Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 46:Han Geon-joo (1)

Dicen que no hay cura para una persona loca.

Me preguntaba hasta qué punto alguien tenía que estar retorcido para que se dijera algo así, pero al ver a Sa-yoon, lo entendí. Era realmente un lunático sin remedio.

¿Tiene sentido que tenga esa expresión después de lanzar a alguien por un acantilado?

La sonrisa indiferente y los dedos moviéndose de un lado a otro se veían tan despreciables que era un talento en sí mismo.

¿Qué demonios estaba pasando por su cabeza?

Era imposible predecir su próximo movimiento. Con la diferencia de conocimientos y poder que poseíamos, era difícil negar que había estado constantemente a merced de él desde que conocí a Sa-yoon.

Este incidente no fue la excepción.

Ya era lo suficientemente absurdo haber sido arrastrado repentinamente a una puerta de grado C sin considerar mi opinión, pero después de decir que descansaríamos antes de ir a la siguiente puerta, colocó mi yo dormido frente a una puerta de grado S. Aunque me di cuenta de que era mi culpa por creer ciegamente en sus palabras, no podía evitar sentirme agraviado.

¿Quién habría pensado que alguien me arrastraría a una puerta de grado S de esta manera?

Además, ¿Quién habría imaginado que terminaría siendo arrojado por un acantilado mientras iba en un auto después de entrar en esa puerta?

Dicen que los leones crían a sus cachorros lanzándolos por acantilados, pero eso es cosa de los leones, y yo era un humano. Sin embargo, en la mente de Sa-yoon, parecía que, ya fuera un león o un humano, mientras fueran fuertes, todo era lo mismo.

Juzgando por la forma en que me agarró del cuello y me lanzó inmediatamente sin un momento de duda en cuanto la situación estuvo lista, parecía que había estado esperando este momento.

De hecho, los leones son conocidos por sus fuertes instintos maternales, y en realidad no lanzan a sus cachorros por acantilados, pero Sa-yoon era peor que una bestia.

No es de extrañar que circulen tales rumores.

Entre los rumores infundados sobre el líder de Bam-jwi que se esparcían por el mundo, el más famoso era que estaba mentalmente desequilibrado.

Considerando cuán conocidos se habían vuelto como organización terrorista, pensé que podía ser posible, pero en secreto me preocupaba por qué se propagarían tales rumores sin fundamento si no fueran ciertos.

Sin embargo, el Sa-yoon que conocí no era menos, sino más de lo que decían los rumores.

Era un hombre que incluso tomaría que lo llamaran lunático como un cumplido y se reiría.

Ese maldito loco.

Incluso mientras maldecía a Sa-yoon con los ojos y la boca, incapaz de contener mi resentimiento, mi cuerpo caía rápidamente. A este ritmo, sería una caída fatal.

Finalmente había encontrado el camino de un cazador en mi vida mundana y tediosa, y no podía morir de manera tan miserable.

Debo intentar algo, pensé mientras me aferraba al acantilado, pero era insuficiente. Por más que intentara sujetarme y sostenerme, mi cuerpo, que había tomado impulso, era arrastrado sin remedio hacia abajo. Mis uñas, que había clavado en la pared en un intento desesperado por agarrarme, se desgarraron humillantemente.

Mis yemas enrojecidas ardían como fuego.

Cuando lograba aferrarme a una roca saliente con mis manos sangrantes, mi caída se detenía brevemente por un instante, pero no duraba ni unos segundos antes de que la roca se desmoronara y cayera conmigo.

No importaba cuántas veces extendiera la mano, era lo mismo. Era una serie de esfuerzos fútiles.

—¡Mierda, realmente... !

Finalmente, Geon-joo, que había estado extendiendo la mano hacia arriba mientras maldecía, cambió su mirada.

Si subir no funcionaba, tenía que encontrar una manera de bajar.

Inicialmente se había sentido desalentado, pensando que era una caída vertical, pero inesperadamente, pudo ver algo de vegetación en la distancia. Parecía que el dicho El mundo puede ser cruel, pero no hay una ley que diga que debes morir se originaba en situaciones como esta.

Su mente trabajaba a toda velocidad.

En lugar de aferrarse al acantilado, lo cual era inútil, saltar hacia la vegetación al menos aumentaría sus posibilidades de supervivencia. Después de un breve momento de duda, alternando su mirada entre la cima y la base del acantilado, Geon-joo tomó una decisión y levantó el pie.

Para reducir el impacto de la caída, tenía que aterrizar en un lugar con la vegetación más densa posible.

Una vez tomada la decisión, sus acciones fueron rápidas. Apretando los dientes, Geon-joo pateó el acantilado.

Mientras resistía con todas sus fuerzas la atracción que lo empujaba hacia abajo y rebotaba su cuerpo, la trayectoria de su caída vertical cambió.

El verde llenó su visión.

Al confirmar que se acercaba cada vez más, Geon-joo cerró los ojos con fuerza.

—¡Kwa-deu-deuk!

Las ramas, incapaces de soportar el impacto de la caída de Geon-joo, se rompieron bruscamente con sonidos sordos. En el proceso, fragmentos de los árboles y ramas rotas rasguñaron su piel, y Geon-joo, conteniendo un gemido, cubrió su rostro con ambos brazos. Quería evitar que le lastimaran los ojos al menos.

Cada vez que su carne era perforada con un sonido sordo, una maldición dirigida a Sa-yoon se acumulaba en su mente.

Las palabras que Sa-yoon había pronunciado burlonamente antes de la caída resonaron en sus oídos, haciendo que su sangre hirviera.

¿Regresar con vida y darle un puñetazo en la cara al menos una vez?

Como si siquiera pudiera sobrevivir.

Cuando dijo que me convertiría en un grado S, ¿Se refería a mi alma en lugar de a mi cuerpo?

Sus pestañas temblaron con incredulidad y una sensación de traición. Parecía que, de ahora en adelante, si el mundo era cruel, tendría que maldecir a Sa-yoon en lugar de al mundo.

¿Cómo terminé involucrado con ese maldito loco?

De alguna manera, tuve un presentimiento terriblemente malo desde nuestro primer encuentro.

Desde el momento en que vi a Sa-yoon por primera vez en el Centro de Registro de Despertados, no en la villa de tortura.

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Cuando observas a las personas y evalúas varios aspectos de ellas durante 22 años, incluso si es la primera vez que conoces a alguien, desarrollas la habilidad de percibir ciertas cualidades que poseen hasta cierto punto. En pocas palabras, era como una intuición altamente desarrollada.

Esa intuición, que opera con mayor agudeza cuando te enfrentas a alguien por primera vez, te permite adivinar si la otra persona es peligrosa, tonta o egoísta con solo un vistazo.

Cuando Geon-joo conoció a Sa-yoon por primera vez, lo que sintió fue un mal presentimiento.

Las palabras de los cazadores veteranos, diciendo que los recién despertados debían vivir en el centro durante al menos un mes después de despertar, no eran una exageración. Los cazadores novatos tenían muchas cosas que hacer, desde obtener una licencia de cazador hasta pruebas, informes de estadísticas y evaluaciones de grado, por lo que tenían que visitar el centro con frecuencia, quisieran o no.

Ese día, había visitado el centro para informar la finalización de su primera incursión en una mazmorra de nivel principiante y recibir una nueva evaluación de grado.

Había visitado el centro varias veces antes, así que ahora le resultaba algo familiar, pero por alguna razón, ese día se sentía inusualmente extraño.

La entrada estaba más caótica de lo habitual y la atmósfera entre la gente dentro del centro era desordenada. Pronto, Geon-joo entendería la razón.

Dos individuos de aspecto sospechoso estaban parados en la entrada del centro.

Uno de ellos vestía un traje impecable, pero su gran físico y su rostro rudo llamaban la atención, mientras que el otro vestía una sudadera con capucha y jeans sencillos, pero tenía un aura peculiar que atraía miradas.

¿No es eso lo que la gente suele llamar aura de celebridad?

Gafas de sol, una máscara negra e incluso un sombrero.

Incluso con su rostro completamente cubierto, una energía sutil e indescriptible emanaba de él. Tal vez por eso, la mayoría de las personas en la entrada estaban ansiosas al mirar al hombre de traje negro y luego mostraban curiosidad al mirar al hombre a su lado, pero Geon-joo no podía unirse a esa procesión.

Era porque podía sentir una energía escalofriante detrás de las gafas de sol que cubrían los ojos del hombre.

Parecía un hombre con el que no se debía jugar.

Se podía discernir de inmediato sin necesidad de mirarlo dos o tres veces. La intuición que había desarrollado al observar a las personas durante 22 años le advertía ferozmente.

Quienquiera que fuera, involucrarse con esa persona sería peligroso.

No era como si nunca hubiera encontrado a alguien con un aura ominosa o incómoda antes, pero era la primera vez que conocía a alguien tan escalofriante.

Por eso, el deseo de no involucrarse con él era aún más fuerte. Las personas verdaderamente peligrosas no se veían comúnmente en la vida cotidiana.

Si dijera que no sentía curiosidad por el rostro descubierto de la persona que emanaba una vibra de celebridad incluso con todo cubierto, sería una mentira, pero sabía que la curiosidad innecesaria podía ser venenosa.

Esa fue la razón por la que giró la cabeza rápidamente incluso después de confirmar que el hombre parecía estar buscando algo, mirando por aquí y por allá.

Así que intentó simplemente pasar como si no hubiera visto nada, pero…

—¡Kyaaaak!

De repente, un grito tan agudo como el de una película de terror resonó, y la gente comenzó a murmurar. Cuando miró en la dirección del sonido, vio al hombre de antes tambaleándose y sangrando. Para ser precisos, la sangre brotaba desde dentro de su máscara.

Su cuerpo se congeló por un momento ante la inquietante visión. Por un instante fugaz, pensó que había cruzado miradas con el hombre que atendía a la persona colapsada, llamándolo —Hyung, hyung—, pero lo descartó como su imaginación cuando el hombre se encargó del otro y dejó el centro.

Hasta entonces, había pensado que el incidente en el centro sería un asunto menor.

Si tan solo el hombre del sombrero negro no lo hubiera seguido cuando regresó a su estudio después de hacer sus trámites.

Era la primera vez en sus 22 años de vida que experimentaba acoso.

Al principio, pensó que tal vez lo había malinterpretado debido a su propia sensibilidad, pero al ver que la persona lo seguía continuamente desde calles bulliciosas hasta callejones solitarios, se convenció. Independientemente de la identidad del hombre que lo seguía, esto definitivamente era acoso.

Aunque tenía un mal presentimiento, sintió un leve alivio al confirmar que el sol aún no se había puesto. Por turbulento que fuera el mundo, ningún incidente terrible ocurriría a plena luz del día.

Se daría cuenta de lo ingenuo que era ese pensamiento cuando entró en un callejón apartado cerca de su casa, donde no había nadie alrededor.

Traducido por: Valiz

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