La Emperatriz Se Volvió A Casar – Novela Capítulo 446:Insoportable (1)

Capítulo 446 - Insoportable (1)

—Desde que me habló sobre la fuga del Gran Duque Lilteang e insinuó que yo estuve de acuerdo con su castigo, debe haber ocurrido algo mientras el Gran Duque estaba encarcelado que a Heinley le preocupa que salga a la luz.

Sovieshu concluyó mientras caminaba por su habitación.

Después de reunirse con el Emperador Heinley, Sovieshu estaba abrumado por la ira y no podía pensar con claridad. Una vez que se calmó, fue capaz de leer las verdaderas intenciones de Heinley.

El joven Sovieshu es capaz de pensar como el Emperador Heinley porque sus edades mentales son similares.

El Marqués Karl reflexionó asombrado y estuvo de acuerdo.

—Su Majestad probablemente tiene razón. El Gran Duque Lilteang debe haber resultado herido mientras estaba prisionero. Ya sea intencionalmente o por accidente.

Sovieshu se detuvo para analizar la situación una vez más. Después de un rato, sonrió fríamente.

—Aunque eso no sea lo que pasó, no importa. Solo tenemos que encontrar primero al Gran Duque Lilteang y ponernos de acuerdo con la historia.

—Así es, Su Majestad.

Con la decisión tomada, Sovieshu hizo sonar la pequeña campana para convocar a sus ‘sirvientes’.

—Ha habido un cambio de planes. Quiero que todos se concentren en averiguar el paradero del Gran Duque Lilteang en lugar de investigar sobre el fenómeno del descenso del maná.

—¿Su Majestad?

—Si yo estuviera en la posición del Emperador Heinley, habría ocultado cualquier evidencia que me vinculara con la disminución del maná. Es un problema más grave que lo del Gran Duque.

—Eso es cierto.

—Ya que no será fácil encontrar pruebas de su implicación en lo primero, vamos a despistarlos...

—¿A qué se refiere, Su Majestad?

—Creo que ya conocen nuestras intenciones e incluso pueden estar esperando tendernos una trampa. Fingiremos seguir buscando pistas sobre la disminución del maná, pero nuestro objetivo será encontrar al Gran Duque Lilteang.

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Para averiguar el paradero del Gran Duque, Sovieshu necesitaba permitir que sus ‘sirvientes’ se movieran con libertad. Para ello, salió del Palacio Imperial con ellos, permitiendo que se dispersaran en el camino.

Entró en una taberna frecuentada por plebeyos y pidió una bebida, sin intención de beberla.

La última vez que Sovieshu fue a una taberna terminó en una pelea, así que el Marqués Karl lo acompañó esta vez.

El camarero dejó dos vasos de licor y una bandeja de queso sobre la mesa.

Sovieshu empujó casualmente las bebidas hacia el Marqués Karl, mientras colocaba la bandeja de queso más cerca de sí. Sonrió con satisfacción.

—Espero que hoy obtengamos buenos resultados.

El Marqués Karl asintió mientras mantenía la vista en el licor frente a él. No creía que Sovieshu debiera beber alcohol, ya que una vez se cayó por una ventana estando ebrio.

—¿Qué pasa, Karl? ¿No puedes beber alcohol?

—¿Por qué me dió su vaso?

—Ese licor es amargo.

—Y los bocadillos...

—Me gustan.

Aunque al Marqués Karl no le agradaba beber tanto, no tenía otra opción, así que tomó el primer vaso.

Mientras tanto, Sovieshu miraba a su alrededor mientras devoraba el queso. Incluso parecía disfrutar la animada melodía del violinista.

Al observarlo, el Marqués Karl esperaba que Sovieshu pronto olvidara a Navier y comenzara a disfrutar nuevamente de estos pequeños placeres de la vida.

Pero no bien tuvo ese pensamiento, una conversación desagradable cercana llegó a sus oídos.

—Su Majestad fue un poco descuidado incluso cuando era Príncipe, pero no era cruel, ¿Verdad?

—¿Qué estás diciendo? Siempre ha habido rumores sobre su crueldad.

—Es cierto, como el rumor de que se asocia con piratas...

—¿Qué esperabas de alguien que es amigo de un hombre como el Duque Elgy...?

—No, ahora es diferente. Sus acciones fueron realmente crueles. No le bastó con encerrar a su cuñada y empujarla al suicidio, también eliminó a toda su familia.

—Pero Su Majestad no ha encerrado ni matado a inocentes. Suena un poco engañoso cuando lo dices así.

—Sí, es como una historia a medias. La familia Zemensia cometió muchos crímenes.

—Creo que tiene razón. No importa qué tipo de persona haya sido Su Majestad antes, no se puede negar que se volvió frío y cruel tras la llegada de la Emperatriz Navier.

—No, siempre hubo rumores de que Su Majestad era así. Olvidas lo que se dice sobre la muerte del antiguo Rey.

—Las personas encantadoras nublan el juicio de cualquiera. Me preocupa que Su Majestad se esté dejando llevar por el encanto de la Emperatriz Navier.

El Marqués Karl gimió por dentro.

¡Ahora no!

Miró a Sovieshu, quien observaba de cerca al grupo de borrachos.

Sovieshu tenía las piernas cruzadas y sacudía una de ellas cada vez más rápido cada vez que oía los comentarios negativos sobre Navier. Aunque la mayoría de los borrachos apoyaban a Navier, no podía ignorar las palabras de sus detractores.

El Marqués Karl se apresuró a llamar al camarero porque temía que Sovieshu se metiera en otra pelea.

—¿Qué más tienen para comer aquí? Quiero más. ¡Todo! ¡Rápido!

Extendió un puñado de monedas, y el camarero trajo la comida directamente.

—Aquí tiene.

El Marqués Karl empujó rápidamente la bandeja frente a Sovieshu, quien tomó una galleta y la mordió con fuerza. Más fuerza de la necesaria para morder una galleta. Como si estuviera rechinando los dientes de furia.

El Marqués Karl se alarmó aún más e intentó tranquilizar a Sovieshu.

—No hay necesidad de prestar atención a esas tonterías. Los plebeyos como estos siempre han tildado a Navier de insensible, aunque cumple a la perfección con sus deberes.

Pero fue en vano. Sovieshu se metió otra galleta en la boca, la masticó con fuerza y la tragó.

—No me gusta.

—¿Perdón?

—No me gusta Heinley.

Al menos esta vez Sovieshu no se levantó a pelear. El Marqués Karl se sintió un poco aliviado y rápidamente empujó otra bandeja de comida hacia él.

—¿Por qué Navier se casó con un canalla así?

—El Imperio Occidental se verá acorralado cuando se conozca su implicación en el descenso del maná. ¿Tiene sentido que ella se quede aquí cuando la gente no la valora? No lo creo.

Sovieshu añadió con convicción,

—La única razón por la que Navier se casó con un canalla como Heinley es porque estaba enojada conmigo.

—Su Majestad...

—Honestamente, yo soy mucho mejor que él.

—Eso es cierto.

Para el Marqués Karl, el Sovieshu de Día era similar a Heinley, pero aun así se ponía de parte de Sovieshu.

Cuando Sovieshu recordó cómo Heinley había intentado tergiversar el caso del Gran Duque a su favor, se indignó aún más.

—Otros hombres no son adecuados para una mujer como Navier, pero Heinley es el peor de todos.

Los ojos de Sovieshu se llenaron de determinación.

—Ahora lo tengo claro. Debo recuperar a Navier cueste lo que cueste.

El Marqués Karl se sintió un poco inquieto. Se preguntaba cuán mal debió haber sido la conversación de ayer entre Sovieshu y el Emperador Heinley para que el odio de Sovieshu hubiera aumentado aún más.

Dado que el Sovieshu actual se dejaba llevar más por sus emociones que su yo adulto, el Marqués Karl estaba preocupado por no poder predecir sus acciones.

Como había dicho el Sovieshu de Noche, era necesario unir sus dos personalidades cuanto antes.

¿Pero cómo?

El Marqués Karl no dejó de pensar en eso durante todo el camino de regreso al palacio.

En contraste, Sovieshu estaba disgustado por la gente del Imperio Occidental que llamaba a Navier una ‘Emperatriz sedienta de sangre que domina al indolente Emperador Heinley’.

Después de caminar en silencio por un rato, Sovieshu se volvió hacia el Marqués Karl.

—Sí, Su Majestad.

—Averigua sobre las personas cercanas al Duque Zemensia. Encuentra a cualquier pariente que aún esté con vida, incluso aquellos que le dieron la espalda tras su caída, también son útiles.

Traducido por: Valiz

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