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La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 302:Sucesor (1)

Capítulo de novela - 87 párrafos

Fue un sueño muy vívido.

Todavía recordaba claramente cómo Queen corría como un pingüino, y cómo el águila monstruosa se aferraba al trono.

Nian se fue después de decirme que me veía cansada, y mis damas de compañía también se retiraron después de decirme que me acostara a descansar.

Apenas me recosté en la cama, me quedé dormida de nuevo.

Pero esta vez no soñé con el águila monstruosa ni con Queen. De hecho, no soñé nada en absoluto.

Cuando finalmente desperté, ya era hora de la cena.

Lo sorprendente fue la historia que Heinley me contó esa noche mientras cenábamos juntos.

—Me quedé dormido mientras trabajaba durante el día, y tuve una pesadilla muy extraña.

—¿Qué pesadilla?

—Bueno… tengo una colección de joyas.

Eso ya lo sabía.

Era evidente que a Heinley le gustaban mucho las joyas porque siempre presumía que su país era la capital de las joyas. En su habitación y en la sala de reuniones se exhibía una gran variedad de joyas raras.

—Cuando entré en mi habitación para limpiar las joyas, encontré un huevo desconocido entre ellas.

—¿Un huevo?

—Sí. Era dorado con toques verdes, incluso más bonito que las joyas. Era tan hermoso que lo limpié y lo calenté con mis manos. Pero de repente, salió un pajarito.

Un pajarito…

—Tenía pocas plumas y alitas pequeñas, pero era adorable. Así que lo abracé contra mi pecho y lo acaricié, pero el pajarito se quejaba pidiendo esta o aquella joya para comer. Lo que me aterrorizó fue que le di todas mis joyas.

Heinley murmuró con el rostro pálido, como si le horrorizara solo pensarlo.

—Creo que me volví loco en el sueño. En todo caso, cuando le di las joyas, el pájaro creció tanto que se volvió enorme en un instante.

Un pájaro enorme… se me vino a la mente el águila monstruosa que vi en mi sueño.

Mientras asentía con una sensación de déjà vu, Heinley se estremeció y continuó:

—De repente, el lugar cambió. Esta vez, el enorme pájaro se envolvió alrededor de mi trono y también me pidió. Me molestaba, pero extrañamente ni siquiera podía reprenderlo, así que rápidamente recurrí a Mi Reina para pedir ayuda.

La sensación de déjà vu era aún más fuerte.

¿No parecía coincidir con mi sueño?

—Logré alejar a ese enorme pájaro de mi trono con la ayuda de Mi Reina.

Heinley sacudió la cabeza y preguntó con una expresión seria.

—¿Podría haber sido un sueño premonitorio de que alguien alberga intenciones ocultas contra mí?

—No lo sé, pero… tuve un sueño similar.

—¿Qué? ¿En serio?

Cuando le conté a Heinley sobre mi sueño, sus ojos se agrandaron.

Aunque no coincidían del todo, parecían muy similares.

Pronto la expresión de Heinley se volvió realmente rígida, así que deliberadamente lo tranquilicé con palabras afectuosas:

—El sueño que tuvimos es tan parecido que parece que realmente nos hemos convertido en una pareja en total sintonía.

Temía que considerara este sueño como una premonición y se preocupara por una rebelión.

Por supuesto, hay que tener un plan de contingencia para enfrentar una rebelión. Sin embargo, uno debe preocuparse cuando haya signos que lo indiquen, caer en esa preocupación ahora solo agotaría la mente.

—Así que no tienes que preocuparte, Heinley. No creo que este sea un mal sueño premonitorio.

Heinley se llevó una mano a la mejilla y habló lentamente,

—No, Mi Reina. No me sorprendió por eso…

—¿Entonces por qué?

—En un continente lejano hay una creencia de que si una pareja tiene el mismo sueño significa que un bebé viene en camino.

Sus palabras me hicieron soltar una carcajada.

—Eso es absurdo.

—Pero apareció un aguilucho. ¿No es significativo, Mi Reina?

—Para nada.

Negué con la cabeza.

Los ojos de Heinley brillaban, no quería decepcionarlo.

—Tuve mi período el mes pasado. ¿No lo sabes?

—Sí, pero no debiste haberlo tenido de nuevo en estos días.

Eso es cierto, pero…

—Incluso si tuviera un bebé en el vientre, estaría embarazada de dos o tres semanas. Aún no se puede saber con certeza si estoy embarazada.

En muchas ocasiones se celebraban banquetes apresuradamente con la creencia de que la esposa estaba embarazada, pero en realidad no lo estaba. No quería pasar por lo mismo.

Sin embargo, Heinley se mantenía positivo.

—Entonces podría ser. Podría ser que estés embarazada, Mi Reina.

Negué de nuevo con la cabeza.

Cuanta más esperanza se tiene, más dolorosa es la decepción.

Incluso si fuera cierto que estaba embarazada, prefería esperar un tiempo para estar segura.

—Mi Reina, ¿Por qué no dejas que el médico del palacio te revise?

Pero por alguna razón, Heinley insistía.

Heinley solía obedecer mi voluntad la mayor parte del tiempo, salvo en la cama por las noches.

Cuando fruncí el ceño, Heinley se disculpó con gran pesar.

—Lo siento, Mi Reina. Pero trabajas todo el día, a veces hasta el amanecer del día siguiente. Si hay alguna posibilidad de que estés embarazada, creo que es mejor saberlo con anticipación para que puedas tomar las precauciones necesarias.

—Es porque hay mucho trabajo que hacer.

—Mi Reina, tienes que descansar adecuadamente incluso si no estás embarazada.

Cuando estaba en el Imperio del Este, el médico del palacio también me dijo que descansara.

¿Sería diferente con el médico del palacio del Imperio del Oeste? No. Esta vez sería lo mismo.

Lo que sí sería diferente es que Heinley me quitaría todo el trabajo si el médico del palacio decía algo así.

Aunque eso no había ocurrido hasta ahora, era totalmente posible dado lo atento que era Heinley conmigo.

—Mi Reina.

Heinley extendió la mano, llamándome con una voz suave,

—Navier. ¿Sí?

Justo cuando estaba a punto de rechazarlo rotundamente, él se transformó en Queen, y recordé al aguilucho frotando su mejilla contra mi palma como si fuera débil.

—...está bien.

No me entusiasmaba, pero acepté de mala gana.

—Pero no te hagas muchas ilusiones, Heinley.

Al día siguiente, en cuanto terminé de cambiarme después del desayuno, Heinley llamó al médico del palacio.

Afortunadamente, Heinley no le dijo al médico del palacio que —revisara si estaba embarazada—.

Le preocupaba que yo me sintiera incómoda, así que le dijo al médico que era para un chequeo general.

Mientras el médico del palacio me revisaba, Heinley me miraba ansiosamente.

Estaba un poco nerviosa, así que traté de pensar en otras cosas.

En Whitemond, en las delegaciones que deberían haber llegado al continente Hwa, y así sucesivamente.

Finalmente, la mano del médico del palacio descendió hasta mi vientre.

Inconscientemente, fijé la mirada en los labios del médico.

En ese momento, el médico del palacio abrió lentamente la boca.

Traducido por: Valiz

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