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La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 239:Confesiones (2)

Capítulo de novela - 164 párrafos

Capítulo 239 - Confesiones (2)

Heinley apareció durante la hora del almuerzo, su rostro pálido.

—Perdón, mi Reina. Recibí un reporte de emergencia de la frontera.

—Está bien. Es normal estar ocupado con el trabajo.

Hablé lo más calmada posible con una sonrisa.

Sin embargo, era extraño.

Heinley normalmente decía ‘mi Reina esto, mi Reina aquello’ con una sonrisa. Hoy solo apretaba los puños repetidamente y ni siquiera me miraba a los ojos.

—¿Heinley? ¿Estás bien?

Cuando le pregunté preocupada, Heinley cerró los ojos con fuerza.

¿Realmente tuvo un efecto adverso debido a la cama de piedra mana?

Luego vaciló un momento antes de hablar finalmente,

—Puedes pensar que es una excusa… pero creo que el Gran Duque Kapmen vertió algo extraño en mi bebida ayer.

—¿El Gran Duque Kapmen? ¿Te refieres a cuando fuiste a hablar con él a solas?

¿Qué fue lo que vertió el Gran Duque en su bebida?

—¿Acaso está relacionado con que te encerraste en tu cuarto?

Su actitud fue particularmente rara ayer.

Heinley subió solo y se encerró en su habitación.

Heinley no respondió de inmediato esta vez tampoco. Finalmente, logró abrir la boca.

—Sí, tenía que ser una poción extraña. No sentí ningún encantamiento, ni nada venenoso. Después de beber eso, sentí que tenía parálisis del sueño.

Sin poder hablar más, Heinley miró hacia abajo.

Por sus palabras pude adivinar qué poción era la que el Gran Duque Kapmen había vertido en su bebida.

La poción de amor.

Recordé la expresión sufrida que tenía mientras me miraba desde la veranda el día de la noche de bodas.

Quizás no pudo controlarse… un ataque de locura.

La primera vez, golpeó a Sovieshu, y ahora aprovechó la poción.

De cualquier manera, viendo lo nervioso que estaba Heinley, debió haber reaccionado ante alguien.

—¿Los efectos de la poción, todavía los tienes?

Le pregunté, tratando de sonar lo más calmada posible, aunque mi corazón latía con fuerza.

El Gran Duque Kapmen había dicho que los efectos de la poción no duraban mucho, no más de una semana.

Sin embargo, el propio Gran Duque Kapmen sufría efectos secundarios, así que estaba preocupada.

Heinley y yo solo teníamos un matrimonio de conveniencia, así que sabía que algún día podría traer a alguien a quien realmente amara como concubina.

Pero no quería que fuera así. El Gran Duque Kapmen había sufrido tanto desde que se enamoró de mí debido a la poción, no quería que Heinley pasara por lo mismo.

No, más que eso, ¿Si Heinley de repente me dejaba por otra persona…?

¿De repente…? ¿De repente?

—No. Los efectos de la poción desaparecieron al amanecer. Por sí solos.

—Entonces, ¿Por qué estás tan nervioso?

—Mis ojos empezaron a divagar en cuanto me casé.

Heinley habló con dificultad, mirando hacia abajo a la mesa con los puños apretados.

Sus pupilas parecían temblar rápidamente, y no mucho después, las comisuras de sus ojos se pusieron rojas.

—¿Heinley?

Me sorprendí, ¿Por qué lloraría ahora?

Confundida, me acerqué a él y lo miré.

Sabía mejor que nadie lo fuertes que eran los efectos de la poción. Eran suficientes para hacer que Kapmen se enamorara locamente de mí.

Heinley también había sido afectado por ella, pero no quería verlo sufrir por esto.

—Heinley, mírame… ¿Heinley?

Después de llamarlo varias veces, Heinley murmuró con voz triste,

—Mi Reina, no quería hacerte daño.

—Heinley.

—No quería ser como tu exesposo.

—Heinley…

—Mi Reina, me da demasiada vergüenza mirarte a los ojos.

—Heinley, no es tu culpa.

—Te amo, mi Reina.

—Te amo. Te amo, pero ahora no soporto haberme dejado llevar por una poción así.

—¿Eh…? ¿eh?

Mientras trataba de consolar a Heinley, retiré mi mano confundida.

No entendía lo que acababa de decir.

¿Me ama? ¿Heinley? ¿A mí?

—¿No soy el tipo de hombre que te gusta?

Parece que las lágrimas empezaron a reunirse en sus ojos, a punto de caer por sus mejillas.

—No, no es eso en absoluto…

Murmuré medio confundida.

Aún me costaba entender lo que decía.

¿Heinley me quería?

¿Era yo la primera persona que Heinley vio después de beber la poción?

¿Esa es la razón por la que Heinley me gusta? No, en realidad en otras ocasiones también percibí señales de esto.

Pero aún así, ¿Esto es…?

—Parece que la poción aún tiene efecto, Heinley.

—No, los efectos de la poción realmente desaparecieron al amanecer.

—Pero no es posible que me ames.

Me levanté apresuradamente.

—¡Mi Reina!

Heinley extendió la mano y sujetó ligeramente mi vestido, mirándome como un perrito a punto de ser abandonado.

Le acaricié el cabello y suavemente quité su mano.

—Parece que estás un poco emocional ahora, primero cálmate.

—No lo hago por emoción. No, claro que estoy emocional. Pero no es por la poción.

Heinley me miró triste.

Si me iba en esta situación, probablemente Heinley malinterpretaría y pensaría que estaba enojada con él.

Repetí, tomando sus mejillas con mis manos.

—Por ahora, solo cálmate.

—Mi Reina…

—No estoy enojada.

Aún sin calmarse, Heinley enterró la cabeza en mi vestido.

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Le tomó casi dos horas calmarse.

Sin embargo, ya no se acercaba a mí con la misma audacia de antes, sino que me miraba tímidamente a los ojos.

Era desgarrador verlo así. Al mismo tiempo, estaba enojada con el Gran Duque Kapmen.

Después de todo lo que sufrió con su propia poción, ¿Cómo pudo dársela a Heinley?

—Pensé que estabas sufriendo por los efectos secundarios de la cama de piedra mana.

—No, no hay problema con eso.

—¿Estás seguro?

Fue solo después de que comimos juntos que me enteré de por qué Heinley había recibido reportes de emergencia de la frontera dos días seguidos.

—Hemos recibido reportes de que los bandidos de los Mil Eternos están ampliando su presencia.

—¿Están viniendo hacia aquí?

—Más que atacarnos directamente, parece que están aumentando su escala en general.

Los bandidos de los Mil Eternos era un nombre que había oído muchas veces desde que estaba en el Imperio Oriental.

Cuando mi hermano estaba en la frontera, a menudo luchaba con esos bandidos.

¿Estaban merodeando por aquí también?

—No viene mal estar preparados para enfrentarlos, así que estamos revisando las líneas defensivas.

—Mi hermano puede ayudar contra los bandidos de los Mil Eternos.

Aunque no era su responsabilidad, era un experto en artes marciales, que incluso luchaba como hobby.

Omití lo último porque no había necesidad de mencionarlo…

A mi recomendación, Heinley sonrió torpemente.

—De hecho, Sir April hizo la misma recomendación.

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Después de que Heinley se calmara un poco, fui a visitar al Gran Duque Kapmen.

La extraña forma en que Rashta actuó cuando lo vio esta mañana seguramente tenía algo que ver con la poción.

De lo contrario, Rashta no habría mirado al Gran Duque Kapmen tan confundida. Si ella estaba allí porque quería acercarse a él, habría intentado mantenerse sonriendo lo más bellamente posible.

Fui al lugar donde el Gran Duque Kapmen se hospedaba y toqué la puerta. Después de una breve espera, la puerta se abrió y apareció el Gran Duque Kapmen.

Estaba vestido tan elegantemente como de costumbre.

Su complexión era pálida, pero aún se veía relativamente bien.

Cuando nuestros ojos se encontraron, el Gran Duque Kapmen me llamó en voz baja.

—Su Majestad.

No había fuerza en sus ojos. ¿Entonces se sentía mal?

En otras circunstancias, habría salido y hablado con él cuando se sintiera mejor. Pero…

Esto había sido demasiado. Recordé cómo se sintió Heinley con la breve aparición de los efectos de la poción.

El Gran Duque solo se quedaría un rato, por el bien del comercio. Lamentaba que no se sintiera bien ahora, pero tenía que aprovechar este momento para aclarárselo.

Sin embargo, antes de que pudiera hablar, el Gran Duque Kapmen se disculpó primero mientras bajaba la mirada.

—Perdón, perdóname.

—¿Sabe por qué estoy enojada?

Cuando le pregunté fríamente, él asintió con desgano.

Puse una mano en mi cintura y lo miré con la expresión más severa que pude.

—Estoy muy, muy decepcionada.

Dije fríamente, y su cabeza se inclinó aún más.

Antes de continuar, pensé por un momento qué decir,

¿Reitero que estoy decepcionada? ¿O digo que no sabía que él era de este tipo? ¿O lo culpo por intentar lastimarme de la misma manera que sufrí por Sovieshu…?

Mientras las palabras aparecían y desaparecían en mi mente, el rostro del Gran Duque Kapmen se oscureció.

Era como si pudiera escuchar los insultos que pronunciaba dentro de mi cabeza.

¿Tenía miedo de lo que iba a decir?

Después de pensarlo un poco, encontré las palabras adecuadas.

—Haga como si no me conociera de ahora en adelante, a menos que sea por trabajo.

—¡Su Majestad!

Sé que aún no había logrado contrarrestar los efectos de la poción y que sufría mucho por ello. Sin embargo, debido al comercio con Rwibt, Kapmen aún tenía que quedarse aquí.

Así que tenía que dejarlo claro, para que no volviera a ocurrir lo mismo.

Como era de esperar, el Gran Duque Kapmen, sorprendido por mis palabras, sostuvo el marco de la puerta con tanta fuerza que lo rompió.

Sus párpados temblaron, y sus ojos se veían más oscuros de lo habitual. Sin embargo, no retracté mis palabras.

Se mordió el labio con fuerza y cerró los ojos.

Después de una breve pausa, dijo algo inesperado,

—¿Por qué no está pensando en nada ahora?

En ese momento, me sorprendí tanto que mis ojos se abrieron de par en par.

Sus siguientes palabras fueron exactamente las mismas que… mis pensamientos.

¿Cómo? ¿Es una coincidencia?

—¿Cómo? ¿Es una coincidencia?

Tan pronto como di un paso atrás, confundida, él dijo apresuradamente.

—¡No soy un monstruo!

En ese momento, me di cuenta de que su expresión estaba teñida de miedo y mi expresión reflejada en sus pupilas oscuras era similar.

El Gran Duque Kapmen me miró atónito por un momento.

¿Por qué actúa así?

Mientras pensaba en eso, sacudí la cabeza rápidamente.

No puedo creer que pueda leer la mente de otras personas.

¡¿Cómo puede tener esa habilidad?!

Me dio escalofríos.

En lugar de ser algo maravilloso, haría que las personas se sintieran incómodas, o torpes, y no quisieran estar cerca de él.

Nadie en este mundo querría que sus verdaderos pensamientos fueran conocidos.

¿Lo hizo intencionalmente para que lo supiera?

Cuando nuestros miradas se encontraron de nuevo, el Gran Duque Kapmen reconoció con voz apagada,

—Es mi habilidad, pero también es mi debilidad.

—Ahora lo sabe. Así que si algo como esto sucede otra vez, incluso si lo hace público, lo aceptaré.

Dicho esto, el Gran Duque dio un paso atrás y terminó.

—Aunque lo haga público ahora… lo aceptaré.

Traducido por: Valiz

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