La Emperatriz Se Volvió A Casar Novela capítulo 54

Estaba mirando los pendientes en la caja cuando levanté la vista sorprendida. Una vez más sentí sus labios acariciar suavemente mis orejas.

Solté mi cabello y cerré la tapa de la caja. Tan pronto como me di vuelta, Sovieshu aplastó sus labios contra los míos. Sin embargo, en lugar de corresponder, mantuve la boca cerrada y me alejé. Sovieshu parecía sorprendido, pero cuando nuestros ojos se encontraron, sonrió y me extendió la mano cuidadosamente.

—…

Miré sus dedos delgados y negué con la cabeza.

—¿Emperatriz?

Su voz era suave, pero volví a negar con la cabeza. No sabía por qué de repente quería besarme, pero no quería hacerlo con él ahora. Había estado con Rashta por más de un mes. Era incómodo besar esos labios que ya habían besado a otra persona.

—…está bien.

Sovieshu bajó el brazo y la habitación quedó sumida en un incómodo silencio. Él miraba la silla en la que había estado sentada hace un momento, mientras yo permanecía inmóvil con la caja de música en la mano. Me llevó un momento darme cuenta de que la música seguía saliendo de la caja, y cerré la tapa. Sovieshu apartó la vista de la silla, miró la caja y luego me miró de nuevo.

—A veces… es como una colega, no como una esposa.

—Una esposa también es una colega con la que camina por la vida juntos.

—Si las esposas y las colegas son lo mismo, ¿Cuál es el sentido del matrimonio?

Sovieshu suspiró y salió de la habitación, diciendo que estaba cansado. Escuché la puerta cerrarse. Cerré los ojos y tomé una respiración temblorosa.

Un momento después, la puerta se abrió nuevamente, y cuando abrí los ojos vi a la Condesa Jubel entrando, mirando atrás sobre su hombro. Colocó la bandeja con pan, jugo y mermelada, pero seguía mirando hacia atrás.

—Majestad, ¿Discutió con el emperador?

Debió haberse cruzado con Sovieshu en el camino aquí.

—El Emperador parece tener fiebre, así que por favor envíe al oficial.

Ignoré su pregunta y tomé un plato.

—Quiero comer sola. ¿Está bien, Condesa Jubel?

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Me quedé completamente sola en la habitación, realizando los movimientos mecánicos de comer mi desayuno. El pan estaba crujiente por fuera y suave por dentro, y la mermelada de fresa era tan dulce como una cucharada de azúcar. El jugo de uva verde estaba fresco y refrescante también, pero descubrí que no podía disfrutar del sabor. ¿Era por la sensación vacía en mi corazón? Estuve confundida por un momento si estaba comiendo o no.

Finalmente, después de morder solo la mitad del pan, lo dejé. Tomé un sorbo de jugo cuando vi un pájaro familiar junto a la ventana, plumas doradas, ojos morados, gran tamaño, un pico atractivo…

—¿Queen?

Se veía como él, pero ¿Cómo podía estar aquí? Caminé hasta la ventana para abrirla, y el gran pájaro saltó dentro de la habitación.

—¡Queen!

Era realmente Queen. Por alguna razón, mis ojos comenzaron a arder con lágrimas.

—¿Cómo llegaste aquí, Queen? ¿Estabas buscándome?

Reina asintió, luego envolvió sus alas a mi alrededor en un abrazo.

—¿Queen?

Era como si intentara consolarme. No importaba cuán grande fuera un pájaro, no podía ser más grande que un humano, así que las alas de Queen no me cubrían completamente. Sin embargo, se envolvió a mi alrededor lo más que pudo, y mi corazón se conmovió por su esfuerzo. Le di un beso en la frente y él se quedó quieto como siempre, pero no se apartó.

¿Realmente estaba tratando de animarme? Había oído que algunos animales podían sentir instintivamente las emociones humanas. Tal vez Queen sabía lo que pensaba y ni siquiera se daba cuenta.

Lo aparté de mis brazos y lo coloqué en mi regazo para abrazarlo de nuevo.

—Tal vez no pueda vivir sin ti, Queen.

—¡!

—¿Y si tienes que regresar al Reino del Oeste?

—…

—¿Debería seguirte?

Queen asintió con entusiasmo y graznó.

—¿Dónde diablos encontró el príncipe Heinley a un chico tan guapo como tú?

Como si intentara lucir más hermoso, extendió sus garras y me miró con grandes ojos claros.

—¿Debería traer un pájaro del mismo tipo que Queen?

—¡!

—Queen, si te consigo un hermanito, ¿Serás amable con él?

Esta vez Queen negó violentamente con la cabeza, y no pude evitar doblarme de risa. De repente…

—¡Majestad!

La Condesa Jubel irrumpió en la sala. Parecía sorprendida al ver a Queen en mis brazos, pero negó con la cabeza como si no fuera el momento.

—Majestad, ¡El emperador se ha desplomado!

¿Qué?

—¿Dónde está ahora?

—Lo movimos a una habitación vacía cercana y llamamos al oficial.

—Envíenlo a la capital y díganle que lleve un médico. Por si acaso.

Me levanté rápidamente y dejé a Queen en el alféizar de la ventana. Parecía que no quería irse, pero no podía jugar con él ahora.

—Sé buen chico. Ve con tu maestro, Queen. Ah, espera. Condesa Jubel.

—Sí, Majestad.

—Por favor, dele agua a Queen. Voló una larga distancia.

—Sí.

—Queen, bebe agua y descansa antes de regresar, ¿Está bien?

Le besé la frente a Queen y salí rápidamente de la habitación.

Traducido por: Valiz

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