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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 2

Capítulo 2:  Renacer

Había un cielo azul brillante con nubes blancas y esponjosas flotando silenciosamente por el cielo, a lo lejos se oía a los pájaros cantar. En medio del majestuoso paisaje una alta montaña se alzaba, estaba cubierta de flora y fauna. En su cima, el hielo y la nieve cubrían la superficie rocosa. Abajo, en su base, un gran bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista. En el cielo, a lo lejos, se veían muchas islas flotantes que se cernían sobre la tierra. Todas ellas estaban cubiertas de vegetación y cascadas que caían por sus laderas.

Una columna de luz roja y brillante cayó del cielo sobre un pequeño saliente de la ladera de la montaña. Entre la frondosa hierba y los arbustos, enroscada en una bola, había una criatura roja parecida a un lagarto. Su cuerpo estaba cubierto de escamas rojas de la cabeza a los pies. Tenía una larga cola puntiaguda y un par de alas plegadas que se alzaban sobre su espalda. En su cabeza escamosa había dos pequeños cuernos negros con un tono rojizo que apenas era perceptible.

Una cálida brisa agitó las hojas de los arbustos cercanos e inmediatamente el cuerpo del lagarto rojo se erizó ante la sensación y lentamente abrió los ojos.

— ¿Hmmm? ¿No había muerto? —dijo el pequeño lagarto rojo y miró a su alrededor, confundido—  ¿Qué está pasando? Juraría que morí en un callejón. ¿Por qué estoy en un lugar lleno de vegetación? ¿Este es un parque?... Acaso yo... ¡Santo cielo!

Sus ojos se abrieron de par en par al ver las islas flotantes a lo lejos. De inmediato se frotó los ojos para asegurarse de que no estaba soñando, pero al hacerlo notó que no solo estaba en un lugar diferente, sino que su cuerpo también era completamente diferente.

— Qué son estas escamas y garras rojas... Bueno, puedo moverme libremente. Entonces esto quiere decir que…—se sujetó la cabeza, ligeramente mareado, el lagarto rojo esbozó una sonrisa siniestra y soltó una sonora carcajada— ¡Quizá alguien me estaba escuchando después de todo! No sé qué dios escuchó mi último deseo, ¡pero te lo agradezco de todo corazón! Yo, Nagano Kana, estoy en deuda contigo.

La pequeña lagartija roja no era otra que la joven que tuvo una muerte trágica en la nieve invernal de un callejón. Había renacido y ahora tenía una segunda oportunidad en la vida.

— Por suerte, no me convirtieron en un insecto. Eso habría sido horrible. Aunque habría preferido eso a ser una sucia humana…

Kana se levantó y sacudió cada una de sus extremidades, su cola e incluso sus alas, todo era en extremo nuevo y diferente. No podía evitar sonreír al ver su nueva figura.

— Esto no está nada mal…—dijo satisfecha y mientras exploraba su nueva forma descubrió cómo batir sus delicadas alas— Aunque puedo batir las alas, aun no puedo volar, ni siquiera un centímetro. Pero aún así, ¡soy bastante roja! Y mi trasero es bastante grande...

Kana se levantó y empezó a sacudir su trasero, haciendo que su cola se balanceara de un lado a otro, el movimiento le pareció divertido y comenzó a tararear mientras bailaba. Se sentía…feliz ¿Era posible? después de tanto dolor Kana por fin podía esbozar una sonrisa.

— Ahora que lo pienso… —dejó de moverse y su risa desapareció para dar paso a la duda—  ¿No debería ser este el momento en el que consigo algún tipo de cosa del sistema? ¿No hay una palabra clave para abrir una especie de menú de estado delante de mí?... Quizás si digo algo como…”¡Ábrete sésamo! ”... ¿nada?

Kana se quedó en silencio esperando que sucediera algo pero nada apareció y se limitó a soltar un suspiro— Supongo que no... Bueno, al menos intentaré vivir esta vida mucho mejor que la anterior. Ser una rata callejera en aquella ciudad no era nada divertido... Pero una cosa es segura: no quiero tener nada que ver con los humanos. No son más que unos idiotas egoístas capaces de agredir a cualquiera sólo por intentar buscar algo de comida.

Kana se dio cuenta de que se estaba volviendo melancólica, así que se sentó sobre sus patas traseras y se palmeó las mejillas— ¡Puedes hacerlo, Kana! —gritó para sí misma.

El escozor en sus mejillas le despejó la cabeza y comenzó a mirar detalladamente a su alrededor— Veamos, arbusto, arbusto, roca, arbusto, césped, roca…—se acercó a la cornisa y miró hacia abajo para ver copas de árboles que parecían más pequeñas que hormigas— Es una montaña… una montaña muy alta ¿Por qué diablos estoy en una montaña? ¡Ni siquiera puedo volar!

La voz de Kana resonó en el aire. Su humor sombrío volvió rápidamente — ¿Voy a morirme de hambre justo después de renacer? ¡No! No puedo permitirlo. Tiene que haber una forma de bajar esta montaña.

Kana escrutó rápidamente el acantilado y vio muchas pequeñas protuberancias que salían de él. Se acercó a la pared rocosa donde se encontraba y arañó la roca. Notó cómo sus garras cortaban fácilmente la superficie y eso le dio esperanzas.

— Bueno, intentaré subir un poco y ver si realmente puedo trepar por aquí.

Clavó la garra derecha en la roca, levantó la izquierda e hizo lo mismo mientras soltaba la derecha. Utilizó las patas traseras para buscar puntos de apoyo y, tras un poco de ensayo y error, por fin lo consiguió. Subió unos dos metros antes de detenerse.

— Bien. Ahora debo bajar.

Comenzó a bajar lenta y cuidadosamente, clavando las garras en la pared. Al principio le iba bien hasta que perdió el equilibrio y por poco resbala.

— Eso estuvo cerca…

Suspiró, sintiendo como una ligera capa de sudor cubría su escamosa frente. Por suerte, no le asustaban las alturas, así que continúo descendiendo hasta que pisó tierra firme.

— Bueno, sé que será duro, pero al menos puedo bajar. Sólo tengo que tener cuidado y asegurarme de tener un lugar en el que pueda descansar.

Kana se asomó por el precipicio y vio que el primer saliente que podía alcanzar estaba muy abajo, eso le asustó un poco.

— Si caigo, al menos tendré una oportunidad de sobrevivir. Si despliego las alas, quizá pueda al menos planear hasta un lugar seguro —Kana soltó un largo suspiro— ¡Es el problema de ser una pequeña lagartija! Aunque, ahora que lo pienso, ¿qué clase de criatura soy? ¿Un lagarto volador?... ¿¡O tal vez un dragón!? —exclamó, pero después de unos segundos solo se rió de su propia ingenuidad— Ser un dragón sería genial, pero con lo pequeña que soy, probablemente sea algún tipo de lagartija pequeña y alada.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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