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Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 56:Entrenamiento especial (3)

Capítulo de novela - 98 párrafos

—Claro, entrenamiento especial. No querrás morir, ¿Cierto?

—¿No dijo que me mantendría con vida en cualquier momento?

—Eso también depende de que tu habilidad lo respalde al menos un poco. Con el nivel que tienes ahora, ni soñarlo. Aunque si piensas quedarte en mis brazos mientras te llevo de un lado a otro, entonces no hay problema.

¿Eso no te gusta, verdad?

Quería preguntar con una intención genuina, pero la burla, ya arraigada en mí, se escapó como una costumbre y se mezcló apenas. Como resultado, la pregunta se volvió una provocación y llegó a Geon-joo, quien, con una expresión como si acabara de recibir una bofetada de la nada, inhaló profundamente.

—¿Quién anda por ahí en brazos?

—Tú. Ya has ido cargado muchas veces.

—¿Y por culpa de quién terminé así?

—La verdad es que fue porque te faltaba habilidad.

Solo respondía porque él lo preguntaba, pero Geon-joo se enojó aún más. Si tanto le faltaba capacidad, que me hubiera llevado a una puerta de clase B en vez de dejarme en una de clase S, decía sin parar con una queja tras otra, y Sa-yoon se rascó el oído. Era un escándalo si lo ignoraban, si le preguntaban, si le respondían.

Qué sensible.

¿Será que todos los chicos a esta edad son así?

Apenas habían pasado unos años, pero no recordaba bien cómo era él a los veintidós. Solo quedaban en su mente los eventos más grandes, como qué destruyó y qué desmanteló, pero no qué pensamientos o emociones lo acompañaban.

Cada vez que había una ejecución forzada, retrocedía veinticuatro horas, así que, bien pensado, aquello no parecía un recuerdo de hace cuatro años, sino más bien de hace cinco.

Al parecer, fue algo fresco en su momento. Lo que sí era seguro es que no se quejaba tanto como Geon-joo.

Después de intercambiar algunas veces argumentos como "tú eres raro" y "yo tengo razón", Geon-joo suspiró como si estuviera cansado y se agarró la frente.

—Entonces, ¿En qué consiste el entrenamiento especial?

—Vaya, ¿Te duele la cabeza o qué? El que enseña soy yo, ¿Por qué te duele a ti?

—Todavía ni he dicho que vaya a aprender.

—¿Te parece que tienes opción?

—…por eso estoy preguntando qué es el entrenamiento especial.

—No es gran cosa, solo vamos a andar juntos y golpear algunos monstruos. De paso, limpiaré un poco la zona.

A simple oído no sonaba como algo digno de llamarse "entrenamiento especial", pero ese "de paso" escondía muchas cosas. Primero, debía enseñarle cómo enfrentarse a monstruos en grupo, también darle algunos consejos para pelear contra los voladores, y mostrarle las debilidades específicas de cada tipo de monstruo.

Como tenía buen instinto en combate, con enseñarle una cosa podría aprender diez, así que pensaba que enseñarle no sería tan complicado. Entonces Geon-joo soltó una risa sin ganas.

—Desde que entré aquí, solo me han tratado como inútil. ¿Cree que puedo ser de ayuda para reducir monstruos? Incluso el conteo de monstruos derrotados, la mayoría lo ha hecho usted. Lo único que hago es ser una carga.

Soltó una risa autocrítica.

¿La mayoría? ¿No fue todo menos uno?

Sa-yoon estuvo a punto de corregir el error en las palabras de Geon-joo, pero se contuvo al ver su risa. Si le hacía notar ese hecho justo cuando Geon-joo estaba lleno de resentimiento, su delicado y bonito niño frunciría el ceño y no le hablaría en al menos treinta minutos. Luego, frustrado por la situación, Sa-yoon acabaría lanzándolo, y Geon-joo, mojado y furioso, guardaría silencio por una hora más.

Nunca le había pasado, pero podía ver claramente esa escena como si ya hubiera ocurrido.

Bueno, para ser exactos, sí había vivido una vez que lanzó a Geon-joo al agua y él se enojó y dejó de hablar.

El motivo de haberlo traído al campo era mejorar sus habilidades, no lanzarlo cuando le apeteciera. Pero parecía que el objetivo principal se había convertido en ablandar el carácter malcriado de este guapo cabezón, así que Sa-yoon decidió contenerse.

Aunque fuera frustrante, debía tenerle un poco de paciencia. ¿Qué más se podía hacer?

Si Jong-sik lo escuchara, habría señalado que quién era realmente el "subordinado" aquí, y si esa situación tenía algún sentido. Pero lamentablemente, Jong-sik no estaba allí. Sa-yoon murmuró en silencio una frase que, si Geon-joo la escuchara, no solo se desmayaría agarrándose el cuello, sino que no despertaría en tres meses, y luego le dio una palmada en el hombro.

—Lo que pasa es que hay un límite a lo que puede hacer alguien de clase B, no es que te falte habilidad, bonito. ¿Lo sabes, no?

—Pero hace un rato dijo que me faltaba capacidad, que por eso tenía que entrenar, que si no, ni siquiera podría andar por mi cuenta.

—¿Y por qué te lo tomas tan en serio?

¿No podrías simplemente dejarlo pasar?

Si se sentía desanimado por la diferencia de nivel de la puerta, debería hablar más torpemente o pensar más lento, pero Geon-joo, en cambio, se volvió aún más agudo.

—Solo decía que en comparación con los monstruos que viven aquí. Entonces me hubiera llevado a una puerta A. ¿Por qué ponerme en un lugar tan difícil y encima regañarme? Si al menos hubiera entrado por mi voluntad, pero fui arrastrado. ¿No le remuerde la conciencia por empujarme así?

—¿Y por qué sacas eso ahora, cinco años después?

—No es que de verdad quisiera que lo buscara… ¡Olvídelo!

Antes muero que seguir con esto.

El tono alzado de Geon-joo se desinfló de golpe, como si le hubieran cortado la corriente, y con ello declaró el fin de la conversación. A ojos de Sa-yoon, esa imagen parecía la de alguien que, tras intentar razonar con un perro o un gato que no entiende palabras humanas, terminaba sumido en la autocompasión. Y aquello le dejó una sensación extraña.

Había recibido trato de peor que un perro más veces de las que podía contar, gracias a las cosas que había hecho, pero recibirlo de Geon-joo le resultaba desagradable en una dirección completamente distinta. Tal vez porque, a diferencia de otras veces, no podía simplemente vengarse por sentirse herido.

Se sobresaltó.

Sin darse cuenta, su mano se había extendido hacia Geon-joo. Al verla a tiempo, justo antes de volver a lanzarlo como solía hacer, soltó un suspiro bajo y se contuvo.

Si lo volvía a lanzar, esta vez se iba a enojar de verdad. Sa-yoon ya estaba bastante agotado de tener que lidiar con el Geon-joo actual, con su nivel de quejas en su punto máximo. Ni pensaba en lo que implicaría tener que consolarlo además.

Cuando se conocieron, todo era más fácil.

Al menos entonces no hacía tanto escándalo fingiendo ser alguien amable y relajado.

Tenía sus razones para cuidar su imagen, después de todo.

Aunque, siendo justos, en cuanto a humanidad, este Geon-joo tenía más.

Pero si alguien preguntaba cuál de los dos tenía más probabilidades de ser popular, sin duda sería el de su primer encuentro. Las personas siempre perseguían más el ideal que la realidad.

—¿Te quedaste sin energía? ¿Y ahora por qué tan cortante?

—No es que esté cortante, es que estoy intentando señalar una injusticia... ah, olvídelo. No quiero hablar más.

Geon-joo lo dijo bajito tras una breve duda. Como si hubiera escogido las palabras más maduras y serenas que pudo, para que no pareciera un berrinche infantil. Pero a Sa-yoon le pareció más bien como cuando un niño infla los cachetes porque su madre no le compra el juguete.

—¿Qué problema hay?

—¿De verdad no lo vas a decir?

—Entonces haré lo que quiera.

—¿Y qué clase de persona pregunta menos de cinco veces y ya se rinde?

—¿Entonces tengo que preguntarlo cinco veces? Intenta tú responderme en dos cuando te pregunte algo. Y si ya de por sí te lo pregunto dos veces, es porque eres tú.

Le estaba aguantando muchísimo. Si otro miembro del gremio le hubiera hablado mal o discutido así, lo mínimo que habría hecho era lanzarlo dentro de un portal sin decir nada.

Los miembros del gremio que casi habían muerto por llevarle la contraria sin saber nada de nada, se habrían escandalizado si vieran a Geon-joo. Decían que para hablarle así al líder del gremio había que haberse golpeado la cabeza.

Y si tras llevarlo a examinar no encontraban nada raro, lo llevarían al rincón del gremio para regañarlo sin parar. Así no se llega lejos en esta vida, le dirían.

Esos miembros del gremio, que usualmente no quería ver ni en pintura, últimamente se le venían seguido a la mente. Los que entendían todo con una mirada y resolvían las cosas rápido, aunque él hablara como un ogro.

Claro, también eran los mismos que difundieron rumores tontos de que el líder era gay y se excitaban con cualquier cosa rara, pero como vivían enterrados en trabajo, no tenían tiempo para fijarse en otras cosas. Eso podía perdonarlo.

Mientras sentía un ataque repentino de nostalgia, Sa-yoon observó a Geon-joo, que estaba metiendo los labios que había sacado como protesta.

—Entonces, ¿Cuál es la conclusión? ¿Que no te trate como un inútil?

—Siempre lo dice así…

—La conclusión, bonito.

—Solo digo que no me acuse de ser inútil solo porque me trajo a este portal.

—O sea que quieres que te trate como a un niño, con cariño, para que entres en razón.

Parecía que lo que quería se alineaba bastante con lo que Sa-yoon acababa de decir, pero no quería aceptar lo de “niño”. Como era algo que podía conceder sin mucho problema, Sa-yoon se encogió de hombros.

—No quieres solo palabras lindas, sino justo esas palabras lindas que quieres oír, ¿Cierto?

—No digo que solo me alabe. Digo que estaría bien escuchar algo positivo de vez en cuando. ¿Por qué siempre lo dice todo así?

—Vale, vale, te diré cosas bonitas.

—¿Y cómo hago eso? ¿Te doy flores mientras te hablo?

—¿Y si me da algo bonito, eso ya cuenta como elogio?

—¿Y por qué no?

Como lo dijo tan convencido, Geon-joo suspiró, como quien se da por vencido, y le dijo que hiciera lo que quisiera. Sa-yoon aceptó la rendición y miró a su alrededor. Por desgracia, no había nada bonito a la vista. Así que rebuscó en su inventario hasta que sacó un collar de rango A.

Era un artefacto auxiliar que aumentaba la resistencia a los elementos de agua, fuego y tierra.

Sa-yoon, que lo había usado constantemente antes de llegar al rango S, se lo colocó a Geon-joo y dijo, dando un paso hacia él:

—Ponte esto y vamos a entrenar, bonito, a ver si mejoras de una vez tu asqueroso nivel.

—¿No quieres?

—¿...y qué clase de entrenamiento es ese? No se limite a dar vueltas con las palabras, explíquelo bien.

Aunque alzó un poco las cejas como si no pudiera creerlo, no rechazó el artefacto que le colgaba del cuello. Al parecer, si se le daba algo bueno al hablar, las palabras ya le sonaban bonitas.

Sa-yoon dirigió la mirada hacia el interior del bosque.

Si su memoria no fallaba, allí había una manada de hombres lobo. Pensando en monstruos que vivían en grupo, Sa-yoon empezó a idear el entrenamiento y habló:

—Bonito, tú nunca has estado rodeado por muchos monstruos a la vez, ¿Verdad?

—Cuando era novato, en un portal clase baja, sí.

—Pero en ese entonces todos eran más débiles que tú.

—Eso sí. …no me diga.

Geon-joo, que estaba comprobando el nivel del collar, levantó de golpe la cabeza como si presintiera algo malo. Ante sus pupilas temblorosas que decían “estoy preocupado”, Sa-yoon sonrió tranquilamente como si le dijera que no pasaba nada.

—No te voy a presionar.

La voz salió suave y amable. Geon-joo terminó considerando esa frase como una de las mentiras más malintencionadas que había escuchado en toda su vida.

Traducido por: Valiz

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