Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 65:Inferior (4)
Capítulo de novela - 91 párrafos
Pasé toda la noche de guardia sin dormir.
Cuando se acercaban criaturas menores, las ahuyentaba con mi energía, y si algún monstruo de clase S se excitaba por ella y se abalanzaba, lo alejaba lo suficiente para que no despertara a Geon-joo y le daba tal paliza que levantaba una nube de polvo. Después de haber estado un tiempo sin moverme por supervisar el entrenamiento especial de Geon-joo, mi cuerpo se sentía entumecido, pero lo resolví todo durante la noche. Al salir el sol, desperté a Geon-joo dándole unos golpecitos en la mejilla.
Amaneció el sexto día.
Era momento de abandonar el bosque al que ya le habíamos tomado cariño.
—¿Hasta cuándo vas a dormir? Despierta, precioso.
Como ya le habían advertido varias veces que no usara su energía helada para despertar a los demás, esta vez no usó ninguna habilidad y lo despertó a mano. Al seguir tocándole la mejilla, Geon-joo primero frunció el ceño e ignoró el gesto, luego enterró la cara en su ropa para evitar el contacto, pero finalmente se levantó cuando una mano empezó a darle golpecitos en la nuca.
Era curioso que, aun con el rostro medio dormido, no se viera mal. Cuando Jong-sik a veces decía que al verme dormir hasta tarde le daba crisis existencial, no entendía por qué, pero al ver a Geon-joo, empezó a comprender a qué se refería.
Sa-yoon arrastró al joven despertado, aún incapaz de abrir los ojos, hasta el estanque.
—¿Te echo al agua o te lavas tú?
Cuando habló después de llevarlo hasta el estanque, Geon-joo finalmente se sentó y se lavó la cara. La primera vez que Sa-yoon le dijo algo así, Geon-joo se quejó, preguntando si estaba loco y por qué era tan violento, pero ahora ya ni protesta, como si se hubiera acostumbrado. Quizás ya había llegado a la conclusión de que no había forma de corregir a esa persona y simplemente lo había dejado por imposible.
Sea como sea, no era algo que a Sa-yoon le preocupara, así que esperó tranquilamente a que Geon-joo terminara de lavarse. Luego, le indicó que empacara sus cosas. De todos modos, no había mucho que empacar. Solo bastaba con guardar nuevamente en el inventario los objetos que habían dejado en el suelo.
Geon-joo, que obedeció sin quejarse, preguntó con voz aún adormecida:
—¿A dónde vamos?
—Ya terminamos el entrenamiento especial. No podemos quedarnos en este bosque para siempre.
—No pregunté por la razón, sino por el destino.
Tal vez por haber despertado recién, estaba más irritable de lo normal. Sa-yoon, que por costumbre estuvo a punto de decirle simplemente que lo siguiera, recordó que se trataba de Geon-joo y se contuvo. Quería que la relación entre ellos avanzara más rápido, que al menos aparecieran sentimientos de afecto o familiaridad. Entonces, podría decir cosas como esa sin problemas.
Aguantarse el carácter también es un trabajo, un verdadero trabajo.
Después de revisar que no dejaban nada atrás, Sa-yoon se aseguró de que todo estaba en orden y echó a andar.
—Vamos hacia arriba.
—¿Arriba como en donde me caí?
—Sí. La mayoría de las bases están arriba, así que si queremos una, tenemos que subir.
—¿Una base?
—Te lo expliqué el primer día. Hay zonas seguras.
Geon-joo soltó una pequeña exclamación, como si recordara la conversación del primer día. Mientras tanto, Sa-yoon comprobaba la dirección del viento para encontrar el camino. Después de caminar aproximadamente una hora, finalmente salieron del bosque que había sido su mundo durante esos días. Al dejar atrás la espesura, la luz del sol caía con fuerza. Sa-yoon frunció el ceño y divisó un acantilado a lo lejos.
—Lo encontré.
—¿Cómo es una base?
—¿Cómo va a ser? Como un castillo. Algo que se construyó para detener a los monstruos.
Respondió con indiferencia mientras agarraba el brazo de Geon-joo. El contacto repentino lo sobresaltó. Pero Sa-yoon no le dio oportunidad de reaccionar; simplemente lo levantó sujetándolo del brazo y saltó del suelo con él en brazos.
¡Hup! Geon-joo inhaló bruscamente, sorprendido, y se agarró instintivamente a Sa-yoon. Mientras daba saltos en el aire, Sa-yoon se dirigió al acantilado del que Geon-joo se había caído.
—¿...no podrías avisar antes?
—Si aviso, te vas a negar.
—Pues aunque no avises, me molesta. Así que mejor avisa.
—¿Y para qué, si me duele la boca de hablar?
Ante la respuesta descarada, Geon-joo frunció el entrecejo y guardó silencio. Esta vez, sentía que había respondido con bastante lógica, pero el rostro de su "precioso" parecía decir: "Qué inútil, no puedo creer que este tipo sea el líder de mi gremio." Después de cinco días juntos, parecía que lo único que había aprendido era leer la expresión de Han Geon-joo.
Pensando que si algún día hubiera una competencia para interpretar sus expresiones, sin duda ganaría el primer lugar, Sa-yoon subió la mano con la que sostenía el brazo de Geon-joo y le presionó la parte trasera de la cabeza contra su hombro.
—Si vas a poner esa cara, mejor no la muestres. Me desanimas. Si me desanimo, quien se cae eres tú, precioso.
Tras la advertencia, Geon-joo ladeó la cabeza esquivando la mano de Sa-yoon y volvió a su habitual rostro inexpresivo. Ahora que lo pensaba, desde que habían entrado al campo, no lo había visto reír salvo por alguna risa irónica. En la mansión solía reír con frecuencia, pero ahora que se había relajado, parecía que la sonrisa se había vuelto escasa.
Prefería ese rostro inexpresivo a verlo fingir, pero no poder verlo reír tampoco le agradaba del todo. Intrigado por la razón, Sa-yoon le pidió de repente que sonriera, a lo que Geon-joo respondió con el ceño fruncido y una mirada que decía que estaba loco. Viendo una expresión totalmente contraria a la que había solicitado, Sa-yoon se dio cuenta de que era mejor no haber dicho nada y continuó su camino por el aire en silencio.
—¿Dónde se consigue una habilidad como esta?
Mientras subían rápidamente por el acantilado, Geon-joo preguntó. Aunque intentaba parecer indiferente, en su voz se notaban tanto la frustración como la curiosidad.
—¿Por qué, lo necesitas?
—Sería bueno tener una habilidad de vuelo.
—Es cara, ¿Sabes?
—¿Cuánto cuesta?
—Si pagas dos mil millones, podrías aprender una de crecimiento tipo D, creo.
Por supuesto, Sa-yoon no la había aprendido pagando ese dinero. Había agarrado del cuello al maestro del gremio de Myeongnyang y lo había intimidado para que le diera la habilidad, obteniéndola en el nivel más alto. Al recordar ese momento, Geon-joo cerró la boca. Parecía haberse quedado sin palabras ante la cifra de dos mil millones.
Viéndolo así, hasta parecía algo adorable, y Sa-yoon soltó una risa seca mientras lo abrazaba más fuerte y aceleraba el paso.
—Si la deseas, te la compro.
Lo dijo con tanta ligereza, como si no fuera gran cosa, que los ojos de Geon-joo se abrieron de par en par. Sa-yoon lo miró con incredulidad, sorprendido de que reaccionara así cuando hasta ahora había usado sin problema todas las pociones que le había dado. Si supiera cuánto costaban, seguramente se desmayaría del susto.
Si le paso la factura de las pociones, su cara será todo un espectáculo.
Mientras imaginaba esa expresión en blanco, ya habían llegado a la cima del acantilado. Sa-yoon, por seguridad, se internó en un lugar alejado del borde antes de bajar al suelo.
—¿De verdad me la vas a comprar?
—Cuando terminemos este portal y salgamos, te la daré como regalo por tu primera conquista de un portal S.
Después de todo, es el maestro del gremio Night Rats. Al menos eso podía hacer.
Si Geon-joo lo pedía, incluso consideraba comprarle un gremio. Desde que supo sobre la afinidad de los que resisten y la necesidad de encontrar personas con ciertas inclinaciones, había decidido tratar bien a esos individuos.
No enojarse, soportar la arrogancia, no usar violencia… esas cosas relacionadas con el carácter eran difíciles, pero tratar bien con dinero era otra historia.
Sa-yoon imaginó a Jongsik lamentándose con un “por eso no puedes ser líder” y presionó con los dedos el entrecejo de Geon-joo, que lo miraba con sospecha.
—¿Por qué frunces el ceño otra vez? Te estoy diciendo que sí te la voy a comprar. ¿Te han engañado tanto?
—Al menos tú, maestro de gremio.
No tenía mucho que decir ante eso. Sa-yoon insistió en que hablaba en serio y que no dudara tanto, y luego amplió su campo de detección. Activó todos sus sentidos, incluso aquellos que había mantenido apagados a propósito por molestias, y sus pupilas, que se habían reducido un momento, volvieron a dilatarse mientras el paisaje distante se abría ante su vista.
Usando su visión S al máximo, Sa-yoon exploró la base y confirmó la existencia de un edificio imponente en la lejanía del sur antes de cerrar los ojos de nuevo.
Al parpadear, sus sentidos, antes agudos, volvieron a la normalidad.
—Veré cómo lo haces esta vez, y según eso decidiré si te compro la habilidad de vuelo o no. Así que muévete.
—¿A dónde?
—Al sur. Vi una base por allá.
—¿Dónde?
—Allí. No la verás desde aquí.
Sa-yoon señaló con la punta del dedo el lugar donde había visto la base. Estaba a una distancia que no podía verse con ojos de rango B.
Como era de esperarse, Geon-joo respondió que no la veía, pero dijo que entendido y empezó a caminar. Sa-yoon, al ver que aunque dijo que sí entendía solo caminaba a ciegas, lo miró un momento con lástima y luego giró el cuello para estirarse.
—A esa velocidad no llegaremos ni en todo el día, guapo. Prepárate para correr.
—Piensa que así aumentas tu resistencia y no te quedes atrás. Si te retrasas, tú serás el único que sufra. Aquí no es un bosque, hay S por todos lados.
Ante esa advertencia escalofriante, Geon-joo se quedó desconcertado. Sa-yoon, sin prestarle atención, golpeó dos veces el suelo con la punta del pie, se acomodó los zapatos y dijo que se iban antes de lanzarse al frente.
Moviéndose como un destello, Sa-yoon dejó a Geon-joo atrás, quien, sorprendido, lo siguió a duras penas. La distancia entre ambos se ampliaba. Aunque Sa-yoon había corrido con cierta consideración, pronto Geon-joo se volvió un puntito a lo lejos, por lo que chasqueó la lengua. A pesar de haber reducido el paso, seguía corriendo a una velocidad que solo los de nivel A podían seguir.
Viendo que así no iban a llegar nunca, se detuvo en seco. Justo cuando pensaba que era hora de apresurar a Geon-joo otra vez...
—¡Piiii!
De repente, una criatura voladora de rango S descendió del cielo y se lanzó hacia Geon-joo. Este, sorprendido, rodó hacia adelante y logró esquivar el ataque por poco. Desde la distancia, Sa-yoon vio la escena y maldijo mientras salía disparado hacia él.
Tuvo suerte esquivando una vez, pero evitar el segundo ataque ya era demasiado. ¡Zas! Con un chillido, la criatura batió sus alas y una ráfaga de viento empujó a Geon-joo hacia atrás. Al ganar distancia de su presa, la criatura volvió a lanzarse al ataque. Justo entonces, Sa-yoon llegó a tiempo y, con una gran espada que sacó de su inventario, cortó de un tajo el cuello del atacante.
—Qué mala suerte tienes.
Apenas lo dejé en el suelo y ya lo atacan.
Sa-yoon miró a Geon-joo, paralizado por el susto tras el ataque repentino, y tomó una decisión.
—No puede ser, guapo. Te voy a llevar cargado hasta la base.
El acantilado era una llanura abierta. Como no había donde cubrirse, las criaturas voladoras podían detectar fácilmente a Geon-joo y seguir atacándolo. Para evitarlo, la única opción era cargarlo. Al decírselo, Geon-joo volvió a decir “¿Eh?”. Aunque había entendido todo, fingía no hacerlo, así que Sa-yoon lo levantó sin dudar y volvió a despegar.
—Eres el único que usa a su maestro de gremio como transporte privado.
Lo dijo como si fuera una broma, y Geon-joo, avergonzado, con el ceño fruncido replicó que ni por diez mil millones montaría algo así. Sa-yoon se rió por lo bajo ante el comentario y soltó momentáneamente a Geon-joo.
Sorprendido, Geon-joo se quedó tieso y cayó en picada. Sa-yoon, justo antes de que tocara el suelo, voló velozmente y lo atrapó en sus brazos. Luego le sonrió al ver su rostro lívido.
—Bueno, un transporte con este nivel de adrenalina no lo compras ni por diez mil millones.
Geon-joo abrió la boca, pero no dijo nada. Parecía tan impactado que había perdido las palabras. Sa-yoon lo abrazó con firmeza otra vez y, como si nada hubiera pasado, siguió volando hacia la base. El regazo que antes estaba lleno de protestas se volvió silencioso. El vuelo sin las quejas de Geon-joo fue bastante pacífico.
Traducido por: Valiz
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