Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 54:Entrenamiento especial (1)

A ojos de Sa-yoon, Geon-joo era un tipo muy gracioso.

Como había visto que se acercaban monstruos de rango S, pensó que sería peligroso dejarlo arriba y por eso lo envió hacia abajo, pero que no pudiera aguantarse ni un momento y acabara provocando a un imugi para pelear... era el colmo.

¿Tendría acaso alguna habilidad para enredar su propio destino?

El imugi, que bufaba ferozmente, claramente no era un oponente que Geon-joo pudiera manejar. Era natural, ya que un B se estaba enfrentando a un S como si moviera la cola.

Por suerte eligió un imugi. Si el bicho hubiera ascendido y se hubiera convertido en un dragón acuático, estaríamos hablando de otra historia. Una especie dracónica es de las más fuertes entre los S, así que, si eso hubiera pasado, Geon-joo habría sido devorado antes de que pudiera ir a rescatarlo.

Entonces, él habría tenido que abrirle el vientre al dragón, sacar al empapado Geon-joo marinado en ácido gástrico y bañarlo en pociones.

Sa-yoon frunció el ceño al imaginarse a Geon-joo todo cubierto de baba viscosa. Solo pensarlo era desagradable. Ya había experimentado lo que era que un dragón le vomitara ácido gástrico encima, y no era precisamente algo placentero.

—¿Debería llamarte temerario, o darte las gracias por tener gustos extremos?

Verlo empeñarse tanto en golpear al imugi y complicarse la vida dejaba ver que sus gustos eran parecidos, pero la diferencia en habilidades era enorme. Aún no era alguien con quien pudiera pelear codo a codo. Mientras chasqueaba la lengua, Sa-yoon vio que las orejas de Geon-joo se habían puesto rojas.

Parece que era consciente de lo ridículo que se veía colgando de una flecha.

No era común ver a Geon-joo con las orejas coloradas, así que se quedó observándolo con atención. Geon-joo, notando la mirada, desvió la vista y se sonrojó aún más antes de pedirle que dejara de mirarlo tanto y que lo ayudara. No es que Sa-yoon esperara que dijera eso, pero al oírlo, le agradó.

Para eso había entrado al campo.

Todo iba según su plan.

Entrar juntos al campo, enseñarle cómo pelear, salvarle la vida si estaba en peligro. Volverse más cercanos poco a poco.

Para cuando salieran del campo, era obvio que Geon-joo no podría vivir sin él.

Estaba tan convencido de eso cuando el imugi, olvidado por un momento, interrumpió su imaginación.

—¡Kieeek!

El imugi, que había estado siendo ignorado, soltó un grito para anunciar su presencia.

Al reconocer a Sa-yoon, enseñó sus colmillos afilados y se lanzó sobre él. Vaya por Dios. Sa-yoon soltó un suspiro inconsciente mientras fijaba su mirada en la bestia que se le venía encima.

Hasta hace poco había estado jugando con dragones de rango S. Todavía debía tener en su cuerpo el olor de esos monstruos de alto nivel. Que el imugi se le lanzara así, con los ojos en blanco, significaba dos cosas.

La primera, que el bicho tenía tanta hambre que ya no distinguía ni el nivel de su presa.

La segunda, que estaba tan furioso que había perdido toda capacidad de razonar.

Sa-yoon le echó un vistazo a Geon-joo y luego volvió a mirar al imugi.

Parecía más lo segundo.

Como solo había estado gritando, pensó que Geon-joo se había limitado a recibir golpes, pero al parecer sí había logrado fastidiar un poco al monstruo.

Y claro, si uno está en su territorio gritando como loco y luego se le sube al cuerpo molestando, lo lógico es que se enfade. Y justo cuando por fin atrapa a su presa, aparece un desconocido y se la roba. ¿Quién no se enfadaría?

Ya con una sola de esas cosas bastaba para estresarse, pero que le pasaran dos seguidas... era natural que se volviera loco.

Creía que su empatía estaba desgastada, pero ver que podía entender el sentimiento de un monstruo le hizo pensar que aún le quedaba algo de humanidad.

Pero entender sus sentimientos y dejarlo hacer lo que quería eran cosas distintas. Sa-yoon esquivó al imugi torciendo el cuerpo y apoyó la mano sobre su piel resbalosa.

Chhhhrrrak.

—¡Kik, kii, kiiik!

El imugi se estremeció al darse cuenta de que su cuerpo empezaba a congelarse desde el centro. Cuando su mirada se cruzó con la de Sa-yoon, ya el hielo cubría el ochenta por ciento de su cuerpo.

Todavía le quedaba algo de maná. Era cien veces más fácil hacer eso que molestarse en blandir la espada. Sa-yoon, que había congelado al imugi del valle, le dio una patada y lo empujó con el pie.

El enorme cuerpo desapareció en el agua salpicando por todas partes. Tras devolver al imugi a su hábitat, Sa-yoon se giró y vio a Geon-joo aún colgado del árbol, con cara de que acababa de presenciar algo injusto.

¿Se sentía despojado?

Su expresión dejaba entrever sus emociones. No era un sentimiento que no pudiera entender, pero ¿Qué se le iba a hacer?

Un solo escalón de diferencia en los rangos ya era difícil de superar con la mirada, y entre ellos había dos.

Lo gracioso era que él, que normalmente iba a portales no conquistados, tuviera dificultades con un simple imugi recién ascendido a rango S. Sa-yoon encogió los hombros y caminó por el aire hasta pararse justo frente a Geon-joo, donde se agachó.

—Estás herido.

Le sujetó la barbilla y la giró de un lado a otro. Había heridas por todas partes. Como le había enviado una poción, no era algo que le hubiera pasado al caer. Era obra del imugi.

¿Lo descongelo... o no?

Mientras dudaba sobre si debía encargarse de nuevo del imugi que había herido propiedad ajena, Geon-joo giró bruscamente la cabeza. Su barbilla se deslizó con suavidad de la mano que lo sujetaba débilmente.

—Solo suélteme ya.

La voz apenas era audible.

Sa-yoon chasqueó la lengua, preguntándose por qué ni siquiera lo miraba cuando apenas había huido porque no pudo con un solo monstruo. Estuvo a punto de reprenderlo por su actitud arrogante, pero como había sido su culpa por dejarlo solo, decidió dejarlo pasar, aunque estuviera molesto.

—De todas formas, si no moriste, lo hiciste bastante bien.

Claro que, justo antes, estuvo a punto de morir.

No agregó ese pensamiento en voz alta. Tal vez era porque desde que obtuvo su ventana de estado y buscaba una forma de liberarse de ese maldito destino, ahora que tenía delante a alguien que podía cambiar su vida, se sentía más indulgente que nunca.

A pesar del elogio, Geon-joo no mostraba ninguna señal de alegría. Sa-yoon consideró explicarle lo difícil que era recibir una alabanza suya, pero al ver el ambiente, supo que de todos modos no lo escucharía como debía.

Cuando tomó el brazo de Geon-joo para pasarlo alrededor de su cuello y sacar su arco, el otro se removió en su abrazo.

—Solo sáquela, ya.

—Si la saco así, te vas a caer.

—Yo sabré cómo caer bien.

—No seas tonto. ¿Te gusta rodar por el suelo o qué?

Todavía tendría que rodar varias veces más, y no encontraba ninguna razón para malgastar energía innecesariamente. Rechazó la petición y estiró la mano hacia la flecha. Se escuchó un suspiro desde su pecho. Era la señal de que había renunciado a resistirse.

No era la primera vez, ¿Por qué le daba tanta vergüenza?

Siempre es más vergonzoso la primera vez. Una vez lo haces, lo demás ya no importa tanto. Tal vez su precioso chico era un poco más sensible que otros.

Sa-yoon, decidiendo respetar también ese aspecto suyo, fingió no oírlo y sacó la flecha con fuerza. El cuerpo de Geon-joo cayó bruscamente hacia abajo. Por suerte, Sa-yoon ya lo tenía en brazos y pudo atraparlo sin problema, sujetando su cintura mientras descendía al suelo.

Maldita sea.

Geon-joo, que había terminado descendiendo en brazos de Sa-yoon, necesitaba desesperadamente escapar de la vergüenza, así que abrió el sistema del portal y no pudo creer lo que veían sus ojos.

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Lista de condiciones para limpiar el portal 

Se limpiará el portal al cumplir todas las siguientes condiciones.

Sobrevivir 15 días 0/15

Asegurar una base 0/1

Capturar una base enemiga 0/1

Manejar oleadas de monstruos 0/3

Eliminar monstruos 120/1,000

Lograr una fuga perfecta 5/100

Eliminar monstruos de jefe 0/3

Descubrir una mazmorra 0/1

Conquistar una mazmorra 0/1

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Los contadores que estaban todos en cero habían cambiado un poco. Geon-joo, al ver la lista de monstruos eliminados con más del 10% completado, miró a Sa-yoon.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que cayó del acantilado, se hundió en el agua, se curó y luchó con el imugi? A lo mucho, tres horas. Que en ese corto tiempo hubiese eliminado a más de cien monstruos por sí solo era sorprendente.

Además, en ese portal no se veían muchos monstruos de clase A o inferior. La mayoría de los que se agolpaban contra Sa-yoon justo antes de su caída eran de clase S.

Bueno, si podía congelar a un imugi de un golpe, tampoco era tan sorprendente. Pero aun así, era algo asombroso. Dijo que se iría a jugar porque su cuerpo estaba entumecido, y si lo hacía tres veces más, exterminaría a todos los monstruos del portal.

—¿Por qué me miras tanto?

Como la mirada de Geon-joo no estaba fija en él sino en el vacío, Sa-yoon agitó una mano frente a sus ojos. Solo entonces sus pupilas negras se enfocaron completamente en Sa-yoon.

—Pensé que solo tenías unos rasguños, pero parece que también te golpeaste la cabeza.

Al ver que su mirada seguía vacía, preocupado, Sa-yoon buscó en su inventario. Deslizó el menú hacia abajo, tratando de encontrar algo útil para estados mentales alterados. Estaba decidiendo qué darle cuando Geon-joo finalmente habló.

—No me golpeé la cabeza ni nada. No estoy loco, ¿Por qué me trata como a un demente? Y usted está más loco aún…

Si otros miembros del gremio lo escucharan, se quedarían tan pálidos que parecerían sin órganos. Al ver su forma grosera de hablar y su expresión hosca, Sa-yoon sonrió satisfecho.

Si podía hablarle así de libremente incluso teniéndolo delante, entonces sí, era su precioso chico.

—¿Será por rodar tanto por el suelo? Estás todo cubierto de tierra.

Geon-joo miró su ropa al escuchar la observación. Estaba desgarrada por varios lados y manchada de barro y sangre. Sa-yoon, con una sonrisa amable digna de alguien que trabaja en atención al cliente, lo agarró por el cuello de la camisa.

—¿……?

Geon-joo abrió mucho los ojos al sentir que lo sujetaban del cuello.

Justo cuando estaba a punto de hablar, al sentir una sensación de déjà vu, Sa-yoon lo alzó y lo lanzó al arroyo.

Se oyó un ruido refrescante seguido del chapoteo del agua.

—Entra, lava un poco la ropa, y también enfría la cabeza. Tanto consentirte, ya estás empezando a subírteme encima.

Sa-yoon sacudió las manos mientras observaba a Geon-joo sacar la cabeza del agua con urgencia.

Esa idea de que lo dejaría pasar por estar molesto se había disipado por completo de su mente.

Traducido por: Valiz

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