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Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 52:Han Geon-joo (7)

Capítulo de novela - 97 párrafos

Apenas abría la boca, era una estafa. Apenas daba un paso, era un secuestro.

Hablando sinceramente, cuando abrió los ojos frente a la puerta del portal y Sa-yoon bajó del coche para decirle que entrarían a un portal de rango S, incluso la peor de las opiniones sobre él habría terminado en:

—¿No está completamente loco?

Sin embargo, sin soltarlo, encendió el motor y aceleró hacia la entrada del portal. Incluso cuando el portal oscilante parecía a punto de tragárselos, la indiferencia en su rostro demostraba que cosas como esa le sucedían todo el tiempo.

Horrorizado por esa locura, le gritó si estaba loco, pero su alarido, más parecido a un grito, no logró reducir la velocidad del coche; al contrario, pareció estimular aún más a Sa-yoon.

Sa-yoon, tras escuchar los gritos, silbó y tocó el claxon repetidamente.

El sonido de la bocina, resonando en todas direcciones a través de la madrugada, fue el más impresionante que Geon-joo había escuchado desde que nació.

Debido a eso, la opinión que pudo haberse detenido en ¿No está completamente loco? descendió sin fin hasta ¿Cómo diablos sobrevive este loco en la sociedad?

No solo estaba loco, sino que resultaba increíble que pudiera vivir en sociedad. No lo decía por decir; de verdad le preocupaba que alguien así anduviera libremente. Con solo tres como Sa-yoon, un país entero podría caer en ruinas.

¿De verdad era el líder de la mayor organización criminal del mundo?

Gracias a Sa-yoon, aprendió que una organización criminal de nivel mundial no podía mantenerse solo con locura.

El comportamiento de Sa-yoon era ya increíble, pero nadie podía imaginar que eso era solo un aperitivo de lo que estaba por venir.

Cada vez que pensaba No puede haber nada peor que esto, Sa-yoon hacía algo aún más alocado que dejaba su boca abierta de asombro.

Ignoraba las explicaciones cruciales del portal, lo llevaba como si fuera un llavero mientras combatía contra monstruos de rango S y, si eso no bastaba, se enfrascaba en peleas con cuchillos.

Sucedían cosas inimaginables ante sus ojos una y otra vez, pero lo más sorprendente era lo acostumbrado que Sa-yoon parecía estar a todo ello.

Lo hacía tan naturalmente como comer o ir al baño, y mientras lo hacía, torcía los labios con una emoción inquietante.

Se emocionaba, aunque era él quien hacía todas las locuras posibles. A estas alturas, Geon-joo debería sentirse agradecido de que Sa-yoon no mostrara una erección durante la batalla.

Era como si el portal de rango S fuera una llave para desatarlo.

Descontrolado como un pez en el agua, Sa-yoon estaba fuera de control.

Pero si alguien preguntaba si había entrenado bien a Geon-joo, la respuesta sería un rotundo no. Desde siempre, Sa-yoon había demostrado ser pésimo enseñando.

Mostraba maniobras imposibles de seguir, le arrojaba algo y le decía que lo intentara, y si fallaba, lo miraba como si fuera un idiota.

Los ojos de Sa-yoon le reprochaban por no lograrlo, como si debiera enseñarle más bien en lugar de ser un cazador.

Si hubiera sido profesor, al menos podrían haberle insultado a escondidas.

Como cazador, era difícil siquiera murmurar tras sus espaldas, pues ser atrapado significaría desaparecer sin dejar rastro.

No pensó que aprendería la importancia de una buena elección profesional de esa manera.

El problema era que Sa-yoon no le enseñaba lo que realmente necesitaba saber.

Le daba lecciones en momentos irrelevantes, pero durante el combate, era inútil.

Un hombre no debería contradecirse tanto, pero Sa-yoon decía tres cosas diferentes con una sola boca. Geon-joo estuvo a punto de morir varias veces porque no sabía cuál de sus palabras tomar en serio.

Si iba a cambiar tanto de opinión, mejor que le cambiaran el nombre a Sa-yoon el Contradictorio.

Si quería enseñar algo, al menos debería explicar correctamente, pero solo se limitaba a golpearle el pecho cada vez que cometía un error.

Hablaba sin parar, pero no servía de nada.

A estas alturas, Geon-joo sentía que sus habilidades no habían mejorado gracias a los consejos de Sa-yoon, sino porque su instinto de supervivencia había aflorado desesperadamente.

Y pensar que eso era lo más ligero que Sa-yoon podía hacer.

Llevarlo a un portal de rango S sin previo aviso y arrojarlo ante un monstruo parecía lo más suave.

Cuando pensaba que no podía sorprenderse más, Sa-yoon siempre lograba sobrepasar los límites.

A cualquiera le resultaría preferible escuchar sus interminables sermones durante una batalla que ser arrojado a un abismo oscuro sin fin.

Rodar por el suelo embarrado es mejor que morir, después de todo.

Que dijera que lo protegería era una auténtica burla.

Realmente no debió haberse involucrado con él.

•• ━━━━━ ••●•• ━━━━━ ••

Maldita sea.

Geon-joo maldijo mientras sentía el viento arañarle la piel.

El precipicio parecía no tener fin; a pesar de lo mucho que había recordado, aún estaba cayendo.

Lo único bueno era que, al chocar repetidamente contra gruesas ramas de árboles, la velocidad de su caída había disminuido. Lástima que, en el proceso, se rompió las costillas.

El golpe de las ramas desvió su trayectoria y le dislocó los huesos. Respirar le resultaba doloroso, como si sus órganos internos se aplastaran. Estaba seguro de que si seguía chocando, moriría antes de llegar al suelo.

Entonces, un sonido extraño llegó a sus oídos.

Un sonido que no había escuchado en absoluto desde lo alto del precipicio.

Incluso cuando pateó la roca para impulsarse hacia el matorral, no escuchó nada, pero ahora el ruido se hacía más claro, haciendo que los ojos de Geon-joo se abrieran con asombro.

El sonido que apenas se oía se fue volviendo más claro. A lo lejos, se escuchaba el estruendo del agua.

¿Había un río o un arroyo?

Lo que fuera estaba bien. Si había agua, las probabilidades de sobrevivir aumentaban considerablemente, así que giró la cabeza. En su campo de visión, teñido de sangre, apareció un verdadero arroyo.

Aunque no era exactamente júbilo, una emoción más fuerte que la simple alegría se reflejó en sus ojos. Sus pupilas negras destellaron.

Sí, después de sufrir todo este calvario, sería un desperdicio morir.

Morir, sí, pero no sin antes darle una bofetada a Sa-yoon.

Recordando al hombre que lo había incitado con una sonrisa burlona a subir y golpearlo, Geon-joo contuvo la respiración. Su cuerpo, que acababa de atravesar la densa maleza, cayó en dirección al arroyo.

El cambio de trayectoria, provocado por los impactos con los árboles, resultó ser una bendición.

¡Splaaash!

El agua lo engulló y su cuerpo se hundió por completo. La sensación era diferente a la de la caída libre; aunque todavía dolía, era mucho mejor que ser golpeado y arañado. Golpeando el fondo del arroyo, Geon-joo reunió fuerzas y empujó con los pies para salir a la superficie.

Tosiendo violentamente, inhaló aire con desesperación, solo para ser recibido por un dolor punzante. Todo su cuerpo gritaba de agonía. No había un solo lugar que no le doliera.

Por fortuna, no estaba lejos de una roca plana. Obligó a sus brazos a moverse mientras nadaba, arrastrando su cuerpo que se hundía de vez en cuando. No pudo evitar tragar un poco de agua en el proceso.

Finalmente alcanzó la roca y, calmando a duras penas su cuerpo que se retorcía de dolor, subió como pudo.

—¡Cof, cof!

Sacudido por espasmos, vomitó el agua que había entrado por la boca, la nariz y los oídos. El líquido claro goteaba de sus labios. Su cuerpo empapado chorreaba agua por todas partes.

Parpadeando repetidamente para calmar la irritación en sus ojos, buscó la poción que Sa-yoon le había dado.

Palpando con manos temblorosas, encontró el pequeño frasco que el loco le había entregado. Lo sacó y observó sus heridas. Sabía que aplicar la poción directamente sobre las lesiones sería lo más efectivo, pero estaba en una situación donde encontrar una parte intacta de su cuerpo sería más rápido.

Sin vacilar, destapó el frasco y lo llevó a sus labios. Aunque beberla solo ofrecía la mitad del efecto, en este estado, dejar que el remedio recorriera todo su cuerpo era la opción más eficiente.

Tan pronto como la poción le recorrió la garganta, el agotamiento se apoderó de él. Apenas podía mover un dedo.

Quedó tendido de espaldas sobre la roca, mirando al cielo gris. De repente, el rostro de un hombre apareció en su mente, y Geon-joo frunció el ceño antes de arrojar el frasco vacío.

Lo admitía.

Sa-yoon era mucho más lunático de lo que había imaginado, un completo maníaco impredecible. Y, para empeorar las cosas, era absurdamente fuerte. Pensar que podría descubrir sus secretos era tan ridículo como hacer comedia desnudo en un escenario.

Tal vez quedarse cerca de él le traería algo de provecho, pero esa ganancia no era tan tentadora como para compensar el riesgo. Si seguía así, moriría antes de revelar nada.

O pasaría el resto de su vida siendo manipulado de esa manera.

Eso sí que no lo iba a permitir.

—Dijo que esto duraría aproximadamente un mes...

Geon-joo apretó el puño mientras recordaba el tiempo estimado para completar el portal. Su cuerpo empezaba a recuperarse gracias a la poción, y aunque su efectividad había sido reducida, la calidad era indiscutible. Valía cada moneda.

Una vez recuperado por completo, tendría que volver a subir por el acantilado.

Aunque quería esconderse en un rincón del portal hasta que Sa-yoon lo despejara, tenía en sus manos una poción de alta calidad y un cazador de rango S, loco y todo, pero habilidoso. Si ya estaba aquí, pensaba aprovecharlo.

Después de todo, un portal de rango S no era un lugar al que se pudiera entrar tan fácilmente.

Considerándolo bien, no existían mejores condiciones que estas. Así que, por ahora, seguiría el plan de Sa-yoon y alcanzaría el rango A en este lugar.

Después, lo dejaría sin mirar atrás.

¿Importaban los secretos?

¿Ambición? ¿Poder?

Era más probable que muriera antes de descubrir nada. Lamentaba no contar con el respaldo hasta despertar como rango S, pero llegar a rango A en un mes era más que suficiente. El rango S ya se vería después, si sobrevivía.

Su prioridad al salir de este portal sería escapar.

Ya veríamos si Sa-yoon podía soportarlo.

Aunque renunciara a sus secretos, el hecho de que Sa-yoon lo necesitara no cambiaría. Enloquecería cuando descubriera que su valiosa pieza se había desvanecido.

No era justo que solo él sufriera, se desesperara y se volviera loco día tras día.

Pensar en la expresión de Sa-yoon desfigurada por la desesperación era mucho más placentero que el deseo de desvelar sus secretos. Con esa idea en mente, Geon-joo apretó los dientes mientras sentía sus huesos reajustarse.

Solo tenía que soportarlo un poco más.

Y cuando terminara el dolor, regresaría a la cima del acantilado y le daría un golpe a Sa-yoon.

Después de todo, él mismo lo había pedido, así que no habría represalias, ¿Verdad?

Con una nueva meta y un deseo de venganza ardiendo en su pecho, Geon-joo se concentró en recuperarse. El sabor de la sangre permanecía en sus labios, pero, a pesar del dolor, una sonrisa se dibujó en su rostro.

Era extraño, pero desde que había entrado en el portal, se sentía más animado que nunca, aunque su cuerpo estuviera hecho trizas y el dolor le recorriera cada rincón.

Traducido por: Valiz

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