Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso – Novela Capítulo 180

[Traductor: Mayu]

Por lo que había visto del jefe Elo, fingía no tener heredero. El señor de Mille era igual. O si no, ¿con quién podrían aliarse los monstruos? ¿Pensaban que era posible que los humanos, que no pueden enfrentarse solos a los monstruos, convivieran?

“Hazle saber que nos reuniremos cuando el tiempo sea favorable”, dijo Aden, agitando su mano.

“Sí. Y lo postergamos por no ser urgente, pero”, dijo Idith, haciendo una pausa, pues tenía más informes que dar. Pero algo le preocupaba.

Este tipo de instinto era la razón de por qué era el ayudante de confianza de Aden. “Ha llegado un mensaje de la región cálida”, dijo Idith.

“¿De quién?” preguntó Aden, deteniendo sus pensamientos.

"Milo de Acid. Ha llegado alguien", dijo Idith. Era un mensaje que solía llegar cuando el tiempo se volvía más cálido. Era como una tradición invernal: saber si habían sobrevivido a otro frío invierno. Muchos habían muerto en abril en la región invernal, pero no tenía nada que ver con el Duque del Invierno, que era el centro de Biflten. Pero Milo seguía manteniendo la tradición obstinadamente, tal vez porque él también se encontraba fuera.

Pero Aden sonrió. Parecía que había algo más en este mensaje que una simple tradición. “Finalmente está aquí”, dijo, sabiendo que no era sólo un saludo de Milo. Hizo un gesto a Idith, “Hazle pasar.”

El vizconde Arlen permanecía rígido en el gran salón de recepciones de su propiedad, con el peso de la tradición y las expectativas sobre sus hombros. Como cabeza de la prestigiosa familia Arlen, era su deber atender a los invitados y organizar lujosas reuniones. Pero en ausencia de su hija, Ilyn, que se había fugado con un mercader, la tarea recaía sobre él, y no podía evitar sentir una punzada de incomodidad.

Mientras saludaba a sus invitados, le ofrecían una y otra vez las mismas condolencias. “Qué duro debe de ser lo de su hija”, le decían, o “Seguramente su esposa se fue a un lugar mejor.” Se esforzaba por parecer estoico e indiferente, pero en el fondo no podía evitar sentir resentimiento hacia Ilyn por haberle dejado solo con la carga de la reputación de su familia.

Mientras los invitados se mezclaban y comenzaba el banquete, el vizconde Arlen no podía evitar soltar un suspiro cada vez que surgía el tema de Ilyn. “Ella no era así antes... todo es culpa mía”, decía, pero la mayoría de sus invitados veían a través de su rostro y comprendían la verdad del asunto.

Pero a pesar de su confusión interior, el vizconde sabía que las acciones de Ilyn no deshonrarían a la familia Arlen. Era un hombre orgulloso y testarudo, más preocupado por mantener su propio sentido de importancia personal que del bienestar de quienes le rodeaban.

“Bienvenidos”, saludó el vizconde Arlen al duque Leon y a su hijo con una gran sonrisa, con la emoción corriendo por sus venas. Este era el momento que había estado esperando, la oportunidad de presentarse ante uno de los duques más poderosos del reino.

No había escatimado en gastos a la hora de preparar esta velada, asegurándose de que todos los detalles fueran perfectos, desde las ropas nuevas que vestían los sirvientes hasta el ostentoso traje que llevaba puesto . Y cuando vio al segundo hijo del duque León, no pudo evitar sentir una pizca de envidia ante las extravagantes prendas que adornaban al joven noble.

“He oído que la vizcondesa ha fallecido”, dijo el duque con expresión severa. El vizconde Arlen inclinó la cabeza, con un dejo de pena en la voz, y respondió, “No ha pasado mucho tiempo.”

“Mi padre también envía sus condolencias”, añadió el hijo del duque, y el vizconde Arlen sólo pudo ofrecer un sincero “Muchas gracias.” Se había convertido en un experto en el manejo de tales condolencias tras la partida de su esposa.

“También he escuchado que su hija se ha casado con un mercader”, añadió el hijo del duque.

El vizconde Arlen se sorprendió cuando el duque Leon sacó el tema del matrimonio de su hija con un mercader. Había pensado que el asunto se mantendría en secreto, pero parecía que la noticia ya se había extendido.

“Sí, es verdad”, admitió, con un deje de tristeza en la voz. “Me cuesta creer que lo haya hecho…” No pudo evitar pensar en el posible escándalo que podría suponer que una hija de la nobleza se casará fuera de un matrimonio arreglado, y en la deshonra que podría suponer para su familia.

Pero el hijo del duque, Amid, parecía imperturbable ante la noticia. «Sobre eso», dijo, echándose hacia atrás en su asiento y mirando al vizconde con curiosidad. «He escuchado que su hija es capaz de ver el futuro».

Al vizconde Arlen le dio una sacudida en el corazón. ¿Cómo conocía el duque Leon la habilidad de Ilyin? Siempre lo había mantenido en secreto y sólo se lo confió a unas pocas personas de confianza. ¿Ilyin había dicho algo? ¿Habló de ello el mercader de su marido? ¿ O era una clase de prueba?

“No hace falta que se ponga nervioso.”

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