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Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso – Novela Capítulo 161

Capítulo de novela - 33 párrafos

[Traductor: Mayu]

Tras el sueño compartido, Ilyin se lanzó a una investigación exhaustiva sobre los Milton y la historia de la región invernal en general. Aden no interfirió; hasta ahora, tal investigación no había parecido merecedora de esfuerzo con tantos desafíos inmediatos -los Yester, la herida de Ilyin, la llegada de Rippo-, pero en vista de lo que habían descubierto en el sueño, ahora parecía esencial.

Dejando eso a un lado, sin embargo, Aden no trataría de alejar a Ilyin de algo que ella deseaba - algo que todo Biflten había notado. En Delrose, lo decían con dulzura. En las otras casas, fue en un tono un poco más desfavorable, que la dejaría perder el tiempo en lo que ella quisiera, pero no era tan severo como antes. Y al menos ya no insinuaban que se dejaba controlar.

“Quizá al ver el sol de la región cálida se ablandaron un poco”, observó Idith. Sólo los de la región invernal podían comprender el milagro que eso suponía. Todos en la mansión habían visto aquel sol dorado brillar entre las nubes. Incluso aquellos Delrose que habían estado en la región cálida y habían experimentado un sol así se sorprendieron al verlo aquí. Era algo inimaginable en la región invernal.

“Etra”, dijo Ilyin en voz baja.

“Sí, señora”, respondió ella.

“Diles a las otras criadas que pueden unirse también si están interesadas”, dijo Ilyin. Las dos mujeres estaban en el estudio, donde Ilyin había puesto en marcha su investigación. El trabajo daba al séptimo piso una nueva vitalidad que no había tenido desde hace mucho tiempo.

Ilyin no ocultó su trabajo ante Delrose. Al contrario, lo abrió a cualquiera de las criadas del séptimo piso que quisiera ayudar, especialmente a aquellas que tuvieran algún conocimiento o interés en la historia. Y como siempre, la gente de Delrose estaba deseosa de ofrecerse voluntaria. Eso, y el estilo de liderazgo de Ilyin, ayudó a que todos estuvieran más unidos que nunca, lo que a su vez hizo que la investigación resultara más fluida.

“¿Invito también a Sir Idith?”, preguntó Etra. Como el caballero más antiguo, estaba muy familiarizado con la región invernal, con su terreno y su historia. Y en la región invernal, donde poco ha cambiado con el tiempo, los hitos y la geografía del presente eran útiles puntos de referencia para estudiar el pasado. Sabiendo esto, Aden puso a Idith a su disposición.

“No”, dijo Ilyin, negando con la cabeza, “está ocupado con sus obligaciones en la mansión.”

Además, ya tenían bastante gente como para tener que ocupar el tiempo de los caballeros. Ilyin observó a su grupo en el estudio: ella misma, Etra, siete de las otras criadas y una invitada especial, aún acurrucada en cálidas mantas, que hacía un total de diez.

“¿Todavía me quieres en esta pequeña aventura, cariño?” Bertha sonrió cómodamente. Las criadas la habían mimado desde que se había unido a ellas.

“Por supuesto”, le devolvió la sonrisa Ilyin. Mientras la investigación tuviera que ver con los Milton, ella podría ser de gran ayuda. Cualquier dato de su familia materna podía ser de gran ayuda.

“Señora, ¿le parece bien que miremos los libros libremente?”. preguntó Annie. Le interesaba la historia, así que se había unido a las criadas del séptimo piso para poder participar en la investigación. Por supuesto, solo era una criada de nombre, pero a Ilyin no le importaba.

“Por supuesto2, respondió Ilyin. "Creo que es mejor que el grupo trabaje con todos los libros que podamos. Y pensándolo bien, ¿le has dado las gracias a la señorita Rippo de mi parte?"

El consejo de Rippo para la recuperación de Ilyin del Fuego Eterno -que sus fuerzas volverían más rápido si estaba feliz y cómoda- había sido de gran ayuda.

“Por supuesto, señora”, respondió Annie mientras colocaba otro libro. Ilyin respondió asintiendo con la cabeza.

“¿Se encuentra bien?” preguntó Ilyin. Annie había sido la compañera de conversación diaria de Rippo, y aunque eso era en parte por su bien, también era para tener una idea de sus intenciones. Ilyin aún no estaba seguro del camino que podría tomar la joven.

Normalmente, habrían dado a entender a las demás casas que se trataba de una visita breve y la devolverían a Mille, pero aún no estaba claro si estos habían hecho realmente un pacto con los Yester. Y con los Yester prácticamente aniquilados, no estaba claro si era seguro para ella regresar con los Mille. Pero tampoco podía quedarse en Delrose para siempre. Todavía no habían encontrado una solución para los próximos pasos de la señorita.

“Así es, señora”, respondió Annie. “Pero le preocupa convertirse en una carga.”

Podría convertirse en algo más que una carga, pensó Ilyin. Si las otras casas se enteraban de que Delrose la hospedaba indefinidamente -alguien en la línea directa de Mille quedándose encerrada en la habitación de Annie todos los días-, sería una situación complicada para Delrose.

“Ahora”, dijo Ilyin, volviendo al asunto que le preocupaba, “investigaremos principalmente a los Milton y cómo la región invernal llegó a ser como es hoy, un lugar de frío interminable. Y en cuanto al invierno, es probable que no se encuentre mucho en estos libros.”

Parecía extraño que no se hubiera escrito sobre algo tan dramático como el fin de las estaciones regulares, pero los escritos de Biflten parecían ignorar el tema. Ilyin se preguntó cuál sería la razón.

“Así que, a partir de ahora”, continuó, “simplemente buscaremos cualquier referencia al verano en los escritos y anotaremos cuándo empiezan a desaparecer esas menciones.”

Al rastrear cuándo dejaban de aparecer menciones al verano en los escritos, Ilyin esperaba precisar cuándo se había producido el cambio. Las doncellas asintieron con la cabeza.

"Y en cuanto a los Milton...", dijo Ilyin, dudando mientras miraba a Bertha. Lo que tenía que decir podría traer el caos al séptimo piso, pero tenía que decirlo. No podían permitirse el lujo de dejar enterrado un hecho potencialmente relevante mientras buscaban otros. Y guardar un secreto así era algo duro y doloroso para ella. Afortunadamente, aquí estaba rodeada de personas en las que confiaba. Se sentía lo suficientemente segura como para no ocultarles el secreto.

“Abuela”, dijo, “nadie en la región cálida entendía lo de la previsión.”

“Sí”, asintió Bertha.

"Pero había gente en la región invernal que las entendía. E incluso hubo alguien que apareció en mi sueño.”

¿Qué crees que significa eso?, dijo Ilyin con la mirada. Los hechos sólo llevaban a una conclusión. Bertha golpeó el suelo con su bastón unas cuantas veces.

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