 152

[Traductor: Mayu]

“Tengo miedo de estar en peligro”, afirmó, con voz firme y decidida. “Pero no quiero dejar de soñar.”

No dijo más, no dijo que tenía más miedo de estar sola en el mundo, más miedo de esperarlo sin saber si volvería.

Cualquiera que fuera el peligro, ella prefería saberlo, prefería tener la oportunidad de evitar que él volviera.

“Esa es tu elección, Ilyin”, dijo Aden. Le apretó la mano. “Y encontraré la manera de que sueñes a salvo.”

Pensó en la cuerda roja que le había quitado a los Molly. Si hay una manera, la encontraré. Te llevaré a ese mundo seguro y amable que te prometí.

“Te protegeré a toda costa”, continuó. “Y si estoy en lo cierto, el invierno puede tener la respuesta.”

“Abril es una época difícil para andar investigando”, dijo Idith.

“Entonces esperemos a proceder cuando haga un poco de calor”, replicó Aden. No era tan testarudo como algunos podrían pensar. Las otras tres casas funcionaban de forma muy autoritaria, pero el duque de Invierno solía ser mucho más flexible en su forma de trabajar.

“Muy bien”, dijo Idith con una reverencia mientras continuaba con su informe, “también hemos hecho una investigación preliminar sobre los Milton, pero lo que hemos podido encontrar hasta ahora no difiere mucho de lo que ya sabíamos.”

Cuando los superiores de una casa estaban ocupados, sus ayudantes también lo estaban. Idith era la prueba viviente. Mientras Aden dirigía tres campañas militares consecutivas, se había ocupado de los asuntos de Delrose e incluso había iniciado una investigación sobre los Milton a petición de Aden.

Era un ayudante con talento, sin duda, y parte de ese talento residía en sus conexiones, como Milo. Había formado parte de la investigación de Idith, aunque carecía de la resistencia de un caballero. Actualmente se encontraba desmayado en el carruaje que se dirigía a la región cálida.

Idith pensó en el documento que Milo había organizado para él incluso cuando se estaba quedando dormido.

“Como bien se sabe”, había dicho, “el espacio vacío al sureste de la mansión era conocido como su territorio.”

En la región cálida, las fronteras podían moverse en cualquier momento. Los títulos cambiaban, las casas subían y bajaban y se disputaban una parcela u otra. Pero en la región invernal, las cosas permanecían más constantes. Las familias y los monstruos que tenían territorio aquí no podían permitirse el esfuerzo de guerrear por la tierra. El equilibrio de poder entre todos era lo suficientemente equitativo como para que desafiar a alguien te hiciera más débil frente a los demás. Como resultado, las cosas tendían a calmarse.

“También investigué la previsión, como me pediste”, continuó Idith, “pero había diferentes métodos para ello.”

“¿Diferentes métodos?” preguntó Aden.

“Sí”, dijo Idith, asintiendo con la cabeza. “Hay poca discusión al respecto que hayamos podido encontrar, pero había varias formas en que los Milton podían intentar obtener conocimiento del futuro.”

“¿Por ejemplo?” preguntó Aden. La noticia despertó su curiosidad.

“Algunos utilizaban las estrellas para hacer predicciones”, respondió Idith, “o había diversas herramientas que se utilizaban para tales cosas.”

“Entonces, podría haber entre ellos algunos que vieran el futuro a través de los sueños”, musitó Aden.

“Sí”, dijo Idith asintiendo con la cabeza, “estamos intentando profundizar en eso, pero aún no tenemos nada seguro.”

Entonces bien podría haber una conexión entre la región invernal y la capacidad de Ilyin de ver el futuro en sueños. Aden pensó en la cuerda roja de los Molly, y en la tela del Norte Azul, y en el móvil de diez colores que se había transmitido a través de la familia materna de Ilyin. Todos ellos parecían del mismo tejido.

¿Podría la familia de Ilyin tener alguna antigua conexión con los Milton? Eso podría ser problemático de ser cierto. Los humanos siempre temieron y odiaron lo que era diferente a ellos, y los monstruos en general eran tratados como menos que los humanos. Más aún en la región invernal, donde los monstruos que quedaban eran tan distintos de los hombres.

A Aden no le importaba lo que pudiera haber en el linaje de Ilyin, y tampoco lo haría Delrose. Pero las otras casas serían diferentes. Aunque los tres ancianos habían abogado por Ilyin y se la habían entregado, podrían cambiar sus sentimientos hacia ella si su familia tenía alguna conexión con los monstruos.

Un golpe interrumpió sus pensamientos, seguido de la voz de Emil desde el otro lado de la puerta.

“Gran maestro, es Emil.”

“Escucharé otros informes más tarde”, le dijo Aden a Idith, despidiéndose con un gesto de la mano.

Aden esperaba a alguien, como Idith sabía, así que el ayudante asintió en silencio y abrió la puerta. Emil estaba fuera, y justo detrás de él estaba el anciano de Elo Luminoso.

“El tiempo ha sido inusualmente cálido para ser abril”, dijo tímidamente. “¿Está bien la Señora?”

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