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La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 37

—No lo sé. ¡Dije que no lo sé!

En el gremio Cradium.

Frente al almacén vacío de piedras mágicas, Huber estaba atado a una silla, gritando.

La persona que llevaba una capucha negra habló.

—No creo que no lo sepas realmente.

Al oír eso, Huber respondió lastimeramente.

—¿Cuántas veces tengo que decirlo? ¡No lo sé! Ese día, en el banquete del Marqués Russell, no sé qué tipo de accidente tuve, ¡Pero me golpeé la cabeza! ¡Así que perdí todos mis recuerdos de ese día!

Huber lloró y suplicó.

—No solo me lastimé la cabeza, también me lastimé el hombro. ¡Debieron torturarme muy fuerte!

El encapuchado respondió con voz fría.

—Supongo que te golpeaste la cabeza tan fuerte que te rompiste el hombro al punto de revelar la ubicación.

—¡No! ¡Eso no puede ser verdad!

—De todos modos, ¿Puedes devolver todas las piedras mágicas recolectadas que fueron robadas?

—E-Eso…

Luego, sentado frente a Huber, habló una persona que llevaba una máscara blanca.

—Cradio Huber.

—¡S-Sí…!

—Hasta ahora lo has hecho muy bien. En nuestro nombre, ayudaste al flujo de piedras mágicas en esta zona.

—Así es, ¡Eso es lo que yo...!

—Y también robaste piedras mágicas en secreto.

—¡…!

La persona enmascarada suspiró profundamente.

—¿Pensabas que éramos tontos? Ojalá hicieras lo que te dicen, pero ¿No te pillaron así con la cola pisoteada porque era demasiado larga? Recuerda esto bien. Si toses algo después de que te rompan el hombro, ¿Dirías algo más si se te rompe el otro?

Ante estas palabras el encapuchado se acercó a Huber.

Y le taparon la boca.

En medio de los terribles gritos y gemidos, la persona enmascarada de blanco se puso de pie.

Con un toque inusual, aquella persona rebuscó, uno por uno, el correo que estaba en el escritorio de Huber.

Había una carta atrapada en sus manos.

—La familia Tilrod…

Era la carta de Margaret a Huber.

La persona enmascarada abrió lentamente el sobre con un abrecartas y leyó su contenido.

—Mi hija pasó la noche en el Gremio Cradium… creo que los rumores al respecto bloquearían su futuro… así que quiero que compense a nuestra familia por eso.

La persona con máscara blanca miró a la persona con capucha negra.

La persona encapuchada miró hacia arriba como si quisiera recordar aquel día.

—Si se trata de la familia Tilrod… son una familia muy pobre. Es apropiado escuchar una petición tan miserable de ellos.

—Ya veo. De todos modos, es una familia que produjo caballeros heroicos que en su día contribuyeron a la fundación de la nación. Pero se volvieron pobres.

—Una hija de una familia así… hasta donde yo sé, sólo tiene unos diez años…

Con un movimiento de cabeza, el hombre encapuchado miró a Huber con expresión de disgusto.

Sin embargo, Huber estaba babeando de dolor mientras mordía la mordaza sobre su boca.

El encapuchado golpeó la parte posterior de la cabeza vendada de Huber.

—¡Este bastardo realmente merece morir!

—¡Keeugh!

La persona con la máscara blanca se acercó a Huber, cuyos ojos estaban rojos por el dolor, y le soltó la mordaza.

—¿Qué te parece? ¿Te hemos refrescado la memoria?

—No lo sé, la verdad. ¡No recuerdo nada!

Huber lloraba y suplicaba como un niño.

El enmascarado miró a Huber con ojos fríos y sacó algo de su bolsillo.

Y los ojos del encapuchado se abrieron de par en par.

—¡Eso es…!

Lo que sacó el enmascarado fue una cuenta negra.

Entonces, la persona enmascarada habló.

—Has trabajado muy duro, pero es una pena.

Luego la cuenta fue arrojada a los pies de Huber.

La cuenta se rompió con un sonido desmoronado, emitiendo una sustancia parecida a la tinta negra.

—¿Qué? ¿Qué es esto?

Todavía atado a una silla, Huber se agitaba y luchaba.

Sin embargo, la sustancia negra ahora parecía una llama, agitando su lengua mientras se tragaba a Huber.

—¡Ack, aaaack!

Huber vio cómo sus piernas rápidamente se quemaban y se ponían rojas, tras lo cual se transformaron en cenizas, como leña carbonizada.

Y la llama negra creció en un instante y lo golpeó.

—La oscuridad es verdadero descanso y paz. Todo lo que se interponga en nuestro camino será un sacrificio a la oscuridad, enterrado en secreto.

La persona con máscara blanca y la persona con capucha negra recitaron estas palabras al unísono. Luego, desaparecieron del Gremio Cradium.

Aparecieron nuevamente en la distancia y observaron como la llama negra se tragaba el edificio del gremio, quemándolo todo hasta que solo quedaron cenizas.

La persona con máscara blanca habló.

—El que pisó la cola de Huber Cradium debe ser el Marqués Russell o el Tercer Príncipe.

—Entonces me alegro de que no sepa mucho.

—Me alegraría que se hubieran llevado las piedras mágicas. Pero si ese no es el caso…

La persona enmascarada blanca se quedó en silencio, pensando profundamente.

—De momento tendremos que observar la situación. No podemos acercarnos a ninguno de ellos sin pensarlo dos veces.

Entonces, se levantó una mano.

Ahí se podía ver la carta de Margaret.

—La familia Tilrod…

Traducido por: Valiz

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