Despreciado como un inútil que sólo sabía manipular la arena, Horus, quinto príncipe del Imperio de Magref, fue desterrado. Arrojado al abrasador desierto, utilizó su magia de arena para crear una colosal fortaleza de arena. Lo que parecía un páramo infernal se convirtió en su paraíso personal, y decidió forjarse una vida allí. Sin embargo, a través de conflictos con bestias mágicas, reunió a compañeros de diversas razas, estableciendo finalmente un reino con él mismo como gobernante.