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La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 108

Capítulo de novela - 90 párrafos

Ahn era el nombre de su bebé, una información que le había dado el Duque Elgy. Pero ahora ese nombre era pronunciado por los labios de ese hombre.

Rashta palideció y se apresuró a cubrir la boca de Alan.

—¿Estás amenazando a Rashta?

Alan la miró sorprendido por su tono informal, pero luego negó con la cabeza, abatido, y apartó las manos de Rashta.

—No es eso. En serio.

—Pero sabiendo que Rashta es la concubina del Emperador... y luego sacar ese tema. ¿No es una amenaza?

—Escuché que preparaste la mansión en la capital para Ahn.

Los ojos de Rashta se abrieron de par en par. La única persona que sabía que ella pagó por la residencia era el propio Vizconde Roteschu. Aunque el Duque Elgy le había prestado el dinero, no sabía para qué lo estaba usando.

Que Alan dijera esas palabras significaba que el Vizconde Roteschu debía habérselo contado... ¿Pero también le habría dicho a su hijo que usó el chantaje para lograrlo?

No. El Vizconde Roteschu no querría decirles a sus hijos que es un chantajista.

Le respondió fríamente.

—Ahn está sano. Es tan hermoso y se parece mucho a ti.

—Pensé que debía decírtelo.

—¿Por qué necesitas decírselo a Rashta?

—Has pasado por mucho. Especialmente cuando pensabas que Ahn estaba muerto.

—Me viste sufrir pero elegiste ignorarme.

—Lo siento. Estaba muy asustado.

—Rashta también tenía miedo.

—Lo sé, pero yo estaba más asustado. Tú no tenías nada que perder, pero yo sí. No pensé que fuera el momento adecuado para dejarlo todo y elegirte a ti...

—No quiero hablar del pasado.

Rashta miró a Alan con un desprecio evidente y repitió sus palabras.

—Rashta tiene mucho que perder ahora. Tú estás pasando por lo mismo, así que entiendes, ¿Verdad?

—Tu padre te dijo que fingieras no conocer a Rashta. Hazlo. Y dile a tu grosera hermana que se comporte adecuadamente.

Aunque Rashta veía al Vizconde Roteschu como una criatura detestable, para ella Alan era mucho más odioso. Esas frías palabras salieron de su boca sin vacilación.

Rashta fulminó a Alan con la mirada un momento, como si fuera un insecto, y luego pasó junto a él. A pesar de su apariencia tranquila, su corazón latía frenéticamente en su pecho. Encontraba positivamente estimulante darle la vuelta a la situación con su antiguo amante y amo. Sin embargo, Alan estaba preocupado cuando ella dijo que no quería ver a Ahn.

Finalmente, Rashta decidió buscar al Duque Elgy. La única persona con la que podía consultar sobre esto era él.

No había nadie frente a su habitación, pero simplemente abrió la puerta y entró. Podría parecer presuntuosa para cualquiera que la viera, pero el Duque Elgy le había dado permiso para hacerlo. Eso solo le daba más confianza para confiar en él.

Tan pronto como Rashta entró, escuchó al duque Elgy murmurando para sí mismo.

—Ese bastardo...

Rashta miró en su dirección y lo vio leyendo una carta en una mano. Un pájaro azul estaba posado junto a la ventana.

—¿Duque?

Cuando Rashta lo llamó, el pájaro azul se sobresaltó y salió volando sorprendido.

—Señorita. ¿Está aquí?

El Duque Elgy dobló la carta y la guardó. Rashta se acercó con una pregunta en los labios.

—¿Son malas noticias?

—Oh, no, nada de eso.

—Dijo algo que sonaba severo.

—Creo que mi amigo se está volviendo loco.

—Nada que deba preocuparla, señorita.

Rashta se preguntó quién sería ese amigo loco, pero el Duque Elgy no parecía querer hablar del tema, y ella no insistió más. En su lugar, le contó sobre el encuentro con Alan y Rivetti, y lo que Alan había dicho sobre Ahn.

—Como dije antes, Alan es quien abandonó a Rashta a la miseria. Rivetti es la hermana menor de Alan, y me acosaba en secreto porque no le gustaba que estuviera con su hermano. Ambos saben sobre mi bebé, y estoy preocupada por lo que pueda pasar.

Después de absorber la información, el Duque Elgy respondió con calma, como si el problema de Rashta no fuera tan grave.

—Si el Vizconde Roteschu le dijo a Alan que fingiera no conocerla, entonces quiere que permanezca en su lugar. Sus hijos probablemente conocen las restricciones.

Solo cuando el Duque Elgy dijo esas palabras, un alivio recorrió a Rashta. Ella pensaba lo mismo, pero era más reconfortante cuando alguien más lo decía.

—¿Es eso de lo que vino a hablar?

—Tal vez... ¿Sabe quién puso el veneno en la comida de Rashta?

—No creo que nadie lo sepa. Por suerte, no está herida. ¿Por qué?

—¿Pero por qué?

—Unos días antes de eso... Rashta se hizo un compromiso personal. Rashta se protegerá a sí misma y a su bebé.

—Esa es una buena postura.

—Sí. El problema es que, en cuanto tomé esa decisión, descubrí que estaba comiendo veneno.

Rashta envolvió sus manos protectoras alrededor de su vientre.

—Tengo miedo de que vuelva a pasar en el futuro. ¿Hay alguna manera de evitarlo?

—Hay dos maneras.

—¿Cuáles son?

—Una es pedir ayuda al Emperador. No se lo pida directamente, solo siga diciendo que tiene miedo. Hará cualquier cosa por usted.

Esa opción era demasiado pasiva, y ya lo había hecho. Rashta negó con la cabeza.

—¿Y la otra manera?

—A veces, la mejor defensa es el ataque. Antes de que la ataquen, deshágase de quienes puedan atacarla primero.

Los ojos de Rashta se abrieron ante sus audaces palabras. Ese camino era más agresivo, pero era una opción plausible. Lo consideró seriamente por un momento, pero pronto se desanimó y negó con la cabeza.

—El enemigo de Rashta tiene un estatus más alto, más poder y más riqueza. ¿Es eso posible?

—¿Sabe quién es su enemigo?

—¿El enemigo con más poder significa Su Majestad la Emperatriz?

Rashta dudó, luego asintió.

—Al principio, Rashta quería acercarse a ella. Como hermanas, claro. Rashta es inferior a ella, pero como todos siempre elogiaban a la Emperatriz, pensé que también me daría su amor y consideración.

—¿Ya no piensa así?

—Me hizo quedar como una mentirosa y un hazmerreír frente al Príncipe Heinley por un malentendido. Me insultó haciendo que todos pensaran que copié su vestido. Me dio una espada para burlarse de mí y se quedó quieta cuando su hermano me empujó.

—Luego ataca al bebé de Rashta solo porque es infértil. Aunque Rashta no le guste la Emperatriz, ¿Qué hizo el bebé?

—Ahora odio a la Emperatriz. Estoy asustada.

Su expresión se tornó de ligero terror.

—Si la Emperatriz ataca a Rashta, ¿Cómo puede defenderse? No puedo atacar a la Emperatriz primero.

El Duque Elgy golpeó pensativo su mejilla con los dedos mientras observaba de cerca a Rashta. Después de un rato, una sonrisa se extendió por su rostro.

—Solo hay una forma de detener a la Emperatriz.

—¿Cuál es?

—Tiene que convertirse en la Emperatriz usted misma.

—Está bien. Quien ocupa el lugar de la Emperatriz puede cambiar con frecuencia.

Los ojos de Rashta se abrieron de sorpresa.

—Pero una esclava no puede ser Emperatriz.

Su rostro palideció y sacudió la cabeza.

—¡No debería decir eso!

—No es tan difícil. Como dije, quien se sienta en el lugar de la Emperatriz puede cambiar a menudo.

—¿Es posible...?

—Pero con los orígenes de Rashta... es imposible.

—¿Entonces por qué no cambia de origen?

—¿Cambiar?

—Diga que sus "verdaderos padres" eran nobles y que se perdió en algún tipo de accidente. Algo así.

Traducido por: Valiz

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