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Incluso el Villano Tiene Una Historia – Novela Capítulo 68:Inferior (7)

Capítulo de novela - 79 párrafos

Inferior (7)

—¿Y ahora qué te molesta para poner esa cara?

La primera oleada de monstruos, que tanto temían, terminó más rápido y sin incidentes de lo esperado.

No hubo grandes problemas, y como había contribuido adecuadamente en la contención de la oleada, Geon-joo debería estar contento, pero su expresión era apagada, como si se sintiera abatido. Aunque le preguntaban, no respondía. Como si hubiera recibido una orden de silencio, no abrió la boca hasta que terminaron de limpiar el muro exterior y regresaron dentro de la fortaleza para descansar. Cualquiera pensaría que se había quedado mudo.

¿Qué demonios le pasa?

Intentar averiguarlo a través de una conversación resultaba inútil si el otro no mostraba intención de hablar. Era una comunicación unilateral que sólo generaba frustración.

Tampoco podía interrogarlo directamente.

Aguantarlo una o dos horas sería soportable, pero ya iban tres. Sa-yoon, frunciendo el ceño al ver a Geon-joo comportarse como un verdadero mocoso después de haberle llamado así tantas veces, golpeó la mesa de hielo.

Tac, tac, tac.

El sonido intermitente del contacto resonó por la habitación.

Tac, tac, tac, tac.

Al principio golpeaba con lentitud, pero como si su temperamento no pudiera ser digno ni un minuto más, Sa-yoon aceleró el ritmo y confirmó que habían pasado unos treinta minutos desde la última vez que habló, antes de abrir la boca otra vez.

—¿Cuál es el problema, guapo?

Su voz bajó más de lo habitual. Aunque intentara tratarlo bien, si el otro no colaboraba, la situación se volvía incómoda. Al rechinar los dientes de la frustración, Geon-joo giró medio cuerpo hacia Sa-yoon y respondió.

—No hay ningún problema.

¿Y ahora qué se supone que haga?

La frustración lo estaba haciendo estallar. Tenía mala cara y los ojos nublados. Cualquiera pensaría que había salido herido durante la oleada.

Crujido. Sa-yoon arañó la mesa de hielo con las uñas. Crujido, crujido. No se detuvo tras una vez, sino que continuó varias veces, expresando su irritación sin reservas. Geon-joo soltó un suspiro. Como si él fuera el que debía suspirar. ¿Por qué agachaba tanto la cabeza? Ya al límite, una de las cejas de Sa-yoon se alzó.

—Es que estoy pensando en algo.

—¿En qué piensas?

—Quiero pensarlo solo.

Sa-yoon, sintiendo en carne propia lo que debían experimentar esos personajes de dramas que se desmayan agarrándose del cuello, se frotó la nuca tirante. Presionó con los dedos y respiró hondo varias veces. Una vez logró calmarse, observó con atención la expresión de Geon-joo.

Al mirar más de cerca, parecía estar frustrado por algo. Tal como cuando se enojó por la poción en el abismo de la desconfianza.

¿Y ahora qué será?

Tratando de entender por qué Geon-joo podría estar enojado, tal como en aquella ocasión, Sa-yoon lo observó con atención, pero acabó negando con la cabeza. No había nada claro. Sabía que seguir preguntando no serviría de nada, así que pensaba en otro enfoque cuando...

Se escuchó un sonido de gruñido proveniente del estómago de Geon-joo.

El propio Geon-joo se sobresaltó al escucharlo. Viendo a alguien que no se había movido en absoluto reaccionar así, Sa-yoon por fin se dio cuenta de que Geon-joo llevaba casi dos días sin comer nada.

Desde que comenzó a luchar contra los seres extraños para graduarse del entrenamiento especial, no habían reservado tiempo para comer. Era poco probable que Geon-joo hubiera conseguido por su cuenta algo para alimentarse.

Como no había comida preparada, Sa-yoon se levantó de golpe.

—Iré a buscar algo de comer, así que tú quédate aquí y relájate un poco, guapo.

—Cuando vuelva, me explicas bien por qué estabas así.

Tal vez porque sí tenía hambre, Geon-joo no rechazó la oferta con un “está bien” o “no hace falta”. Eso era un alivio, pero que no respondiera en absoluto también resultaba molesto. No sabía por qué estaba tan ofendido, pero hasta el momento en que Sa-yoon estaba por salir de la fortaleza, Geon-joo no dijo ni un “vuelve pronto” ni “ten cuidado”. Sa-yoon sonrió levemente, resignado por haber esperado algo de él, y abrió la puerta.

—Solo quédate y protege bien la base.

Como no necesitaba escuchar respuesta, cerró la puerta con fuerza, haciendo un estruendo. El golpe fue tan fuerte que incluso cayó con un sonido seco una placa decorativa que colgaba encima.

—¿Será que los adolescentes de hoy en día tienen una pubertad tardía?

Cuando tenía veintidós años, él no era así. No entendía por qué era tan obstinadamente terco.

Sacudiendo la cabeza por lo difícil que era tratar con los jóvenes hoy en día, Sa-yoon metió las manos en los bolsillos y se dirigió al techo de la fortaleza.

—¿Qué le doy de comer para que hable?

Lo único que había usado hasta ahora para sacar información eran sueros de la verdad y venenos. Recordando su experiencia y dándose cuenta de que no servía en este caso, decidió simplemente pensar en lo que le gustaría comer. Como llevaban días sin comer bien, quería prepararle algo sustancioso. Se le vino a la mente carne, y entonces recordó la carne de conejo que había comido hace unos seis meses.

Lo habían asado los miembros del gremio, y tenía un sabor bastante bueno.

—Dijeron que lo habían cocinado después de cazar un conejo de cuerno negro, ¿No?

Mientras repasaba con calma la conversación que había tenido con los del gremio, Sa-yoon saltó desde la fortaleza y utilizó el paso en el aire. Combinando de vez en cuando con la técnica de desplazamiento, logró llegar en solo treinta minutos a la cordillera occidental, donde se decía que vivían los conejos de cuerno negro.

Aunque por el nombre parecía un animalito adorable, era un monstruo de rango S. Su cuerpo era tan grande como una villa, por lo que incluso en la vasta cordillera occidental reinaba como un verdadero rey. Pensando que con uno solo tendría suficiente para asar y hacer cecina, Sa-yoon desenvainó su daga y empezó a tararear.

Por culpa de su bonito que estaba alterado por alguna razón desconocida, él también se sentía inquieto, así que pensó que lo mejor sería despejarse un poco con una cacería.

Cuando el cuerpo pesado cayó al suelo, la tierra tembló. Con la vibración en la montaña, los monstruos voladores que habitaban la zona salieron volando con un chillido. Sa-yoon miró al conejo que yacía caído frente a él y se rascó la barbilla con la punta de la daga.

—...no me lo podré comer todo.

Solo pensaba cazar uno, pero resultó ser más divertido de lo esperado, y acabó cazando cuatro. Eran monstruos no venenosos, así que se podían comer, pero dudaba que pudiera meterse toda esa carne en el estómago.

No tenía sentido cargar con todo si iba a estropearse, así que eligió el conejo de cuerno negro que parecía estar en mejor estado entre los cuatro y procedió a desmembrarlo.

—¡Krrr...!

Quizás atraídos por el olor de la sangre, otros monstruos comenzaron a acercarse. Parecían hambrientos, pero Sa-yoon no hizo el esfuerzo de ahuyentarlos.

Cuando se le lanzaban encima, les clavaba la espada en la boca y les adornaba el vientre con los cuernos del conejo de cuerno negro. En poco tiempo, los cadáveres de decenas de monstruos se amontonaron. Sa-yoon, que había eliminado a todos los monstruos que, cegados por el hambre, no supieron identificar a un enemigo más fuerte que ellos, cocinó la carne ya limpia.

El humo se alzó y el aroma del asado se extendió en todas direcciones, pero ninguno se atrevía a acercarse. Los que podrían haberlo hecho ya estaban formando una torre junto a Sa-yoon, que seguía girando los pinchos sobre el fuego. Dio un mordisco para probar el sabor.

Olía un poco a quemado, pero el sabor no estaba mal.

Mientras no me muera por comerlo, no pasa nada.

Pensando eso, de repente recordó por qué había venido hasta esta montaña. La intención era hacer hablar a Geon-joo dándole de comer algo delicioso, así que se puso a recoger las cosas a toda prisa, pero se detuvo.

El sabor a quemado probablemente no sería muy efectivo. Sa-yoon pensó que si le daba algo más jugoso y sabroso, podría sentirse mejor sin darse cuenta y abrirse más fácilmente, así que se dispuso a asar la carne bien, sin quemarla.

—...qué jodidamente difícil.

Asó veinte pinchos y quemó los veinte. Como los cocinaba directamente al fuego, era casi imposible cocinarlos bien sin herramientas adecuadas.

Pero parecía que iba mejorando con cada intento, así que decidió probar con solo diez más. Si el líder del gremio Night Rats supiera lo que estaba haciendo ahí, Jong-sik y Kyung-jin estarían llorando sangre y mordiéndose los pañuelos.

Después de asar cinco más, por fin logró hacer unos pinchos con buen aroma a fuego y sin quemar. Sa-yoon probó un trozo con cuidado y puso cara de satisfacción.

Esto será un soborno más que suficiente para hacer hablar a ese Geon-joo.

Después de tener éxito con dos pinchos más, los envolvió en hojas y los guardó. No tenía sentido llevar demasiados si se iban a estropear, así que ofreció la carne restante a los monstruos hambrientos y regresó a la fortaleza con un ánimo mucho más ligero.

Con el estómago y las manos llenos, incluso se le olvidó la falta de respeto de Geon-joo.

Ahora solo faltaba que su bonito se calmara sin problemas, y todo sería perfecto.

Mientras se desplazaba rápidamente desde la montaña hasta la fortaleza usando la técnica de desplazamiento y el paso en el aire, los ojos de Sa-yoon captaron unas huellas sospechosas. Había marcas ensangrentadas cerca de la fortaleza.

No era sangre humana. Parecía sangre de monstruo adherida a los zapatos tras pisar algún cadáver, y eso bastó para que Sa-yoon llegara a la conclusión de que algo había ocurrido. Bajó al suelo para examinar mejor las huellas.

Desde el bosque hasta las cercanías de la fortaleza, donde aún yacían cadáveres de monstruos por la oleada reciente, las manchas de sangre se volvían más intensas. Había múltiples huellas. Algunas llevaban hacia la fortaleza y otras desde la fortaleza hacia el bosque, y estas últimas le resultaban familiares a Sa-yoon.

—¿Geon-joo?

A simple vista, eran claramente las huellas de su bonito. Dudando si lo estaba viendo bien, las tocó con la mano y confirmó que coincidían con las suelas de Geon-joo. Viendo el largo de los pasos, parecía que había corrido, y Sa-yoon chasqueó la lengua mientras entrecerraba los ojos negros con un leve resplandor azul.

Le dije que cuidara la base, y ni eso pudo hacer bien.

Lo que veía a su alrededor ya le decía bastante sobre lo que había pasado. Si después de más de diez entradas al campo aún no era capaz de deducirlo, entonces era simplemente un idiota.

Ya más o menos tenía claro el panorama, pero por si acaso, siguió revisando la zona alrededor de la fortaleza, hasta que sintió una presencia dentro del bosque. Se oían pasos apresurados, ramas moviéndose, una respiración agitada. Todo eso parecía una señal desesperada de alguien que quería ser encontrado, y Sa-yoon suspiró antes de cambiar de dirección.

—Tanto que me esforcé en traerle comida y ahora ni podrá comer. ¿Acaso es seolleongtang o qué?

Recordando un texto literario que había leído en la escuela, murmuró mientras se adentraba en el bosque.

Fuera lo que fuera que hubiera pasado, primero debía encontrar a su bonito, que seguramente andaba vagando solo por el bosque.

Traducido por: Valiz

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