Transmigré a “El conejito quiere ser amado” como Lize Artiel, la hermana mayor del protagonista masculino. Según la historia, mi hermano menor, Bryce, debía encontrar a la protagonista femenina —convertida en un adorable conejito por una maldición—, cuidarla con ternura y enamorarse de ella. Pero… ¿Qué hace Bryce? Nada. ¡Ni siquiera quiere darle de comer al conejo! Así que no me quedó más remedio que hacerme cargo yo misma de esa bolita de pelos… Pero cuanto más tiempo paso con el Conejito Dorado, más raro se vuelve todo. “Te dije que te casaras conmigo, ¿verdad, Lize?” ¿Perdón? ¿Quién eres tú y qué hiciste con mi conejito? Y como si no fuera suficiente, ahora me quieren casar en un matrimonio político con Cassium Valteyer, el caballero más arrogante y frío del imperio… justo el tipo al que preferiría evitar toda la vida. Pero el Conejito Dorado no parece tan molesto con la idea. De hecho… ¿por qué actúa como si me conociera desde siempre?