Estoy Destinado A Morir – Novela Capítulo 12
Capítulo de novela - 82 párrafos
[Traductor: P꒪˙꒳˙꒪]
Estoy Destinado A Morir
Pasó una semana. Por suerte, nadie lo había seguido de forma sospechosa ni se había topado con el Apóstol por accidente. Ya había vuelto a mi rutina habitual desde que supe que Simeon era Heo-sang. No podía pedir más que días tranquilos haciendo trabajos por encargo.
[¿Hace entregas?]Como de costumbre, el pedido llegó por el chat abierto.
[Sí, siempre y cuando el contenido no sea peligroso].
[Es un ramo común y corriente].
[Entonces sería más barato usar una empresa de entrega de flores].
[No quiero que sepan quién soy. ¿No puede hacerlo usted?]
En ese momento no lo sabía, pero esto sería el comienzo de una mala relación.
[Está bien. Dígame a dónde quiere que lo entregue].
Para ser honesto, me pareció sospechoso. No había razón para que alguien me pagara varias veces más que a un proveedor promedio por entregar un simple ramo de flores, así que fui con los ojos bien abiertos al almacén donde el cliente había dejado el paquete. Ante la menor señal de sospecha, saldría corriendo.
El trayecto en metro fue normal. Incluso los ramos en el guardarropa no tenían nada de especial. Aun faltaba para que llegara el verano, pero dentro de aquel contenedor de acero cuadrado había hortensias azules en plena floración.
Al sacarlo con cuidado, noté una nota pegada al ramo.
['Amado mío']
La caligrafía cuidada y el dulce aroma a perfume en la nota me dieron una mala espina.
“¿No será… una aventura amorosa?”
De pronto entendí por qué había preferido encargármelo a mí en vez de a un florista. Los clientes que gastan mucho dinero y quieren enviar regalos de forma anónima, por lo general, están teniendo una aventura. Ya llevo mucho tiempo haciendo recados.
[Revisé su pedido, estaré allí en 30 minutos].
Le envié un mensaje al cliente, subí al auto y metí la dirección en el GPS. Quería que entregara las flores en un edificio comercial en Songdo. Ojalá no me haya metido en un lío amoroso para nada… Aceleré con preocupación, como siempre.
Después de unos treinta minutos conduciendo, empezaron a aparecer rascacielos a lo lejos.
“¿Será ahí…?”
Ding-ding.El auto pitó, anunciando que había llegado a destino. Seguía con dudas, así que estacioné frente a un centro comercial y bajé un poco la ventana. Pude ver un edificio de diez pisos detrás de los oficinistas que salían a almorzar.
El cliente me había pedido entregar el ramo en la planta baja de ese edificio.
“¿Huh…?”
Pero todo el primer piso era una floristería. Verifiqué los mensajes para asegurarme de no estar equivocado, pero la ubicación era correcta. ¿Le estoy llevando flores a un florista? Bueno, no hay ninguna ley que diga que no puedes regalarle un pastel a un pastelero, pero igual era raro.
Guardé el teléfono en el bolsillo y recogí con cuidado el ramo de hortensias del asiento del copiloto como si fuera un bebé. Cerré la puerta del auto y bajé, esperando a que el semáforo cambiara. Había bastantes clientes entrando y saliendo. Al parecer, sí daba sospechas.
Apenas crucé el paso peatonal y entré a la tienda, saludé a la empleada que cuidaba las macetas.
“Hola, tengo una entrega de flores para usted.”
“¿Flores…?”
La chica abrió los ojos sorprendida.
Parecía tener unos veinte años, con el cabello largo y suelto recogido en un moño, y un vestido de gasa rosa pálido que se movía como pétalos. Parecía una florista sacada de un drama romántico.
“¿Podría decirme quién las envía?”
“Lo siento, no puedo decirle eso.”
Por lo visto, el ramo no era para ella, sino para la jefa, que no estaba, así que no podía recibirlo.
“¿Es para la jefa…?”
Murmuró para sí, frunciendo el ceño con expresión confundida.
“Perdón, ¿podría esperar adentro un momento? La jefa tiene que recibir el regalo en persona, si no, nos meteríamos en problemas…”
Siempre me iba tan pronto como terminaba, para evitar que me molestaran más de la cuenta. Tenía pensado hacer lo mismo esta vez, pero no quería causarle más problemas a la nerviosa empleada.
“Claro, claro.”
“¡Gracias!”
La chica dejó el trapo con el que limpiaba las plantas y me guió hacia la parte trasera de la tienda. No sabía si era un área de descanso o un espacio para recibir clientes con cita, pero era bastante acogedor.
Cuando me detuve a una distancia prudente de la puerta, ella me hizo un gesto para que me sentara en el sofá.
“Póngase cómodo y espere.”
Ella sonrió suavemente, y no pude resistirme, así que tomé asiento en el sofá. Mientras colocaba el ramo sobre la mesa, una dulce fragancia se esparció por el aire. No era un aroma floral, sino algo extrañamente artificial, como el perfume que usaba ella.
¿Dónde había olido esto antes? Mientras lo pensaba, me sirvió una taza de té caliente.
''Por favor, tómelo mientras espera. Llamaré al jefe en cuanto pueda.''
''Gracias.''
De alguna manera, terminé siendo agasajado con té.
Después de que la chica cerró la puerta silenciosamente y se fue, me quedé solo en la sala de descanso y tomé la taza entre las manos. Revolví el té caliente y le di un sorbo. Tenía un sabor peculiar, ni verde ni negro. Debía ser de esas hojas de té modernas. Hice una mueca al sentir el amargor en la raíz de la lengua y tomé mi teléfono. Tenía que informar al cliente de cómo iba todo.
[Ya entregué las flores, pero estoy seguro de que la persona que las reciba querrá saber quién las envió. ¿Está bien eso?]
Estaba a punto de enviar el mensaje y servirme otra taza de té cuando, de pronto, sonó un teléfono en la habitación. Dejé la taza y me acerqué a la fuente del sonido. Junto al dispensador de agua, había un teléfono que no era el mío. Parecía que la chica lo había olvidado al salir.
Espera un momento. ¿No dijo que iba a llamar al jefe? Si dejó su teléfono aquí, ¿cómo planea contactarlo? Toqué la pantalla, por si acaso, y apareció el mensaje más reciente.
[Ya entregué las flores, pero estoy seguro de que la persona que las reciba querrá saber quién las envió. ¿Está bien eso?]
Era el mensaje que yo acababa de escribir al cliente.
¿Qué demonios? ¿Por qué un mensaje de un cliente aparecería en el teléfono de la empleada? ¿Significa eso que ella es la clienta? Supongamos que compró un ramo de flores para sí misma, ¿por qué fingir no saber nada? Fue entonces cuando mis sospechas se dispararon.
De repente, un fuerte mareo me golpeó y mi visión comenzó a girar. Perdí el equilibrio, giré sobre mí mismo y tropecé con el sofá. Me sujeté de la mesa para intentar levantarme, pero todo mi cuerpo estaba débil. El estómago me daba vueltas, y todo parecía distorsionado.
De pronto recordé el té que me sirvió. Una trampa. Debió haber estado drogado, porque tenía un sabor extrañamente amargo. Al diablo todo, tengo que salir de aquí como sea. Me arrastré hacia la puerta, apenas pudiendo mover un brazo, y giré la perilla.
''Oh, vaya.''
La chica que abrió la puerta se cubrió la boca, sorprendida al verme en el suelo. Pero pronto me di cuenta de que era puro teatro. Las comisuras de su boca, visibles entre sus dedos, se curvaban en una sonrisa alargada.
''Quédate ahí un rato. El jefe llegará pronto.''
''¿Por qué... harías esto...?''
''¿De verdad no lo sabes?''
Sentí una sensación extraña cuando la sujeté del tobillo. No se parecía en nada al tacto de una pierna humana. Era fría y dura, como si tocara un pilar de hierro.
De pronto recordé algo de hace unos días. Hunter, con su vestido negro con volantes, golpeando a Salamander con su pierna ortopédica plateada. Llevaba una máscara, pero la recordaba con claridad. Por eso no pude evitar que se me erizara la piel.
Era aterradoramente idéntica a quien tenía frente a mí ahora.
''¿Apos...tól...?''
Murmuré con voz temblorosa, y ella sonrió suavemente.
''Será mejor que guardes silencio, mi jefe estaba muy ansioso por conocerte.''
El jefe… el único a quien ella llama con ese título.
''Oh, ya llegó. Hice lo que me pidió.''
Mientras retrocedía, sacudiéndose de mi agarre, escuché un golpe en la puerta. Pasos se acercaban, lentos y tranquilos, como los que escuché aquella vez en el callejón oscuro. En cuanto vi una sombra alargada proyectarse en el suelo, un escalofrío recorrió mi espalda. No sabía si era por el miedo de lo que estaba por pasar o por la emoción de verlo después de tanto tiempo.
Un momento después, se arrodilló frente a mí y permaneció así durante un largo y silencioso instante antes de alzar de repente la mano y sujetarme del mentón. La fuerza con la que levantó mi rostro del suelo era inquietante.
Chasqueó la lengua y me susurró al oído mientras yo luchaba por controlar mi cuerpo drogado.
''¿Por qué estás tan nervioso?''
Una voz baja y grave me sacó de mi aturdimiento.
''Eres tú...''
''¿Tienes miedo? ¿Temes que te haga algo malo?''
Cuando por fin mis ojos lograron enfocar, vi un paisaje invernal. Piel tan pálida como el cielo al amanecer, cabello negro como la calma, y ojos negros como la noche. La línea que recorría desde su frente hasta la punta de su barbilla seguía siendo afilada y hermosa. Tan solo cruzar la mirada con él hizo que me recorriera un escalofrío, como si estuviera enterrado en escarcha.
Solo una persona podía hacerme sentir así.
''No sabes cuánto me costó encontrarte, señor Shin Ha-jae.''
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- Capitulo 9: Estoy Destinado A Morir – Novela Capítulo 9
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- Capitulo 7: Estoy Destinado A Morir – Novela Capítulo 7
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