Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso – Novela Capítulo 181

[Traductor: Mayu]

Amid levantó la delicada taza de té de la mesa con elegancia. Saboreó el aroma que desprendía su contenido antes de dar un sorbo lento y medido. El vizconde lo observó, los segundos parecían convertirse en minutos mientras esperaba las siguientes palabras de Amid.

"Si duda de que estoy especulando” dijo Amid, dejando la taza de té sobre la mesa, “le aseguro que estoy dispuesto a compartir más información con usted.”

El vizconde inclinó la cabeza, con una pregunta silenciosa en la mirada.

“¿Se pregunta cómo conozco todo esto?” Amid continuó, con una sonrisa en la comisura de los labios. “Bueno, todo empezó con un incidente en la mansión que el vizconde tanto desprecia.” Se inclinó hacia delante y sus ojos brillaron con picardía. "Lo sé todo. Si sólo estuviera especulando, no sería capaz de expresarlo con tanta seguridad.”

La expresión del vizconde se endureció a medida que Amid hablaba, cada palabra golpeaba con el peso de la verdad. “Expulsaron a todos los sirvientes que conocían los sueños precognitivos”, dijo Amid, con voz tranquila y uniforme. "A todos menos a aquellos que habían servido a la familia durante más de diez años. Porque creían que esos sirvientes eran leales a la familia del vizconde.”

El vizconde escuchó, tenso, mientras Amid continuaba. “Y entre los que habían servido a la familia durante más de una década, había alguien que tenía una estrecha relación con la familia León desde muy joven.” Levantó la taza de té una vez más, con un brillo en los ojos, antes de dar otro sorbo lento.

Un torbellino de pensamientos se apoderó de la mente del vizconde Arlen. ¿Tenía el duque de Leon algo que ver con los asuntos de su familia? ¿Realmente Amid conocía los sueños precognitivos desde mucho antes? ¿Y por qué estaba sacando el tema ahora? ¿Lo estaba deseando?

La voz de Amid cortó los pensamientos del vizconde. "No le dedique tantas vueltas. No obtendrá respuesta de todos modos.”

Era imposible para el vizconde Arlen seguir el ritmo de la amplia red de información del duque de León. Por mucho que lo intentara, siempre estaría bajo la influencia del duque, que dominaba los círculos sociales y aristocráticos de la capital. El vizconde, movido por su sed de poder y honor, era muy consciente de ello.

Amid levantó dos dedos. “Sólo hay dos cosas que el vizconde debe recordar”, dijo. "Me he enterado de que las finanzas del Vizconde han sido inestables últimamente, pero el Duque de Leon puede ofrecerle todo su apoyo. A cambio, Leon quiere la habilidad de la precognición.”

La risa de Amid estaba mezclada con una pizca de amenaza. “No será divertido si se niega, ¿verdad?”

Aden recibió una llamada de la Compañía Acid y se dirigió a la habitación de Ilyin. Pensó que no le correspondía a él solo tomar la decisión. Tenía poder para echar a la gente, pero no quería actuar con tanta insensibilidad.

Sobre todo, la región cálida no era un lugar adecuado para su delicada esposa. Un lugar que debería haber sido un refugio del crudo invierno, era ahora un entorno cruel y despiadado para ella.

Aden apretó los dientes, con ira grabada en el rostro. Se alegraba de que su esposa estuviera a gusto en su entorno invernal, pero no podía evitar sentir enojo hacia quienes habían hecho que el sol fuera imperdonable.

“Ilyin, ¿se encuentra aquí?” gritó Etra al abrir la puerta. Ilyin se acercó con aire relajado, como si estuviera hablando con las criadas de Delrose.

“¿Ya terminaste?” preguntó Ilyin con una risita. “¿O has venido a pedirme ayuda?”

Aden sabía que cada vez que Ilyin ayudaba, le aligeraba la carga de trabajo, pero se resistía a agobiarla con sus problemas. Incluso cuando tenía prisa, no quería que se viera afectada.

Ilyin era una persona que no soportaba ver sufrir a los habitantes de Biflten, y mucho menos a cualquiera de las cuatro familias. No era necesario que conociera las frías y duras circunstancias del invierno.

“Sí, ya he terminado”, dijo Aden. “Pero he recibido una llamada de la región cálida.”

“¿Estuviste en contacto?”, preguntó Ilyin.

“Sí”, dijo Aden mientras le tendía la mano. “Si no estás ocupada, ¿quisieras acompañarme a la oficina?”

Ilyin parpadeó sorprendida, pero no tenía motivos para rechazar pasar tiempo con él. Le tomó la mano con entusiasmo y se rodeó el cuello con un grueso manto. Etra, que estaba a punto de seguirla, captó la mirada de Aden y se detuvo, permaneciendo en silencio.

“Ahora vuelvo”, dijo Ilyin con una pequeña reverencia mientras salía de la habitación con Aden.

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