Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 8
Capítulo de novela - 117 párrafos
[Traductor: P꒪˙꒳˙꒪]
Capítulo 08
"¡M-mi día!"
El atardecer afuera de la ventana mostraba claramente que mi día se había desvanecido entre sueños. Mientras no podía apartar la vista de la ventana con ojos sorprendidos, escuché una risa a mi lado. Mamá debía haber estado sentada junto a mí, tal como prometió antes de que me durmiera.
Sonreí al sentirme reconfortada, y Mamá también me sonrió.
"Viola estaba muy preocupada por ti." Con una mano suave, Mamá apartó el cabello de mi frente y continuó hablando. "Ha estado llamando a casa incluso después de irse al trabajo. '¿Está bien?', '¿Ya despertó?' Fue molesto tener que contestarle. Estoy segura de que seguirá contactándome."
Sonreí con incomodidad ante las bromas traviesas de Mamá.
"Liliana también seguía revisando si estabas bien. Me alegra tanto que te lleves bien con tus hermanas."
Mamá, que dijo esas palabras con una sonrisa en los labios, se veía realmente feliz.
'Es muy extraño. ¿Qué les pasa a las dos?' Normalmente, a ninguna de ellas les importaría que estuviera enferma. Más bien, sería más probable que me lanzaran una mirada cortante, como preguntando si me había vuelto a lastimar.
Observé la sonrisa de Mamá y moví las manos sin razón.
"Mamá..." Una voz débil se escapó naturalmente frente a ella.
"¿Qué ocurre, mi Daisy?"
"Mis hermanas..." Justo cuando iba a decir que estaban actuando raro, escuché un golpe en la puerta.
"Querida, ¿Daisy está bien?" La voz de Papá estaba llena de preocupación, así que rápidamente cambié mis palabras.
"¡Estoy bien, pasa!"
Ante mis palabras, la sólida y nueva puerta se abrió lentamente y mi padre, aún con el uniforme puesto, entró a la habitación. Ni siquiera se había cambiado de ropa y vino directo del trabajo, así que sonreí y dejé escapar un pequeño suspiro.
"No estoy enferma en absoluto."
"Siempre dices que estás bien." La mano preocupada de Papá acarició mi cabello con delicadeza.
Sonreí ante su toque cuidadoso pero afectuoso.
Desde pequeña había sido débil y solía resfriarme cada vez que cambiaba la estación, por lo que solía enfermarme por más de una semana sin que se me pasara fácilmente. Me habían dicho que, por mi frágil cuerpo, podría morir antes de llegar a la adultez, así que era un milagro estar tan saludable ahora.
Como resultado, mis padres eran muy sensibles cuando me enfermaba. También sabían que me sentía culpable porque no podían prestar mucha atención a mis hermanas al tener que cuidar de mí, que no podía levantarme de la cama desde niña.
"Más importante, Daisy, ¿qué ibas a decir sobre tus hermanas?" Mamá retomó la conversación que había quedado interrumpida por la llegada de Papá.
Intenté abrir la boca, pero al final la cerré con fuerza.
'No quiero preocuparlos más con mis problemas.' Ambos parecen estar apenas soltando sus preocupaciones, no quiero aguarles el momento sin motivo.
Sonreí suavemente ante los rostros llenos de curiosidad de mis padres, como diciendo que no era nada.
"No, sólo estoy feliz de que últimamente mis hermanas hayan sido amables conmigo."
"Sí, ellas también deben haber madurado." Papá sonrió con orgullo ante mis palabras.
"Me alegra tanto pensar que nuestras florecillas se están llevando bien." Mamá se veía feliz mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos.
Mis padres no parecían cuestionar el cambio repentino en mis hermanas. Simplemente parecían satisfechos con la situación.
Me quedó un sabor amargo en la boca, pero aun así sonreí.
✲ ✲ ✲
Para ser sincera, pensé que la preocupación de Viola duraría solo un día y que mi vida cotidiana volvería a la normalidad. ¿Puedo creer que, al despertar, mis hermanas —que tanto me odiaban— se estén ocupando de mí?
"Me tomaré el día libre." Qué gracioso que pensara que todo terminaría rápido, porque Viola se tomó el día siguiente libre.
"Hoy cuidaré de ti."
No podía creerlo, aunque lo tuviera justo frente a mis ojos. ¿Esa Viola, que se parece a Papá y tiene un gran sentido de la responsabilidad, tomándose un día libre?
“¿Hermana Viola?”
Me sobresalté y quise levantarme de mi asiento, pero mi cuerpo pesado no respondió a las instrucciones de su dueña.
Pensé que mejoraría en un solo día, pero supongo que fue demasiado para este maldito cuerpo.
Viola se sentó en la silla junto a mí y me miró con una expresión suave que nunca antes había visto.
‘No parece preocupación… ¿Orgullo?’
“Oye, hermana… ¿De verdad tomaste el día libre?”
“Sí, estoy preocupada por ti.”
“¿Q-Qué? P-pero…!”
La líder de los Primeros Caballeros, que representaban al Imperio, se había tomado un día libre solo por mí.
¡No puedo creer que haya tomado el día libre!
Como si no notara mi expresión de sorpresa, Viola humedeció una toalla que estaba a su lado y empezó a limpiarme la cara con delicadeza.
“Hoy cuidaré de ti, porque te enfermaste por mi culpa.”
“N-no hace falta. Estaré bien pronto.”
“El dolor muscular no debe ignorarse. Te daré un masaje dentro de un rato.”
“N-no, en serio, no hace falta.”
Ya fuera por mi incomodidad o no, Viola se mantuvo firme.
Cuando terminó de lavarme la cara, arrastró una bandeja hacia ella.
Al ver la comida servida en la bandeja, sentí que me agotaba solo de verla.
“Bueno, hermana… Está bien que me cuides, pero ¿y si tu día se arruina por mi culpa?”
Ante la pregunta cautelosa, Viola respondió de inmediato, como si fuera una tontería.
“No hay nada que arruinar, porque hoy lo dejé libre por ti.”
“P-pero…”
¿No estará planeando quedarse conmigo todo el día aunque esto sea tan incómodo?
Cuando apenas logré contener las palabras que querían salir de mi garganta, lo que vi frente a mí fue una cuchara llena de sopa humeante.
“Vamos, ah.”
“Hermana, de verdad puedo comer sola.”
Abrí la boca con lágrimas en los ojos ante las firmes palabras de Viola.
La sopa que llenó mi boca era sabrosa y deliciosa, pero al ver a Viola con la cuchara frente a mí, me sentí tan incómoda como si fuera a darme dolor de estómago.
“Puedes comer bien, ¿por qué has estado comiendo tan poco?”
Lo murmuró para sí misma, pero lo escuché claramente, así que mis hombros se encogieron automáticamente.
Sin notarlo, Viola siguió hablando sin parar.
“Si hubieras comido así, podrías haber estado más sana.”
“Podrías haber tenido más resistencia.”
Normalmente habría dejado pasar ese comentario en silencio, pero hoy era diferente.
Tenía mucho dolor muscular por el ejercicio forzado que Viola me hizo hacer de repente, y ni siquiera podía salir de la cama adecuadamente.
‘¿Debo estresarme porque este cuerpo es tan inútil?’
Quería deshacerme de la rabia que sentía en el pecho, pero si lo hacía, al final yo sería la única que saldría perjudicada.
Si Viola se enojaba y se marchaba, yo terminaría sintiéndome incómoda e inquieta.
Así que, en lugar de enojarme, decidí disculparme.
“…Lo siento.”
“¿Lo sientes?”
Viola detuvo la mano con la que me acercaba la comida y me miró con una expresión desconcertada.
Hablé con voz apagada, sin poder ocultar mi semblante decaído.
“Porque mi cuerpo es tan inútil que no encaja en Liviatan… No puedo estar a la altura de las expectativas de la hermana.”
“¿Qué?”
“La hermana se tomó el tiempo para ayudarme, pero el resultado es una decepción.”
Si añadía una razón más detallada, seguramente ella asentiría en silencio y diría: ‘Sí, lo sabes bien. Así que aléjate de mí a partir de ahora.’
Pero eso no pasó.
Viola me miró con una expresión tonta que nunca antes le había visto.
“¿Hermana?”
“No es cierto.”
“¿Qué?”
“Eres una niña digna de Liviatan.”
Parpadeé, confundida por esas palabras tan poco familiares, y Viola frunció el ceño como si sintiera dolor.
‘Una expresión que nunca le había visto.’
“Ahora que lo pienso, todo eso lo dije yo misma.”
La voz con la que lo murmuró fue baja, pero lo suficientemente clara como para que yo, que estaba justo a su lado, la escuchara.
“Daisy…”
“Sí, hermana Viola.”
Viola me llamó, pero no dijo nada durante mucho tiempo.
La comida a su lado se iba enfriando, y ella abrió la boca como si intentara decir algo, con una expresión incómoda.
Cuando ya estaba a punto de volverme loca por la frustración, por fin habló.
“No, no es nada.”
Si quieres enojar a alguien, el primer paso es cortar justo las palabras que ibas a decir.
‘Suspiro…’
Suspiré para mis adentros, conteniendo con dificultad el impulso de exigirle que hablara de una vez.
“Termina de comer.”
“No, ya estoy llena.”
Viola normalmente no escuchaba lo que decía, pero ahora parecía que lo haría al menos un poco.
“¿En serio? Entonces, ¿comemos algo de fruta?”
Como era de esperarse.
No sabía por qué, pero asentí aliviada al ver que su actitud más suave no había vuelto a ser la de siempre.
Y la fruta que apareció frente a mis ojos fue toronja.
“La última vez que te vi, parecías que te gustaba.”
“Eso…”
“Hay mucha, así que come todo lo que quieras.”
Aunque no había comido, tragué saliva sin darme cuenta ante la vista de la toronja.
Viola tomó un pedazo con un tenedor y me lo ofreció como si fuera un pájaro madre alimentando a su cría.
“Vamos, ah.”
“Ah…”
No pude negarme, y tuve que tragarme las lágrimas ante el sabor amargo que llenó mi boca.
- Capitulo 9: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 9
- Capitulo 8: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 8
- Capitulo 7: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 7
- Capitulo 6: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 6
- Capitulo 5: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 5
- Capitulo 4: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 4
- Capitulo 3: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 3
- Capitulo 2: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 2
- Capitulo 1: Mis Hermanas Son Raras – Novela Capítulo 1
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