La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 195

—Cuando le conté a Rashta sobre el divorcio, fui muy claro con el periodo de un año. Pero no mencioné quién sería la Emperatriz después de ese año. Tal vez por eso Navier malinterpretó. ¿Pensó que traería a otra Emperatriz después de Rashta? No, probablemente ni siquiera escuchó esa parte. Sí. Debe ser eso. Tengo que hacerle saber la verdad.

Navier, que ya se había vuelto a casar, podría no regresar de inmediato, pero Sovieshu sentía que al menos debía aclarar el malentendido.

Según los rumores, Heinley era un playboy muy conocido. Un hombre así podría lastimar a Navier. Navier se casó con él por shock, pero estaba claro que eventualmente le causaría dolor.

Sovieshu quería que Navier supiera que no tenía intención de abandonarla… así, ella regresaría después de molestarse.

Sovieshu se levantó de la cama y caminó hacia el escritorio. Sacó un papel y comenzó rápidamente a escribir una carta.

Aunque no sabía qué hacer después de aclarar el malentendido, para él, esto venía primero. Sentía que lo único que estaba entre él y Navier era este malentendido. Estaba seguro de que las cosas de alguna manera se resolverían una vez que el problema quedara aclarado.

Después de escribir la carta y sellarla con cera, el Marqués Karl llegó.

—Su Majestad, ¿Me llamó?

Sovieshu le entregó la carta sellada al Marqués Karl. No había nombre del remitente ni del destinatario en la carta.

El Marqués Karl la aceptó confundido.

—¿Esto es…?

—Es para Navier.

—¿Quiere decir la Reina?

Las comisuras de los ojos de Sovieshu se levantaron al escuchar la palabra Reina, y el Marqués Karl inmediatamente cerró la boca.

Sovieshu continuó.

—El rey Heinley podría impedir que la reciba, así que debe entregarse en secreto directamente a Navier.

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Había otra persona que estaba tan perturbada como Sovieshu.

—Rashta se está casando…

Era el Vizconde Roteschu.

Roteschu frunció el ceño y miró la revista de chismes. Estaba molesto por una noticia que apareció en la revista hoy.

La noticia de que Rashta se iba a casar con el Emperador Sovieshu.

Según la revista de chismes, muchos comerciantes iban y venían del palacio imperial para preparar su boda. Joyería cara, alfombras, sedas y objetos raros de Rwibt estaban entrando al palacio imperial en carruajes uno tras otro, y los floristas famosos de repente se volvieron muy ocupados.

Aunque la revista de chismes señalaba que la noticia no había sido oficialmente confirmada por la familia imperial, insistía en que habría boda, argumentando que no había otra razón para que estos comerciantes estuvieran entrando y saliendo.

Los llamados "expertos" de la revista también predijeron que probablemente habría una boda pronto.

Algunos decían que el matrimonio no sería con Rashta, sino con una joven de otra gran familia noble. Sin embargo, no había jóvenes solteras de la misma edad que Sovieshu en ninguna familia noble comparable a la familia Trobi, la familia de la Reina Navier.

Había muchas jóvenes en familias de rango más bajo, pero si esto era un matrimonio político, no tenía sentido que él se divorciara de Navier para traer a una joven de una familia menor.

Por lo tanto, la mayoría de las opiniones era que no se trataría de un matrimonio político, sino de un matrimonio por amor, y la novia sería Rashta.

—Cielos. Ella realmente se convertirá en la Emperatriz.

Sabiendo que Rashta era una esclava, el Vizconde Roteschu negó con la cabeza.

Estaba sorprendido, pero también sentía una extraña sensación.

—Qué ridículo es este mundo. Pensar que la esclava que solía poseer se convertiría en la Emperatriz.

Por otro lado, Alan, el hijo de Roteschu, estaba completamente desanimado por la noticia del matrimonio de Rashta y se encerró en su habitación.

Su hija, Rivetti, estaba enojada y asustada.

—¡Tan pronto como se convierta en Emperatriz, se vengará de nosotros, padre!

—¿No? ¿Por qué dices eso?

—Porque conocemos sus secretos.

—Huh, más razón para que tenga cuidado.

—¿Y si contrata a un asesino para matarnos?

El Vizconde Roteschu resopló, pero no pudo evitar sentirse ansioso.

Aunque secretamente estaba criando al bebé de Rashta por si acaso, la ansiedad no desaparecía.

¿Qué tal si Rashta decidía matar a su propio hijo?

En ese momento, alguien golpeó la puerta.

El visitante era un empleado del palacio imperial que el Vizconde Roteschu había sobornado.

Desde que comenzó a chantajear a Rashta, el Vizconde Roteschu sobornaba regularmente al personal del palacio imperial.

Los caballeros y nobles mantenían la boca cerrada porque tenían un sentido de lealtad más fuerte que aquellos que solo trabajaban en el palacio imperial por remuneración.

Por supuesto, les mentía diciéndoles que estaba recolectando información para Rashta, y debido a la popularidad de Rashta entre los plebeyos, esta excusa era bien aceptada.

El empleado que visitó al Vizconde Roteschu era una de esas personas.

—¿Qué pasa, tienes algo importante que decir? —preguntó Roteschu mientras apresuraba al empleado a entrar.

Dado cómo estaban las cosas, incluso una pequeña información sería importante.

Sin embargo, la información que dio el empleado fue más valiosa de lo que esperaba.

—Su Majestad envió una carta en secreto al Reino Occidental.

—¿Al Reino Occidental? —preguntó.

—Sí. En secreto, sin ningún registro oficial.

Después, el empleado se fue con el pago extra.

El Vizconde Roteschu se rió salvajemente. Una buena idea le ocurrió tan pronto como escuchó las palabras del empleado.

Rápidamente se preparó y fue a visitar a Rashta.

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Al entrar a su habitación, Rashta lo saludó indiferente.

—¿Qué quiere?

Era la primera vez que los dos se veían desde que el Vizconde Roteschu vio a Rashta con sus padres falsos.

Roteschu sonrió mientras se sentaba en el sofá frente a Rashta, conteniendo su ira, 

—¿Sabes qué noticia tengo para ti?

—Está tratando de chantajearme otra vez —dijo Rashta fríamente y se sentó frente a él.

Entonces, el Vizconde Roteschu dijo con una sonrisa.

—Escuché que el Emperador ha enviado una carta a la Emperatriz Navier.

—¿Emperatriz? ¿Se refiere a la Emperatriz depuesta?

—Bueno, a la Emperatriz depuesta.

Rashta levantó las cejas.

Al pensarlo un momento, Rashta se dio cuenta de que el punto no era si llamarla Emperatriz depuesta o Emperatriz.

¿Una carta?

—¿De qué trata la carta?v—preguntó.

—Eso no lo sé.

—¿No robó la carta?

—Siendo un enviado de Su Majestad, el mensajero no debe ser ordinario. ¿Cómo podría tener el dinero para contratar a un mercenario capaz de arrebatarle la carta?

—Pero le he dado mucho dinero.

Rashta tragó las palabras que estaban a punto de salir de su boca, sabía lo que Roteschu intentaba decir. No había venido solo para transmitir esa información.

Ahora él estaba

—¿Se cree un buen informante? Rashta también puede descubrir algo así.

—Pero no lo sabías. —El vizconde Roteschu sonrió con los ojos entrecerrados y se inclinó hacia adelante, con las manos en sus piernas—. Te lo dije. Te dije que me necesitabas.

Traducido por: Valiz

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