La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 284:Pintura (1)

¿Qué era peor? ¿Que Heinley pensara que yo intentaba evitarlo, o que solo estaba interesada en su cuerpo?

Lo primero me hacía parecer una mujer fría y sin corazón. Lo segundo me hacía parecer una cualquiera.

Pensando en eso no podía mantenerme tranquila, así que dejé la pluma y me levanté de la silla.

¿Qué hice mal? El ambiente se dio así, ¿No es cierto? Solo me dejé llevar por el momento. Entonces, ¿Por qué?

¿Fue porque lo toqué? Él también me estaba tocando. Así que, cuando él me tocaba, era amor, pero cuando yo lo tocaba, ¿Solo quería gratificación física?

¿Estaba interesada solo en su cuerpo? Si solo me interesara su cuerpo, no me estaría preocupando por nada más.

¡Ojalá fuera así! ¡Disfrutaría cada día, trabajando durante el día y jugando con su cuerpo por la noche!

Era doloroso porque no solo me interesaba su cuerpo, sino aún más...

¡Si él hablaba a menudo de tomar un baño juntos, hacerlo en otros lugares, en otras posiciones, juegos de roles y cualquier cantidad de cosas! ¡¿Cómo podía yo ser la sucia por meter un poco las manos en sus pantalones?!

—¿Su Majestad? Parece perturbada.

Mientras caminaba de un lado a otro por la sala con los labios apretados, mis damas de compañía también se veían inquietas.

Negué con la cabeza ante la preocupación de la Condesa Jubel.

—Es solo que surgió un problema complicado. Está bien.

Entonces Laura corrió como una ardilla y preguntó,

—¿Qué pasó? ¡Compártalo con nosotras, Su Majestad! Así podríamos encontrar una solución rápida a su problema. Se dice que varias cabezas juntas siempre hallan un camino, ¿Verdad?

Gracias, Laura. Pero no podía decir que mi esposo pensaba que era una ninfómana que solo quería su cuerpo.

No podía hablar de este asunto tan vergonzoso con nadie. ¿Qué se supone que debía discutir? Si alguien se enteraba de esto, moriría de vergüenza.

En ese momento, se escuchó un golpe en la puerta.

—¡Yo voy!

Laura, que corrió emocionada hacia la puerta, regresó apresurada poco después y gritó,

—¡Su Majestad, el Gran Duque Kapmen está aquí para verla!

Oh… Santo cielo. ¡No puede ser!

¡De todos los momentos… el Duque viene justo ahora!

—¿Puedes decirle que venga más tarde?

—Dijo que era un asunto urgente…

—¿Un asunto urgente?

—Es sobre los tres primeros equipos de prueba.

Apreté los dientes y cerré los puños, pero no había nada que hacer.

—Déjalo pasar.

Dios mío, espero que nada de lo que ocurrió con Heinley me venga a la mente delante del Gran Duque Kapmen.

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Tres jóvenes de edad similar estaban sentadas lado a lado en un tramo de escaleras, y frente a ellas dos perros grandes se mordían las colas juguetonamente.

Los perros ladraban y saltaban felices, pero las jóvenes tenían expresiones aburridas.

Con la partida de la Duquesa Tuania, e incluso de la Emperatriz Navier, la alta sociedad se había vuelto drásticamente aburrida últimamente.

Se celebraban fiestas grandes y pequeñas en distintos lugares, pero no había fiestas organizadas por nobles de muy alto estatus, lo cual era algo tedioso.

Solo cuando nobles de alto rango organizaban una fiesta se reunía una gran diversidad de personalidades. El Duque y la Duquesa Troby se habían ido al Imperio Occidental, mientras que el Duque Tuania estaba deprimido y se mantenía encerrado en su mansión tras el divorcio.

El Marqués Farang era el tipo de hombre que prefería las competencias de caza, la esgrima y entrenar palomas mensajeras a las fiestas.

El Marqués Karl rara vez organizaba fiestas, quizá porque era el secretario principal del Emperador, mientras que las jóvenes eran reacias a asistir a las fiestas del Gran Duque Lilteang por su mal carácter.

Y la Emperatriz Rashta solo se reunía con hombres, así que las jóvenes no podían evitar aburrirse.

Finalmente, Rivetti, que estaba sentada en silencio, preguntó con curiosidad,

—¿Alguna vez han tenido una relación romántica?

Alischute miró sorprendida a Rivetti,

—¿Hay alguien que te guste?

Alischute había sido la mejor amiga de Laura, pero desde que Laura se fue al Imperio Occidental, había estado saliendo con Rivetti y Anne.

Rivetti pensó, ¿Por qué debería decir si hay alguien que me gusta? y respondió con firmeza,

—Entonces, ¿Por qué hablas de relaciones románticas de repente?

Anne, que escuchaba en silencio, dijo con voz seria:

—Las relaciones románticas son para después del matrimonio. No es bueno que corran rumores de que saliste con alguien antes del matrimonio, Rivetti.

Rivetti frunció los labios. Ella también conocía bien la filosofía noble de separar el amor del matrimonio, pero esas palabras le molestaron un poco por el hecho de que llevaron al divorcio de Navier, la Emperatriz que más le gustaba.

—No es una relación romántica porque me guste alguien. Es porque es necesario.

—¿Por qué? ¿Para casarte?

—Hasta cierto punto.

Alischute y Anne, que estaban aburridas, miraron a Rivetti con los ojos brillantes.

—¿Quién es?

—¿Con quién te quieres casar?

—¿Tu padre está en contra? Si no, pídele a tu padre que proponga el matrimonio a su familia.

Los labios de Rivetti se torcieron. Si pudiera, ya lo habría hecho.

Pero ella apuntaba al Emperador, no a un noble común. Además, lo hacía por venganza, no por amor. Su intención era seducirlo y luego desecharlo.

Su padre y su hermano no la ayudarían en eso. Por supuesto, incluso si quisieran ayudarla, su familia no tenía el estatus suficiente para persuadir al Emperador de tomarla como concubina.

—Eso no es posible. He intentado seducirlo, pero no parece interesado en mí.

—¿Cuántos años tiene? ¿Es muy mayor o muy joven? Tal vez por eso no está interesado en ti.

Anne había hecho otro comentario agudo. Rivetti vaciló, lo pensó y respondió,

—Es mayor. Pero no hay mucha diferencia de edad.

—Eres radiante y enérgica, ¿No es ese tu encanto? Debes mostrarlo.

—¿Cómo?

—¿Por qué no te muestras fuerte? Cuando haya una competencia de caza, lanza una flecha espléndida frente a él.

—No sé lanzar una flecha.

—¡Entonces monta un caballo de forma espléndida!

Las jóvenes dieron sus opiniones, pero no fueron de mucha ayuda.

Eventualmente, Rivetti olvidó el tema de la seducción mientras reía y bromeaba con sus amigas. Solo lo lamentó al separarse de ellas.

¡Ah! ¿Cómo pasamos del tema de la seducción al de esa lectura de manos?

Rivetti se dio un pequeño golpecito en la cabeza, lamentando su estupidez.

Aun así, disfrutaba pasar tiempo con sus amigas. Rivetti caminó despreocupada de regreso a casa.

Pero a medio camino, sintió que alguien la seguía.

Rivetti se detuvo y miró hacia atrás.

¿Fue mi imaginación?

Aunque ya comenzaba a oscurecer, pasaban bastantes personas por allí, así que no pudo determinar si alguien la seguía.

A pesar de sentirse un poco intranquila, Rivetti siguió caminando. Había muchos transeúntes, así que pensó que nadie la seguiría tan descaradamente.

Pero tras unos pasos, volvió a sentirse invadida por un miedo desagradable.

Aunque caminó con prisa un rato, la extraña sensación no desapareció. Rivetti se detuvo de nuevo y miró hacia atrás.

La gente seguía yendo y viniendo con normalidad. No había señales de que alguien la estuviera siguiendo.

¿Es mi imaginación?

Rivetti, que medio giró la mirada al frente, volvió a mirar hacia atrás cuando se dio cuenta de un hecho alarmante.

¡Eran los mismos transeúntes!

¡Estaba segura de que eran las mismas personas que cuando miró hacia atrás por primera vez!

En ese momento, Rivetti entró en pánico y se le erizó la piel.

Giró la cabeza hacia el frente rápidamente y salió corriendo.

Entonces, los transeúntes se detuvieron y al mismo tiempo dirigieron la mirada hacia su espalda.

Un niño agachado entre unas cajas de madera en la esquina de un callejón observaba la escena mientras lamía una paleta.

Ese fue el último día que se vio a Rivetti.

Traducido por: Valiz

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