Después De Mi Muerte, Mi Marido Enloqueció – Novela Capítulo 63

[Traductor: Pryse]

“Diálogos”

‘Pensamientos’

T/N: (nota de traductor)

Después de mi muerte, mi marido enloqueció 

Capítulo 63

Al final, Eli no tuvo más remedio que aferrarse a Dehart, que estaba luchando por alejarlo, y decir: "¡Iré allí arriba y... ¡intentaré hablar con ella!"

"No tengo intención de perder el tiempo por ti".

"Pero si algo sale mal, ¡debemos asegurarnos de que el duque la reciba de forma segura!"

Sus ojos afilados se posaron en Eli. Con un trago seco, Eli soltó involuntariamente su control sobre Dehart. Por un momento, tuvo miedo de ser apuñalado con su espada.

"Por favor, permítame ir".

Dehart apretó los dientes y miró a Sebelia. Ella los miraba con una cara serena, completamente diferente de cómo actuó cuando se vieron por primera vez hace unos momentos.

Dehart había visto tal actitud en otro lugar antes.

‘Caballeros cabalgando a la batalla sabiendo que sería su última vez’.

Era el aura de aquellos que se despidieron de todo lo que amaban, entregándose a la muerte mientras sacaban sus espadas. Y ahora venía de Sebelia.

"¡A la mierda esto!"

Dehart estaba a punto de tomar una decisión y despedir a Eli.

"¡Alguien...!"

"¡No, no lo haga!"

Todo se convirtió en un caos mientras los gritos y chillidos atravesaban el aire. Sus ojos se dirigieron hacia Sebelia al mismo tiempo. Ella se paró en el alféizar de la ventana, estirando una pierna hacia el vacío.

No había tiempo para pensar. En este momento, cualquier pensamiento era un pecado. Dehart se abalanzó hacia adelante, extendiendo sus brazos desesperadamente.

‘¡Por favor, por favor, por favor!’

Parecía que su corazón estaba a punto de estallar. Escenas horribles de ese día se repitieron en su mente: el solemne número de las campanas funerarias, la larga y terrible misa del sacerdote, su rostro sereno acostado pacíficamente dentro del ataúd.

Fría y tranquila, para no volver a abrir los ojos.

Al momento siguiente, una sensación de alivio indescriptible envolvió toda la calle. Excepto por una persona.

Solo Dehart, en el suelo con Sebelia agarrada fuertemente en sus brazos, se estremeció en frío terror.

"¡Mi Señor!"

Eli se apresuró y miró entre él y Sebelia. Se tragó un gemido al ver a Dehart abrazando con fuerza a Sebelia, su aliento entrecortado.

‘¿Era ella realmente...?’

Oscilando entre la duda y la confusión, Eli se encontró gradualmente inclinándose hacia el lado de Dehart.

‘Si él la quiere tanto, incluso si ella es una persona diferente, no sería tan malo que viviera como la duquesa’.

Satisfecho con este resultado, Eli llamó al resto de los caballeros. Tan pronto como recuperó la conciencia, Dehart planeó escoltar a 'Sebelia' y llevarla con ellos.

Sin embargo, en ese momento, Sebelia abrió los ojos de repente. Sus ojos azules vagaron sin rumbo antes de fijarse en Dehart.

"¡Sebelia!"

Dehart fue el primero en darse cuenta y le acarició suavemente la mejilla. La llamó una y otra vez, su voz cargada de emociones desgarradas.

"Sebelia, Sebelia... ¿De verdad eres tú? ¿Lo que estoy viendo es realmente tú?"

Su voz era una mezcla aterradora de desesperación y esperanza, miedo y anticipación. No importaba lo fría y distante que fuera la persona, era imposible no vacilar con esas palabras infinitamente desmoronadas.

Pero los ojos azules que lo miraban eran tan indiferentes como los cielos y crueles como el infierno. Incluso Eli, que había estado observando a los dos de cerca, se sintió raro ante su cara escalofriante.

Finalmente, sus labios se separaron cuidadosamente. La voz que se escapó a través de ellos era tan pequeña y débil que Dehart tuvo que inclinar la cabeza para escucharla.

Cuando sus labios se cerraron, se abrió un abismo. Dehart la mantuvo desesperado, su rostro era una imagen de desesperación...

Sebelia en sus brazos se convirtió en una pluma azul y desapareció sin dejar rastro.

"¡Qué demonios...!"

Los caballeros, incluido Eli, se dispersaron inmediatamente en todas las direcciones, pero fue en vano. Todo lo que podían ver eran plumas azules esparcidas como nieve por las calles.

‘Imposible. ¿Fue todo hechicería?’

Eli se mordió el labio con fuerza, dándose cuenta ahora de que había cometido un error como caballero de Inverness. Si era un hechicero, también existía la posibilidad de que los estuvieran engañando fingiendo ser la duquesa fallecida.

‘¡Esto podría ser una estratagema para romper el espíritu del duque!’

Era ampliamente conocido que el jefe de la Casa de Inverness, una de las familias más poderosas del Norte, se había vuelto emocionalmente vulnerable después de la muerte de su esposa. No sabía si algún vil miserable estaba explotando ese hecho para desestabilizar todo Inverness.

"Bastardos asquerosos".

Maldiciendo en voz baja, Eli se arrodilló al lado de Dehart. Dehart permaneció de rodillas en el suelo, su cuerpo congelado en la misma postura que cuando la sostenía.

"...Mi Señor".

"Por favor, dé la orden. Haré que aquellos que se atrevan a hacer esto sean arrodillados por perdón ante usted".

Los pesados ojos dorados hundidos miraron a Eli. Su mirada parpadeaba sobre la figura de Eli como si estuviera bañado en oro empañado. Hizo que el caballero se sintiera incómodo de repente.

La voz de Dehart era escalofriantemente baja cuando dijo: "Ella dijo que ya estaba muerta".

"¿...Qué?"

"Lo que vi, lo que esperaba... era un pasado irreconciliable. Sebelia Inverness nunca puede volver a mí con vida".

Ja, jajaja. Dehart enterró su cara en sus manos, soltando una risa desquiciada.

De hecho, el loco nunca pudo llegar a la respuesta que deseaba.

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