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Me Reencarné Como la Villana, Pero Entonces ¿Por Qué Me Convertí En Una Mayordomo De Gatos? – Novela Capítulo 2

Capítulo de novela - 108 párrafos

[Traductor: Pryse]

‘Pensamientos’

“Diálogos”

T/N: (nota de traductor)

Capítulo 02

‘No puedo creer que se haya dado cuenta tan rápido’.

Las manos que descansaban sobre mis hombros eran grandes. Puso más fuerza en su agarre.

Traté de mirarlo segura de mí misma, fingiendo no sentir dolor.  

"¿Es así como el Conde hace sus negocios? Cambiar a tal magnitud los productos es imperdonable".

Es realmente insensible, yendo tan lejos como llamar a la gente pura mercancía.

"No quería engañarlo, duque Blois", dije inmediatamente antes de que me rompiera el hombro como si fuera una frágil muñeca. "Como puede ver, no soy Renée. Soy su hermana Rowaine".

"¿Y por qué estás tú aquí en su lugar?"

Un villano descrito como muy caprichoso, cruel y de corazón frío. Sabiendo que nunca dudó en matar o destruir a la gente como le plazca, elegí mis próximas palabras con cuidado

"Pensé que no importaba quién sea la novia. He oído que está buscando a una mujer proveniente de una buena familia... ¿no es este el caso?"

Su cabeza se inclinó hacia un lado. Tal vez sea porque lo que dije no estaba mal, así que la mano sobre mi hombro se relajó un poco.

Era como si un gato jugara con una presa sin ninguna intención de comérsela.

Dependiendo de su estado de ánimo, un gato dejaría ir a su juguete cuando no tuviera hambre, o seguiría jugando con él hasta que dejara de respirar. Después, el gato lo tiraría sin devorarlo.

"He oído que uno de tus pasatiempos es maltratar a los cambiaformas como yo".

Se rió en silencio como si se estuviera divirtiendo. Incapaz de comprender el significado de esa risa, tragué para mojarme la garganta seca y hablé un poco descaradamente.

“Cuando usted habló de este importante acontecimiento con mi padre, por lo que yo sé, no había una condición que dijera que una mujer que maltrata cambiaformas no podría casarse con el duque. El resto de las condiciones sé cuáles son, así que no debería haber problema.”

Sus ojos esmeralda brillaron peligrosamente. Por alguna razón, estaba intentando salir de esta crisis, pero ahora solo siento que entré en otra más. 

Antes de que pudiera contestarme, añadí rápidamente. 

"Si mi pasatiempo es un problema, entonces prometo que nunca jugaré con el Duque".

El duque Blois estalló a carcajadas.

El duque se rió, y no estaba seguro de si era un ridiculez o no. Sin decir nada más, llamó al mayordomo. 

Luego, el mayordomo me llevó al anexo, explicando severamente que el Duque nunca permitiría que los huéspedes primerizos se quedaran en el edificio principal.

‘Si me habría aceptado como novia, no tendría una habitación en el anexo".

En la novela, Renée fue guiada a la habitación del cuarto piso, el cual solo puede ser habitado por la familia del duque. Esto pasó desde el primer día en el que ella entró en la residencia, en cambio yo estoy siendo guiada al anexo. 

Incluso si no preguntara qué planeaba hacer conmigo el duque, sabía lo que estaba pasando.

Aún así, decidí no reclamar.

Después de todo, se me ocurrió un plan.

Me necesitará pronto, sé lo que Renée vió en la habitación del duque el primer día.

Según la novela, surgiría alrededor de la medianoche.

"Si necesitas algo, puedes tirar de la cuerda".

Y en el comentario del mayordomo, me dejaron solo en la recámara fría.

“¿Qué buena excusa puedo usar para aparecer frente a la habitación del duque por la medianoche…?”

No pasó mucho tiempo para que llegara la hora. 

En la Oficina del Duque...

Después de que Rowaine se fuera, Dimitri se sentó frente a su escritorio, con los dedos presionando sus sienes.

Alguien llamó a la puerta antes de entrar en la habitación. Era un hombre con una mirada afilada y el cabello azul oscuro.

"¿Qué va a hacer con ella?" el hombre le preguntó y le entregó una copa de vino colocada en una bandeja.

"Quién sabe".

Dimitri tomó un gran sorbo de vino. Conforme el líquido semiamargo bajaba por su garganta, un calor se hizo presente en su pecho. 

"Si es Rowaine Larscel... ¿No es esa la mujer que el emperador quiere? En el último banquete en el Palacio Imperial, el Emperador la atrapó besando al conde Hermann Herth".

Tratando de suprimir su palpitante dolor de cabeza, Dimitri recordó a la mujer que acababa de mirarlo. Parecía atrevida, pero no parecía que fuera especial.

Como si no fuera suficiente robar el corazón del emperador, incluso tuvo una cita con otro hombre justo debajo de la nariz del emperador en el palacio. Si no fuera un playboy feroz, eso habría sido suficiente para provocar los celos del Emperador.

"De todos modos, ella debe tener tanta confianza en sí misma para mantener la atención del Emperador de esa manera".

¿Por qué una mujer así abandonaría de repente al emperador y diría que se convirtió en mi novia?

“Por cómo se dieron las cosas, no parece que el conde Larscel la haya obligado a venir. ¿Qué diablos le pasa?”

¿Estaba involucrado el conde Larscel? Dimitri no lo sabía con certeza, pero no parecía que este fuera el caso. El conde Larscel era un hombre de negocios, sus ojos se iluminaron ante la oportunidad de vender a sus hijas a cualquiera que pudiera pagar la oferta más alta.

"Aunque, debo decir..."

Dimitri se inclinó lánguidamente en su silla.

"Ella olía bien, esa chica".

Su olor era tan bueno que pudo olvidar su terrible dolor de cabeza por un momento. Era uno que nunca había olido antes.

Era como un incienso fresco de corteza seca o hierba molida, pero Dimitri tuvo que tener cuidado de no emborracharse con él y enterrar su nariz en el cuello de Rowaine.

‘¿Es un incienso mágico que tiene un efecto seductor? Nunca había oído hablar de nada tan poderoso'.

Los ojos de Dimitri se estrecharon. Se lamió los labios secos imaginando ese olor de nuevo.

Pero en su lugar, se sintió peor por el dolor de cabeza.

"¿No se siente bien?"

El asistente de cabello azul, Hyle, preguntó preocupado cuando vió a Dimitri presionar sus dedos con fuerza en sus sienes. 

"Está empeorando".

"Pero aún no es el momento, ¿cierto?"

La mirada de Hyle se tensó. Se acercó apresuradamente al duque y le puso una mano en la frente. Estaba hirviendo en fiebre.

"Lo llevaré a su dormitorio".

Salí de la habitación en silencio. Para volver al edificio principal, tuve que atravesar el amplio jardín trasero.

En el camino, me encontré con dos guardias y un sirviente, pero todos me pasaron de largo sin lugar a dudas mientras fingía caminar despacio como si estuviera dando un paseo.

Cuando llegué al edificio principal, me quité un guante y lo aventé por algún lado en el jardín antes de entrar por la puerta trasera. 

El mayordomo, que estaba a punto de subir las escaleras con una toalla en una bandeja, me encontró allí y se acercó a mí.

"¿Se te ofrece algo?"

"Ah, creo que dejé mi guante en la oficina del duque hace un rato".

El mayordomo me miró con una expresión impaciente y dijo “En vez de venir hasta aquí, una criada pudo habértelo llevado”.

“Quería venir yo misma para pasar por el jardín, es tan bonito. Puede que mañana me echen de aquí, así que quería verlo aunque sea una vez”.

Como era de esperar, el mayordomo no negó que me pudieran echar mañana.

"Haré que una criada lleve tu guante al anexo".

"Pero es algo que aprecio, así que no quiero dejar que nadie más lo toque".

El mayordomo frunció el ceño, claramente enojedo. Sin embargo, como cualquier empleado experto, cambió su expresión en un instante.

“Sígueme por favor. Nadie puede entrar a la oficina del duque sin su permiso, pero si esperas en la puerta lo encontraré por ti”.  

"Muy bien".

Seguí al mayordomo por las escaleras. La oficina del duque estaba en el tercer piso, y su dormitorio está en el cuarto piso.

‘Parece que el duque ya se ha ido a su dormitorio, viendo que el mayordomo estaba a punto de llevar esa toalla arriba’. 

Siguiendo al mayordomo en silencio hasta el tercer piso, en el momento en que entró en la oficina, corrí rápidamente por las escaleras.

“¿Dónde está?”

Estaba caminando por el pasillo cuando vi a un hombre de cabello azul saliendo de una habitación con una expresión sombría.

Por el color de su cabello, me di cuenta de inmediato de que era el vizconde Hyle Bilph, el ayudante del duque.

"¿Por qué se tarda tanto en conseguir una sola toalla?" gruñó mientras bajaba a las escaleras. Rápidamente me escondí detrás de una estatua junto a los escalones y contuve la respiración, esperando a que pasara.

Después de que el vizconde bajara las escaleras en busca del mayordomo, fui a la puerta de la que salió.

Me siento un poco nerviosa, puse mi mano en el pomo de la puerta y la giré con cuidado. La puerta se abrió.

El aire de la habitación estaba fresco porque todas las ventanas estaban abiertas.

Tan pronto como abrí la puerta, pasé por las mesas y los sofás y entré más profundamente en la habitación.

Allí, se podía ver al Duque acostado en una cama grande.

En la novela, Renée vio al duque siendo cargado por el vizconde Bilph, después de lo cual el duque la amenazó con olvidar lo que vio y no decirle nada al respecto a nadie, todo sin explicar lo que acababa de suceder.

La enfermedad del Duque es en realidad una maldición mágica con síntomas de envenenamiento. Es una maldición que no le quitaría la vida, pero le hace vivir con un dolor terrible por el resto de su existencia.

La razón por la que me atreví a colarme en la habitación del duque fue porque el hecho de que el duque estuviera bajo una maldición era de alto secreto. Nadie me habría permitido reunirme con el Duque en su condición actual. Aún así, tengo que verlo ahora.

Cautelosamente me acerqué a él, mi presencia causó que el duque durmiente abriera sus ojos repentinamente y susurrara. 

En ese momento, una niebla negra y serpenteante salió de debajo de sus pies y me envolvió. Parecía como si fuera una boa tan grande que inmovilizó a su presa, la niebla negra se enrolló a mi alrededor con gran fuerza.

El duque se sentó en la cama, frunciendo el ceño. Sus ojos esmeralda me miraron bruscamente.

"¿Tengo que preguntar por qué te colaste en mi habitación como una rata?"

Tal vez debido al dolor, sus ojos estaban llenos de ira. Temiendo que me matara porque pensaba que era problemática, hablé apresuradamente.

"Por favor, tómeme como su novia".

"Ja. ¿Has venido aquí solo por eso?"

Aunque se rió de la ridícula declaración, tenía sudor frío en la frente.

Con calma, a pesar de que sentía dolor mientras la niebla negra estrujaba mi cuerpo, continué.

"El dolor con el que cargas. Me desharé de él por ti".

Días de actualización: Martes, Jueves y Sábado

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