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La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 201

Capítulo de novela - 135 párrafos

Capítulo 201 - Reembolsando el favor de Navier (2)

La Duquesa Tuania me abrazó de vuelta con los ojos enrojecidos cuando extendí los brazos y la abracé.

Me abrazó con fuerza antes de soltarme y sonrió.

—Ya no soy "Duquesa Tuania".

Oh. Eso es cierto.

Pero, ¿Cómo debo llamarla? ¿Vizcondesa Langdel? ¿Se casó con el Vizconde Langdel?

Mientras dudaba, susurró con una sonrisa encantadora: 

—Llámeme Nian.

Nian era su nombre de pila.

Si quería que la llamara por su nombre de pila, eso significaba…

—Estoy cansada del matrimonio —dijo la Duquesa Tuania, no, Nian, encogiéndose de hombros.

—¿Y qué pasó con el Vizconde Langdel...?

Pensé que se casaría con el Vizconde. En la carta que envió antes de irse de la capital, parecía decidida a aceptar al Vizconde Langdel.

Nian se rió juguetonamente.

—Somos amantes. Si quedara embarazada, entonces pensaría en casarme. No quiero que sea un hijo ilegítimo. Pero si no, prefiero que siga así.

Parecía sentirse profundamente traicionada por el Duque Tuania, quien pidió el divorcio inmediatamente sin creer en ella.

Entendí cómo se sentía. La abracé una vez más sin decir nada.

Después de eso, las dos nos sentamos y charlamos mientras tomábamos café y bocadillos.

Nian me contó sobre sus días fuera de la capital.

—Viajé de un lugar a otro. Vagué por todo el país.

—¿No fue difícil? —pregunté.

—Hubiera sido difícil si lo hubiera estado haciendo durante años, pero solo han pasado unos meses. Lo pasé bien.

—Me alegra oír eso.

—¿Sabe qué fue lo que más me sorprendió después de salir del Imperio Oriental?

—Cuando escuché sobre su matrimonio con el Rey Heinley.

Cuando terminamos de ponernos al día.

Nian me preguntó con un brillo en los ojos.

—Si se molestó en usar un periódico para convocarme, debe haber algo que quiera pedirme, ¿Verdad? ¿Qué es?

Como era de esperar, vino a verme después de leer el artículo en el periódico. Así que le conté honestamente.

—El hermano mayor de Heinley, el antiguo Rey, murió joven, por lo que Christa, la antigua Reina, también es muy joven. Parece que ha cumplido bien con sus deberes como Reina.

—Hmm. No hay Reina madre en el reino occidental, ¿Verdad?

—Es cierto. Además, mientras Heinley estaba soltero, Christa continuó desempeñando el papel de Reina hasta que yo llegué.

Nian entendió inmediatamente lo que quería decir y hizo un sonido con la lengua.

—Debe haber mucha gente siguiéndola.

—Sí. Por eso la llamé aquí, Lady Nian.

Tomé sus manos con firmeza y le pedí:

—Necesito su ayuda. Use sus habilidades para conquistar a la alta sociedad del Reino Occidental.

Nian se rió sin reservas.

—Eso es fácil.

Su actitud hizo que mi corazón pesado se sintiera un poco más liviano.

—Gracias.

Nian sonrió después de que expresara mi agradecimiento y dijo.

—Dije que definitivamente le devolvería su bondad.

—....muchas gracias.

—Ah. Reina.

—El Vizconde Langdel también está agradecido. Él también lo apoyará, Reina.

༻✦༺  ༻✧༺ ༻✦༺

A diferencia de Navier, que estaba feliz, Heinley estaba sombrío.

Navier había estado ocupada con Laura y la Condesa Jubel durante el almuerzo. Y por la noche, estuvo ocupada con la Duquesa Tuania, por lo que no había podido reunirse con ella ese día.

Entendía que Navier quisiera estar con sus amigas después de haber pasado mucho tiempo sin verse.

Pero, aunque lo entendiera, también quería estar con Navier.

McKenna lo miró y hizo un sonido con la lengua.

—La verá el resto de su vida, ¿Por qué está tan inquieto por no verla durante un día?

—¿Acaso no somos recién casados?

Ante la respuesta de Heinley, McKenna pareció sentir algo de arrepentimiento y murmuró:

—Porque no aprovechamos la oportunidad para salir y despejarnos, Su Majestad.

Mientras los dos conversaban, uno de los ayudantes de Heinley tocó la puerta, pidiendo verlo con urgencia.

A menos que el ayudante estuviera de turno, debería haber ido a casa o estar preparándose para irse a esta hora de la noche.

¿Qué querría informar tan de repente?

—Déjalo entrar.

Estaba confundido, pero Heinley le permitió entrar.

Tan pronto como el ayudante entró, informó con la cara pálida.

—Su Majestad, hay caballeros no identificados estacionados cerca de la capital, solo esperando.

—¿Caballeros no identificados?

Heinley frunció el ceño.

Si el Imperio Oriental era conocido por su ejército de magos, el Reino Occidental era famoso por su infantería y caballería. Había un límite para el aumento de magos, pero tal límite no existía para el poder militar puro.

Aunque se trataran de caballeros desconocidos, sería imposible que miles se reunieran de la nada.

No entendía por qué su ayudante parecía tan pálido por unos pocos caballeros.

—¿Por qué no averigua quiénes son y simplemente hace que se vayan si los considera peligrosos?

Ante la ligera respuesta de Heinley, el ayudante respondió con gravedad: 

—No puedo hacer eso… parece que son Caballeros Supranacionales.

Al mencionar "Caballeros Supranacionales", el ánimo de Heinley y McKenna se volvió pesado al mismo tiempo.

Después de dejar que su ayudante se fuera, McKenna le preguntó apresuradamente a Heinley cuando estuvieron solos nuevamente:

—Su Majestad, ¿Podrían haber percibido algo?

—Si notaron que estamos involucrados en la disminución de los magos...

En el Continente Wol, existía la Alianza Wol, a la que pertenecían la mayoría de los países de ese continente. Era una alianza de la que no solo formaba parte el Imperio Oriental, sino también el Reino Occidental. Los Caballeros Supranacionales estaban gestionados por la Alianza Wol.

Su nombre exacto era "Caballeros Sombras", y oficialmente trabajaban para preservar la paz.

Sin embargo, eran notorios por las acciones que tomaban para cortar de raíz cualquier "amenaza a la paz" y asegurarla.

Aunque el fenómeno de la disminución de los magos surgió de forma natural, fue Heinley quien lo aceleró.

Definitivamente tendría problemas si los Caballeros Supranacionales se habían dado cuenta. No podía evitar sentirse nervioso sabiendo que estaban estacionados fuera de la capital.

—McKenna.

—Sí, Su Majestad.

—Ve a averiguar y a investigar personalmente lo que está sucediendo.

—Entendido —respondió McKenna con el rostro serio y salió apresuradamente.

Heinley se sentó ansiosamente en su escritorio, esperando el regreso de McKenna. Aunque el Reino Occidental era un país lo suficientemente poderoso como para convertirse en un imperio, eso no significaba que pudiera librar una guerra contra todo el mundo. Lo mismo ocurría con el Imperio Oriental.

Mientras la alianza no se rompiera o se convirtiera en nominal, los países involucrados debían tratarse con respeto.

—Este es un verdadero problema.

Después de unas dos horas y media, McKenna regresó. Afortunadamente, McKenna no tenía una expresión sombría, pero Heinley preguntó apresuradamente:

—¿Qué está pasando? ¿Son realmente Caballeros Supranacionales?

—Es… es un poco extraño.

—¿Qué quieres decir con extraño?

—Efectivamente son Caballeros Supranacionales. Pero no parecen estar detrás de nosotros.

—¿No están detrás de nosotros?

Heinley se mostró aún más confundido.

¿Eso significaba que podría haber un verdadero peligro dentro de la capital?

Los Caballeros Supranacionales realizaban la mayoría de sus misiones en secreto. Incluso Heinley no sabía para qué estaban allí.

—Hay algo aún más extraño.

—El hombre que lidera a los Caballeros Supranacionales es el Vizconde Langdel, Su Majestad.

—¡¿Qué?!

Las cejas de Heinley se alzaron.

Vizconde Langdel… Heinley lo había conocido en las celebraciones de Año Nuevo. ¿No era ese el joven que seguía a la Duquesa Tuania como una sombra?

—¿Era realmente una sombra?

—¿No había sido exiliado por apuñalar a Rashta?

—Es cierto.

Heinley se rió a carcajadas.

Recordó la cara ingenua del hombre. Además, Langdel parecía estar a punto de morir de amor.

¿Cómo podía ser un caballero supranacional con una cara así…?

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Al día siguiente, cuando Heinley se reunió con los oficiales, el Vizconde Langdel solicitó formalmente una audiencia en nombre de los Caballeros Supranacionales.

Como le informaron que estaba esperando fuera de la capital, Heinley asumió que esto sucedería, así que dejó entrar al Vizconde Langdel.

Tenía curiosidad por saber qué lo había traído aquí.

—¿Es un Caballero Supranacional?

—¿Un joven como él?

Los oficiales reunidos en la sala de conferencias susurraron entre ellos mientras veían al Vizconde Langdel entrar con una expresión amable.

Aunque los Caballeros Supranacionales eran notorios, rara vez se mostraban adecuadamente frente a los demás.

Por lo tanto, los oficiales reunidos allí se sorprendieron al ver a alguien de los Caballeros Supranacionales en la sala de conferencias a plena luz del día.

Heinley sonrió al ver al Vizconde Langdel y dijo.

—Hace tiempo que no lo veía.

—Mi nombre es Langdel, comandante de la 5ta división de los Caballeros Sombras. —El Vizconde Langdel saludó educadamente pero no sonrió.

Aún así, con una suave sonrisa, Heinley preguntó:

—Me han informado que los Caballeros Supranacionales están estacionados fuera de la capital. ¿Cuál es la razón de esto? Mi gente está inquieta por la presencia de sus hombres. Dependiendo de la respuesta, tendrá que estar preparado para marcharse.

Los oficiales miraron a Heinley sorprendidos por sus palabras duras. Pero la respuesta del Vizconde Langdel fue completamente inesperada para Heinley.

—La Reina me salvó la vida en el pasado.

Los oficiales se sorprendieron una vez más. Esta era una historia que ni Heinley conocía, así que levantó las cejas.

—¿Mi esposa?

—Es cierto, me gustaría devolver ese favor. Le pido que me permita a mí y a mis caballeros servir como los caballeros personales de la Reina hasta que se determine su guardia oficial.

El líder de la alianza tenía la autoridad de convocar inmediatamente las divisiones de los Caballeros Supranacionales, tres de las cuales solo llevaban a cabo órdenes directas del líder de la alianza.

Sin embargo, las siete divisiones restantes actuaban de manera independiente a pesar de llevar el nombre de los Caballeros Supranacionales.

Esta era la primera vez que querían convertirse en caballeros personales.

Los murmullos aumentaron.

¿Sabía la reina de esto?

Traducido por: Valiz

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