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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 27

Capítulo 27 - Dos aliados improbables Tercera Parte

—¿Cómo diablos este dragón es tan rápido? —Gritó uno de los soldados. Por mucho que corrían, tenían problemas para alcanzar a Kana. Pero lo que empeoraba aún más las cosas era que Kana se detenía y les sacudía el trasero de vez en cuando, lo que les daba ventaja para alcanzarla.

—Kana, creo que ya nos alejamos lo suficiente. —Lysairth le indicó a Kana que alejara a una parte de los soldados del resto, así podía ocuparse de ellos fácilmente y sin interrupciones.

Kana sonrió y se detuvo. Se giró y miró a los cinco soldados que corrían hacia ella. Al verla detenerse, los soldados también se detuvieron con las espadas desenvainadas.

—¿Ya te quedaste sin energía? Si te portas bien y vienes con nosotros no te haremos daño. Así que hagámoslo por las buenas

Kana sonrió y susurró en voz muy baja, pero lo bastante audible como para que los hombres supieran que había dicho algo pero no supieran exactamente qué.

—Lástima que los cinco vayan a morir de esta forma…

—¿Qué? ¿Has dicho algo? —preguntó el líder del pequeño escuadrón. Dando unos pasos más hacia Kana. Los hombres detrás de él hicieron lo mismo.

De repente, Kana tuvo una gran idea: se señaló la garganta e hizo un gesto a los hombres para que se acercaran. Estúpidamente, lo hicieron, y el líder, que estaba a sólo un metro, se detuvo y preguntó: —¿Qué tienes? ¿Te pasa algo en la garganta?

De repente, Kana abrió mucho la boca y respiró hondo mientras gritaba: —¡Aliento de bebé!

Una llama salió disparada de su boca, extendiéndose rápidamente en un cono que quemaba todo lo que tocaba. Los cinco hombres no tuvieron tiempo de reaccionar al verse envueltos en llamas. Sólo podían gritar de dolor mientras sus cuerpos ardían. Algunos cayeron al suelo y rodaron tratando de apagar las llamas. Otros corrían despavoridos, gritando. Desafortunadamente para estos desafortunados soldados, el fuego de un dragón no se apaga tan fácilmente.

¡Ding!

La ventana de estado apareció.

𓆩✧𓆪 Nagano Kana 𓆩✧𓆪

[Nivel: 3/10][+1]

[Puntos de Estado: +5]

—¡Oh, he subido de nivel! —dijo Kana alegremente, ignorando los gritos de los hombres que morían abrasados.

—Añade esos cinco puntos a la agilidad. La necesitarás si quieres salvar a la chica humana. —. le ordenó Lysairth.

Kana asintió con la cabeza e inmediatamente puso sus puntos en agilidad.

[Agilidad: 20+ 5]

[Puntos de estado: 0]

—¡Listo! Ahora debería buscar a Cecilie. Puedo oler su aroma por aquí. —dijo Kana mientras echaba a correr.

Cecilie estaba empezando a cansarse:—¡Ustedes son todos unos idiotas persistentes!

—¡Mira, no deberías habernos atacado en primer lugar! Esta flecha duele, sabes. —Gritó el hombre que aún tenía una flecha clavada en el pecho.

Cecilie frunció el ceño mientras seguía corriendo. Se preguntaba si Kana volvería a ayudarla o no. Esperaba que Kana no fuera como esos humanos. Esperaba que Kana fuera más digna de confianza que los humanos que la rodeaban. Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras corría. Tenía miedo. Sabía lo que le ocurriría si la atrapaban. Las imágenes y los sonidos de lo que le había ocurrido a su madre aquel día empezaron a aparecer en su mente.

Los ojos de Cecilie se nublaron debido a las lágrimas, lo que hizo que tropezara, su pie se estrelló con la raíz de un árbol. Todo su cuerpo voló hacia delante debido al impulso. Se estrelló contra el suelo y se deslizó por el suelo del bosque hasta que finalmente se detuvo. Cecilie intentó levantarse, pero un dolor agudo le atravesó la pierna y la hizo gritar. Sin embargo, apretó los dientes, se levantó, se agarró al árbol que tenía al lado y se apoyó en él. Con el arco en la mano, tensó su última flecha y apuntó al soldado que tenía delante antes de dejarla volar. El soldado agitó su espada, apartando fácilmente la flecha, y empezó a reírse.

—Debo decir, chica, que nos has hecho perseguirte bastante lejos. Pero parece que la suerte está de nuestro lado. —Recorrió el cuerpo de Cecilie de pies a cabeza y luego giró la cabeza y miró a sus hombres detrás de él con una amplia sonrisa.—¿Creen que al jefe le importaría que la usáramos un poco antes de matarla?—.

—¡No veo por qué no! Dijo que la matáramos, así que no veo ningún problema en que lo hagamos tres o cuatro veces. Diablos, incluso siete u ocho no importarán, ¿verdad? —Contestó uno de los soldados riendo entre dientes. De hecho, ya se estaba desabrochando el cinturón mientras hablaba.

—¡Espera, tenemos que decidir quién será el primero! —El hombre con una flecha clavada en el pecho se rió. Sabía que todos sus hombres querían ir primero, pero aún así tenían que ser justos en momentos como estos.

—¡Cara!

—¡Cruz!

Cecilie observó cómo los hombres empezaban a lanzar una moneda al aire delante de ella para ver quién lo haría primero y sonrió amargamente. Sacó la daga de la vaina y se la puso en el pecho. Respiró hondo mientras las lágrimas de sus ojos empezaban a brotar.

—Papá, te veré pronto. Mamá…espero que tú también estés allí.

Pero cuando estaba a punto de clavarse la daga en el pecho, oyó una voz familiar que la hizo detener la daga justo cuando la punta de esta empezaba a  penetrar su piel.

—¡Malditos idiotas!

Cecilie vio como Kana salía volando de detrás de unos árboles dando vueltas en el aire, para después terminar de rematar al hombre con la flecha aún clavada en la cabeza. En ese momento, Cecilie nunca se había alegrado tanto en toda su vida de ver a un monstruo. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras sus lágrimas caían incontrolablemente por sus mejillas.

—¡Kana! Creí que no vendrías!

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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